Si te late la música y quieres pasar una velada a gustito, acá te tenemos lugares para escuchar jazz en CDMX y pasar una gran noche.
La verdad es que la oferta de estos lugares en la ciudad es bastante amplia y no se concentra en una sola área. Así que no importa si vives en el sur, el centro o el norte, seguro encontrarás algún espacio que se acomode para ti.
Lo mejor de todo, es que estos lugares no solo prometen bandas en vivo, sino que en ellos podrás disfrutar de tragos y coctelería y en algunos hasta cenas deliciosas.
Uno de los lugares para escuchar jazz en CDMX más conocidos es Jazzatlán Capital, pues tiene una oferta amplísima en su cartelera mensual que puedes revisar aquí.
Este lugar es una extensión del club original, que se encuentra en Cholula, Puebla, y que desde hace 14 años es un punto clave en la escena del jazz. Y sí, músicas mexicanas y de otros lugares del mundo han llenado el escenario de este lugar.
Lo mejor es que tiene presentaciones gratuitas (con cupo limitado) y hay otras con venta de boletos anticipada.
Dónde: Guanajuato 238, Roma Norte.
Horario: lunes a viernes de 18:00 a 22:00; sábado y domingo de 17:30 a 02:00.
En este speakeasy ubicado en la Roma, te sentirás como en El gran Gatsby o un bar de los años 20.
En cuanto cruces la puerta te sentirás transportada a otra época donde lugares de se realizaba la fiesta clandestina en lugares de este tipo, donde la luz es tenue, pero la música no se detiene.
Aquí no solo encontrarás música en vivo, sino también espectáculos de burlesque, DJ sets y una gran carta de bebidas.
Dónde: Durango 93, Roma (por la Plaza Río de Janeiro)
Cuándo: martes de 20:00 a 01:00; miércoles a sábado hasta las 02:00.
La colonia Juárez tiene un encanto muy especial y una de sus joyas es Parker & Lenox, que además de speakeasy es uno de los bares más cool para escuchar jazz en CDMX.
Para llegar, primero debes entrar al restaurante Lenox y, después preguntar por Parker: de esta forma cruzarás a un espacio distinto lleno de música, tragos muy coquetos y con un ambiente muy de los 20s.
Para conocer su cartelera, basta con entrar a su página y checar qué músicas se presentarán el fin de semana. Ahí mismo puedes hacer tu reservación. Los martes son de jam sessions y los jueves hay homenajes a leyendas de jazz.
Si te quedaste con alguna canción en la cabeza y no recuerdas la canción, ellos mismos suben playlists que pueden resultarte interesantes.
Dónde: General Prim 100, Juárez, Cuauhtémoc.
Cuándo: martes a sábado de 18:00 a 2:00; el show comienza a las 21:00.
Costo: martes entrada gratuita; miércoles y jueves boletos a $200; viernes y sábado $290.
En la Santa María la Ribera también encuentras lugares para escuchar jazz en CDMX. Uno de ellos es este sitio cuya fundadora es la cantante y melómana Adriana Herrera.
La verdad es que este espacio es el refugio de quienes amen la música en general y otras artes, pues encontrarás todo tipo de géneros y disciplinas escénicas como standup y clown.
Sin embargo, sí hay muchas noches dedicadas al jazz y al soul, así que no olvides revisar sus redes sociales para ver quiénes serán los artistas invitados de la noche.
Dónde: Nogal 45, Santa María la Ribera.
Cuándo: normalmente de martes a jueves de 13:00 a 22:00; viernes y sábado hasta las 00:00.
¡Claro que Coyoacán no podía faltar con un lugar para escuchar jazz! Se trata de este sitio cuyo objetivo es hacerte sentir un poco como en Nueva Orleans.
Aquí encontrarás comida típica de este ciudad mientras disfrutas de jazz en vivo en este lugar relativamente nuevo (abrió en 2023).
Dónde: Centenario 49, Del Carmen, Coyoacán
Cuándo: las presentaciones de jazz usualmente son de jueves a sábado a las 20:00; domingos a las 16:30 o 18:00.
