
Si piensas en las personas con más dinero, seguro te llegan a la mente nombres como Elon Musk, Bill Gates o hasta Carlos Slim. ¿Pero sabes quiénes son las mujeres más ricas del mundo?
De acuerdo a la más reciente clasificación de la revista Forbes, hay 369 mujeres multimillonarias en todo el mundo y aunque parecen muchas, solo representan el 13% de las personas más ricas del planeta (que son un total de 2 mil 728 para el conteo del 2024).
Y es todavía más difícil contar a aquellas que hicieron su fortuna ellas mismas, o sea, que no fueron heredadas. Entre ellas están Rihanna, Kim Kardashian West y Taylor Swift.
La lista de las personas multimillonarias de este año llamó mucho la atención porque una de los “nuevos ricos” es nada más y nada menos que Taylor Swift (también llamada “la industria musical”).
Con un patrimonio neto estimado en 1.100 millones de dólares, Taylor Swift se convierte en la primera artista —hombre o mujer— que ha superado las diez cifras únicamente a los ingresos de su música.

Esto ha sido gran parte a lo que hizo en el último año con su exitoso The Eras Tour, el cual empezará fechas en Europa el próximo 09 de mayo, regresará a Estados Unidos en octubre y llegará a Canadá en noviembre.
Sin embargo, no hay que olvidar que la cantante también sigue en proceso de lanzar regrabaciones de discos anteriores bajo el nombre Taylor’s Version.
Al mismo tiempo, sigue lanzando nueva música, pues el próximo 19 de abril sale el nuevo disco de Taylor Swift llamado The Tortured Poets Department.
Sin embargo, Taylor Swift está muy lejos de estar en el Top 10 de las mujeres más ricas del mundo y no es de sorprender, pues la mayoría está en una industria como minería, acero o tecnología con empresas presentes en todo el mundo.
Además, el conteo de Forbes indica que 9 de las 10 mujeres más ricas del mundo heredaron sus fortunas, ya sea de sus padres o de sus maridos.
Con un patrimonio neto de 99,500 mil millones de dólares, la nieta del fundador de L’Oreal y heredera de la fortuna familiar es la mujer más rica del mundo por cuarto año consecutivo.
Bettencourt Meyers heredó su fortuna de su madre, Liliane Bettencourt, que falleció en 2017.
Es la mujer más rica de Estados Unidos con una fortuna neta de 72.3 mil millones de dólares y eso es gracias a que es heredera del fundador de Walmart, Sam Walton (fallecido en 1992).
Sin embargo, en lugar de estar metida en la tienda como sus hermanos, ella decidió dedicarse al arte contemporáneo. En 2011 abrió el Museo de Arte Americano Crystal Bridges en su ciudad natal de Bentonville, Arkansas y que cuenta con obras de artistas como Andy Warhol, Norman Rockwell o Mark Rothko.
Con un patrimonio neto de 64.3 mil millones de dólares, Julia Kock y sus hijos heredaron su fortuna de su marido Davod Koch (fallecido en 2019), de Koch Industries.
Este es un conglomerado de empresas estadounidenses que tiene presencia en distintas áreas como refinamiento y distribución de petróleo, minerales, equipos de tecnología química, productos químicos, fertilizantes, ganadería y hasta papel.
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Su fortuna tiene un valor neto de 38.5 mil millones de dólares y es la heredera de Mars. Inc, el gigante de dulces y de alimento para mascotas. Aunque lidera esa empresa junto a su hermano John Mars y las cuatro hijas de su difunto hermano Forrest Jr.
Y sí, conoces todas sus marcas pues incluyen M&Ms, Snickers Milky Way, Skittles, , Pedigree, Royal Canin, Whiskas, entre otras.
La estadounidense es una multimillonaria filántropa con una fortuna neta de 35.6 mil millones de dólares. Gran parte de su patrimonio lo obtuvo luego de su divorcio de Jeff Bezos en 2019 donde consiguió el 4% de Amazon.
Su fortuna sería mayor de no ser por su trabajo humanitario, pues las donaciones que ha realizado a lo largo de su vida ascienden a un total de 17.300 millones de dólares.
Con un patrimonio neto de 33.500 mil millones de dólares es la mujer más rica de India. Es presidenta del Grupo Jindal y viuda del fundador, Om Prakash Jindal.
La empresa opera en los sectores de acero, energía, cemento e infraestructura.
