Conocida como “la viuda negra”, “la reina de la coca” o simplemente “la madrina”, Griselda Blanco fue uno de los nombres más conocidos y temidos en las décadas de los 70 y 80 al crear uno de los carteles de droga más rentables de la historia.
La reconocida narcotraficante vuelve a ser tema luego de llegar a Hollywood en forma de serie. Griselda es interpretada por Sofía Vergara y tiene detrás al equipo que hizo Narcos y Narcos: México.
Jefa, innovadora, madre y asesina. Griselda se basa en la vida de la astuta y ambiciosa colombiana Griselda Blanco, quien terminó creando (junto a otros) uno de los cárteles más rentables de la historia.
Además muestra cómo es que fue conocida por su letal brutalidad, pero también por su habilidad para encantar, lo que la ayudó a transitar hábilmente entre su negocio y la vida familiar.
Los 6 episodios de la miniserie están disponibles desde el 25 de enero en Netflix.
Su nombre completo era Ana Griselda Blanco Restrepo y nació en Cartagena, Colombia el 15 de febrero de 1943.
Su vida estuvo marcada por abusos y se inició en el mundo criminal a muy temprana edad. Tal cual a los 11 años cometió su primer crimen: secuestró a un niño de una familia adinerada y cuando sus padres se negaron a pagar el rescate, lo mató a tiros.
En su adolescencia se casó con Carlos Trujillo, con quien tendría tres hijos: Uber, Osvaldo y Dixon. Pero él sería tan solo el primero de varios maridos, los cuales eventualmente fueron muriendo y por eso se le llamó “la viuda negra”.
Posteriormente, tendría un cuarto hijo a quien llamó Michael Corleone. Sí, en homenaje a El Padrino.
Griselda Blanco ue pionera del multimillonario negocio del narcotráfico de cocaína llevada de Colombia a Estados Unidos, teniendo como “sede” la ciudad de Miami.
Aunque primero llegó a Nueva York y ahí se metió al mundo de la droga, fue en los 70 cuando pasó a Miami. Fue Griselda Blanco quien ideó las rutas iniciales para pasar cocaína desde su país natal a Estados Unidos, mismas que después usaría Pablo Escobar.
Griselda Blanco poco a poco fue conocida como una mujer despiadada, dispuesta a ordenar el asesinato de cualquiera que le estorbara en su camino.
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El 17 de febrero de 1985, Griselda Blanco fue arrestada por la DEA acusada de facturar, importar y distribuir cocaína.
El caso se llevó a Nueva York, donde fue declarada culpable y sentenciada a 15 años en prisión.
En 2004 fue puesta en libertad y deportada a Colombia, donde llevó una vida tranquila. Sin embargo, en 2012 un hombre la asesinó a tiros en Medellín; falleció a los 69 años de edad. Se cree que fue un ajuste de cuentas.
La serie de Sofía Vergara no es la primera en retomar la vida de la famosa narcotraficante. Otra producción que hizo bastante ruido fue La viuda negra, que es más bien una telenovela, el libro La patrona de Pablo Escobar, de José Guarnizo
Ahí, fue la actriz mexicana Ana Serradilla quien le dio vida a Griselda. Se estrenó originalmente en 2014 y terminó en 2016 luego de 2 temporadas.
La serie con Sofía Vergara, tampoco fue la primera producción americana en llevar la vida de Griselda Blanco a la pantalla.
En 2018 se lanzó Cocaine Godmother (La madrina de la cocaína), una película para la televisión dirigida por el mexicano Guillermo Navarro y protagonizada por Catherine Zeta-Jones.
La película fue estrenada a través del canal Lifetime.
El ave del terror superaba los 2,5 metros de altura y tenía poderosas extremidades y un pico enganchado con el que destrozaba a sus presas.
Hace 13 millones de años, en los amplios pantanales primitivos de Sudamérica, un enorme reptil aviar no volador, conocido como el “ave del terror”, dominaba el entorno con violenta voracidad.