La Portales es un estuche de monerías que sorprenden bonito. Entre sus grandes ofertas está el Café Jazzorca, uno de los pioneros de la oferta de jazz en CDMX.
Lo maneja Germán Bringas, quien es un músico experimentado que se esfuerza por tener invitadas de primer nivel.
Acá escucharás más improvisación y free jazz y te aseguramos que vas a disfrutarlo muchísimo. ¡Ojo, que sólo abre los sábados!
Dónde: Municipio Libre 37A, colonia Portales.
Cuándo: sábados desde las 20:00
Se advirtió, se dijo, se repitió: la Portales tiene sorpresas chulas y varios lugares para escuchar jazz en CDMX.
Pizza Jazz Café es Manejado por un saxofonista amante del jazz, es un espacio chiquitito y tiene un aire medio under.
Las pizzas a la leña, con todo y su horno de piedra ahí mismo, tienen nombres de grandes músicos del jazz. Seguro vas a pasar un gran rato en este lugar, pero recuerda: ¡vas a escuchar a las músicas que se presenten! Así que atención, silencio y respeto.
Dónde: Eje 7 Sur 46, colonia Portales.
Cuándo: normalmente de lunes a sábado de 19:30 a 23:00.
Conocer este espacio es un must en la CDMX. Así como lo lees: el Zinco Jazz Club es todo una referencia del jazz en la ciudad.
Además, el lugar es interesante pues se encuentra en un sótano de un edificio enorme del Centro Histórico de la ciudad, lo que le da un aire único y un ambiente al que tooooda la gente es invitada.
La cartelera la puedes consultar en su página y si ya decidiste que quieres ir, ¡lo mejor es reservar! El lugar es pequeño y conviene tener asegurada tu entrada.
Las músicas salen puntualmente a las 10 de la noche y mientras se llega el momento de escucharlas, puedes beber alguno de los cocteles que te ofrecen.
Dónde: Motolinia 20, Centro Histórico.
Cuándo: normalmente de miércoles a sábado desde las 21:00.
Nueeevamente la Portales diciéndonos que es el lugar de jazz en CDMX por excelencia.
Y es que muy cerca del Metro Eje Central encontrarás esta fonda con casi 30 años de historia donde los fines de semana mezcla gastronomía con jazz en vivo.
Puedes ir a comer cualquier día de la semana, pero si quieres conocer qué artistas y bandas se presentarán, te recomendamos revisar su página.
Dónde: Filipinas 832, Portales Sur.
Cuándo: lunes a viernes de 08:00 a 21:00; sábado de 10:00 a 20:00; domingo de 10:00 a 18:00. Toma en cuenta que comúnmente los viernes y sábado son de jazz.
El gobierno de Milei busca reintegrar al sistema financiero local los dólares no declarados por los argentinos.
A principios de 1975, Rubén Stupiello decidió vender una casa en Buenos Aires y depositar sus pesos en un banco argentino, atraído por una alta tasa de interés que le permitiría hacer más dinero con su dinero.
La estrategia le funcionó, pero la buena racha le duró poco.
Pocos meses después, el ministro de Economía argentino de aquella época, Celestino Rodrigo, anunció el 4 de junio de 1975 un paquete de medidas económicas que derivó en una devaluación del peso por encima del 100%.
Desconcertado por la situación, Rubén se apresuró a retirar su dinero del banco. Al hacerlo, notó que los pesos equivalentes al valor de una casa le alcanzaba con suerte para comprar un auto.
El “Rodrigazo”, como se conoció al plan económico de Celestino Rodríguez, terminó de convencer a muchos argentinos que la mejor forma de ahorrar en su país era en dólares y no en una moneda local que se ha caracterizado por perder valor desde entonces.
“En Argentina, no confiamos en nuestra moneda. Después de décadas de devaluaciones muy fuertes, sabemos que quien ahorró en pesos en los últimos 50 años perdió en comparación a quien ahorró en dólares”, le dice a BBC Mundo Guido Zack, doctor en Análisis Económico.
