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*Qué es la ansiedad* y cómo se presenta en mi cuerpo
*Qué es la ansiedad* y cómo se presenta en mi cuerpo
4 minutos de lectura

*Qué es la ansiedad* y cómo se presenta en mi cuerpo

03 de noviembre, 2021
Por: Animal MX
@animalmx 

Taquicardia, manos sudorosas, preocupación excesiva… Hoy, más que nunca, todo el mundo habla sobre qué es la ansiedad, cuáles son sus síntomas y por qué la sienten ahora si antes todo estaba bien. 

Vamos paso por paso. 

¿Qué es la ansiedad?

La doctora en Psicología y especialista en Neurociencias de la Conducta Frine Torres explica que la ansiedad es una reacción normal ante situaciones desafiantes o peligrosas. “Mientras la ansiedad pueda disminuir o controlarse en minutos, no hay por qué considerarla un problema”.

Es decir, “la ansiedad por sí misma no se considera una enfermedad“, pues forma parte de la amplia gama de respuestas emocionales que presentamos todas las personas, de acuerdo con el artículo Los trastornos de ansiedadpublicado por la UNAM.

Obviamente la pregunta del millón tiene que ver con cuándo la ansiedad SÍ se considera un problema, pero para allá vamos.

En este texto, el psicólogo y sexólogo César Galicia explica a detalle de dónde viene la ansiedad.

Mira nomás: Cómo calmar la ansiedad: 6 estrategias para lograrlo

A grandes rasgos es un mecanismo evolutivo que nuestro cuerpo acciona para sobrevivir al peligro: se conoce como “flight or fight” o “reacción de lucha o huida” o “respuesta de estrés agudo”. 

La sangre se concentra en las extremidades para que podamos huir o luchar contra el peligro; nuestro cerebro produce y libera grandes cantidades de cortisol y adrenalina; se suprime el sistema inmunológico, entre otros procesos.

O sea, toda una fiesta de reacciones que se consideran normales y hasta deseadas para poder sobrevivir al peligro.

Peligro real o imaginario, no importa

César Galicia explica que al acto de luchar o huir se le conoce como “conducta consumatoria”. Cuando sobrevivimos a ese peligro, nuestro cuerpo regresa a la tranquilidad. 

Pero, ¿y si no hay peligro?, ¿por qué se activa ese mecanismo?, ¿por qué nos sentimos tan mal?, ¿qué es la ansiedad y cómo se presenta, maldita sea? 

Para que ese mecanismo se active solo se necesita que tu cuerpo reconozca un estresor, es decir, cualquier cosa o situación -real o imaginaria- que perciba como una amenaza. 

Oh, sí, tu cuerpo y mente pueden percibir peligro donde no lo hay. 

“Cuando el mecanismo se activa en situaciones que no son necesariamente peligrosas o desafiantes y, además, produce síntomas muy intensos y de mayor duración entonces ya puede ser un problema”, dice Frine Torres. 

Como no hay amenaza y no haces nada para huir o luchar no se produce la “conducta consumatoria”, por lo que tu cuerpo permanece estresado -se queda lleno de cortisol y adrenalina- y por eso te sientes tan mal. 

Checa: ¿Cómo apoyar a una persona que tiene ansiedad?

Bueno, ¿cómo se presenta en mi cuerpo la ansiedad?, ¿cuáles son los síntomas?

Ya dijimos que la ansiedad es una reacción normal, pero resulta un problema cuando se presenta de manera inesperada, recurrente y con síntomas físicos, de tal manera que tu vida cotidiana ya no es la misma que antes. 

Mi vida antes de la ansiedad: mi vida después de la ansiedad. Esto podría ser un meme. 

Entre los síntomas de la ansiedad está la inquietud o sensación de excitación, nerviosismo, fatiga, dificultad de concentración, irritabilidad, tensión muscular (amix, todo ese cortisol que el cuerpo no usa se va a los grupos musculares más grandes, por eso te contracturas) y alteraciones del sueño. 

Dentro de la clasificación internacional de Enfermedades Mentales de la Organización Mundial de la Salud (OMS) se contemplan los trastornos de ansiedad

Así, en plural, porque ¡hay varios!: el trastorno de ansiedad generalizada y agorafobia, crisis de pánico, fobia social, fobia específica, trastorno obsesivo compulsivo y trastorno de estrés postraumático.

