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La ansiedad no llega sola… todo sobre ‘IntensaMente 2’
La ansiedad no llega sola… todo sobre ‘IntensaMente 2’
Imagen: Pixar
3 minutos de lectura

La ansiedad no llega sola… todo sobre ‘IntensaMente 2’

¡Riley llegó a la adolescencia! ¿Nos emocionamos o entramos en pánico? Conoce a las nuevas emociones que veremos en IntensaMente 2.
07 de marzo, 2024
Por: Animal MX
@animalmx 

Tenemos un nuevo tráiler de IntensaMente 2, prevista para llegar a cines a mediados del 2024. Lo mejor de todo es que trae nuevas emociones y una de ellas es nuestra vieja y confiable compañera: la ansiedad.

La primera película salió en 2015 y nos llevó al mágico mundo de nuestras emociones. La película se centraba en Riley, una niña de 11 años y las cinco emociones en su mente: Alegría, Tristeza, Ira, Desagrado y Miedo.

Pero ahora, la gama de emociones se volverá más grande y complicada.

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El tráiler de IntensaMente 2 presenta nuevas emociones

El nuevo tráiler de Inside Out 2 muestra que Riley ya tiene 13 años y que la vida de nuestras cinco emociones se volverá un poco más compleja.

Podemos ver que su mente pasa por una demolición repentina para dejar espacio para algo inesperado: ¡nuevas emociones! Así es como Alegría, Tristeza, Miedo, Ira y Desagrado no saben cómo manejarlas y, en consecuencia, se vuelven emociones reprimidas mientras la vida de Riley se pone de cabeza.

Recordemos que al final de la película anterior nuestras cinco emociones recibían una consola expandida y que también se crearon nuevas islas. Además, la historia de Riley continuó de cierta forma en el cortometraje La primera cita de Riley donde la vemos ya iniciando su adolescencia.

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Conoce a las nuevas emociones de IntensaMente 2

La primera que conocimos es Ansiedad, de color naranja y con un aspecto completamente distinto a las demás emociones. En inglés será interpretada por Maya Hawke, a quien esperamos ver de regreso en la última temporada de Stranger Things.

Este nuevo tráiler revela que veremos a Envidia, de color entre azul y verde con un aspecto adorable, pero que no te deje engañar. Sabemos que esta emoción puede ser muy peligrosa. En inglés, su voz será Ayo Edeberi, a quien viste toda esta temporada de premios gracias a The Bear.

En un tono todavía más morado, casi tirándole a azil vemos a Ennui, quien se presenta como “lo que llamarías aburrimiento”. En el trálier en español se le escucha un acento francés y eso es porque el término como tal viene del francés. Por eso, su voz en inglés es Adèle Exarchopoulos, quien se hizo mundialmente famosa con La vida de Adèle.

El grandulón de color rosa al que le sudan las manos es Vergüenza, y será interpretado por Paul Walter Hauser, a quien quizás recuerdas por Cobra Kai o las películas Yo, Tonya y Richard Jewell.

intensamente nuevas emociones
Fotos: Capturas de pantalla

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¿Cuándo se estrena IntensaMente 2?

Por ahora, la película tiene como fecha de estreno el 13 de junio del 2024 y se estrenará en cines.

IntensaMente 2 sale nueve años después de la original.

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Imagen BBC
Los 3 colores que México le dio al mundo y qué quizás no sabías
7 minutos de lectura

Alegres, intensos, perdurables… y siempre hermosos: estos son los brochazos de color que México ha dado al planeta.

24 de diciembre, 2024
Por: BBC News Mundo
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En 1970 la final de la Copa Mundial de Fútbol en México hizo historia y no sólo porque el legendario Pelé hizo su última aparición o porque Brasil ganó la tercera de sus cinco copas.

El torneo fue el primero que se transmitió a color en todo el mundo, permitiéndole a los televidentes ver los tonos de los uniformes de los equipos nacionales.

Pero esa no era la primera vez que México coloreaba el planeta.

Unas décadas atrás había dado un brochazo con un rosa brillante basado en los colores naturales del árbol de bugambilia.

1. Rosa mexicano

La historia del color en Mesoamérica era muy antigua, pero el diseñador, fotógrafo y pintor Ramón Valdiosera lo había puesto en la escena internacional en un desfile realizado el 6 de mayo de 1949 en el famoso Hotel Waldorf-Astoria en Nueva York.

