Aunque tiene como un mes que salió, apenas se dio a conocer que el video de Sabrina Carpenter para su sencillo “Feather” le trajo problemas al sacerdote de una iglesia en Brooklyn.
El video en cuestión salió el pasado 24 de noviembre y desde entonces tiene más de 11 millones de vistas. Sin embargo, ahora el New York Times dio a conocer que el sacerdote de la iglesia fue “despojado de sus deberes administrativos” por la Diócesis de Brooklyn.
La Diócesis de Brooklyn denunció el material en un comunicado a la Agencia Católica de Noticias, diciendo que estaba “horrorizada por lo que se filmó”.
¿Y sí es pa’tanto? En el video, Sabrina Carpenter –quien abrió los conciertos de Taylor Swift en México, Argentina y Brasil– aparece bailando en Our Lady of Mount Carmel-Annunciation, una iglesia católica en el vecindario de Williamsburg en Brooklyn.
La cantante usa un body de tul y un velo negro y se le puede ver recorriendo el pasillo central hasta el altar y también se ve la fachada principal del templo.
La Iglesia de Brooklyn denuncia que la cantante “baila provocativamente” en el altar y también se quejan de que en el video Sabrina Carpenter sale “sin pantalones, mientras había decoraciones profanas encima y alrededor del altar”.
Esas “decoraciones” son ataúdes en color pastel que aparecen al final, así como “velas, pequeñas estatuas y aun ataúd que parece contener un líquido oscuro que dice «RIP»”.
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The New York Times menciona que el Monseñor Jaime J. Gigantello dio permiso para grabar el video de Sabrina Carpenter. Sin embargo, la diócesis dice que no siguió la política que incluye “una revisión de las escenas y del guion”.
Un obispo incluso tuvo que celebrar una Misa de Reparación para “restaurar la santidad de la iglesia” y reparar el daño.
Pero ni así perdonaron a Jaime J. Gigantello, quien fue relevado de su cargo por el obispo Brennan.
Más de 400.000 personas asistirán a los 30 conciertos del Conejo Malo en Puerto Rico, lo que ha provocado un boom turístico para la isla.
Bad Bunny comienza este viernes una residencia de conciertos en su natal Puerto Rico con la que pretende retribuir a la isla la inspiración para su más reciente álbum “Debí Tirar Más Fotos”.
Y es que el disco, que tras su estreno en enero se convirtió en el más escuchado a nivel global en Spotify y Apple Music, es un homenaje a la cultura del territorio estadounidense, que resalta los valores nacionales puertorriqueños, y se nutre de géneros como la salsa, bachata, merengue y música jíbara.
Para el artista urbano y su representante, Noah Assad, era “imposible” comenzar una gira sobre el álbum sin antes ofrecer un espectáculo memorable en suelo boricua.
“Teníamos que presentárselo primero a su gente”, dijo Assad, por años uno de los colaboradores más cercanos del cantante, en una entrevista con la revista Variety.
En las residencias, un intérprete se presenta durante meses en un solo lugar y sus fans tienen que viajar para verlo. Personalidades como Adele, Britney Spears y Celine Dion han realizado presentaciones similares en ciudades como Las Vegas, en Estados Unidos, con un rotundo éxito.
Benito Martínez Ocasio -nombre real del “Conejo Malo”- decidió romper esquemas y ofrecer 30 conciertos en su tierra que se extenderán hasta el 14 de septiembre, antes de partir a un tour por América Latina, Europa y Asia.
Su idea, una vez más, es consolidar la visibilidad internacional de Puerto Rico.
La música de Benito, durante gran parte de su trayectoria, se ha diferenciado por estar profundamente arraigada a sus raíces caribeñas y latinas en general.
Y en años recientes se ha destacado por denunciar los problemas que se viven en la nación caribeña, como el desplazamiento por la gentrificación, la falta de servicios públicos confiables y una economía en contracción durante las últimas dos décadas.
“Estamos tratando de seguir la naturaleza del álbum y preservar las tradiciones puertorriqueñas en todos los aspectos de lo que hagamos”, añadió el propio Bad Bunny en una conversación también con Variety.
Con más de 400 mil boletos vendidos, cerca de tres cuartos de ellos en solo cuatro horas, el ciclo de conciertos, titulados “No me quiero ir de aquí”, podría generar un impacto aproximado a los 200 millones de dólares para la economía local, según Discover Puerto Rico, una organización sin fines de lucro que recibe dinero público y que se dedica a promover la imagen de la isla a nivel internacional.
Los números, de acuerdo con la entidad, y con una economista consultada por BBC Mundo, son conservadores, y el beneficio podría ser mucho mayor.
Además, de ser exitosa, la serie de conciertos puede posicionar a Puerto Rico como un destino para otros artistas que buscan realizar eventos similares y también servir de “escuela” para una fuerza laboral local dedicada al turismo, industrias creativas y otros sectores que no están acostumbrados a trabajar en eventos de tal magnitud.
El Coliseo José Miguel “Don Cholito” Agrelot, ubicado en San Juan, ha sido escenario de múltiples conciertos consecutivos, incluso de grandes artistas del género urbano, como ha ocurrido en el pasado con Daddy Yankee o el dúo Wisin y Yandel.
Pero lo planificado por Bad Bunny no tiene precedentes, afirman los organizadores. Se espera que, por noche, “El Choliseo”, como dicen los locales, reciba en promedio 14 mil espectadores que disfrutarán de los conciertos del artista.
Según estimaciones de Alejandro Pabón, uno de los productores de la residencia que habló con la revista Billboard, más de 200 mil personas estarán visitando la isla desde el extranjero.
Esto es inusual para julio, agosto y septiembre, que suelen ser meses de poco turismo porque son el periodo pico de la temporada de huracanes.