Estas aves eran depredadoras por excelencia; podían alcanzar estaturas de más de dos metros y tenían poderosas extremidades, afiladas garras y potentes picos encorvados con los que despedazaban la carne de sus presas.
Sin embargo, un nuevo estudio de un fósil encontrado en Colombia hace varios años concluyó que el ave del terror posiblemente no lo tenía todo a su favor y también fue víctima de otros depredadores en un mundo de “todos contra todos”.
Los paleontólogos en el país sudamericano observaron unas marcas de colmillos en un hueso fosilizado que pertenece a una de estas peligrosas aves, lo que supone que algún otro animal aún más grande la pudo haber matado.
Los expertos compararon las perforaciones de los colmillos en el hueso de pata fosilizado con la dentadura de otro reptil prehistórico de tipo caimán o cocodrilo.
Escaneos en 3D de las mordeduras permitieron a los científicos reconstruir lo que creen que fue una “pelea a muerte” que el ave del terror no sobrevivió.
El nuevo estudio, publicado en la revista Biology Letters, comparó el tamaño y la forma de las marcas de dientes con los cráneos y dientes de depredadores similares a cocodrilos en colecciones de museos.
Los investigadores dicen que la muestra es una rara evidencia de la interacción entre dos de los principales depredadores extintos de la época.
El hueso estudiado fue descubierto hace más de 15 años en el desierto de Tatacoa en Colombia.
Cuando el ave habitaba en los pantanos de la región hace 13 millones de años, tendría unos 2,5 metros de altura y se cree que usaba sus poderosas extremidades para dominar y despedazar a su presa.
Lo que los científicos no han podido probar de forma concluyente es si esta particular y desafortunada ave del terror murió en el ataque o si el caimán la devoró como carroña.
“En las marcas de mordedura del hueso no hay señales de curación”, explicó el principal investigador Andrés Link, de la Universidad de los Andes, en Bogotá.
“Así que si ya no estaba muerta, murió en el ataque. Ese fue el último día en que el ave estuvo en este planeta. 13 millones de años después se encontró un pedazo del hueso de su pata”.
El desierto de Tatacoa es rico en yacimientos de fósiles de una época conocida como el Mioceno Medio.
En ese entonces, era un pantano húmedo, donde la sedimentación de los ríos atrapaba y fosilizaba los huesos de animales muertos, resultando en los restos preservados que se encuentran en la actualidad.
Este hueso en particular fue descubierto hace 15 años por César Augusto Perdomo, un coleccionista de fósiles de la región.
Los científicos colombianos trabajaron conjuntamente con Perdomo, estudiando y catalogando los fósiles que había recopilado en su museo.
Allí se dieron cuenta de que el trozo de hueso del tamaño de un puño correspondía a la pata de una ave del terror.
Ese fue un descubrimiento emocionante, porque los fósiles de ave del terror son raros.
Link y sus colegas también quedaron fascinados con las marcas de perforaciones en el hueso, que claramente habían sido hechos por los colmillos de otro poderoso depredador.
Dichas marcas corresponderían a una especie de caimán extinto llamado Purussaurus neivensis, un tipo de cocodrilo que midió hasta cinco metros de largo.
Los investigadores piensan que emboscó a su presa desde la orilla del río, muy similar a como lo hacen los cocodrilos y caimanes modernos.
“Me imaginaría que estaba esperando a que una presa se acercara”, expresó Link.
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Si eso, en efecto, fue una batalla entre dos depredadores ápice, que permite formar una idea de lo que era un antiguo ecosistema.
Las feroces aves del terror pudieron ser mucho más vulnerables a los depredadores de lo que se pensaba.
“Cada pedazo de un cuerpo nos ayuda a comprender mucho sobre cómo era la vida del planeta en el pasado”, declaró Link a la BBC.
“Eso es algo que me asombra, cómo un pequeño hueso puede completar una historia”.
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