Seguimos en temporada de huracanes y ciclones y no está de más conocer todo lo que debes de hacer ante la presencia de estos fenómenos naturales.
Toma en cuenta que de acuerdo al Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred) la temporada de ciclones tropicales comenzó el 15 de mayo para el océano Pacífico y el 1 de junio para el Atlántico.
Ambas terminan hasta el 30 de noviembre e históricamente de agosto a octubre ocurren los más intensos.
Platicamos con un experto en gestión integral de riesgos para saber cómo actuar antes, durante y después de una tormenta o huracán, en especial, después de experimentar en octubre de 2023 el impacto de Otis, el huracán de categoría 5 que llegó al puerto de Acapulco, Guerrero.
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El Cenapred menciona en un comunicado que los ciclones pueden presentarse antes o después de las fechas pronosticadas. Ante esto, es importante prepararse para escenarios como lluvias y vientos fuertes, deslaves e inundaciones.
Además, señala que ante estos eventos que conllevan un riesgo para las personas, animales y vegetación, es importante contar con un Plan Familiar de Protección Civil para saber cómo actuar en caso de que tú o tu familia necesiten evacuar su hogar o el sitio en el que viven y así, reducir riesgos.
Lino González Meneses, ingeniero biomédico con 22 años de experiencia en Protección Civil y que ha sido instructor en Protección Civil por el Centro Nacional de Prevención de Desastres y actualmente supervisor regional de Protección Civil del IMSS en el Estado de México Oriente, señala que la temporada de lluvia incluye ciclones tropicales y huracanes que llegan después del periodo de estiaje.
“El periodo de estiaje es lo que conocemos como el nivel más bajo de los caudales de ríos, lagunas y masas de agua de donde extraemos el agua de consumo humano y de riego. Este periodo de estiaje es la punta del periodo de calor o de la temporada de calor antes de la temporada de lluvia”, explica el especialista a Animal MX.
En este periodo es cuando llegan las ondas de calor, hay pocas lluvias, se evapora el agua en lagos y lagunas. Se vuelve un momento importante porque es cuando el periodo de sequía afecta más.
Actualmente, su impacto se ha sentido en el Valle de México y la región centro y norte del país. “Ahorita, este periodo está terminando y da paso al periodo de lluvias”, afirma.
Para la temporada de lluvias 2024 el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) anunció que aunque se tiene un pronóstico de fechas oficiales para la llegada de este evento, los ciclones pueden presentarse con una ligera variación, es decir, antes o después.
Ten en cuenta que, aunque el SMN pronostica para este año de 15 a 18 ciclones tropicales en el Pacifico, y de 20 a 23 en el Atlántico, no quiere decir que todos llegarán a México.
En promedio, México recibe de 4 a 5 ciclones cada año. Sin embargo, en el país no cuenta con una herramienta que informe en tiempo real sobre la llegada de ciclones o huracanes, como ocurre en Estados Unidos con la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés).
De acuerdo con un comunicado de la Coordinación Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred), “actualmente no es posible saber el momento y el lugar de impacto, se debe esperar hasta observar la evolución del fenómeno”.
A pesar de esto, México sí cuenta con un Sistema de Alerta Temprana para Ciclones Tropicales (SIAT-CT) como una herramienta de coordinación en el alertamiento a la población y en la acción institucional, ante la amenaza ciclónica, que se sustenta en la interacción de los principales actores del Sistema Nacional de Protección Civil (SINAPROC). Incluso retoman información de la NOAA para obtener mayor precisión.
Para esta temporada, que se prevé muy activa, se espera que los ciclones pronosticados para el Pacífico sean entre 8 y 9 que alcancen la clasificación de tormenta tropical.
En tanto, 4 ó 5 de ellos lleguen a ser huracán de categoría 1 o 2; y de 3 a 4 sean de las categorías 3, 4 o 5; como Otis en el puerto de Acapulco, Guerrero y Patricia, en las costas de Jalisco.
Lino Gonzalez enfatiza que se debe mirar a estos fenómenos climáticos como un sistema completo, es decir, “lo que pasa en el Pacifico repercute en el Atlántico y lo que pasa en el mar Caribe repercute en el Pacifico y lo que pasa en el Atlántico repercute en el Caribe y en el Pacifico. No somos sistemas aislados”.