Lo que estamos viendo en estos tiempos, principalmente, es el trastorno de ansiedad generalizada, que “se diagnostica cuando predomina una ansiedad o preocupación excesiva, persistente y relacionada con situaciones que se viven cotidianamente”, según el texto Los trastornos de ansiedad.

Si sientes una ansiedad intensa con síntomas muy desagradables como dolor en alguna parte del cuerpo, dificultad para respirar, taquicardia o respiración rápida es probable que ya se trate de una crisis de pánico. 

Estos aparecen sin motivo aparente y duran relativamente poco tiempo (generalmente menos de una hora).

Si te sientes mal, no lo dudes, pide ayuda psicológica.

Aquí te compartimos algunos recursos que te ayudarán:

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Imagen BBC
“Reconocí a mi hijo por los pies”: el testimonio del padre de dos de los 4 menores asesinados en Guayaquil
9 minutos de lectura

Luis Arroyo, padre de Josué e Ismael, relata a BBC Mundo la angustia de la desaparición de los menores y el proceso de reconocer sus cuerpos cuando fueron encontrados incinerados.

04 de enero, 2025
Por: BBC News Mundo
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Josué e Ismael Arroyo
Cortesía de la familia
Josué (izquierda) e Ismael (derecha) desparecieron el pasado 8 de diciembre y fueron encontrados sin vida cerca de una base militar.

Es 2 de enero de 2025 y Luis Arroyo y su familia celebran en su casa en el barrio popular de Las Malvinas, en el sur de Guayaquil, el cumpleaños de su hija.

La niña cumple 9 años, pero el ambiente no es festivo. Hace días que no come, está triste. Extraña a sus hermanos mayores, Ismael y Josué, a quienes vio por última vez el 8 de diciembre.

Su papá se esfuerza para darle, aunque parezca un imposible, algo de normalidad. Compra un pollo asado y comen todos juntos.

Arroyo afirma que a ratos quisiera estar viviendo una pesadilla de la que va a despertar. “Pero no es una pesadilla, es real (…) me arrebataron a mis hijos de la peor forma”, dice en conversación telefónica con BBC Mundo.

Sólo horas antes había enterrado a Ismael (15) y Josué (14), cuyos cuerpos incinerados y con signos de tortura le tocó reconocer.

Sus hijos son dos de los “4 de Guayaquil”, los menores de edad ecuatorianos que fueron víctimas de una presunta desaparición forzada tras ser detenidos por miembros del ejército, un caso que ha conmocionado a Ecuador y que pone en entredicho la política de seguridad del gobierno y el papel que está teniendo el Ejército.

Además de Ismael y Josué, las otras víctimas son Nehemías Arboleda, de 15 años, y Steven Medina, de 11.

Los cuatro salieron a jugar fútbol el 8 de diciembre, pero nunca regresaron.

“Papi, ven, sálvame”

La noche del 8 de diciembre Luis Arroyo salió a comprar y cuando volvió a su casa, a eso de las 8:40 de la noche, le pareció raro que Ismael y Josué no hubiesen regresado.

“Como la luz se va acá a las 9 de la noche, antes de esa hora ellos siempre estaban en casa. Le pregunté a mi mujer: ‘¿Y los bebés?’. ‘Se fueron a jugar a la pelota, ya vienen’, me dice.

Entonces, pensé que debían de venir en camino. Pero no llegaban y luego me empecé a preocupar, los salí a buscar y no los encontraba. Yo decía: ‘¿Qué pasó? ¿ Dónde están’? En eso fueron pasando las horas y mi mujer recibió una llamada a las 10:40 de la noche”.

El padre de los adolescentes cuenta que un hombre que nunca se identificó contactó a su esposa para decirles que sus hijos habían sido detenidos por militares, que estaban desnudos y necesitaban ayuda, pero que él no podía protegerlos porque temía meterse en problemas.

“Y ahí me pasa a mi hijo Ismael, el mayor. Y me dice: ‘Papi, ven, sálvame que estamos por aquí en Taura [un barrio de Guayaquil], botados, los militares nos cogieron por supuestamente haber estado robando, pero nosotros no estábamos haciendo nada, papá, ven acá a rescatarnos por favor. Estoy asustado'”.

Luis Arroyo, de negro, llora en el entierro de sus dos hijos.
Getty Images
Luis Arroyo, de negro, llora en el entierro de sus dos hijos.

