“¿Encontraría a la Maga?” Todo aquel que haya leído, o al menos hojeado, la que es considerada la obra cumbre de Julio Cortázar, sabe que es la forma en que el argentino nos invita a comenzar a jugar Rayuela, la novela que hace medio siglo rompió los moldes del género novela.
[contextly_sidebar id=”24f9e7edef530513772f20a4bb58127f”]Rayuela, cuya primera edición salió de imprenta el 28 de junio de 1963, representó un parteaguas en las letras por lo novedoso de su trama y estructura narrativa.
“He querido escribir un libro que se pueda leer de dos maneras: como le gusta al lector-hembra (de actitud pasiva), y como me gusta a mí, lápiz en mano, peleándome con el autor, mandándolo al diablo o abrazándolo…”, decía Cortázar sobre su obra que se puede leer de forma lineal o bien saltando de un capítulo a otro.
¿De qué va?
Para Carlos Fuentes, Cortázar construye “una anti-ciudad, hecha tanto de París como de Buenos Aires, cada una completando la ausencia de la otra” a lo largo de la novela de 155 capítulos.
En “Del lado de allá”, Horacio Oliveira, la Maga y los amigos del Club de la Serpiente tienen todo tipo de revelaciones y casualidades en París.
En “Del lado de acá”, Oliveira ha regresado a Buenos Aires y mantienen una particular relación con sus amigos Traveler y Talita.
A 50 años de que Cortázar nos invitó a jugar Rayuela, tomarla, saltar por ella y hacerla propia, Animal Político les presenta un especial sobre esta célebre obra.
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