Con el antecedente reciente del impacto de Otis catalogado como categoría 5, según la escala Saffir-Simpson, es importante armar tun Plan Familiar de Protección Civil para saber cómo actuar antes, durante y después de un evento como este, que además es diferente para cada población, es decir, no es el mismo plan que se tiene para un contexto urbano, rural o costero.
Lino Gonzalez Meneses, quien además cuenta con un grado técnico en Gestión Integral de Riesgos y Desastres por la Escuela Nacional de Protección Civil, señala que el impacto de Otis vino a reconfigurar la atención temprana de un evento climático extremo para actuar mucho antes en la prevención de riesgos para la población que podría resultar mayormente afectada.
“Me tocó atender la situación, desde mi trinchera. Nuestro Centro de Mando fue el Hospital general No 1 en Acapulco. Estuve un mes allá y todo lo que vivimos ahí fue repercusión del huracán. Tuvimos cambio de temperatura, tuvimos cambio de nivel del mar, tuvimos cambio en la temperatura del mar porque subió 1°C”, relata el especialista.
Dentro de la labor de la gestión integral de riesgos, González Meneses menciona que su trabajo es contar con la información a la mano para avisar a la población, además de generar avisos y recomendaciones para resguardarse, ya sea de una lluvia, tormenta o ciclón.
“La mejor herramienta que tenemos como gestores de riesgos son los Sistemas de Alertamiento Temprano o el SIAT que están a la mano de todos. Uno de los más comunes es el SIAT-CT que es el Sistema de Alertamiento Temprano para ciclones tropicales que te avisa sobre tormentas tropicales, por ejemplo”, señala.
Toma en cuenta que para saber cómo actuar antes, durante o después de la llegada de lluvias, tormentas, ciclones y tornados, es importante tomar en cuenta cómo es el área o la región en donde vives. Si se trata de una zona urbana, rural o costa, para así actuar de manera temprana.
“Si bien, un huracán no llegará a la Ciudad de México, sí repercute en la cantidad de nubes, agua, humedad, viento y temperatura que avienta hacia la Cuenca del Valle de México”, apunta.
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En un comunicado del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), con información de Protección Civil sobre huracanes, señalan que el objetivo es organizarse y saber cómo actuar cuando sea necesario.
Entre las recomendaciones, pide que las familias y comunidades tomen en cuenta los siguientes puntos:
Por otro lado, Lino Gonzalez Meneses añade lo siguiente:
Para este momento de la posible emergenciam toma en cuenta que existirán tres escenarios para actuar. El IMSS pide poner atención en qué tan seguro es el lugar dónde vives y qué hacer en caso de evacuar.
Si la tormenta o el huracán ya pasaron, debes mantenerte informada con las actualizaciones que emitan las autoridades locales, estatales y federales, además sigue estas recomendaciones tras el paso del evento:
Lino González Meneses señala que en las poco más de dos décadas como gestor integral de riesgos, ha notado que las personas no tienden a tomar estas recomendaciones con mayor seriedad, por ello prefiere presentar un escenario “fatalista” a perder vidas.
“En 39 años -desde el sismo de 1985- no hemos aprendido que la protección civil o nuestra propia seguridad no es de bomberazo”, declara.
El experto señala que, hasta antes del 2012, la Protección Civil a nivel nacional estaba enfocada en “apagar bomberazos”, y aunque México tiene planes de emergencia en caso de sismo, derrame químico o erupción volcánica con brigadistas y cuerpos de emergencia preparados, no hay un enfoque dirigido en mitigar un evento climático extremo.
“Desde hace 12 años, prácticamente nada, la idea de la Protección Civil Nacional se ha enfocado a la mitigación de riesgos, a tratar de enseñarle a la población a prevenir. Bajo este criterio, todos estamos trabajando para que la población tenga a la mano con antelación el que sepan qué hacer”, finaliza.
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El método desarrollado por el botánico japonés apunta a la creación de bosques ya sea en zonas urbanas o degradadas, privilegiando el uso de especies nativas y con la participación de la comunidad. Y es un éxito
La expresión describe a los bosques sagrados cercanos a los templos japoneses y se podría decir que fue una de las inspiraciones de la carrera del aclamado botánico Akira Miyawaki (1928-2021).
