
La siguiente gran apuesta de Disney y Star Wars es la serie Andor, la cual se enfoca en el personaje del mismo nombre que interpreta Diego Luna en la película Rogue One. Ahora tenemos nuevos detalles sobre la estructura que tendrá la serie y contará con varios saltos en el tiempo.
Esta serie precuela estrenará directamente en Disney Plus el miércoles 31 de agosto. Y a diferencia de Obi-Wan Kenobi, esta serie contará con 12 episodios en su primera temporada.
Una galaxia que se expande: Las próximas películas y series de Star Wars
La historia es una precuela del spin off Rogue One (2016), película que se desarrolla una semana antes de los acontecimientos de Star Wars: Episodio IV nos presentó al personaje junto a Jyn Erso (Felicty Jones) y cuenta la historia de un grupo de rebeldes que trabajan para robar los planos de la Estrella de la Muerte.
En la serie Andor veremos en qué andaba el personaje interpretado por Diego Luna antes de los eventos de Rogue One. La historia se sitúa cinco años antes del plan para destruir la Estrella de la Muerte y presenta la historia de la creciente rebelión contra el Imperio y cómo las personas y los planetas se involucraron.
De acuerdo a la sinopsis oficial, “En una era llena de peligros, engaños e intrigas, Cassian se embarcará en el camino destinado a convertirlo en un héroe rebelde”.
La revista Empire reveló nuevas imágenes de la serie Andor, pero lo que más nos sorprendió es que el creador de Tony Gilroy también les compartió un poco más sobre la peculiar estructura que tendrá la serie.
Ya es un hecho que tendremos dos temporadas con 24 episodios en total. En ellos veremos qué pasó con el personaje durante los cinco años previos a Rogue One, por lo que habrá grandes saltos de tiempo aún entre episodios.
La primera temporada explorará un año en la vida de Cassian; mientras que la segunda explorará los otros cuatro dejándonos al personaje justo cuando Rogue One inicia.

Tony Gilroy habló con Empire durante el evento Celebration de Star Wars y comentó que la escala del show es enorme. Explicó que para la primera temporada “Los directores trabajan en bloques de tres episodios, así que hicimos cuatro bloques de tres episodios cada uno”.
Esa misma dinámica se sintió my natural para desarrollar la segunda temporada. “Miramos y dijimos: ‘Vaya, sería muy interesante si volvemos y usamos cada bloque para representar un año‘. Nos acercaremos un año más con cada bloque”, dijo el creador.
Es por eso que además de ver nuevos personajes interpretados por Stellan Skårsgard y el nuevo talento Adria Arjona, Kyle Soller, Denise Gough, y Robert Emms, también veremos el regreso de Genevieve O’Reilly como Mon Mothma y Forest Whitaker como Saw Gerrera.
Y es altamente probable que en la segunda temporada veamos otras caras conocidas que ya aparecieron en Rogue One, como el droide K-2SO.

Los astrónomos han detectado señales de que nacen cada vez menos estrellas. Podría ser parte de un declive gradual del Universo y de todo lo que contiene. Pero ¿por qué? ¿Y cuánto deberíamos preocuparnos?
En las últimas dos décadas los astrónomos han ido notando pistas de que el cosmos tal vez ha pasado su mejor momento.
Una de esas señales es que menos estrellas han ido naciendo.
Ahora, eso no significa que el universo se está quedando sin estrellas. Hay estimaciones de que hay por lo menos un septimillón de ellas -eso es un número seguido de 24 ceros.
Pero los astrónomos creen que la producción de nuevas estrellas se está reduciendo.
El consenso científico actual es que el universo tiene una edad de 13.800 millones de años.
Las primeras estrellas se formaron poco después de que el Big Bang apareciera.
De hecho, el año anterior, el telescopio espacial James Webb halló un trío de estrellas en nuestra galaxia, la Vía Láctea, que se cree tienen una edad cercana a los 13.000 millones de años.
Las estrellas son esencialmente bolas gigantes de gas caliente que comenzaron su vida de la misma forma.
Ellas se forman en nubes enormes de polvo cósmico conocidas como nebulosas. La gravedad junta los gases, que eventualmente se calienta y se convierte en una estrella bebé, o como se le conoce, protoestrella.
A medida que el corazón de la estrella se calienta a millones de grados centígrados, los átomos de hidrógeno que están contenidos allí comienzan a agitarse para formar helio a través de un proceso llamado fusión nuclear. Esta reacción emite luz y calor y la estrella ahora está en una fase estable de “secuencia principal”.
