
Para entender mejor
En los últimos seis años el ingreso de los mexicanos subió, al pasar de un promedio de 18 mil 381 pesos a 21 mil 815 pesos por persona, de acuerdo con un análisis de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos en los Hogares (ENIGH) elaborado por las asociaciones civiles Oxfam y el Instituto de Estudios sobre la Desigualdad (INDESIG).
Esto equivale a un incremento del 18.7% entre 2018 y 2024, en el que las organizaciones destacaron que ocurrió aún cuando el promedio de ingresos mensual sufrió una caída como resultado de la crisis económica por la pandemia de COVID-19.
Sin embargo, las organizaciones expusieron que las brechas de desigualdad persisten, ya que en el 10% de los hogares que tienen menores ingresos (es decir, el decil I), mensualmente tuvieron 2 mil 168 pesos por persona, mientras que el 10% más rico (decil X) recibe 140 mil 998 pesos al mes por cada integrante.
Aunque los ingresos crecieron más en los hogares del extremo más pobre (29%) en comparación con los de los más ricos (19%), aquellos ubicados en el decil X concentraron el 35% de los ingresos, mientras que los del decil I sólo tuvieron el 2%, y el 1 por ciento más rico gana 422 veces más que los hogares pobres.

Máximo Jaramillo, investigador del INDESIG, expresó en conferencia de prensa que con estos resultados se puede ver cómo las desigualdades “siguen siendo abismales”, ya que el 10% que acumula mayor riqueza gana 65 veces más que quienes están en mayor pobreza.
De acuerdo con los datos de la ENIGH, los ingresos laborales tuvieron un crecimiento de 11% entre 2018 y 2024, principalmente aquellos hogares ubicados en los deciles más bajos, en los que se incrementó 29%, equivalente a mil 16 pesos.
Los ingresos por transferencias subieron 2%, lo que se vio reflejado en los deciles I al VIII, mientras que en el IX y X hubo una disminución. En este rubro, el análisis planteó que los programas sociales representaron sólo el 16% del total del incremento, y el mayor cambio fue por los ingresos de jubilaciones.
Los programas sociales, aunque en términos reales aumentaron en 133% en el promedio nacional respecto a 2018, tuvieron un incremento más significativo en los hogares con mayores ingresos, por lo que no fueron el principal factor detrás del incremento en los hogares más pobres. Esto se debió al aumento en los salarios.

En cuanto a los ingresos por negocios, se observó una disminución del 6%. Para la mayor parte de los hogares, estos aumentaron de manera significativa, entre 19% y 35%, pero para el 1% más rico se registró una baja del 10%.
Por otro lado, los ingresos por rentas de capital bajaron 17%, una tendencia que se observó en casi todos los hogares, aunque la mayor variación se presentó en el 1% más rico, con una disminución del 24%.
Un desglose de la información sobre quienes integran los deciles encontró que los hogares están conformados por diferentes tipos de familias, quienes comparten gastos del espacio que cohabitan. En la mayoría de ellos, 41.5% de los hogares, los jefes de familia, son hombres que viven en pareja y que tienen hijas e hijos presentes, mientras que el 17.9% son encabezados por mujeres que no viven en pareja, pero tienen hijas e hijos.

Esta diferencia implicó un costo distinto en el paternar o maternar, y el gasto por hogar según la configuración de las familias cambió de acuerdo con el decil en el que se encuentran, ya que conforme tienen mayores ingresos disminuye el número de familias con jefes de familia hombres que tienen pareja e hijos, mientras se observó un incremento en aquellos en los que hay jefes de familia hombres o mujeres con pareja, pero sin hijos.
Lee más: Académicos y organizaciones evaluarán pobreza y política social ante desaparición del Coneval
Entre el decil I y el decil IV, además, se observó un incremento en el número de familias encabezadas por mujeres sin pareja y con hijos, tendencia que disminuye conforme los hogares tienen mayores ingresos. En el caso de estas mujeres madres, el análisis destacó que “no suelen romper los techos de cristal”, ya que “el costo de cuidar se paga con oportunidades perdidas”.
En promedio, los ingresos por persona en los hogares monoparentales con jefatura femenina son de 11 mil 548 pesos, mientras que para el resto de los hogares son de 24 mil 70 pesos, y en términos generales los hogares con padre o madre solo a cargo de los hijos tienen menos ingresos.
Los hogares con mayores ingresos (deciles IX y X) más frecuentemente están encabezados por hombres y sólo las mujeres en pareja logran estar cerca del rango de ingresos.
Al respecto, la investigadora Alma Luisa Rodríguez Leal destacó que es importante evidenciar la labor titánica de cuidados que continúa recayendo contra las mujeres para que se puedan redistribuir las labores, con escuelas de tiempo completo y guarderías, de tal forma que las madres de familia y personas que pierden oportunidades por desempeñar estas tareas puedan tener derecho a desarrollarse en plenitud “para estar en otro lugar en productividad y calidad de vida”, además de que las niñas y niños tengan derecho a atención sin importar los ingresos de sus hogares.
El análisis de la encuesta destacó que para el 10% más pobre, la pandemia de COVID-19 provocó que subiera la proporción de ingresos dedicada a alimentos, vivienda, cuidados y salud, y fueron también quienes resultaron más afectados por el confinamiento y la crisis por la enfermedad.
En este contexto, los hogares con mayores ingresos pudieron amortiguar el efecto del confinamiento, gastando menos en educación, gastos no relacionados con derechos y alimentación, y aunque para el 2024 el desembolso que hacen en esto han vuelto a subir, siguen por debajo de los niveles de 2018.