Discover Puerto Rico tiene registro de que unas 34 hospederías han vendido 37 mil noches de hotel.
En una estrategia considerada “innovadora” en Puerto Rico, estos hoteles ofrecieron un “paquete” de experiencias a quienes tienen boletos para la serie de conciertos. Además de hospedería, tendrán la posibilidad de acceder a piscinas, playas, spas, gimnasios, regalos de edición limitada y fiestas exclusivas.
Fue el propio equipo del cantante urbano, junto a la empresa Vibee y Discover Puerto Rico, quienes ayudaron a pactar estos acuerdos con los hoteles.
“Esta es la base para unos 196 millones de dólares de impacto económico”, dice a BBC Mundo Glorianna Yamín, directora de mercadeo de Discover Puerto Rico.
“Pero solo estamos contando a los hoteles que ofrecen estos paquetes, por eso sabemos que estamos siendo conservadores, y que el impacto económico será mucho mayor”, agregó.
Desde enero, cuando se anunció el espectáculo, la ocupación hotelera tan solo para agosto reflejó un aumento interanual de 75%, señalan los datos de la organización sin fines de lucro.
En el caso de los alquileres a corto plazo, hubo un crecimiento del 174% en noches reservadas solo en San Juan para el mes de agosto y un aumento de 200% para septiembre, refleja la plataforma AirDNA.
La economista Indira Luciano, profesora en la Universidad de Puerto Rico, dijo a BBC Mundo que el estimado de Discover Puerto Rico es claramente conservador.
La académica analizó datos de un informe del Instituto de Estadísticas de Puerto Rico realizado entre 2023 y 2024, que señala que los viajeros extranjeros que llegan a la isla gastan un promedio de 156 dólares diarios, mientras que los de origen puertorriqueño unos 70 dólares.
Estos montos, que incluyen una proyección de lo que gastan en hospedería, pero también en otros renglones como traslados y comida, supondrían una inyección de 160 millones de dólares a la economía si se considera que la mitad de los 200 mil visitantes de la residencia serán extranjeros.
“Esto es un cálculo muy tímido, que hice con la información que tengo disponible, y pensando que la mitad de la gente que vendrá de afuera no es boricua y se quedará como mínimo tres días”, sostiene la catedrática.
“Pero si Discover Puerto Rico tiene datos directamente del sector hotelero, y calculan que solo en estadías la inversión será de 196 millones de dólaares, no tengo duda de que el aporte económico de la residencia puede ser más de 200 millones”, afirmó.
Aunque aún no hay cifras estimadas, la expectativa es que otros sectores, como el de la producción, los restaurantes y las excursiones turísticas también se beneficien del impacto económico de las presentaciones.
El propio artista le dijo a la revista Variety que como parte de la producción del show contrataron a mil personas localmente.
Y en El Choliseo se espera que los puestos de comida tengan a la venta desde bacalaitos hasta empanadillas, platos locales que se suelen vender de forma ambulante.
Sin embargo, la distribución de las ganancias podría no ser equitativa para todo el territorio.
“El impacto económico será más grande en San Juan, donde se llevará a cabo el grueso de las actividades. Hay que hacer los esfuerzos para que se distribuya al resto de la isla. Porque incluso los locales que asistirán al concierto viajarán de sus pueblos a la capital y allí es donde van a gastar”, comenta la economista Luciano.
Yamín, de Discover Puerto Rico, cuenta que su organización creó una página de internet para que se publiciten todos los actores de la industria turística.
En ese sitio web, los que asistan a los conciertos encontrarán ofertas de recorridos guiados, experiencias turísticas relacionadas con salsa, ron y otros aspectos propios de Puerto Rico que resalta el álbum de Bad Bunny.
La organización, añade Yamín, también ha realizado esfuerzos para “educar” a los visitantes sobre la cultura local, y la importancia de proteger los recursos naturales.
“Nos gustaría aprovechar la cantidad de visitantes que recibiremos, lo que queremos es que vengan a visitar todo Puerto Rico”, comenta.
Para Discover Puerto Rico, el evento “es crucial” para posicionar a Puerto Rico como un “destino turístico al cual regresar”.
Pero también para que el territorio sea visto como un lugar en donde otros artistas puedan realizar residencias.
La revista Rolling Stone ha catalogado a El Choliseo como un escenario que sirve como “rito de paso” para los artistas pop latinos, entre otras cosas por la exigencia musical de la audiencia boricua, y su tendencia a invertir en eventos en vivo.
Lo planificado por Bad Bunny ahora pone a prueba la infraestructura, capacidad organizativa y oferta turística puertorriqueña.
“Todas estas visitas suponen una carga excesiva para los sistemas de transporte, las carreteras, al menos en el área de San Juan. El gobierno y las empresas tendrán que ingeniárselas para que dentro de todo eso, la experiencia para el visitante sea buena y quieran regresar”, indica la profesora Luciano.
Cuando anunciaron los shows en enero, el equipo del cantante decidió que nueve de las 30 funciones debían ser para residentes locales, con el propósito de que los puertorriqueños pudieran disfrutar de un evento que rinde tributo a su cultura.
Esta primera venta de boletos se realizó de forma presencial, en nueve diferentes puntos de la isla.
En Corozal, una pequeña municipalidad del centro de Puerto Rico, miles de personas hicieron filas para comprar boletos.
“Nadie esperaba estos resultados. Pero es el corazón de todo lo que Benito y yo hacemos: comemos, vivimos, tomamos, dormimos y pensamos en la comunidad todos los días”, explica Noah Assad a Variety.
Y añade: “La residencia le enseñará al mundo el valor intangible de nuestro hogar”.
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