Los astrónomos estiman que las estrellas en secuencia principal, incluido nuestro propio Sol, son aproximadamente el 90% de todas las estrellas del universo. El rango varía entre una décima parte hasta 200 veces la masa de nuestro Sol.
Eventualmente esas estrellas consumen su combustible y pueden tomar diferentes caminos en su manera de morir.
Estrellas con masas pequeñas como nuestro Sol entran en un proceso de desvanecimiento que puede durar miles de millones de años.
Para estrellas “hermanas” más grandes, con al menos ocho veces el tamaño del Sol, su final es más dramático: ellas se destruyen en una gran explosión conocida como supernova.
En 2013, un equipo internacional de astrónomos dedicados a estudiar las tendencias en la formación de estrellas afirmó que de todas las estrellas que iban a nacer en la historia del Universo, el 95% ya lo había hecho.
“Vivimos en un universo dominado por estrellas viejas”, dijo en ese momento el autor del estudio, David Sobral, en un artículo publicado en la revista Subaru Telescope.
En la línea del tiempo del universo, parece que su momento de mayor producción de estrellas ocurrió hace unos 10.000 millones de años, en un período conocido como el “Mediodía Cósmico”.
“Las galaxias convierten el gas en estrellas y lo están haciendo a una tasa decreciente”, explica el profesor Douglas Scott, cosmólogo de la Universidad de British Columbia en Canadá.
Scott es el coautor de un informe, que aún no se ha publicado, en el que se analiza información de los telescopios de la Agencia Espacial Europea, Euclides y Herschel.
Él y su equipo de investigadores espaciales fueron capaces de estudiar de forma simultánea cerca de 2,6 millones de galaxias, lo que fue posible gracias al mapa 3D del universo creado por la misión Euclides.
Los astrónomos estaban particularmente iuteresados en el calor que emiten las estrellas. Las galaxias con mayor tasa de formación de estrellas tienden a tener un polvo cósmico más caliente a medida que contienen estrellas más grandes y calientes.
El equipo halló que las temperaturas de las galaxias han ido disminuyendo en los últimos mil millones de años.
“Ya se nos pasó el momento de mayor formación de estrellas, y habrá cada vez menos formación de nuevas estrellas en el universo”, agrega Scott.
Es verdad que la muerte de las viejas estrellas puede llevar a la formación de nuevas usando el mismo material, pero no es tan simple.
Asumamos que tenemos una pila de materiales de construcción y la usamos para hacer una casa. Si queremos construir uno nuevo, podemos reciclar cosas de una casa vieja, pero no todo será útil.
“Eso significa que solo podemos hacer una casa más pequeña. Cada vez que hagamos una demolición, habrá menos materiales que sean útiles hasta que no se pueda construir nada”, señala Scott.
Eso es lo que pasa con las estrellas.
“Cada generación de estrellas tienen menos combustible para gastar y eventualmente no habrá suficiente combustible para hacer una estrella”, añade.
Y concluye: “Ya sabemos que las estrellas menos masivas son más comunes que las estrellas masivas en el universo”.
Los científicos han teorizado durante mucho tiempo que el universo llegará a su fin algún día. Simplemente no pueden estar seguros de cómo ni cuándo.
Una de las teorías más aceptadas actualmente es la muerte térmica.
También conocida como la “Gran Helada”, predice que a medida que el universo continúa expandiéndose, la energía se dispersará hasta que finalmente se enfríe demasiado para sustentar la vida. Las estrellas se alejan cada vez más, se quedan sin combustible y no se forman nuevas.
“La cantidad de energía disponible en el universo es finita”, explica Scott.
Pero antes de que mires con melancolía el cielo, la desaparición de las estrellas tomaría una cantidad astronómica de tiempo.
Scott estima que seguirán apareciendo nuevas estrellas durante los próximos 10 a 100 mil millones de años, mucho después de que nuestro Sol probablemente haya desaparecido.
En cuanto a la “Gran Helada”, podría tardar aún más: a principios de este año, astrónomos de la Universidad Radboud de los Países Bajos estimaron que el final llegaría en aproximadamente un quinvigintillón de años, es decir, un uno seguido de 78 ceros.
Hay tiempo de sobra, entonces, para apreciar las estrellas la próxima vez que haya una noche despejada.
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