Home
>
Salud
>
“Eliminar el Seguro Popular fue una tragedia”; en Oaxaca, los más pobres deben comprar sus medicinas
“Eliminar el Seguro Popular fue una tragedia”; en Oaxaca, los más pobres deben comprar sus medicinas
Imagen: Alejandro Santibañez @alexso_art
11 minutos de lectura
“Eliminar el Seguro Popular fue una tragedia”; en Oaxaca, los más pobres deben comprar sus medicinas
Con la eliminación del Seguro Popular en este sexenio, la atención a la salud de pacientes más pobres enfrenta falta de medicinas, de estudios y atención hospitalaria.
13 de marzo, 2024
Por: Nayeli Roldán
@freddAP 

María, de 24 años, vive en San Juan Chicomezúchil, en la sierra norte de Oaxaca, donde sólo hay un consultorio médico que atiende padecimientos menores como diarreas o gripes. Por eso debe recorrer media hora para ir a Ixtlán de Juárez, otro municipio en el que –igual que el suyo– seis de cada diez viven en pobreza, pero al menos ahí hay un hospital comunitario de la Secretaría de Salud. Es su segundo embarazo y cada mes acude a revisión porque el parto será ahí, donde sí tienen servicio, 18 camas para hospitalización. 

Su esposo se emplea en diferentes oficios mientras ella se dedica a labores de la casa. Han tenido que pagar los medicamentos que le han prescrito porque en el hospital no hay, aunque no son más de 500 pesos mensuales, cuenta María. 

A la par de esos gastos, también están ahorrando para pagar el parto que, según le explicaron, serán 2 mil pesos si es parto natural o 4 mil si es cesárea. Tiene confianza del servicio porque en ese hospital también llevó el seguimiento de su primer embarazo hace siete años. 

— ¿El parto también lo hicieron aquí? –se le pregunta. 

— No, ese sí me mandaron a Oaxaca, pero porque se me complicó, era fin de semana y pues no había quién anestesiara. Pero al final lo tuve en parto normal, no hubo necesidad de eso.

— ¿Y allá te cobraron?

— No, porque lo cubrió el Seguro

— ¿Cuál, el Seguro Popular?

— Sí.

— ¿Siguen teniendo Seguro?

— No, ahorita ya no

— ¿Qué te dijeron, por qué ya no hay?

— Pues dijeron que no, que ya lo habían quitado y pues ya habría que ponerlo uno.

El personal del hospital explica que desde 2020 dejaron de recibir medicinas para surtir la farmacia, ni recursos para mantener el hospital, por eso es que ahora ya le tienen que cobrar a los pacientes, aún sabiendo que se trata de población en condiciones de pobreza, porque si no lo hicieran, no podrían seguir dando el servicio.

Lee también: No fuimos Dinamarca: “¿Por qué tenemos que pedir ayuda a juez para vivir?”; aumentan 6 veces amparos para recibir atención médica

¿Qué era el Seguro Popular?

Se trata de otro de los efectos de la desaparición del Seguro Popular, una estrategia que había funcionado durante 20 años para dar atención médica a las personas sin seguridad social, los más pobres del país, pero que fue sustituida por el Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi), a partir de 2020, aunque fue extinto el año pasado. 

El Seguro Popular consistía en financiar tratamientos de enfermedades consideradas catastróficas por su alto costo, como cánceres, pero también dotaba de medicinas e insumos y se hacía cargo del mantenimiento de hospitales de la Secretaría de Salud que daba servicio en las entidades. 

Te puede interesar: Aumentan casos de enfermedades prevenibles con vacunación entre menores de hasta 5 años

Sin embargo, el presidente Andrés Manuel López Obrador insistió que “ni era seguro, ni era popular”; además, ya no sería necesario una vez que entrara en vigor el decreto de gratuidad de los servicios de salud y medicinas para toda la población. 

Insabi Oaxaca
Foto: Lizeth Ovando

Eliminar el Seguro Popular deja hospitales sin insumos en Oaxaca

A cuatro años de esa decisión, las unidades médicas y los habitantes de municipios tan marginados como Ixtlán de Juárez jamás tuvieron claro cuál sería la diferencia de transformar el servicio a Insabi, lo que sí padecieron es la falta de recursos y de insumos

“Ahorita cada unidad tiende a cobrar porque no hay ingresos por parte de la Federación y hay poco estatal. Los únicos recursos que podemos tener son las cuotas de recuperación, que son pagos de consultas, pagos de cirugías, para que podamos comprar toda esa parte que la farmacia no tiene. Todo es costos, costos, costos”, explica un trabajador de la salud que pidió no publicar su nombre por temor a represalias. 