El artista había adoptado ese rosa tras realizar un viaje de investigación por México, en el que coleccionó trajes y vestidos característicos de diversas regiones para luego adaptar la indumentaria tradicional a la moda contemporánea.

Cuando le preguntaron por el origen del vibrante tono, Valdiosera contestó que formaba parte de la cultura mexicana, lo que inspiró el nombre “Mexican Pink” o rosa mexicano.

Con ese apelativo entró al sistema de definición cromática de Pantone.

Muro pintado de color rosa mexicano y cactus
Getty Images
El vibrante rosa mexicano.

2. Azul maya

Otro color que resonó en la escena internacional a mediados del siglo XX fue un azul resistente y brillante que los mayas inventaron siglos antes de que sus tierras fueran colonizadas.

Esta vez debido a que los arqueólogos lo “redescubrieron” y sus características los intrigaron.

Tiempo atrás, en la Europa del siglo XVII, solo los pintores más ilustres se podían permitir el lujo de usar el pigmento azul ultramarino, pues era hecho de lapislázuli, una piedra semipreciosa proveniente de las lejanas minas en Afganistán.

Costaba su peso en oro, así que los artistas menores tenían que conformarse con colores más apagados que se desvanecían con la luz del Sol.

Entre tanto, al otro lado del océano Atlántico, artistas como José Juárez, Baltasar de Echave y Cristóbal de Villapando en México, Nueva España, usaban sin vacilación en sus obras barrocas coloniales un hermoso color azul.

Estaba hecho de una arcilla rara llamada atapulgita mezclada con el tinte de la planta añil.

Esa receta lo hacía tan resistente que sobrevivió el paso del tiempo fijado en las ruinas prehispánicas de Mesoamérica, en los murales azules de la Riviera Maya, lo que hoy es México y Guatemala, que datan del año 300 d.C.

Mural con colores terracota, amarillo y azul
Getty Images
Los murales de 1.600 años en el templo maya de Chichén Itzá todavía tienen colores vibrantes, incluido el azul, que generalmente se desvanece.

El color tenía un significado ceremonial especial para los mayas.

Cubrían a las víctimas de los sacrificios y los altares en los que se ofrecían con una pintura azul brillante, escribió Diego de Landa Calderón, obispo del México colonial durante el siglo XVI, en su relato de primera mano.

Durante la colonización, los materiales nativos como el azul maya se explotaron junto con todos los demás recursos de la tierra y su gente en el Nuevo Mundo.

Y hubo otro pigmento, uno de los más antiguos utilizados en América, que tras la invasión española se comercializó en todo el mundo.

A pesar de que su producción se convirtió en una industria que dependía por completo de los conocimientos, la experiencia y el trabajo de los indígenas mexicanos, nunca se les reconoció.

3. Un poderoso rojo

Para la élite del mundo antiguo, el escarlata era símbolo de riqueza y estatus.

Gastaban sumas fantásticas en busca de tonos cada vez más vibrantes, pero un rojo verdaderamente potente era esquivo.

Retrato de Agostino Pallavicini (1621) de Anthony van Dyck
Getty Images
Este rojo profundo del Retrato de Agostino Pallavicini (1621) de Anthony van Dyck fue posible gracias a la cochinilla.

Lo mejor que tenían la realeza y la élite europea hasta el siglo XVI era la Sangre de San Juan y el rojo armenio, que datan del siglo VIII a.C.

Pero, al estar hechos de diferentes variedades de parásitos de la raíz de Porphyrophora, su producción era laboriosa y la disponibilidad era escasa, incluso a los precios más altos.

En el Nuevo Mundo, sin embargo, los pueblos mesoamericanos habían desarrollado un pigmento hecho a partir del insecto cochinilla.

El pequeño parásito, que se alimenta del cactus tuna, se cultivaba en México y Perú en tiempos prehispánicos.

La hembra se secaba y trituraba para extraer el ácido carmínico rojo, y los aditivos de diferente acidez producían tonos que iban del rosa claro al morado oscuro.

Y el rojo era más brillante y más saturado que cualquiera del Viejo Mundo.