El doctor en Ciencias, nacido en una zona montañosa en Okayama, en el oeste de Japón, se convirtió en una eminencia de la ecología, un mundo que lo apasionó hasta su último día de vida, al desarrollar un sistema que ha dado la vuelta al mundo y ha contribuido en la recuperación de la biodiversidad en distintas latitudes: el Método Miyawaki.
El biólogo japonés dedicó su vida a estudiar la vegetación de Japón -publicando los 10 volúmenes de Vegetation of Japan–, a la vez que desarrolló herramientas que revolucionarían la práctica de la forestación a nivel mundial.
En BBC Mundo te contamos quién fue este personaje, de qué se trata su método y cómo sigue inspirando a nivel global la lucha por la protección de la biodiversidad y el medio ambiente.
“No deseo nada más que crear el bosque de la vida, la base para la supervivencia de todas las formas de vida de la Tierra y la clave para el desarrollo humano, con los ciudadanos de Japón, el resto de Asia y todo el mundo. Me gustaría hacer realidad este sueño. Plantemos árboles juntos, desde debajo de nuestros pies, hacia el mundo”.
Las palabras las escribió el botánico en 2006. Por esos días recibía el Blue Planet Prize, galardón de reconocimiento internacional que destaca las contribuciones excepcionales a la protección del medio ambiente a nivel global.
En ese momento Miyawaki ya tenía 78 años y había plantado 30 millones de árboles y realizado trabajo científico en bosques y ciudades de 38 países alrededor del mundo.
Muchos años antes, había llegado a la ecología por accidente.
“Dejé la escuela primaria a finales de los años treinta, en medio de una guerra desastrosa. Mis hermanos se fueron a la guerra y mi padre decidió que yo, el menor de los cuatro, me hiciera cargo de la granja familiar. Sin embargo, quizás porque pensó que yo no estaría a la altura de las duras tareas agrícolas, ya que era un tipo más bien débil y perezoso, me envió a la Escuela Superior de Agricultura y Silvicultura de Niimi”, relató en un ensayo al recibir el premio.
Los estudios académicos se volvieron más interesantes para él cuando entró a la escuela secundaria de agricultura, y cuando, poco después de los bombardeos sobre la capital nipona durante la Segunda Guerra Mundial, dio el examen para estudiar en la Escuela Superior de Agricultura y Silvicultura de Tokio.
Luego ingresaría a la Universidad de Hiroshima para estudiar biología. Ahí fue donde le surgió un interés extraño para el campo de estudio: las malezas.
La rama interesaba a pocos. “Las malas hierbas están en la frontera de la ciencia y la agricultura”, le dijo su profesor,Yoshio Horikawa, cuando Miyawaki decidió hacer su tesis en el estudio de esa vegetación.
Pero al botánico no le importó y dedicó gran parte de los inicios de su carrera a investigarlas.
Irónicamente el estudio de las malezas fue lo que lo llevaría a entender la ecología como la entendió y a, luego, desarrollar su revolucionario sistema de restauración de bosques nativos en áreas degradadas; sus investigaciones llamaron la atención de Reinhold Tüxen, entonces director del Instituto Federal de Cartografía de la Vegetación de Alemania.
Con apoyo financiero del gobierno germánico y otras organizaciones, entre 1956 y 1958, el japonés pudo profundizar sus conocimientos y elaborar lo que luego se transformaría en el Método Miyawaki.
Con la investigación que inició bajo el alero de Tüxen en Alemania, y ya de vuelta en Japón, Miyawaki logró demostrar que mediante la plantación densa de vegetación endémica era posible restaurar la biodiversidad de los ecosistemas diez veces más rápido que con métodos tradicionales.
La base del Método Miyawaki está en el concepto de vegetación natural potencial. En simple, se trata de una proyección -con las condiciones climáticas y ecológicas del momento de la medición- de las especies nativas que podrían proliferar en una zona específica si no hubiese intervención humana.
El método desarrollado por el botánico japonés, apunta a la creación de bosques ya sea en zonas urbanas o degradadas, privilegiando el uso de estas especies nativas, las que -en conjunto- crean comunidades forestales diversas que permiten recuperar o reforzar su biodiversidad.
La rápidez con la que crecen estas especies y su resiliencia, además, permiten disminuir las temperaturas de sus entornos y captar gases de efecto invernadero, desempeñando un papel fundamental en la mitigación de la crisis climática actual.