Entérate: Héroes de la vacunación: personal médico resiste carencias y traslados de 10 horas para aplicar una dosis

“Con Seguro Popular Nos preguntaban ¿‘cuántas consultas diste’? 20, ah pues Seguro Popular nos pagaba las 20 consultas. Las cirugías, igual. Y no se le cobraba a la gente”. 

Ahora sus finanzas se rigen bajo el modelo de “beneficencia pública”, en el que se registran los ingresos y egresos de las “cuotas de recuperación” y el poco presupuesto del gobierno estatal. Por eso “a muchos pacientes se les da la receta, pero se les dice ‘compren’”, dice el trabajador.  

El Insabi también desapareció, y fue sustituido por el IMSS Bienestar a partir de 2023, pero la estrategia tampoco es clara. 

“A nivel Oaxaca no se ha aterrizado nada. Nos dijeron que a partir de enero de 2024 en automático pasamos a ser IMSS Bienestar, pero no hay un documento como tal que nos lo diga, ni nadie que venga a decirnos. Solo queda como aviso parroquial”. 

Usan ahorros y pensión de adultos mayores para pagar tratamientos

Los pacientes del hospital comunitario pintado de naranja confirman que ahora pagan por todo; por eso hace un par de años abrieron un local donde hacen estudios de laboratorio y rayos X justo enfrente, porque esos servicios dejaron de ser públicos

Afuera del hospital una familia está pegada a la pared cubriéndose de sol. Eva, de 66 años está en silla de ruedas, se fracturó el tobillo mientras cuidaba de sus borregos en su pueblo, Santiago Laxopa. Sus hijas la llevaron a Ixtlán, pero ahí no la pudieron atender porque no había médico en ese momento, y tuvieron que trasladarse hasta el hospital civil Aurelio Valdivieso, en la capital oaxaqueña. 

Lee también: “Hay que andar cazando las vacunas”: por desabasto hay niños sin vacunar o familias tienen que comprarlas

Necesitó una radiografía, pero no se la hicieron en el hospital, sino que la pagaron en una sucursal de Salud Digna, y compraron las medicinas que le recetaron. Solo de eso fueron 2 mil 800 pesos, más los gastos de transporte que hacen ahora por cada revisión. De su pueblo a Ixtlán les cobran 700 pesos y si van a Oaxaca, son 1,400.

Para pagarlo, han tenido que utilizar los ahorros que juntó su esposo Fidel Celis, de 68 años, trabajando como herrero. “Gracias a eso tenemos nuestro ahorrito y sacamos adelante este compromiso (el accidente de Eva)”; y para comer, Fidel siembra maíz, chícharo, haba y frijol.

Además de los ahorros, Fidel y Eva también utilizan la pensión para adultos mayores, el principal programa social del gobierno de López Obrador. Con todo eso apenas han solventado los gastos, aunque no saben cuánto ha sido en total. “Ahí tenemos los papelitos pero ni en cuenta cuánto hemos gastado, el caso es que estamos gastando (porque) nomás nos dan la receta y tienes que comprar las medicinas”. 

Oaxaca Insabi
Foto: Lizeth Ovando

Ellos eran usuarios del Seguro Popular, su hija mayor dio a luz ahí sin pagar nada, y a Fidel le detectaron hipertensión. “Empezó mi enfermedad y tenía yo el seguro, vine aquí porque el doctor del pueblo me mandó para hacer unos estudios en laboratorio y pues con el seguro no te cobraban nada. Y salió el resultado de que yo tenía triglicéridos, todavía estoy en tratamiento. Tengo mis citas cada dos meses. 

Sin embargo, el tratamiento ya no se lo provee el Seguro Popular sino que el pueblo se organizó para que las autoridades municipales de Santiago Laxopa compraran las medicinas que los enfermos requerían. 

“Cuando llegó el momento en que van para arriba las medicinas, entonces el pueblo dijo ‘¿y por qué no nos ayuda el municipio?’ Entonces ya está estipulado en un escrito que es un apoyo que trae el Municipio a la salud”.