Los pueblos americanos tenían sistemas para criar y manipular genéticamente la cochinilla para obtener características ideales, y el pigmento se utilizaba para crear pinturas para códices y murales, para teñir telas y plumas, e incluso como medicina.

Cactus Nopalea cochenillifera con cochinillas (Dactylopius coccus), en un grabado de J. Pass, c. 1801 (izq.) y la mano de una mujer del Valle de Tlacolula de Oaxaca mostrando el tinte rojo natural que se obtiene.
Wellcome Collection/SPL
Cactus Nopalea cochenillifera con cochinillas (Dactylopius coccus), en un grabado de J. Pass, c. 1801 (izquierda) y la mano de una mujer del Valle de Tlacolula de Oaxaca mostrando el tinte rojo natural que se obtiene.

Cuando los conquistadores llegaron a Ciudad de México, sede del imperio azteca, el color rojo estaba en todas partes.

Los pueblos de las afueras pagaban tributos a sus gobernantes aztecas en kilos de cochinilla y rollos de tela de color rojo sangre.

No obstante, Hernán Cortés, quien reconoció inmediatamente las riquezas de México y se las describió en cartas al rey Carlos V, no consideró que el pigmento fuera un tesoro comparable con el oro y la plata que quería saquear.

Pero cuando en 1523 el tinte llegó a España, el rey vio en la cochinilla una oportunidad para engrosar las arcas de la corona.

Los tintoreros europeos se lo confirmaron.

Tras experimentar con el color, quedaron encantados: era 10 veces más potente que la Sangre de San Juan y producía 30 veces más tinte por onza que el rojo armenio.

A mediados del siglo XVI se utilizaba en toda Europa y para la década de 1570 se había convertido en uno de los negocios más rentables de Europa y uno de los principales productos de exportación del Nuevo Mundo.

Cuadro que muestra a indígenas recogiendo cochinilla
ArbyBB
Recolección de insectos para usarlos en la elaboración del carmín de cochinilla. Detalle de un mural sobre la historia de Oaxaca, México, pintado por Arturo García Bustos.

La demanda explosiva condujo a un rápido crecimiento de la producción, que se realizaba casi exclusivamente en Oaxaca por productores indígenas.

Se convirtió en el segundo producto de exportación más valioso de México después de la plata y, en el siglo XVII, se comercializaba en lugares tan lejanos como India.

Los pedidos como tinte para suntuosas sedas, terciopelos y tapices europeos se dispararon.

Luis XIV ordenó que la tapicería de las sillas y las cortinas de la cama real en Versalles se tiñeran con cochinilla, mientras que los británicos vistieron de ese carmín a los oficiales de su ejército.

Los pintores adoptaron rápidamente la cochinilla, desde Tintoretto, en la década de 1550, hasta Van Gogh, siglos después, pasando por muchos y grandes artistas.

El viñedo rojo, de Vincent van Gogh
Getty Images
Van Gogh usó el color en obras como “El viñedo rojo”. En 1885 se lo describió a su hermano Theo como “cálido y vivo como el vino”.

Los españoles controlaban exclusivamente el acceso al rojo cochinilla, manteniendo la verdadera fuente del pigmento como un secreto celosamente guardado.

“El intento de controlar el comercio revela cuán importante fue como producto global”, anota Gabriela Soto Laveaga, profesora de Historia de la Ciencia en la Universidad de Harvard.

“Era uno de los más codiciados porque creaba una sensación de lujo: no cualquiera podía usarlo, solo la élite”.

Pero, como subraya, era un secreto robado.

“Los franciscanos y los dominicanos se acreditaron haberle, supuestamente, enseñado a los nativos cómo plantar los cactus, producir y cosechar los insectos”, explica.

“No era cierto: los indígenas no sólo habían sabido cómo hacer todo eso durante cientos de años, sino también cómo usar los diferentes tintes rojos”.

En el siglo XVIII, los biólogos europeos finalmente lograron descifrar que el origen del valioso pigmento era un insecto.

Para cuando México se independizó, España ya había perdido su monopolio.

En el siglo XIX, la cochinilla fue reemplazada en gran medida por tintes sintéticos, aunque todavía se usa hoy en día en muchos alimentos, bebidas, ropa y cosméticos.

Y eso siempre será gracias a los conocimientos de las culturas que habitaron esas tierras.

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BBC

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