Tiene una fortuna de 33.1 mil millones de dólares gracias a que posee el 50% de la empresa MSC, que fundó junto a su esposo Gianluigi Aponte en 1970 y se ha convertiod en la línea naviera más grande del mundo.
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Adelson y su familia poseen más de la mitad de Las Vegas Sand, uno de los operadores de casinos más grande del mundo. Su fortuna tiene un valor neto de 32 mil millones de dólares.
Es la persona más rica de Australia con una fortuna neta de 30.8 mil millones de dólares. La magnate preside Hancock Prospecting Group, empresa minera y agrícola.
El top 10 de las muejres más ricas del mundo finaliza con la directora de Fidelity, el gigante de los fondos mutuos. Su patrimonio neto es de 29 mil millones de dólares.
Si quieres ver la lista completa de las personas más ricas del mundo, pásale por aquí. Ahí también puedes poner un filtro para que solo te muestre a las mujeres, a los “nuevos ricos” que se unieron en el último año o ver los multimillonarios por país (hay 22 mexicanos).

Según expertos, el Clan del Golfo es la organización criminal más poderosa de Colombia y dominan rentas ilegales como la extorsión, el narcotráfico, la migración y la minería ilegal.
Nuevo capítulo en la campaña de Estados Unidos contra el narcotráfico y el crimen organizado en América Latina.
El Ejército Gaitanista de Colombia (EGC), más conocido como Clan del Golfo, fue designado como organización terrorista extranjera por el Departamento de Estado estadounidense.
“Es una organización violenta y poderosa con miles de miembros. Su principal fuente de ingresos es el tráfico de cocaína, que utiliza para financiar sus actividades violentas”, según un comunicado de la oficina liderada por Marco Rubio.
Surgido de remanentes del paramilitarismo de los años 90, el EGC, que defiende tener motivos políticos, es considerado el grupo criminal más poderoso de Colombia.
Es la cuarta agrupación armada colombiana que EE.UU. incluye en su lista de organizaciones terroristas extranjeras, uniéndose así al Ejército de Liberación Nacional (ELN), las FARC-EP y la Segunda Marquetalia, disidencias de las FARC que se desmovilizaron tras el acuerdo de paz de 2016.
La decisión de Washington ocurre en un momento de alta tensión en América Latina.
Desde septiembre, militares estadounidenses han atacado a decenas de supuestas embarcaciones narco en el Caribe y Pacífico sudamericanos donde han muerto al menos 95 personas.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha reiterado que la campaña contra el narcotráfico pronto incluirá acciones terrestres en Venezuela.
Trump acusa a su homólogo venezolano, Nicolás Maduro, de liderar una organización criminal llamada Cartel de los Soles, algo que Maduro niega.
El estadounidense tampoco ha descartado que los ataques se extiendan a territorio colombiano, donde más cocaína se produce en el mundo, generando fuertes críticas del presidente Gustavo Petro, al que EE.UU. sancionó recientemente por presuntos vínculos con el narcotráfico.
El Clan del Golfo, por su parte, se encuentra en negociaciones con el gobierno de Petro como parte de la estrategia de “paz total”.
La designación del grupo como organización terrorista por parte de EE.UU. parece poner todo este contexto en vilo.
La extensa región del Urabá, fronteriza con Panamá y alrededor de un golfo con salida al Caribe, fue dominada en los 90 por las guerrillas del Ejército Popular de Liberación (EPL) y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Luego entraron las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), el ejército paramilitar que enfrentaba a la insurgencia.
El EPL y las AUC marcaron el origen de las Autodefensas Gaitanistas de Colombia, o Clan del Golfo, puesto que exmiembros de ambos bandos, en teoría opuestos y desmovilizados, se articularon en una nueva agrupación que, bajo la mirada de analistas y el Estado, adquirió un corte más criminal que político.
Las AGC, hoy llamadas EGC, crecieron en poder y control territorial.
Una investigación de la Fundación Pares en Colombia estima que el grupo está presente en 302 de los alrededor de 1.100 municipios del país.
Según expertos, es esa la clave por la cual hoy dominan rentas ilegales como la extorsión, el narcotráfico, la migración y la minería ilegal.
Víctor Barrera, investigador del Centro de Investigación y Educación Popular (CINEP) en Bogotá, señaló que el grupo “tiene una gran capacidad de movilidad en el territorio, porque operan a través de la subcontratación de servicios específicos según lo demande la situación”.