A la espera de una operación que no llega

Froylán tiene 56 años. Pasó la noche afuera del hospital Aurelio Valdivieso en la capital de Oaxaca, junto con su hermana y sus sobrinos. Están esperando que operen a su madre, necesitan amputarle el pie a consecuencia de la diabetes. Trajeron el poco dinero que tenían, pero ya se gastaron 900 pesos en las medicinas, por eso también previnieron y para comer, trajeron tortillas y salsa, que en ese momento tienen en el suelo, a un lado de un cobertor color azul. 

Él es campesino y gana 300 pesos al día cuando se integra a una cosecha. La familia también cría y vende pollos y guajolotes, pero quisieran tener más para poder pagar los 120 mil pesos que cobraría un hospital privado por la cirugía de su madre, el mismo donde la atendieron en julio pasado. 

Froylán cuenta que su madre tenía el dedo del pie morado y la llevaron a un hospital particular “porque ahí luego luego atienden. Nos dijeron ‘el dedo chiquito ya no sirve, como una fruta, y cuando ya está así hay que quitarlo’, y se lo quitaron”. 

De esa operación, explica, fueron 25 mil pesos. Pudo pagarlo al vender su yunta (dos bueyes) en 60 mil pesos, pero ya no tienen nada. “El dinero se va rápido”, dice. Esta segunda vez que se puso mal, la llevaron a consulta al particular también, y le dijeron que “ya no le circulaba la sangre en el pie, y ya hasta tiene gusanitos”, dice Froylán. 

Llevan un día esperando afuera del hospital, y nadie les dice cuándo podrán operarla. “No nos dicen ni cuándo, y ella tiene sed y tiene hambre, y no le dan porque dicen que no debe de comer. Tiene puro suero nomás ahí por la vena”. 

“Lo que pasa es una tragedia”

El hospital Aurelio Valdivieso recibe a pacientes de todo el estado de Oaxaca. Lo mismo atiende fracturas como la de Eva, que pie diabético como la madre de Froylán, y 700 partos al mes como el de María. 

Por eso es que las 180 camas que tiene, siempre están ocupadas. Pese a que el hospital está rebasado, nunca han logrado que sea declarado de segundo nivel y que los partos sean atendidos en un hospital para la mujer, que inauguraron en el gobierno de Gabino Cué, pero que no ha vuelto a funcionar. 

José Manuel Salcedo, el jefe de Pediatría, lleva más de 30 años laborando ahí. Explica que sí vio diferencia cuando eran parte del Seguro Popular porque tenían medicamentos e insumos necesarios para atender a los pacientes. Cuando se le pregunta cuál es la diferencia ahora, responde de manera tajante: 

Fue una tragedia con este gobierno. La verdad no puedo mentir, y a quien quiera que le pregunte va a decir lo mismo: ha sido una tragedia. No tenemos medicamentos, no tenemos cómo hacer las cosas, lo hacemos porque los pacientes están ahí,  porque nuestra ética nos dice hay que hacerle y buscarle pero la verdad es que sí ha sido muy muy difícil. Ha habido marchas, ha habido huelgas, ha habido de todo, corridos de directores porque no funciona”. 

Insabi salud
Foto: Lizeth Ovando

“Se iban a morir a su casa” ante falta de insumos médicos

Salcedo explica que la ocupación de camas es de 100%, lo cual representa un riesgo porque ante tanto trabajo “algo te va a salir mal”, pero además, ya no tienen lo suficiente para atenderlos. Hasta 2018, con los recursos del Seguro Popular les surtían el almacén dentro del hospital y al que solicitaban lo que requerían para cada atención, pero después comenzaron las carencias y, luego, la pandemia de Covid-19 las agudizó aún más. 

— ¿Cómo funcionaba el Seguro Popular aquí en un hospital como este, doctor? 

— Había programas, por ejemplo, el de los niños que se llamaba de Gastos Catastróficos era para todos los recién nacidos con insuficiencia respiratoria, cardiopatías, y tenían atención total. Otro era el Nueva generación, donde todos los niños de un año hasta los 5 años, todo lo que les pasara tenían atención total. Todos los niños con leucemia, con problemas neuroquirúrgicos. En adultos, por ejemplo todo lo que fuera columna, cadera, huesos largos; medicina interna todo, había hasta diálisis peritoneal y todo para el manejo de los diabéticos. Cuando llegó este nuevo se los quitaron o sea toda esa gente se murió.

— ¿O sea ya no tuvieron seguimiento de sus tratamientos? 

