La bolsa de Nueva York caía fuertemente este lunes, con los inversionistas cautelosos ante la publicación del índice de inflación este 12 de marzo, e inquietos por la guerra comercial lanzada por Washington.
Hacia las 15:10 horas locales el índice industrial Dow Jones cedía 0.78 %, y era el que menos sufría entre los principales referentes de Wall Street. El tecnológico Nasdaq en cambio se hundía 3.45 % y el ampliado S&P 500 perdía 1.93 %.
Desde el arranque de la jornada, Wall Street siguió en la senda a la baja que caracterizó la semana pasada. Las declaraciones del presidente Donald Trump el fin de semana tampoco ayudaron a los mercados.
Sigue leyendo: “Detesto predecir cosas como esas”, dice Donald Trump sobre posible recesión económica para EU en este 2025
Trump declinó, en una entrevista divulgada el domingo, pronosticar si habrá o no recesión en Estados Unidos este año.
“Detesto predecir cosas como esas”, le señaló a la cadena Fox News, que le consultó directamente sobre una posible recesión en la economía estadounidense en 2025.
“Hay un período de transición, porque lo que estamos haciendo es muy grande. Estamos trayendo la riqueza de vuelta a Estados Unidos“, afirmó. “Toma un poquito de tiempo”, añadió el mandatario republicano.
El secretario de comercio de Trump, Howard Lutnick, fue más contundente cuando le preguntaron el domingo sobre esta posibilidad de una contracción económica.
“Absolutamente no”, le respondió al programa de la televisora NBC “Meet the Press” cuando le consultaron si los estadounidenses debían esperar una recesión.
La imposición de aranceles y amenazas de Trump contra los vecinos Canadá y México, además de China y otros países, sumió a los mercados financieros estadounidenses en una tormenta y llenó de incertidumbre a los consumidores.
Wall Street tuvo su peor semana bursátil desde la elección presidencial de noviembre pasado.
Los indicadores de confianza de los consumidores estadounidenses en la economía del país caen, mientras los compradores, ya desalentados luego de años de inflación, se preguntan si los aranceles aumentarán los precios de lo que compran.
“Los agentes de mercado están perdiendo la fe en la noción de que el presidente Trump evitará una caída del mercado revirtiendo sus políticas, si esas políticas son la causa material de una caída de los precios de las acciones”, resumió Patrick O’Hare, de Briefing, en una nota de análisis.
Para Christopher Low, de FHN Financial, la caída de la plaza estadounidense se explica en parte por los comentarios de Trump, considerados poco tranquilizadores, “pero también por las noticias en materia de derechos aduaneros”.
“Los aranceles chinos a productos agrícolas estadounidenses entran en vigor” este lunes, y “por otro lado, Mark Carney, designado jefe del Partido Liberal en Canadá este fin de semana declaró que mantendría las medidas de reciprocidad contra Estados Unidos“, destacó el analista.
El futuro primer ministro de Canadá, Carney atacó directamente a Trump y aseguró en un fuerte discurso que su país ganará y “jamás formará parte de Estados Unidos, en ningún modo” mientras Trump no cesa de decir que quiere que se convierta en el “estado 51”.
“No podemos permitir que Trump gane”, advirtió el domingo Carney durante su discurso de victoria en Ottawa.
“Los estadounidenses quieren nuestro país”, añadió, y planteó que Canadá debe “construir una nueva economía y crear nuevas relaciones comerciales”, a propósito de las fuertes tensiones con el presidente estadounidense.
En pocos días, asumirá el puesto de Justin Trudeau, que anunció en enero su dimisión tras diez años en el poder.
En paralelo, el mercado espera el índice IPC para febrero en Estados Unidos.
“Estos datos sobre inflación son particularmente importantes considerando lo que pasa en Washington”, destacó Low.
El hecho de no disponer de muchos datos sobre el periodo que Trump lleva en la Casa Blanca, crea “un sentimiento realmente de incertidumbre entre los inversores”, explicó.
Entre los principales perdedores del día figura Tesla, pionero de los autos eléctricos fundado por un estrecho asesor de Trump, Elon Musk, que caía más de 8% en Wall Street el lunes, debido a ventas flojas y la baja generalizada de los valores tecnológicos.
Hacia las 15:00, los títulos de la empresa fundada por Musk perdían de 8.87 % a 239,51 dólares por papel. De este modo, Tesla vale la mitad de lo que costaba en diciembre, poco después de la elección de Donald Trump, y ahora su capitalización bursátil es de 700 mil 000 millones de dólares.
Además de Tesla, las otras seis grandes tecnológicas que el mercado más sigue caían duramente: Alphabet (-4.06 %), Amazon (-2.60 %), Meta (-3.74 %), Apple (-3.97 %), Microsoft (-2.22 %) y Nvidia (-3.47 %) estaban claramente en rojo.
La hospitalización del papa Francisco ha evidenciado, según los expertos, un vacío normativo en el Vaticano que deja varias cuestiones sin resolver.
El papa Francisco, de 88 años, enfrenta una crisis de salud que mantiene en vilo a millones de católicos en todo el mundo.
Desde el 14 de febrero permanece ingresado en el Hospital Gemelli de Roma por una grave infección pulmonar que evolucionó a neumonía bilateral.