Este sistema, similar al de franquicias empresariales y con integrantes asalariados, dificulta saber su extensión y les facilita encontrar reemplazo rápido a los líderes que son capturados o dados de baja.
“Hoy se estima que el EGC tiene alrededor de 9.000 miembros, según cifras oficiales, aunque se está llevando a cabo un nuevo conteo en que seguramente aumentará el dato”, le dice a BBC Mundo Gerson Arias, investigador asociado en la Fundación Ideas para la Paz (FIP).
Arias señala que una tercera parte del grupo actúa como ejército, mientras que el resto son redes de apoyo, “milicias y redes de inteligencia”, que en el interior de la organización como “puntos urbanos, rurales o militares”.
Los tentáculos del Clan también han sido detectados en países como Brasil, Argentina, Perú, España y Honduras, donde algunos de sus miembros han sido capturados.
Durante 15 años, desde comienzos de los 2000, la organización fue controlada por los hermanos Dairo Antonio (Otoniel) y Juan de Dios Úsuga.
Al grupo también se le solía llamar Clan Úsuga.
Otoniel se convirtió en líder máximo cuando su hermano murió a manos de la Policía Nacional durante un asalto a una “narcofiesta” de fin de año, el 1 de enero de 2012.
Otoniel fue el criminal más buscado de Colombia hasta su captura y extradición a EE.UU. en 2021. Hoy cumple 45 años de condena en una prisión estadounidense.
Tras su caída, los nombres de sus sucesores aparecieron rápido en medios colombianos.
Uno de ellos, Wílmer Giraldo, alias Siopas, fue asesinado en 2023 presuntamente por miembros de su propia organización.
Otro, Jesús Ávila, conocido como “Chiquito Malo”, comanda al EGC y es uno de los hombres más buscados del país sudamericano.
Los analistas de Pares indican que el modelo de operación del EGC, flexible y basado en acuerdos con estructuras locales legales e ilegales, les permite crecer sin necesidad de confrontaciones abiertas.
En los últimos años, los también conocidos como “Urabeños” ampliaron su presencia en otros territorios como el Bajo Cauca, Córdoba, norte del Chocó y parte del Magdalena Medio.
“Este crecimiento se apoyó en la capacidad de absorber bandas locales, presionar a autoridades municipales y ocupar espacios donde la Fuerza Pública no logró mantener una presencia suficiente y permanente”, dice un informe de Pares.
El grupo también ha destacado por su flexibilidad y diversificación económicas.
Durante los cierres de la pandemia en 2020 y 2021 ofrecían bienes y servicios y cuando explotó el éxodo migratorio por el Darién se aliaron con comunidades locales para sacar cuantiosas rentas del fenómeno.
Al igual que otros grupos armados en Colombia, el EGC aprovechó con éxito los espacios dejados por la desmovilización de las Farc.
Entre 2022 y 2025, Pares señala que los gaitanistas crecieron a menor ritmo, aunque reportes de su expansión a zonas mineras en el sur del departamento de Bolívar muestran una búsqueda de incrementar más su presencia territorial.
Cuando Petro llegó al gobierno en agosto de 2022, prometió negociar con varios grupos armados en su búsqueda de la paz total.
Su iniciativa de también conversar con el EGC generó críticas en el país, ya que expertos y opositores políticos dudan sobre cómo una organización, considerada como criminal por el Estado colombiano, renunciará a las armas y las rentas millonarias que deja su control territorial.
El EGC se considera a sí mismo como grupo político y reclama recibir un trato similar al de las guerrillas y los paramilitares en las negociaciones de paz.
Recientemente, en una reunión en Doha, Qatar, representantes del EGC y el gobierno colombiano firmaron un acuerdo para trabajar progresivamente hacia un posible desarme y la pacificación de territorios.
El tiempo corre en contra de Petro, quien terminará su mandato en agosto de este año.
Las acciones de EE.UU., que no parece cedar en su ofensiva contra el narcotráfico en América Latina, añaden más incertidumbre si cabe a unas negociaciones de paz en Colombia que no dan los resultados esperados.
Y, a la vez, alimentan el temor de que se produzcan ataques en territorio colombiano, como ha advertido Trump.
Ya lo dijo el Departamento de Estado en su anuncio: “EE.UU. seguirá usando todas las herramientas disponibles para proteger nuestra nación y detener las campañas de violencia y terror cometidas por carteles internacionales y organizaciones criminales transnacionales”.
Petro consideraría cualquier amenaza contra la soberanía colombiana como una “declaración de guerra”, según ha expresado.
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