— Ya no, se acabó, ya no hubo para diálisis, ya no hubo para nada

— ¿Y qué hacían los pacientes, doctor?

— Pues se iban a morir a su casa.

— ¿Y ustedes qué les decían? 

— Que no tenemos con qué atenderlos, ni lugar, ni nada porque lo quitaron.

— ¿Qué les dijeron cuando se dio el cambio de Seguro Popular a Insabi?

— Ni siquiera nos dijeron del Insabi, solo que quitaban el Seguro Popular. Por eso empezamos a pedir que nos dieran recursos. Por eso hubo muchas marchas y huelgas, plantones y todo porque no era posible ni agua, ni alcohol, ¡ni gasas! 

En todo este tiempo sus demandas han sido ignoradas. Funcionan con lo mínimo e incluso, el mismo personal hace vaquitas para comprar medicinas o pagar los estudios que requieren cuando las familias de sus pacientes no tienen para solventarlos. Por eso, dice Salcedo, el Seguro Popular funcionaba bien en ese hospital.

Lee más: Secretaría de Salud pagó a Birmex 134 mdp de sobreprecio por vacunas para infancias en 2020

“Gracias a Dios no hubo un paciente que se pudiera ir diciendo ‘no me apoyaron’. Aquí no se robaban nada, no se perdía nada. Si (el presidente) dice que se robaban, debió haber puesto candados para que no sucediera, ir fiscalizando bien cada estado, cada unidad, pero no quitarlo, porque eso fue como una decapitación”.

Carencias provocan que den menos consultas

Las carencias han impactado en la capacidad de atención. Antes realizaban 50 mil consultas y unos 22 mil egresos hospitalarios, pero ha bajado a la mitad, lo que, por supuesto, genera reclamos por parte de los usuarios. Pero Salcedo, como el resto de sus compañeros intentan, como lo que pueden, atender a sus pacientes y salvar vidas, por eso apela a que, una vez conociendo sus condiciones, los comprendan. 

“Hacemos lo más que podemos por sus pacientes. No nos reclamen cuando de repente no tenemos porque ni ellos tienen ni nosotros tenemos qué ver. No nos culpen de alguna impericia porque nosotros  también estamos desesperados pero ¿cómo le hacemos? Entiéndanos, tengan comprensión. Esperemos que las cosas cambien. Yo digo que cambiarán si el Seguro Popular volviera otra vez y no que nos dejaran sin nada”.

Lo que hacemos en Animal Político requiere de periodistas profesionales, trabajo en equipo, mantener diálogo con los lectores y algo muy importante: independencia
Tú puedes ayudarnos a seguir.
Sé parte del equipo
Suscríbete a Animal Político, recibe beneficios y apoya el periodismo libre.
Etiquetas:
desabasto
Seguro Popular
servicios de salud
Iniciar sesión

Registrate
Suscribete para comentar...
image
“Genocide Joe”: Cómo las protestas en universidades muestran que el conflicto en Gaza amenaza la reelección de Biden
10 minutos de lectura
“Genocide Joe”: Cómo las protestas en universidades muestran que el conflicto en Gaza amenaza la reelección de Biden

Mientras se extienden las protestas en las universidades estadounidenses en contra de la guerra en Gaza, crecen las evidencias sobre la progresiva pérdida de apoyo de Biden entre los más jóvenes del país, lo que puede marcar sus resultados en las presidenciales de noviembre.

03 de mayo, 2024
Por: BBC News Mundo
0

Genocide Joe, ¿cuántos niños has matado en Gaza?”.

El grito del activista propalestino interrumpió brevemente un discurso que pronunciaba el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, durante un acto de campaña en el estado de Virginia.

Fue una cuestión de segundos, pues inmediatamente un grupo de militantes que escoltaba al mandatario en el escenario comenzaron a corear “cuatro años más, cuatro años más”, volviendo inaudibles las palabras del manifestante.

Ocurrió el pasado 23 de enero, cuando Biden aún no había conseguido todos los delegados necesarios en las elecciones primarias para convertirse en el virtual candidato del Partido Demócrata para las elecciones presidenciales del próximo noviembre.

Para entonces, sin embargo, ya la guerra en Gaza entre Israel y Hamás en Gaza se perfilaba como un tema difícil de lidiar para el mandatario en su ruta hacia la reelección.

Ese obstáculo parece haber crecido sustancialmente en las últimas semanas con la ola de protestas contra la guerra que se han desarrollado en más de un centenar de universidades alrededor de Estados Unidos y que se han saldado con la detención de más de 2.000 manifestantes.

