Por: Yvon Carrillo
Ximena me preguntó, antes de entrar a su primer día de clases en la primaria: “¿Mamá, mi nueva escuela es de la misma marca que la de Sofía?”. Éste no es un caso aislado, cada vez es más común que los niños busquen en las marcas un asidero emocional que les garantice aceptación e integración entre sus pares.
Un estudio de la UNICEF, realizado en Reino Unido, Suecia y España, mostró cómo un chico de 14 años ilustró la importancia de las marcas en la interacción social con sus compañeros: “No importa que vivas en un cubo de basura, si tienes un iPhone o una Blackberry, entonces eres aceptado”.
LEXIA, a través de su fuente sindicada L@s niñ@s y su Mundo®, descubrió que los infantes de esta generación valoran su imagen en función de su aspecto y aquellos objetos que están “en onda”, al conferirle seguridad en su relación con amigos y adultos.
Tal como nos muestra una niña de 11 años de escuela privada en Tabasco, mientras presume su atuendo: “Este es un vestido Juicy. Me gusta porque es rosa y porque es Juicy. Abercrombie es como más casual. Otra marca que me gusta es bebe. Me gustan mucho las marcas que no venden aquí”.
Sin embargo, la aspiracionalidad deja de tener este tinte inocente –promesa de sentirse bien y confiado- en el momento en que los compañeros juzgan, descalifican o etiquetan a un niño por las marcas que porta.
Los británicos denominan Brandbullying a este fenómeno en el cual los niños, y especialmente sus padres, se ven presionados a adquirir productos de moda, con el fin de blindar a sus hijos de cualquier agresión o rechazo social.
Causas y consecuencias
El Brandbullying es un tema que conviene discutirse desde diferentes ángulos:
Aunque al final, quizá lo más importante es platicar realidades ¿conoces alguna?
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