Para llegar a esa conclusión, Miyawaki recopiló por años datos sobre las especies endémicas de Japón, generando mapas de la vegetación existente en ese momento y también de la potencial.
Ese mapeo sigue siendo útil como modelo de restauración de hábitats degradados en todo el mundo.
El Método Miyawaki ha llegado a distintas latitudes, con varias experiencias exitosas, en Asia, Europa, Estados Unidos y América Latina.
Bosques Miyawaki, en Chile, ha buscado democratizar el método y explica así sus pasos: 1. Conocer la estructura del suelo y determinar la biomasa; 2. Seleccionar árboles nativos para la plantación; 3. Diseñar el bosque; 4. Preparación del área que se va a plantar; 5. Plantar los árboles seleccionados y 6. Cuidar el bosque por al menos dos años.
Una de las cuestiones más relevantes para Miyawaki, y que también promueven sus seguidores alrededor del mundo, es el rol de las comunidades en el proceso de plantación y cuidado de los bosques.
Uno de los primeros proyectos de Miyawaki se lo encargó la Nippon Steel Corporation.
La empresa metalúrgica buscaba reforestar los alrededores de una de sus plantas en Oita y le confió la misión. El resultado fue sorprendente y cimentó las bases para que la compañía siguiera financiando proyectos similares alrededor de Japón.
Una de las críticas que se le hizo en su época al botánico justamente apuntaba a su colaboración con grandes multinacionales, las que a fines del siglo pasado buscaban amilanar el impacto que estaba teniendo en su imagen pública el daño al medio ambiente asociado a sus operaciones.
Pero Miyawaki siempre dijo que sus colaboraciones sólo fueron con aquellos que estaban realmente comprometidos con la recuperación de la biodiversidad.
“Siempre he respondido que no ayudaría plantando vegetación como una forma temporal de camuflaje”, dijo en 2006, al momento de recibir el Blue Planet Prize, ocasión en la que también recordó sus contribuciones con Mitsubishi.
Con todo, su legado trascendió los cuestionamientos y las fronteras. Los bosques Miyawaki han proliferado en diversos continentes.
Él mismo inició proyectos en Malasia, Tailandia, China y el Amazonas brasileño entre los 90 y los 2000. Miyawaki formó a miles de personas durante su vida y esos botánicos formaron a otros.
En Europa, Italia fue uno de los primeros países en que se probó el mecanismo Miyawaki en el clima mediterráneo y tuvo buenos resultados. En otros países de esa región, como Bélgica, también se han plantado los denominados bosques de bolsillo en zonas urbanas.
El proyecto denominado “bosques pequeños”, basado en el mecanismo del botánico japonés, también fue adoptado en varias zonas del Reino Unido en los últimos años.
En América Latina; México, Brasil y Chile, entre otros, han tomado la herencia del científico para incentivar la biodiversidad en zonas urbanas o recuperarlas en zonas degradadas.
El Método Miyawaki fue implementado en Brasil en los 90 por el propio botánico, quien estudió por más de un año la Amazonía de ese país.
En uno de los proyectos, relató en 2006, plantó junto a decenas de voluntarios más de 20 especies de árboles altos en la zona.
El método se ha seguido utilizando en Brasil para regenerar fragmentos como la Mata Atlántica, hoy altamente degradada.
La semilla que plantó el botánico también ha llegado a Chile, país donde desde hace años se viene utilizando este método en zonas urbanas y rurales para recuperar biodiversidad.
En la capital del país, Santiago, la Gobernación Metropolitana está impulsando una licitación para implementar 33 bosques de bolsillo, con la herencia Miyawaki, en distintas comunas.
Asimismo, mediante el Programa Brotar, en diciembre de 2023, se plantaron 600 especies en 150 metros cuadrados, bajo el método del botánico japonés en los jardines de la Universidad de Santiago de Chile.
México no ha sido la excepción. El proyecto de mini bosques urbanos también se ha desarrollado en su capital, además de otras experiencias en Talplan, Xochimilco, Monterrey y Puebla.
El método también se ha aplicado a nivel de escuelas para concientizar a los niños sobre la crisis climática y la importancia que tiene para el futuro del planeta algo tan simple como plantar árboles.
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