El mote de “Genocide Joe” (Joe, el genocida) comenzó a circular en redes sociales poco después del 7 de octubre de 2023, día en que el grupo palestino Hamás lanzó un ataque armado sobre Israel -que dejó más de 1.200 muertos y más de 250 rehenes- que detonó la actual guerra.

Para el 28 de octubre ya era un lema ampliamente coreado por los manifestantes que asistieron a una protesta propalestina en Detroit.

En aquellos primeros meses de la guerra era evidente el descontento que el firme apoyo que Biden le dio al gobierno de Israel frente a Hamás estaba generando entre la población árabe-musulmana de EE.UU. y el ala más a la izquierda del Partido Demócrata.

Lo que no estaba claro entonces era que la guerra en Gaza se extendería por tantos meses y causaría tantas víctimas -los ataques israelíes han matado a unas 34.000 personas, de acuerdo con las autoridades de Salud de Gaza-, lo que ha generado una ola de descontento entre los jóvenes estudiantes que durante las últimas semanas han estado manifestando en campus universitarios de todo el país.

Estos jóvenes y otras minorías que les apoyan en su reclamo -latinos, asiáticos, afroestadounidenses, miembros de la comunidad LGBT- representan un grupo de electores que tienden a votar a favor del Partido Demócrata y cuyo voto puede hacer la diferencia en las que hasta ahora se avizoran como unas reñidas elecciones ante el aspirante republicano, Donald Trump.

La “guerra de Biden”

Tras el ataque del 7 de octubre, Biden le otorgó al gobierno de Benjamín Netanyahu un respaldo sin fisuras para que respondiera al ataque de Hamás,

El mandatario estadounidense viajó personalmente a Israel y desplegó portaviones en el Mediterráneo en señal de advertencia para que ni Irán, ni la milicia libanesa de Hezbolá, ni los otros grupos armados de la región aliados de Hamás intentaran escalar el conflicto.

Y, luego, mantuvo incólume -al menos en público- su apoyo a Israel a pesar de las críticas de la ONU, ONGs y distintos gobiernos del mundo no solamente por el elevado número de víctimas civiles y la destrucción que estaba causando la campaña militar israelí sobre Gaza, sino además sobre el reducido ingreso de alimentos y ayuda humanitaria a la Franja debido a las duras limitaciones impuestas por el gobierno de Netanyahu.

Un grupo de estudiantes se manifiesta en Washington con una bandera palestina.
Chip Somodevilla / Getty
Grupos de estudiantes estadounidenses se han manifestado en apoyo de los palestinos y contra la operación militar israelí en Gaza.

Mientras, grupos propalestinos pedían un cese el fuego definitivo, el gobierno de Biden respaldaba un cese de las hostilidades temporal, como el que ocurrió a finales de noviembre de 2023 y que permitió un mayor flujo de ayuda a Gaza, la liberación de un centenar de rehenes israelíes y de unos 240 palestinos que estaban presos en Israel.

Al mismo tiempo, las reiteradas peticiones del gobierno de Biden para que Israel facilitara la entrada de más ayuda humanitaria a Gaza no parecían encontrar en la práctica una respuesta favorable de parte de Israel, al punto que Estados Unidos inició una operación para lanzar víveres desde aviones sobre la Franja y empezó a construir un muelle flotante frente a la costa para hacer llegar directamente la ayuda.

La Casa Blanca también ha manifestado reiteradamente su descontento por el alto número de víctimas civiles muertos en Gaza.

A inicios de abril se supo públicamente por primera vez que Biden le había dicho a Netanyahu que “la situación humanitaria era inaceptable” y que la política de EE.UU. con respecto a Gaza iba a estar determinada por las medidas “específicas, concretas y medibles” que tomara Israel para hacer frente al “daño a civiles, al sufrimiento humanitario y a la seguridad de los trabajadores humanitarios”.

Al mismo tiempo, no obstante, la Casa Blanca ha mantenido el envío de armamento hacia Israel y ha usado su derecho de veto en el Consejo de Seguridad de la ONU para proteger a Israel de resoluciones adversas. Estas medidas generan un fuerte rechazo en los grupos propalestinos.

Jeremy Konyndyk, quien trabajó para el gobierno de Biden y de Barack Obama y ahora preside la ONG Refugees International, considera que el actual mandatario estadounidense ha hecho propia esta guerra.

