
El Teatro Universal (Colección Miramar, 2025) de Pedro Meyer, reúne imágenes que el fotógrafo tomó en 1980-1981, para hacer un libro sobre la campaña del candidato del PRI Miguel de la Madrid Hurtado (Colima, 1934 – Ciudad de México, 2012), que finalmente no se hizo y es hasta ahora que estas se conocen.
En los siete meses que duró la campaña, Meyer tomó 17 mil fotografías. De este acervo, el curador del libro, Rogelio Villarreal, seleccionó 350, que son las que integran el libro. De él también es un lúcido ensayo que analiza la manera como en esos tiempos se hacía la política, que en estos días ha revivido en forma muy semejante.
En la campaña Meyer utilizó una cámara Laica con rollo a color y otra con rollo de blanco y negro, y sobre la marcha decidía qué imágenes debía tomar con una u otra de las cámaras. Las fotografías reunidas son de una enorme fuerza expresiva y constituyen un testimonio histórico del México de la década de 1980, y de la manera en la que el PRI, partido de Estado, organizaba sus campañas. Muy semejante a como ahora las realiza Morena, fundado por un expriista. Hoy en una campaña de Morena se pueden tomar las mismas fotografías que en 1980 hizo Meyer de los eventos del PRI.
El fotógrafo, con sus imágenes, registra un enorme, gigantesco circo, donde la pista es todo México, y los espectadores son al mismo tiempo los actores. El libro es un testimonio histórico, antropológico, sociológico y político, pero también una obra de arte. En él, a más de Villarreal, escribe Pedro Meyer y un servidor. Aquí transcribo mi texto:
En la contienda electoral de 1982 nadie dudaba de que la iba a ganar el candidato del PRI, Miguel de la Madrid Hurtado, que fue presidente de México de 1982 a 1988.
Eran tiempos donde no había ninguna posibilidad de competir. El Partido de Estado lo controlaba todo. La participación de la oposición era testimonial y heroica.
Pedro Meyer fotografió la campaña del priista y desde su inicio entendió bien en qué consistía. Se trataba de un circo, de un gigantesco circo.
Todo lo que se hacía en la campaña cobraba sentido si se entendía como una gran puesta en escena, diseñada con cuidado, con décadas de experiencia, donde todo estaba contemplado y tenía un papel.
El escenario, las pistas del circo, era toda la geografía del país. Las grandes y pequeñas ciudades, los barrios marginales, las zonas rurales e indígenas con su histórica y dolorosa pobreza.
Ahí estaban también las agrestes montañas, el desierto, la selva, las costas y el mar. La riqueza inmensa de la naturaleza y el territorio era parte de la escenografía.
En estas múltiples pistas de la inmensa carpa del circo, la dimensión toda del país, se movían los actores, que también eran los espectadores. Sin saberlo desempeñaban ese doble papel.
Pedro Meyer registra cómo los directores del circo habían contemplado la participación de personas de todas las edades, y de todos los sectores sociales. Nadie podía faltar.
Sus imágenes dan cuenta de cómo a esas personas se les coloca, de acuerdo con un libreto, en escenarios previamente diseñados y donde todas debían llevar el disfraz adecuado para la función.
Los indígenas, sus vestidos tradicionales; las jóvenes, sus trajes regionales; los obreros, las chamarras de su sindicato; los médicos, sus batas, y las niñas y los niños sus uniformes escolares.
La variedad y el colorido de la vestimenta es enorme. Los actores —hombres y mujeres—, que al tiempo son espectadores, se visten, se disfrazan para participar en los eventos, en las pistas del circo.
Los directores de escena a los actores les dan los carteles, mantas, banderolas y globos de todos los tamaños y colores que deben de utilizar en la función que les tocó participar.
El evento se anima con bandas, mariachis y todo tipo de conjuntos musicales y también con cantantes famosos, y otros no tanto.
En los escenarios, los grandes y los pequeños, mientras transcurre el espectáculo, se deja caer confeti y se truenen cohetes.