Pero ahorrar en dólares y depositar la divisa estadounidense en bancos tampoco resultó una garantía.
En el año 2001, en medio de una de las peores crisis económicas, el ministro de Economía de ese entonces, Domingo Cavallo, impuso restricciones al retiro de los dólares que los ahorristas tenían en el sistema bancario.
Esta medida, que se conoció como “Corralito”, terminó con la caída del gobierno de ese entonces y con una pesificación forzosa de esos ahorros en dólares a un tipo de cambio menor al que regía antes de la crisis.
A la desconfianza en el peso se sumó la desconfianza en los bancos, por lo que muchos ahorritas escondieron en sus casas los “verdes” (como se conoce en Argentina al dólar) para un uso futuro.
Así nació la expresión: “debajo del colchón”, una práctica que rápidamente se convirtió en hábito entre los argentinos.
El Instituto Nacional de Estadística y Censos calcula que unos US$246.000 millones están por fuera del sistema bancario argentino, según el informe “Balanza de pagos, posición de inversión internacional y deuda externa” de 2024.
La cifra supera ampliamente a las reservas internacionales del Banco Central de Argentina que rondan los US$38.300 millones y se calcula que representan el 45% del PIB del país.
Por eso, el gobierno de Javier Milei quiere reinsertar esos dólares en el sistema.
“Los que tienen los dólares bajo el colchón son los héroes que van a sacar adelante este país”, sostuvo el mandatario en el Congreso Económico Argentino de abril pasado.
“Ustedes no metieron dólares abajo del colchón porque odian al país. Lo hicieron porque del otro lado había un conjunto de delincuentes que les robaron con el impuesto inflacionario”, remató.
En esa dirección, el gobierno anunció a mediados de mayo un plan que habilita a las personas con ahorros no declarados a utilizar ese dinero para comprar una propiedad de hasta US$43.000 o colocar hasta US$85.000 en plazos fijos en los bancos sin justificar su origen.
“Este cambio de régimen apunta a devolverle la libertad a la gente y dejar de pensar que la gente que se tuvo que refugiar en el mercado informal son delincuentes”, agregó el ministro de Economía, Luis Caputo.
La medida llega después del exitoso blanqueo de capitales por US$22.500 millones que alcanzó el gobierno el año pasado y del nuevo préstamo del FMI por US$20.000 millones.
“Me dijeron, no sé si es verdad, que hay más de US$200.000 millones bajo el colchón y Dios sabe dónde. Si ese dinero se invierte en Argentina, imaginen lo que sería ese país”, comentó la directora del organismo, Kristalina Georgieva, en un evento con legisladores organizado en Washington.
Pero, ¿de qué hablamos cuando los argentinos se refieren a los dólares “en el colchón” y qué nos dicen sobre el problema crónico de la escasez de divisas de su economía?
Santiago, un empresario gastronómico de 37 años, dice que nunca depositó sus ahorros en un banco y que adoptó esta posición, al igual que gran parte de los argentinos, al mirar la experiencia de su familia de las últimas décadas.
“Mi papá perdió US$40.000 en la década de 1990 de la noche a la mañana un día que el banco con el que operaba cerró. Después, en plena crisis de 2001, otro banco no le dejó sacar sus ahorros por un tiempo. No quiero que me pasé eso”, dice.
La expresión de los “dólares bajo del colchón” hace referencia a los ahorros no declarados, en moneda estadounidense, que no entran al sistema. Pueden estar escondidos en las casas, atesorados en las cajas de seguridad físicas de los bancos o depositados en cuentas en el exterior.
“La manera de protegernos de las devaluaciones y la inflación es ahorrar en moneda extranjera y ahorrar los dólares en billetes. Algunos, esos billetes los ponemos debajo del colchón, que es un eufemismo para decir que escondemos los dólares en nuestras casas”, dice Guido Zack.
