La mexicana ha conquistado distintos lugares y orquestas del mundo y ahora ha cosechado un nuevo éxito. Alondra de la Parra es la directora artística y titular de la Orquesta y Coro de la Comunidad de Madrid (ORCAM).
Esta orquesta fue fundada desde 1987 y el coro en 1984. Este 2024 se marca un hito con la llegada de la mexicana.
Desde entonces habían tenido tres directores titulares de origen español hasta que en 2021 se hizo cargo la polaca Marzena Diakun.
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En redes sociales, la directora Alondra de la Parra expresó su emoción por este nuevo título.
“Me llena de orgullo y emoción iniciar esta nueva aventura con ustedes”, puso en una publicación en X donde comparte la noticia dada por Fundación OCRAM.
Se dio a conocer, a través de un comunicado, que la nueva directora Alondra de la Parra ” inaugurará su proyecto artístico para la entidad en la temporada 24/25“. Será en primavera cuando se den a conocer todos los detalles de esta nueva etapa para la orquesta y el coro.
María Antonia Rodríguez, directora gerente de la Fundación OCRAM dijo que Alondra de la Parra “es una artista completa, la candidata idónea para lograr nuestros objetivos artísticos y nuestras metas como fundación pública”
Igualmente reconoció la “excelencia y gran experiencia artística” y “su poder de liderazgo, así como su especial conexión con el público” que aportará muchísimo en este nuevo rol.
Aunque no seas fan de la música clásica o contemporánea de orquesta, seguro te suena el nombre de esta famosa mexicana.
Nacida en Nueva York y a sus 43 años de edad, la artista ha dirigido más de 100 de las orquestas más importantes del mundo.
Entre ellas destacan la Orchestre de Paris, la London Philharmonic Orchestra, Tonhalle-Orchester Zürich o L’Orchestra – Accademia Nazionale di Santa Cecilia.
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En 2016 asumió el cargo de directora musical de la Queensland Symphony Orchestra y en abril de 2022 fue nombrada directora invitada de la Orchestra Sinfonica di Milano.
También es fundadora y directora de la Orquesta Filarmónica de las Américas desde 2004, plataforma para mostrar el talento de los jóvenes intérpretes y compositores latinoamericanos.
La directora Alondra de la Parra también se ha destacado por sus esfuerzos por acercar a toda clase de públicos al mundo de la música de orquesta.
Un ejemplo de ello es su papel como fundadora y directora del Festival PAAX, celebrado anualmente en el Caribe Mexicano y donde se presentan renombrados compositores contemporáneos.
Otra prueba de ello son sus discos, como Travieso Carmesí donde retoma clásicos de la música mexicana dirigiendo a la Orquesta Filarmónica de las Américas y con las voces de Ely Guerra, Natalia Lafourcade y Denise Gutiérrez.
O el disco Olé México, creado por Alondra y Mane de la Parra, que fusiona los boleros y canciones populares de la música romántica mexicana, con el sello apasionado de la voz flamenca.
La corresponsal de la BBC Katty Kay, conversó con el escritor estadounidense Kyle Chayka sobre cómo la sociedad podría estar inclinándose hacia lo que él denomina “publicar cero”.
En un reciente artículo de la revista New Yorker, el escritor Kyle Chayka sugirió que la sociedad podría estar encaminándose hacia lo que él denomina “publicar cero”: un punto en el que la gente normal siente que no vale la pena compartir sus vidas en el mundo digital.
He notado esta tendencia a la baja en mis propias redes sociales. Por cada foto de las vacaciones de un amigo o de los hijos de un compañero de trabajo, parece haber docenas (sino cientos) de publicaciones de marcas e influencers promocionando un nuevo producto o comentando las últimas tendencias.
Las redes sociales solían parecerme una fotocopia imperfecta de mi vida social, pero ahora se parecen más a “contenido”.
Sé que parte de esto se debe a que las propias plataformas han cambiado. TikTok e Instagram han acumulado infinidad de vídeos verticales y han creado algoritmos muy potentes e inquietantes para guiarnos a través de ellos.
Pero, ¿qué ocurre con nuestras vidas digitales cuando las redes sociales parecen volverse mucho menos sociales? Decidí llamar a Kyle Chayka para preguntarle más al respecto.
Es redactor de la revista The New Yorker y su último libro se titula Filterworld: How Algorithms Flattened Culture (“El mundo filtrado: cómo los algoritmos han aplanado la cultura”).
A continuación un extracto de nuestra conversación que ha sido editada por motivos de extensión y claridad.
Cuando miro mis redes sociales, noto que están llenas de anuncios y fotos de casas preciosas que nunca compraré en lugares que probablemente nunca visitaré, así que estoy intentando recordar cuándo fue la última vez que vi una publicación de un amigo. ¿Qué significa para el futuro de estas plataformas que nuestra razón para utilizarlas ahora sea totalmente diferente de lo que era hace tan solo un par de años?
Creo que las redes sociales se han vuelto menos sociales. Ahora se trata de consumir este tipo de contenido altamente mercantilizado. Se trata más de aspiraciones de estilo de vida, no solo de lo que sucede a tu alrededor y cómo te relacionas con tus amigos y familiares. Para mí, eso le quita el sentido a las redes sociales.
Si las plataformas están perdiendo su influencia en la vida cotidiana de las personas y la gente normal ya no siente el incentivo de publicar, entonces las redes sociales se convierten en algo parecido a la televisión. Lo que nos queda entonces es la publicidad de marcas, la moda rápida y los anuncios de casas y hoteles, y eso no es lo mismo que el contenido orgánico y con mucha textura al que estábamos acostumbrados.