En las imágenes de los actores se ve la risa abierta y el gozo de estar ahí, de ser parte del espectáculo, pero en otros se hace presente el aburrimiento y el cansancio. No asumen a cabalidad el papel que se les ha impuesto. Se resisten. Fueron obligados a participar.
Pedro Meyer, con su mirada, nos hace ver que el candidato en una elección que ya está ganada no es el personaje central. Solo es el pretexto para que se monte el circo. Lo que convoca y realmente cuenta es el espectáculo y los actores que lo realizan.
Las imágenes que aquí vemos son una anatomía profunda, que nunca antes se había hecho, sobre el circo gigantesco de las campañas del PRI en los ochenta años que de manera ininterrumpida estuvo en el poder. Es un testimonio histórico único y también una obra de arte.

El Teatro Universal
Pedro Meyer
Colección Miramar, 2025
pp. 376

Esto es lo que se sabe hasta el momento sobre las víctimas identificadas por las autoridades tras el tiroteo en Bondi Beach.
Se confirmó la muerte de al menos 15 personas en el tiroteo del domingo en Bondi Beach, en Sídney.
Muchos asistían a un evento para conmemorar el primer día de la festividad judía de Hanukkah.
Las autoridades confirmaron que entre las víctimas se encontraban dos rabinos, un sobreviviente del Holocausto y una niña de 10 años.
Esto es lo que sabemos hasta el momento sobre las víctimas identificadas:
Las autoridades confirmaron que una niña de 10 años, identificada por su familia a los medios locales como Matilda, se encuentra entre los fallecidos.
Irina Goodhew, quien organizó una recaudación de fondos para la madre de la niña y dijo ser su antigua maestra, escribió: “La conocía como una niña brillante, alegre y llena de energía que iluminaba a todos los que la rodeaban”.
La Escuela Rusa Harmony de Sídney también confirmó que era una de sus alumnas.
“Nos entristece profundamente compartir la noticia de que una exalumna de nuestra escuela falleció en el hospital debido a las heridas sufridas por un disparo”, escribió la escuela en Facebook.
“Nuestros pensamientos y más sentido pésame a su familia, amigos y a todos los afectados por este trágico suceso… Su recuerdo permanecerá en nuestros corazones, y honramos su vida y el tiempo que pasó formando parte de nuestra familia escolar”.
Asimismo, su tía habló con ABC News y dijo que la hermana de Matilda, quien estaba con ella cuando recibió el disparo, estaba luchando por asimilar la pérdida.
“Eran como gemelas; nunca se separaban”, le dijo a ABC.
Conocido como el “Rabino de Bondi”, Eli Schlanger, de 41 años, fue uno de los organizadores clave del evento del domingo.
Dirigía la misión local de Chabad, una organización judía jasídica internacional con sede en Brooklyn.
La muerte de este padre de cinco hijos, nacido en Reino Unido, fue confirmada por su primo, el rabino Zalman Lewis.
“Mi querido primo, el rabino Eli Schlanger @bondirabbi, fue asesinado en el ataque terrorista de hoy en Sídney”, escribió Zalman en Instagram.
“Deja atrás a su esposa e hijos pequeños, así como a mi tío, mi tía y mis hermanos… Era realmente una persona increíble”.
En una publicación en su sitio web, Chabad indicó que el hijo menor de Schlanger tenía solo dos meses.
“Era el ser humano más piadoso, humano, amable y generoso que creo haber conocido”, le dijo el lunes a la prensa en Bondi Alex Ryvchin, del Consejo Ejecutivo del Judaísmo de Australia.
El ministro de Asuntos Exteriores de Francia, Jean-Noël Barrot, confirmó el fallecimiento del ciudadano francés Dan Elkayam.
“Con inmensa tristeza nos enteramos de que nuestro compatriota Dan Elkayam se encontraba entre las víctimas del atentado terrorista que afectó a familias judías reunidas en Bondi Beach, Sídney”, escribió en redes sociales.
“Lloramos junto a su familia y seres queridos, junto a la comunidad judía y el pueblo australiano”.
Según su perfil de LinkedIn, Elkayam trabajaba como analista de IT para NBCUniversal y se mudó a Australia el año pasado.