Luis Arroyo intentó calmarlo. “‘Hijo mío, quédate tranquilo, que yo ya te voy a rescatar’. Y ahí este sujeto le quitó el celular y dice: ‘Espérate que aquí viene pasando la mafia en una moto’. Y yo le digo que por el amor de dios no le haga nada a los niños, que tenga misericordia. Él me dice: ‘Tienes 45 minutos, una hora para venir a verlos (…) Si tu quieres a tus hijos, tienes que venirlos a ver ya'”.

El padre de los menores asegura que el hombre le envió su ubicación y efectivamente estaban a la altura del kilómetro 26 de Taura.

“Yo no tenía cómo movilizarme, yo no me iba a arriesgar a ir allá solo. Entonces corté la llamada y dije: ‘Mis hijos están secuestrados, dios mío santo protégelos’. Ahí llamé a un familiar para que reportara la novedad al cuartel de Taura y a los policías con la ubicación que yo le doy. Con la foto de este tipo y el número”.

“Pero cuando los policías llegan al punto no encuentran a nadie. Y ahí mi familiar coge y me llama y me dice: ‘Primo, no están los bebés’. Desesperado le corto la llamada y llamo a este sujeto de nuevo y le digo: ‘Barón, dios te bendiga, ¿por qué no entregastes a mis hijos si yo los mandé a ver? Y él me dijo, disculpe la mala palabra: ‘Eres como la verga porque me mandaste a la policía. Se ve que no quieres a tus hijos (…) vino la mafia como en 10 motos y se los llevó'”.

“Ahí me cortó la llamada y no supe nada más de mis hijos”.

familiares 4 de Guayaquil
Reuters
Familiares y amigos en el funeral de Josué e Ismael Arroyo, Steven Medina y Nehemías Arboleda.

No recibió una llamada, ni un mensaje. Se enteró por las redes sociales, en vísperas de Nochebuena, que cuatro cuerpos habían sido encontrados incinerados y con signos de tortura cerca de una base militar.

“Ahí nos pusimos mal, porque nosotros hasta ese día seguíamos orando, confiando en el señor… Pedíamos: ‘Que no sean nuestros hijos'”.

“Ellos los encontraron el martes y el viernes nos llamaron a nosotros desde criminalística para ir a dar unas características de nuestros hijos. Y ese mismo día hicimos una prueba de ADN”.

A esas alturas una jueza había solicitado que el caso se investigara como una presunta desaparición forzada y 16 militares fueron detenidos.

“Mamitas, papitos, son sus hijos”

Pero fue el 31 de diciembre, cuando los familiares participaban de la audiencia de formalización de los 16 militares envueltos en la detención de los menores de edad, cuando tuvieron plena confirmación.

“Cuando se acabó la audiencia, el fiscal llegó donde nosotros, a la sala en la que estábamos reunidos. Vino con el otro fiscal de derechos humanos de Quito y preguntó: ‘¿Ya les dijeron?’

Y nosotros dijimos que no y él dijo: ‘Bueno, papitos, mamitas, yo les dije que yo iba a ser transparentes con ustedes, que no les iba a mentir en nada, y lamentablemente los cuerpos que fueron hallados en Taura sí son sus familiares, son sus hijos'”, recuerda Luis Arroyo.

“Eso fue horrible, ahí mi mujer casi se muere. Fue espantoso”.

La próxima parada sería la morgue.

Los 4 menores de Guayaquil.
Cortersía de la familia

“Sólo les dejaron sus pies”

“Yo vi a mis dos hijos, solamente les dejaron sus pies, debajo de los dedos, y como Ismael tenía sus callos, sus juanetes, de pie de futbolistas, (pude) distinguirlo por eso, porque la cabeza tampoco estaba. Al otro le habían dejado una manito, un dedito y su pelo, parte de su cráneo, y de la cara”.

“Mi esposa no quiso verlos, ella estaba enferma y la dejé en casa. Yo preferí que ella no los viera, pero ahí el papito del niño de 11 años, Steven, vio a su hijo también. Al chiquitito también yo lo vi, sus piececitos pequeños, pobrecito, me da mucha pena de ver todo lo que han hecho. Al niño Nehemías lo vio su tío, y él lo reconoció por los brackets y el pelito. Porque él estaba más completo que los otros”.

El padre de Ismael y Josué dice que como familia quiere pedir la exhumación de los cuerpos, pues aún no tienen la información completa de qué fue lo que pasó con ellos.