“Ellos han dado el apoyo material que sostiene la guerra. Ellos proveen el apoyo político que sostiene la guerra. Ellos le proveyeron la cobertura diplomática en la ONU que mantiene la guerra”, dijo Konyndyk a The New York Times.

“¿Esta es la guerra que Biden habría querido? No. ¿Pero esta es la guerra a la que le dan apoyo material? Sí. Y, entonces, en ese sentido, esta es su guerra”, agregó.

Impacto electoral

La posibilidad de que la política hacia la guerra en Gaza afecte las opciones a la reelección de Biden ha estado sobre la mesa prácticamente desde el inicio del conflicto.

En noviembre de 2023, la legisladora demócrata por Michigan Rashida Tlaib divulgó un video en el que acusó abiertamente a Biden de apoyar el “genocidio de los palestinos”.

“Señor presidente, el pueblo estadounidense no está de su lado en este tema. Lo recordaremos en 2024”, dijo Tlaib, quien es la única parlamentaria de raíces palestinas en el Congreso estadounidense.

Después de su mensaje, la pantalla se ponía en negro y aparecía un mensaje que decía: “Joe Biden apoyó el genocidio del pueblo palestino. El pueblo estadounidense no lo olvidará. Biden, apoye un cese el fuego ahora. O no cuenten con nosotros en 2024”.

Este malestar también se expresó políticamente durante las primarias cuando surgió un movimiento antiguerra que abogaba por elegir representantes a la Convención Demócrata que no se hubieran comprometido a votar por Biden como candidato.

Este movimiento “no comprometido” surgió en Michigan, donde obtuvieron más de 100.000 votos (equivalentes al 13%). También lograron resultados notables en Minnesota (casi 19% de los votos), Háwai (29%) y Washington (casi 10%).

Un hombre cubierto con una mascarilla donde se lee
Drew Angerer / Getty
En el estado de Michigan surgió un movimiento contrario a Biden entre los demócratas decepcionados por su política sobre la guerra de Gaza.

Para mediados de marzo, en promedio un 10% de los electores habían votado por la opción “no comprometido” en los estados en los que existía, mientras que en los estados donde no había esa opción en torno a 12% de los votos habían ido a candidatos distintos a Biden.

Según el movimiento “no comprometido” cuentan con, al menos, 500.000 votos.

Esos resultados no son menores, pues el actual mandatario ganó las elecciones presidenciales de 2020 en parte gracias a que logró una gran movilización en ciertos estados muy competidos como Arizona, Georgia, Michigan, Nevada, Pensilvania y Wisconsin.

En muchos de esos lugares el margen de su victoria fue pequeño y para obtenerlo fue clave el voto de ciertos grupos de electores como los jóvenes.

Sin embargo, encuestas recientes indican que el mandatario está perdiendo terreno entre este grupo de electores.

Una encuesta publicada por el diario USA Today a mediados de abril señalaba que Biden contaba con el apoyo de 45% de los menores de 30 años de edad, mientras que Trump conseguiría el 37%.

Esa cifra, aparentemente favorable, significa un realidad un gran retroceso con respecto a su posición de 2020 cuando en esta etapa de la campaña Biden contaba con 60% de estos jóvenes y Trump solo con 30%.

De acuerdo con la encuesta, una de las razones detrás de la caída en intención de voto del mandatario es la guerra en Gaza, pues una mayoría de jóvenes consideran que las acciones de Israel son injustificadas frente a los que creen que están justificadas.

Otra encuesta divulgada a finales de abril por CNN indicaba que el tema acerca del cual Biden obtenía la peor valoración era su manejo de la guerra entre Israel y Hamás con una aprobación de solo 28% y una desaprobación de 71%, este último resultado subía hasta 81% entre los menores de 35 años.

Pero, ¿puede el malestar entre los jóvenes por la guerra en Gaza costarle la reelección a Biden?

“Lo que hace el movimiento estudiantil es crear el miedo de que Biden está perdiendo a uno de sus grupos de electores más importantes por el tema de la guerra: los votantes jóvenes. Lo que podría tener implicaciones electorales”, dice Robert Cohen, historiador de la New York University, a BBC Mundo.

Para este jueves, las protestas estudiantiles por la guerra en Gaza ya alcanzaban a unas 140 universidades, en 45 estados, de acuerdo con cálculos propios de la BBC.

Además, se han producido más de 2.000 arrestos.