También era un apasionado del fútbol y “un miembro esencial de nuestro equipo de la Premier League”, escribió el Rockdale Ilindin Football Club, del oeste de Sídney, en su página de Facebook.
Era “una figura extremadamente talentosa y popular entre sus compañeros. Nuestro más sentido pésame a la familia, amigos y todos los que lo conocieron. Lo extrañaremos”, escribió el club.
Alexander Kleytman era un sobreviviente del Holocausto que llegó a Australia desde Ucrania.
“No tengo esposo. No sé dónde está su cuerpo. Nadie puede darme una respuesta”, declaró su esposa, Larisa Kleytman, a la prensa a las afueras de un hospital de Sídney el domingo por la noche.
“Estábamos de pie y de repente se oyó un ‘bum bum’ y todos cayeron al suelo. En ese momento él estaba detrás de mí y en un momento decidió acercarse. Empujó su cuerpo hacia arriba porque quería estar cerca de mí”, le contó al diario The Australian.
Chabad escribió en X que Alexander “murió protegiéndola de las balas del pistolero. Además de su esposa, deja dos hijos y 11 nietos”.
La pareja compartió parte de su historia de vida con la organización de salud Jewish Care en 2023.
“De niños, tanto Larisa como Alexander se enfrentaron al horror indescriptible del Holocausto”, escribió la organización en su informe anual.
“Los recuerdos de Alex son particularmente desgarradores; recuerdan las terribles condiciones en Siberia, donde él, junto con su madre y su hermano menor, lucharon por sobrevivir”.
El exoficial de policía Peter Meagher trabajaba como fotógrafo independiente en el evento de Hanukkah cuando fue asesinado, confirmó su club de rugby.
“Para él, fue simplemente una catástrofe: estar en el lugar y el momento equivocados”, escribió Mark Harrison, gerente general del Club de Rugby Randwick, en su sitio web.
“Marzo, como era conocido por todos, era una figura muy querida y una leyenda absoluta en nuestro club. Con décadas de participación voluntaria, era una de las figuras más importantes de Randwick Rugby”.
El club afirmó que había pasado casi cuatro décadas en la Fuerza de Policía de Nueva Gales del Sur, donde era “muy respetado por sus colegas”.
“La trágica ironía es que después de pasar tanto tiempo en la peligrosa primera línea como oficial de policía, al jubilarse murió mientras tomaba fotos, lo cual era su pasión. Es realmente difícil de comprender”, declaró el club.
Reuven Morrison emigró a Australia desde la antigua Unión Soviética en la década de 1970 siendo adolescente, según una entrevista que concedió a ABC hace exactamente un año.
“Vinimos aquí con la convicción de que Australia es el país más seguro del mundo y que los judíos no tendrían que enfrentarse a tanto antisemitismo en el futuro, donde podríamos criar a nuestros hijos en un entorno seguro”, declaró a la emisora nacional.
Al confirmar su fallecimiento, la organización Chabad señaló que residió en Melbourne durante mucho tiempo pero que “descubrió su identidad judía en Sídney”.
“Un empresario exitoso cuyo principal objetivo era donar sus ganancias a organizaciones benéficas que le eran muy queridas, en particular a Chabad de Bondi”, escribió la organización en X.
El fallecimiento del rabino Yaakov Levitan fue confirmado por Chabad, que lo describió como un “coordinador popular” de sus actividades en Sídney.
También se desempeñó como secretario del Beth Din de Sídney (un tribunal rabínico) y trabajó en el Centro BINA, que se describe a sí mismo como un centro de aprendizaje judío.
Tibor Weitzen se encontraba en el evento con su esposa y sus nietos cuando murió al intentar proteger a un amigo de la familia, según informó Chabad.
El hombre de 78 años era un miembro muy querido de la Sinagoga Bondi Chabad, según la organización.
Su nieta, Leor Amzalak, declaró a ABC que era “lo mejor que se podía pedir”. Añadió que Weitzen emigró a Australia desde Israel en 1988.
“Solo veía lo mejor de las personas y lo extrañaremos muchísimo”, le dijo a la emisora.
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