De acuerdo al especialista, los incentivos para depositar los ahorros en pesos en el banco no logran compensar la inflación crónica por la que pasa el país. Por lo tanto, destinar los pesos a un plazo fijo en moneda local no siempre termina siendo favorable.
“En los últimos años ahorrar en moneda local en el sistema financiero no ha sido lo más conveniente para los argentinos. Pero eso es algo que debe cambiar, si queremos estabilizar nuestra economía”, añade.
Esta práctica complica mucho la economía local.
Argentina ha sufrido constantes ciclos de estancamiento económico y en buena medida esto se debe a esta escasez crónica de dólares.
“En nuestro sistema bancario faltan esos US$250.000 millones de los argentinos que están fuera del sistema”, dice Zack.
La ausencia de estos dólares en los bancos se traduce en la escasez de reservas internacionales en el Banco Central, que es aquello que un país necesita importar más productos y así hacer crecer su economía.
Cuando los argentinos ahorran en dólares lo que hacen es básicamente sacarlos del circuito económico. Por lo tanto, estos no son dólares que se usen para consumir ni para prestarle a una empresa para que invierta. Por el contrario, son “dólares que están quietos”.
“Y ese es un gran problema de la economía argentina”, explica el economista.
Si toda persona que tiene capacidad de ahorro, en lugar de utilizarla para financiar inversión en la economía local, lo que hace es comprar dólares y sacarlos del sistema, va a haber mucha menos disponibilidad de dólares para prestarle a las empresas dice Zack.
También habrá muchos menos dólares para acumular reservas y estabilizar el tipo de cambio, que es uno de los principales problemas de la economía argentina de la última década.
Para recuperar esos dólares que Argentina necesita, el gobierno de Milei presentó un plan que consiste en no preguntar sobre el origen del dinero no declarado que se utilice para comprar una propiedad o que se deposite en un banco.
“Tus dólares, tu decisión”, anunció el vocero presidencial de Javier Milei, Manuel Adorni, en una rueda de prensa el 22 de mayo pasado.
“Lo tuyo es tuyo y podés gastarlo como quieras sin tener que andar demostrando a cada rato de dónde lo sacaste. Los argentinos vuelven a ser inocentes hasta que la Agencia de Recaudación y Control Aduanero demuestre lo contrario”, agregó.
“Este cambio de régimen apunta a devolverle la libertad a la gente y dejar de pensar que la gente que se tuvo que refugiar en el mercado informal son delincuentes”, sostuvo el ministro de Economía, añadió Luis Caputo.
Esta medida, que se presenta a cinco meses de las elecciones de medio término en Argentina, ha generado controversia.
“¿Dónde están los incentivos? Parecen que si haces las cosas mal salís premiado y si las haces bien estás castigado. Los incentivos están totalmente cruzados”, dice el empresario gastronómico entrevistado por BBC Mundo sobre esta medida que permite blanquear dinero no declarado.
“El relajamiento de la información puede terminar por fomentar la informalidad. Si el Estado no puede controlar el origen de ese dinero, uno puede pensar: ¿Para qué voy a pagar mis impuestos? Y esa es una actitud muy egoísta y totalmente contraria a la solidaridad de un país”, comenta Zack.
Por su parte, la secretaria de Comunicaciones del FMI, Julia Kozack, recordó que Argentina se comprometió “a fortalecer la transparencia financiera y respetar las normas antilavado”.
“Cualquier medida nueva que pueda tener como objetivo alentar el uso de activos no declarados debe ser coherente con estos compromisos. Lo único que puedo decir ahora es que estamos viendo lo que está ocurriendo con suma atención”, alertó.
El gobierno argentino intenta por todos los medios sacar los dólares del colchón. Una ambición que comparten -y han intentado conseguir con poco éxito- los presidentes que antecedieron a Milei desde 1980 hasta la fecha.
La pregunta de fondo es si hoy existen los incentivos necesarios para que los argentinos recuperen la confianza en sus entidades financieras y, en última instancia, en su propia moneda.
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