“Nosotros quisiéramos sacar los cuerpos y llevarlos internacionalmente a que les hagan el examen de ADN. En eso quisiéramos que nos ayuden, porque queremos justicia. Esto no se puede pasar por alto, eran cuatro niños indefensos, imagínese hacerles todo esto, con esta saña, con esta maldad”, dice.

“Ellos nos entregan los cuerpos pero no nos dicen de qué murieron, si fueron torturados, baleados, sacados sus órganos. Nos entregaron el esqueleto, en estado de descomposición, quemados totalmente, sin cabeza mi hijo, es algo aterrorizante. El forense de criminalística no nos ha dicho las causas, sólo nos hicieron llenar una ficha para poder retirar los cuerpos para darles cristiana sepultura”.

“¿Dónde dejo esos goles que disfruté con él?”

Luis Arroyo llegó este lunes hasta el cementerio Ángel María Canales con las medallas ganadas por su hijo Ismael en las competencias de fútbol colgadas en el cuello. Era un homenaje al que fue su sueño de toda la vida: convertirse en futbolista profesional.

“Mis hijos eran muy amorosos, amigueros, ellos no tenían problema con nadie”.

“Eran unos hijos excelentes, amaban a su mamá, a su papá, a sus hermanos. Ellos siempre estaban dedicados a sus estudios, a la pelota. Nos decían: ‘Papá, mamá, yo voy a llegar a jugar fútbol profesional, voy a viajar por el mundo, te voy a comprar una casa, mamá… Yo los voy a sacar de aquí’. Ese era el sueño de mi hijo”.

“Y a mi otro hijo, Josué, a él le encantaba la pelota, pero le gustaba más el estudio. Y él también decía: ‘Mamá yo te voy a comprar una casa, yo te la voy a comprar primero que Ismael, ya vas a ver'”.

Luis Arroyo en la morgue
Getty Images
Luis Arroyo (de gris), en la morgue en la que reconoció a sus hijos.

“Yo hacía un esfuerzo por verlos bien, porque ellos se sintieran bien, de pagarles sus estudios, que no les hiciera falta su comida. Todas las semanas llevaba a Ismael a jugar, porque él entrenaba de lunes a viernes y los días sábado y domingo le tocaba ir a jugar los partidos. Imagínese ahora, ¿a quién voy a llevar al fútbol? ¿Dónde dejo esos goles que yo disfruté con él? Mi hijo Josué…¿A quién voy a llevar al colegio? Con todo ese vacío que dejan en nosotros, en esta familia”.

“Yo los amo con mi vida, siempre los voy a tener en mi corazón a Ismael Arroyo y Josué Arroyo, son mi vida. Ellos están en un nuevo lugar, porque yo sé que dios los tiene arriba en el cielo, son unos angelitos, siempre los voy a amar y no voy a descansar hasta que se haga justicia. Eso sí yo se lo prometo, mis amores. Sus muertes no van a quedar impunes. Ellos eran todo para mí, eran mi motor, mi pieza fundamental”.

Un llamado de justicia

Arroyo sostiene que sus hijos fueron discriminados por su color de piel y que no son los primeros ni serán los últimos niños que desaparezcan ante la estrategia de seguridad militar del gobierno de Daniel Noboa.

“Esta es una mala estrategia por parte del gobierno: mandar a esta gente a matar a las calles, porque eso es lo que hacen, salir a matar… ¿En qué mundo estamos, en qué país estamos? El presidente apoya la sinvergüencería que hacen estos militares, tapando las cosas y discriminando a nuestros hijos, poniéndolos por los suelos”, critica.

“Ellos quieren dejar mal a nuestros hijos, quieren incriminarlos como terroristas, ladrones, delincuentes, cuando nuestros hijos jamás… Mis hijos no eran delincuentes, ellos tampoco estaban robando, no hay ninguna evidencia de que ellos hayan estado robando nada”, dice en alusión a lo que dijo inicialmente el Ministerio de Defensa sobre el caso, que sugirió que los menores habían estado involucrados en un robo antes de ser detenidos.

“El presidente los declaró héroes nacionales antes del 24 de diciembre y ahora él no se ha manifestado, no nos ha ayudado, nosotros no hemos recibido ninguna ayuda por parte del gobierno”, se queja.

Luis Arroyo dice sentir miedo y hace un llamado a las autoridades ecuatorianas a darles protección a él y a su familia. “Estoy aterrorizado con esto, quisiera salir corriendo de Ecuador. Nos sentimos solos, sin protección, pueden atentar contra nuestras vidas”.

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BBC

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