Estas cifras revelan un claro aumento en la cantidad e intensidad de las protestas, lo que genera un doble dilema para Biden.

Dos policías se llevan detenida a una joven en la Universidad de Columbia.
Selcuk Acar / Getty
Desde que comenzaron las protestas en universidades estadounidenses se han producido ya más de 2.000 detenciones.

“Al igual que la guerra misma, estas manifestaciones universitarias han puesto a Joe Biden bajo una presión cada vez mayor. Los votantes jóvenes constituyen un electorado clave para su campaña de reelección y él deja que se enojen con su gobierno bajo su propio riesgo. Pero parecer blando con la ley y el orden, o hacerse la vista gorda ante las acusaciones de antisemitismo, también podría tener un alto costo político”, señala Anthony Zurcher, corresponsal de la BBC en Washington.

Eso explicaría, en parte, las declaraciones que hizo Biden este jueves en la Casa Blanca, cuando defendía el derecho a disentir y a la protesta pacífica, al mismo tiempo que advertía que esto debía hacerse dentro de la ley.

“Si ocurre violencia, hay destrucción de propiedades no es una protesta pacífica. Va contra la ley. El vandalismo, el allanamiento de morada, la rotura de ventanas, el cierre de campus, forzando la cancelación de clases y graduaciones. Nada de esto es una protesta pacífica”, dijo.

“Existe el derecho a protestar, pero no el derecho a causar caos”, agregó después.

Dadas estas circunstancias, Cohen destaca la importancia que tiene para Biden que se produzca pronto un cese al fuego en la guerra, lo que quizá podría permitir a los manifestantes pasar la página.

El historiador recuerda que este año la Convención del Partido Demócrata (DNC, por sus siglas en inglés) se realizará en Chicago, como ocurrió en 1968, cuando hubo manifestaciones multitudinarias en contra de la Guerra de Vietnam que acabaron en una fuerte represión y en caos.

“En 1968, las protestas estudiantiles contra la guerra de Vietnam combinadas con la fuerza policial represiva del alcalde de Chicago Richard Daley provocaron toda esta violencia televisada entre los manifestantes y la policía. Y eso realmente perjudicó al candidato demócrata, Hubert Humphrey, porque hizo parecer que los demócratas eran el partido del caos y que el país estaba fuera de control. Eso ayudó a Richard Nixon a convertirse en presidente”, dice Cohen, y añade:

“Así que el potencial está ahí, excepto que este movimiento es en su mayoría no violento. Entonces, esos temores pueden ser exagerados”.

Aunque no se sabe qué habrá ocurrido de acá a agosto con el movimiento de protesta estudiantil, en abril pasado varios grupos propalestinos anunciaron una movilización masiva en contra de la DNC

Hatem Abudayyeh, líder de la red comunitaria palestino-estadounidense, anunció que “la marcha contra la DNC será la mayor movilización propalestina en la historia” de Chicago.

“En agosto, esperamos a decenas de miles de palestinos, árabes, negros, latinx, asiáticos y otros manifestantes de todas partes de EE.UU. para decir fuerte y claro que ‘Genocide Joe´ Biden, Killer Kamala {la vicepresidenta Kamala Harris} detengan la ayuda a Israel, dejen de armar a Israel”, dijo en un video difundido por The Wall Street Journal.

Estos anuncios subrayan nuevamente las dificultades que debido a la guerra enfrenta la campaña de Biden.

En palabras de Anthony Zurcher, “los disturbios en el campus podrían ser el comienzo de un verano dañino de protestas para Biden si su equipo diplomático no puede negociar pronto un alto el fuego en Gaza”.

Línea
BBC

Haz clic aquí para leer más historias de BBC News Mundo.

También puedes seguirnos en YouTube, Instagram, TikTok, X, Facebook y en nuestro nuevo canal de WhatsApp, donde encontrarás noticias de última hora y nuestro mejor contenido.

Y recuerda que puedes recibir notificaciones en nuestra app. Descarga la última versión y actívalas.

Lo que hacemos en Animal Político requiere de periodistas profesionales, trabajo en equipo, mantener diálogo con los lectores y algo muy importante: independencia
Tú puedes ayudarnos a seguir.
Sé parte del equipo
Suscríbete a Animal Político, recibe beneficios y apoya el periodismo libre.
Etiquetas:
desabasto
Seguro Popular
servicios de salud
Iniciar sesión

Registrate
Suscribete para comentar...