
Les mandamos cartas, dejamos un zapato bajo el árbol y comemos una rosca en su honor. Melchor, Gaspar y Baltasar son muy esperados por personas (chicas y grandes) que se portaron bien en el año y a quienes les traerán regalos. Pero, ¿sabes cuál es el origen de los Reyes Magos?
Como muchas otras festividades, su origen se remite a la Biblia y a la tradición cristiana. Sin embargo, su imagen se ha transformado muchísimo a través de los años.
Vamos por partes. En la Biblia se hace referencia a estos hombres en el evangelio de Mateo, Capítulo 2. Pero ojo: no se menciona cuántos son, ni se dice que son reyes.
Tal cual se dice que son “sabios de Oriente” que fueron a visitar y a llevarle tres regalos a Jesús en Belén.

En el texto, Mateo usa la palabra griega “magoi“, plural para magos. Sin embargo, esta palabra no solo era usada para hacer referencia a las personas que practicaban hechicería.
Antonio Piñero, catedrático de Filología Griega de la Universidad Complutense de Madrid, le explica a la BBC que su otro significado era para expresar “la orden sacerdotal del culto de Zoroastro, que tuvo sus inicios alrededor del siglo VI a. C.”.
Así que eso indicaría que eran sacerdotes muy importantes, y no magos, ni monarcas.
La imagen de los Reyes Magos fue cambiando poco a poco. Kristin Swenson, profesora de Estudios Religiosos en la Virginia Commonwealth University, explicó a Time que por los tres lujosos regalos que entregaron, era “obvio” decir que eran “personas de gran riqueza y poder”.
José Javier Azanza López, doctor en Historia de la Universidad Navarra, explica que la categoría de “reyes” fue adquirida a inicios del siglo III, “cuando Tertuliano afirma que fueron de estirpe real basándose en un salmo de la Biblia”.
Esa referencia es en el Salmo 72 del Antiguo testamento que dice “Que los reyes de Sabá y Arabia le traigan presentes, que le rindan homenaje todos los reyes“.

Mateo tampoco menciona en la Biblia el número de sabios ni sus nombres. Sin embargo, la mayoría de especialistas dicen que se asumió que eran tres por la cantidad de regalos que el evangelista menciona (mirra, incienso y oro).
El Dr. Azanza López dice que fue el teólogo Orígenes, en el siglo III, quien indicó que eran tres reyes magos y ese número “acabó por imponerse atendiendo a razones bíblicas, litúrgicas y simbólicas”.
El Papa León 1, en el siglo V, quien estableció oficialmente el número tres en sus Sermones para la Epifanía.
Sin embargo, hay algunos viejos textos de siria donde se menciona a 12 reyes que juntaron los tres regalos para Jesús.
El origen de los Reyes Magos y sus nombres como los conocemos hoy empiezan entre los siglos IV y VII, cuando empiezan a aparecer en distintas variaciones.
Javier Azanza dice que los nombres Melchor, Gaspar y Baltasar aparecieron por primera vez en el Evangelio Armenio de la Infancia del siglo IV.
Sin embargo, no serían aceptados definitivamente hasta su inclusión en el Liber Pontificalis de Ravena, fechado a mediados del siglo IX.

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El origen de los Reyes Magos tampoco menciona de qué regiones exactamente provenían. En un inicio, se les representaba a los tres de forma muy parecida.
Pero fue en el siglo XII que se diferenciaron e individualizaron tanto con rasgos de tres edades de la vida (juventud, adultez, vejez) como de los tres continentes conocidos hasta entonces (Europa, Asia y África).
Además, el hecho de representarlos en distintas etnias era una forma de expresar la universalidad que el cristianismo ya tenía para entonces. Así lo explica Matthew Boulton, teólogo de la Escuela de la Divinidad de la Universidad de Harvard a BBC.