En otro tipo de gastos analizados, como el de la comida dentro y fuera del hogar, la investigación señaló que los hogares con menores ingresos destinaron más de 4 de cada 10 pesos de su gasto total en alimentos dentro de casa, una tendencia que disminuye a medida que tienen más recursos, lo que hace que aumenten sus posibilidades de comer fuera.
Asimismo, expuso que los más ricos gastan en transporte privado, mientras que los más empobrecidos deben arreglárselas para usar el transporte público, y se encuentran en riesgo de perder su vivienda ante cualquier cambio en sus ingresos, pues dedican más de una tercera parte de lo que ganan en el pago de renta.
Para las mujeres y personas gestantes, con capacidad de gestar, además, está la desigualdad en la gestión menstrual, ya que estos productos básicos no son igualmente accesibles para todas. Los hogares de menores ingresos dedicaron poco más de 0.8% de sus ingresos para la compra de toallas sanitarias, mientras que aquellos con mayores ingresos sólo desembolsaron el 0.1%.
Te podría interesar: Carlos Slim pide a empresarios invertir para combatir a la pobreza, pues “no solo dando dinero” se genera bienestar
Tomando en cuenta este contexto, que evidenció que “el acceso a derechos sigue profundamente condicionado por el nivel de ingreso” pese a los avances como el aumento del salario mínimo y la mejora en los ingresos de los hogares más pobres, Carlos Brown, director de programas de Oxfam México, llamó a que se fortalezcan y amplíen “los servicios públicos que garantizan derechos y reducen desigualdades, particularmente en salud, cuidados y educación”.
También recomendó que se mantengan “las políticas salariales y laborales efectivas, reafirmar la política social para que sea verdaderamente redistributiva y avanzar hacia una política fiscal que reduzca la concentración extrema del ingreso y de la pobreza”.