Las personas que dirigen estas empresas de redes sociales cuentan con los algoritmos más sofisticados para engancharnos. ¿Cuál es su respuesta ante esto? ¿O simplemente se alegran de que haya más publicidad y, por lo tanto, obtengan más ingresos publicitarios?
Creo que sus principales clientes son los anunciantes. Por lo tanto, mientras los usuarios sigamos participando, su modelo de negocio seguirá funcionando.
Creo que también están apostando porque el contenido generado por humanos sea sustituido gradualmente por contenido generado por IA. Se puede ver que Meta ya está orientando el feed de Facebook y el de Instagram hacia ese tipo de contenido generado por ordenador, que obviamente es infinito y barato, pero también, en mi opinión, carece de sentido.
¿Crees que existe la posibilidad de que las plataformas de redes sociales experimenten una caída significativa entre las personas que realmente las visitaban para ver cosas como dónde iban de vacaciones nuestros amigos o qué desayunaban?
Creo que sí, que hay un lento declive. Conozco un estudio reciente que reveló que cada vez menos personas publican en TikTok. Pero lo que estas plataformas han descubierto, en particular Instagram, es que nuestro intercambio personal se está desplazando hacia los mensajes directos y las conversaciones individuales con nuestros amigos.
En realidad, necesitamos una red social virtual. Las redes sociales que tenemos ahora no quieren desempeñar ese papel. Por lo tanto, creo que surgirán nuevos espacios y tal vez incluso nuevas aplicaciones para satisfacer esa necesidad, ya sea una versión ampliada de WhatsApp o un mejor sistema de gestión para todos los chats grupales de tus amigos. Creo que simplemente estamos pasando a una forma más privada e íntima de conectarnos en línea.
Tengo hijos veinteañeros y adolescentes. Entre mi generación existía la sensación generalizada de que a los jóvenes de hoy en día no les importa la privacidad y que están encantados de publicar cualquier cosa en Internet. Me pregunto si nos equivocamos al pensar eso, si los jóvenes probaron este mundo en el que todo se expone públicamente y ahora piensan: “En realidad, prefiero que mis grupos sean más íntimos y selectos”, en lugar de que todo el mundo sepa lo que desayuné.
Creo que a lo largo de la década de 2010 hemos aprendido las desventajas de difundir nuestra vida privada en Internet. Lo hemos visto con los casos de humillación pública o situaciones embarazosas que se han vuelto virales.
Me parece que el contrato social de las redes sociales ha cambiado. El trato era: si publicabas cosas, si publicabas contenido, podías conseguir una audiencia masiva. Pero eso se convierte en un círculo vicioso que acaba dominando toda tu vida. Así que, a menos que intentes convertirte en un influencer o en un profesional de las publicaciones en Internet, ese trato ya no parece tan bueno. Las desventajas de publicar son demasiado grandes y las ventajas no son lo suficientemente buenas. Parece mejor envíar un mensaje de texto a tus amigos
Tuve una conversación muy interesante con Jonathan Haidt, quien ha trabajado mucho para eliminar los teléfonos de las escuelas. ¿Crees que si la tendencia que estás observando, a la que llamas “publicar cero”, resulta ser una especie de ola significativa hacia la que nos estamos moviendo, realmente facilitará romper la adicción de los niños a los teléfonos y dispositivos?
Es una buena pregunta. Creo que, en cierto modo, hemos superado el pico de las redes sociales, pero no creo que eso elimine la conversación digital que la gente mantiene las 24 horas del día, los 7 días de la semana. Lo que ocurre es que la conversación se aleja de los canales públicos y se traslada a chats grupales, mensajes directos o plataformas más efímeras, como Snapchat.
La capacidad adictiva del teléfono sigue ahí. La distracción también sigue ahí. Pero creo que ahora tiene menos carácter público. Creo que es un poco mejor que hayamos salido de la esfera pública y hayamos eliminado el riesgo de quedar totalmente expuestos al mundo entero y hacernos virales por motivos equivocados. Pero seguimos enviándonos mensajes todo el día. Seguimos consumiendo memes. Seguimos distrayéndonos con las redes sociales.
Pensando en el futuro. ¿Qué veremos en nuestros teléfonos dentro de cinco años? ¿En qué medida cambiarán nuestras interacciones con el componente social de nuestros teléfonos y dispositivos?
Creo que se parecerá aún más a la televisión. Si observamos cómo están evolucionando las cosas, vemos que hay muchos medios profesionalizados. Se trata en gran medida de ver cosas de forma pasiva. Hoy en día vemos cómo YouTube, TikTok y Netflix se fusionan en una combinación poco ortodoxa de audio, vídeo y algoritmos.
Si tuviera que hacer una predicción, diría que la conversación y el aspecto social se trasladarán a los mensajes de texto o, quizá, a la vida real. Creo que el auge de las redes sociales ha creado un mayor deseo de interacción en persona y nos ha recordado el valor de compartir cosas en la vida real. Eso me da un poco de esperanza.
¿Crees que llegaremos a un mundo sin publicaciones, en el que personas como tú y yo ya no publiquemos nada?
Creo que sí y creo que llegará antes de lo que esperamos simplemente porque ya no hay ningún incentivo para publicar. ¿Por qué publicar tus selfies o tu desayuno si no recibes atención por ello, no puedes llegar a tus amigos y solo estás compitiendo con toda esa basura remota y abstracta que hay por ahí?
Quizás las redes sociales fueron una aberración en cierto modo, o un desvío. Y esta idea de que toda persona normal debería compartir su vida en público era un poco errónea desde el principio. Ahora estamos despertando un poco de eso, viendo el daño que ha causado y avanzando un poco con nuestros hábitos.
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