Un concepto sencillo, nacido en la isla del Mediterráneo, puede cambiar cómo ves lo cotidiano.
“En Sicilia tenemos una palabra mágica con un sabor propio: Futtitini“, cuenta el actor italiano Giusepppe Capodicasa en un video de BBC Reel.
“No es una mala palabra, es una bendición”, declara.
Recordemos que en Sicilia se habla italiano como en el resto de Italia, pero suena distinto porque detrás hay siglos de historia trenzada en la lengua.
Antes de que el italiano se adoptara como la voz común del país, los sicilianos ya hablaban el siciliano, una lengua romance marcada por las sucesivas conquistas y dominaciones de la isla: griegos, árabes, normandos, españoles… cada uno dejó alguna huella en el acento y en las palabras.
Cuando el italiano estándar empezó a imponerse en el siglo XIX, no borró esa base, sino que se mezcló con ella.
Por eso, aunque alguien como Capodicasa, quien se identifica “100% siciliano”, habla italiano, se notan tonos, giros y palabras que vienen de esa mezcla antigua.
Futtitinni es una de esas palabras.
Una que, según Capodicasa, encierra “una filosofía de vida, una forma de concebir nuestra existencia”.
“Futtitinni… cuán hermoso suena”, dice el filósofo siciliano Pietro Briguglio, pronunciando la palabra gustosamente.
“Cuando la dices, descargas un peso que tenías y quedas ligero”.
El término está muy presente en el lenguage común pues “se presta a ser usado en muchas situaciones”, afirma Briguglio.
Podría entenderse como “no te preocupes demasiado”, “déjalo pasar”, y su sentido se mueve entre “no te amargues”, “no te enredes” -o el mexicano “no te claves”, el colombiano “no te compliques”, el caribeño “no te calientes la cabeza” o el sureño “no te hagas drama”.
Pero según Capodicasa, “es más matizado, más elegante”.
La raíz de futtitinni es el verbo siciliano futtíri, que no es particularmente elegante: es una manera vulgar de decir “copular”.
Proviene del latín futūere, que en español evolucionó como ‘follar’, esa forma coloquial para hablar de las relaciones sexuales que aún se escucha en España.
En siciliano, así como ocurrió en muchas lenguas romances con verbos de origen sexual, futtíri se ha amplió a significados figurados como engañar, fastidiar, robar o tomarse libertades, dependiendo del contexto.
De ahí que futtitinni tenga un matiz entre despreocupado y un poco irreverente, algo así como “que te importe un carajo”, pero con ese tono siciliano que lo vuelve más filosófico que agresivo.
Y es que no se trata de que nada importa, ni de eludir problemas o responsabilidades, ni siquiera de resignación.
“Futtitinni no es superficialidad”, aclara Capodicasa. “Es la capacidad de atravesar las situaciones de la vida con conciencia y ligereza”.
En ocasiones, llama a desprenderse de lo inmutable y seguir viviendo plenamente, como explica el sitio web Entendiendo a Italia.
En esos casos, sirve para para consolar un amigo ante una decepción, para sobrellevar un revés económico, o simplemente para poner en perspectiva un incidente cotidiano.
Es además una herramienta existencial, que sirve para separar lo esencial de lo superfluo, para no cargar con cada contrariedad, y priorizar lo que de verdad importa.
Futtitinni encierra una modo de enfrentar la adversidad con ligereza, dignidad e incluso humor… un sentido que los sicilianos tienen muy desarrollado.
Como notó el político y escritor romano Cicerón, ya en el siglo I a. C., los sicilianos eran “una raza inteligente, pero desconfiada y dotada de un maravilloso sentido del humor”.
“Por terrible que sea una situación, los sicilianos siempre tienen un comentario ingenioso que hacer al respecto”, añadió.
Esa cualidad los ha acompañado a lo largo de sus 3.000 años de historia, a menudo difíciles de sobrellevar.
Solo adoptando una actitud reflexiva, observa Il Italoamericano, pudieron superar la constante tentación de convertirse en figuras trágicas.
Esa actitud se expresa en esa exhortación que los sicilianos usan cuando las cosas se vuelven demasiado abrumadoras: futtitinni.
Y, aunque la palabra existe en dialecto siciliano desde hace generaciones, en los últimos años ha tenido un resurgir notable.
Competiciones de memes, camisetas con la inscripción “Futtitinni“, artículos y blogs que rescatan su significado como “pedagogía de lo esencial”.
Futtitini “no es superficialidad, sino el arte del discernimiento”, señala Francesco Mazzarella en la revista Paese.
Aclara que ese arte del discernimiento es el “que distingue entre lo urgente y lo ruidoso, entre lo que nos edifica y lo que nos consume”.
Explica que cuando un siciliano dice futtitinni, a menudo está diciendo:
“No dejes entrar en tu corazón aquello que no merece habitar allí”.
“No le des poder a quien quiere quitarte el aliento”.
Para Mazzarella, el tradicional término no sólo no ha perdido relevancia sino que, en esta época en la que todo exige atención, y “cada opinión se convierte en guerra, cada imperfección en fracaso (…), futtitinni se ha convertido en revolución”.
Invita a practicar “el buen desapego”, a despreocuparse por lo periferal y centrarse en lo realmente importante.
“¿Tu pareja te dejó?… quizás no era la ideal. ¿Perdiste tu trabajo?… tómatelo como un nuevo comienzo”, ejemplifica Capodicasa.
“Hay quienes hacen yoga, meditación, respiran con el diafragma. Hay quienes van a India a encontrarse a sí mismos”, dice Capodicasa.
“En Sicilia hacemos todo esto con una sola palabra.
“Se dice que un viejo sabio, mientras explicaba las leyes de la filosofía siciliana a un joven discípulo, en cierto momento se detuvo, lo miró a los ojos y le dijo:
“Hijo, si no puedes cambiar lo que te hace sufrir, entonces futtitinni“.
Quizás ese sabio, al pronunciar la palabra, hizo el gesto típico que suele acompañarla para enfatizar: levantando la mano de abajo hacia arriba, como arrojando las preocupaciones al aire.
La intención es distender, dejar de enfocarse en lo negativo.
“La vida te estresa… tómatela con calma.
“Atascado en el tráfico… Paciencia”…
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