Un concepto sencillo, nacido en la isla del Mediterráneo, puede cambiar cómo ves lo cotidiano.
“En Sicilia tenemos una palabra mágica con un sabor propio: Futtitini“, cuenta el actor italiano Giusepppe Capodicasa en un video de BBC Reel.
“No es una mala palabra, es una bendición”, declara.
Recordemos que en Sicilia se habla italiano como en el resto de Italia, pero suena distinto porque detrás hay siglos de historia trenzada en la lengua.
Antes de que el italiano se adoptara como la voz común del país, los sicilianos ya hablaban el siciliano, una lengua romance marcada por las sucesivas conquistas y dominaciones de la isla: griegos, árabes, normandos, españoles… cada uno dejó alguna huella en el acento y en las palabras.
Cuando el italiano estándar empezó a imponerse en el siglo XIX, no borró esa base, sino que se mezcló con ella.
Por eso, aunque alguien como Capodicasa, quien se identifica “100% siciliano”, habla italiano, se notan tonos, giros y palabras que vienen de esa mezcla antigua.
Futtitinni es una de esas palabras.
Una que, según Capodicasa, encierra “una filosofía de vida, una forma de concebir nuestra existencia”.
“Futtitinni… cuán hermoso suena”, dice el filósofo siciliano Pietro Briguglio, pronunciando la palabra gustosamente.
“Cuando la dices, descargas un peso que tenías y quedas ligero”.
El término está muy presente en el lenguage común pues “se presta a ser usado en muchas situaciones”, afirma Briguglio.
Podría entenderse como “no te preocupes demasiado”, “déjalo pasar”, y su sentido se mueve entre “no te amargues”, “no te enredes” -o el mexicano “no te claves”, el colombiano “no te compliques”, el caribeño “no te calientes la cabeza” o el sureño “no te hagas drama”.
Pero según Capodicasa, “es más matizado, más elegante”.
La raíz de futtitinni es el verbo siciliano futtíri, que no es particularmente elegante: es una manera vulgar de decir “copular”.
Proviene del latín futūere, que en español evolucionó como ‘follar’, esa forma coloquial para hablar de las relaciones sexuales que aún se escucha en España.
En siciliano, así como ocurrió en muchas lenguas romances con verbos de origen sexual, futtíri se ha amplió a significados figurados como engañar, fastidiar, robar o tomarse libertades, dependiendo del contexto.
De ahí que futtitinni tenga un matiz entre despreocupado y un poco irreverente, algo así como “que te importe un carajo”, pero con ese tono siciliano que lo vuelve más filosófico que agresivo.
Y es que no se trata de que nada importa, ni de eludir problemas o responsabilidades, ni siquiera de resignación.
“Futtitinni no es superficialidad”, aclara Capodicasa. “Es la capacidad de atravesar las situaciones de la vida con conciencia y ligereza”.
En ocasiones, llama a desprenderse de lo inmutable y seguir viviendo plenamente, como explica el sitio web Entendiendo a Italia.
En esos casos, sirve para para consolar un amigo ante una decepción, para sobrellevar un revés económico, o simplemente para poner en perspectiva un incidente cotidiano.
Es además una herramienta existencial, que sirve para separar lo esencial de lo superfluo, para no cargar con cada contrariedad, y priorizar lo que de verdad importa.
Futtitinni encierra una modo de enfrentar la adversidad con ligereza, dignidad e incluso humor… un sentido que los sicilianos tienen muy desarrollado.
Como notó el político y escritor romano Cicerón, ya en el siglo I a. C., los sicilianos eran “una raza inteligente, pero desconfiada y dotada de un maravilloso sentido del humor”.
“Por terrible que sea una situación, los sicilianos siempre tienen un comentario ingenioso que hacer al respecto”, añadió.
Esa cualidad los ha acompañado a lo largo de sus 3.000 años de historia, a menudo difíciles de sobrellevar.
Solo adoptando una actitud reflexiva, observa Il Italoamericano, pudieron superar la constante tentación de convertirse en figuras trágicas.
Esa actitud se expresa en esa exhortación que los sicilianos usan cuando las cosas se vuelven demasiado abrumadoras: futtitinni.
Y, aunque la palabra existe en dialecto siciliano desde hace generaciones, en los últimos años ha tenido un resurgir notable.
Competiciones de memes, camisetas con la inscripción “Futtitinni“, artículos y blogs que rescatan su significado como “pedagogía de lo esencial”.
Futtitini “no es superficialidad, sino el arte del discernimiento”, señala Francesco Mazzarella en la revista Paese.
Aclara que ese arte del discernimiento es el “que distingue entre lo urgente y lo ruidoso, entre lo que nos edifica y lo que nos consume”.
Explica que cuando un siciliano dice futtitinni, a menudo está diciendo:
“No dejes entrar en tu corazón aquello que no merece habitar allí”.
“No le des poder a quien quiere quitarte el aliento”.
Para Mazzarella, el tradicional término no sólo no ha perdido relevancia sino que, en esta época en la que todo exige atención, y “cada opinión se convierte en guerra, cada imperfección en fracaso (…), futtitinni se ha convertido en revolución”.
Invita a practicar “el buen desapego”, a despreocuparse por lo periferal y centrarse en lo realmente importante.
“¿Tu pareja te dejó?… quizás no era la ideal. ¿Perdiste tu trabajo?… tómatelo como un nuevo comienzo”, ejemplifica Capodicasa.
“Hay quienes hacen yoga, meditación, respiran con el diafragma. Hay quienes van a India a encontrarse a sí mismos”, dice Capodicasa.
“En Sicilia hacemos todo esto con una sola palabra.
“Se dice que un viejo sabio, mientras explicaba las leyes de la filosofía siciliana a un joven discípulo, en cierto momento se detuvo, lo miró a los ojos y le dijo:
“Hijo, si no puedes cambiar lo que te hace sufrir, entonces futtitinni“.
Quizás ese sabio, al pronunciar la palabra, hizo el gesto típico que suele acompañarla para enfatizar: levantando la mano de abajo hacia arriba, como arrojando las preocupaciones al aire.
La intención es distender, dejar de enfocarse en lo negativo.
“La vida te estresa… tómatela con calma.
“Atascado en el tráfico… Paciencia”…
Haz clic aquí para leer más historias de BBC News Mundo.
Suscríbete aquí a nuestro nuevo newsletter para recibir cada viernes una selección de nuestro mejor contenido de la semana.
Y recuerda que puedes recibir notificaciones en nuestra app. Descarga la última versión y actívalas.