En los últimos días sufrió episodios de insuficiencia respiratoria aguda, lo que requirió intervenciones médicas urgentes -como la ventilación mecánica no invasiva- para facilitar su respiración.
Aunque el pontífice está consciente, su estado sigue siendo delicado al presentar un cuadro “complejo”, según los médicos.
Además de las preocupaciones por su salud, la hospitalización de Francisco ha evidenciado, según algunos expertos, un vacío normativo dentro de la Iglesia que deja sobre la mesa varias cuestiones sin resolver.
Una de ellas es qué sucede si un Papa no puede seguir gobernando, pero tampoco ha fallecido ni ha renunciado.
El Papa es la máxima autoridad de la Iglesia católica y del Estado Vaticano, por lo que su liderazgo es vital tanto en la dimensión religiosa como en la administrativa y la diplomática.
Como solo lleva unos días hospitalizado y mantiene la lucidez, de momento no se han observado trastornos importantes en la actividad de la Santa Sede.
“Los departamentos del Vaticano ya tenían su calendario programado. Este año se celebra el Jubileo y todo el programa ya estaba previsto”, indica a BBC Mundo Filipe Domingues, director del Centro Laico en Roma y especialista en asuntos del Vaticano.
El experto aclara que “los responsables de cada dicasterio pueden dirigir sus propias áreas, más o menos como ministros en un gobierno, por lo que no es necesario que el Papa tome cada decisión individualmente”.
Algunas tareas específicas sí están reservadas exclusivamente al pontífice, como los nombramientos de obispos, aprobar las canonizaciones de nuevos santos y sus mensajes a los fieles de los miércoles o domingos.
“Estos mensajes están saliendo, pero de manera limitada. Cuando él puede aprobarlos, se publican. Si no puede, tardan más en salir”, explica el experto.
Cuando el Papa no puede ejercer sus funciones de manera presencial, la administración de la Iglesia recae en la Curia Romana, el órgano de gobierno eclesiástico, y especialmente en el Secretario de Estado del Vaticano, cargo que actualmente ocupa el cardenal Pietro Parolin.
“Si el Papa no estuviera consciente, por ejemplo, todo seguiría más o menos igual: cada cardenal tiene su propio rol en el Vaticano y el secretario de Estado desempeña un papel muy importante en este contexto”.
Parolin supervisa asuntos diplomáticos y administrativos y actúa como una especie de “primer ministro” del Vaticano.
Sin embargo, su autoridad no sustituye la del Papa: el secretario de Estado “no puede tomar las decisiones que corresponden al pontífice, como por ejemplo el nombramiento de obispos”, subraya Domingues.
“Si el Papa no está consciente, no habrá nuevos nombramientos. Se tendrá que esperar -no existe un ‘vicepapa’- pero pueden seguir ejecutando los proyectos que ya estaban diseñados, manteniendo las prioridades del pontífice”, explica.
Mientras tanto, las celebraciones religiosas y eventos eclesiásticos siguen adelante.
Por ejemplo, el pasado domingo el arzobispo Rino Fisichella presidió la Misa Jubilar en la Basílica de San Pedro que originalmente debía oficiar el Papa.
En todo caso, aunque la Santa Sede cuenta con ciertos mecanismos para mantenerse operativa en ausencia de su líder, existen carencias en su sistema normativo que podrían plantear dificultades si la salud del pontífice se complica por un período más largo.
A diferencia de lo que ocurre en caso de fallecimiento o renuncia, donde existen normas bien establecidas para la sucesión, no hay un protocolo claro para delegar el liderazgo de la Iglesia si el Papa no puede ejercer plenamente sus funciones debido a una enfermedad grave.
La Santa Sede tampoco cuenta con un mecanismo para sustituir temporalmente al pontífice por enfermedad o incapacidad.
El director del Centro Laico atribuye esto, en parte, a la tradición e idiosincrasia de la Iglesia católica.
“Hay una comprensión de que el Papa es el sucesor de San Pedro, el líder de la Iglesia, y que su papel va más allá de un simple cargo. No es solo un puesto de trabajo que alguien ocupa temporalmente y luego deja”, explica.
Agrega que “uno de los títulos del Papa es ‘Vicario de Cristo’, lo que significa que es el principal representante de Cristo en la Tierra; por eso el planteamiento de ‘si ya no está bien, pongamos a otro’ no encaja con la lógica de la Iglesia”.
“La actitud es más bien: ‘Recemos por él para que mejore o pase por esta situación en paz. Y cuando llegue el momento, haremos lo que tengamos que hacer'”, explica el experto.
Los expertos señalan que el derecho canónico, que prevé procedimientos detallados para la sucesión papal en caso de muerte o renuncia, deja un vacío legal cuando el Papa sigue vivo pero no puede ejercer plenamente sus funciones.
El Canon 335 menciona la posibilidad de que la Santa Sede esté “vacante o totalmente impedida”, pero no define qué significa “totalmente impedida” ni establece pasos a seguir en ese escenario.
En el caso de los obispos, por ejemplo, la Iglesia sí tiene normas: según el Canon 412, una diócesis puede considerarse “impedida” si su obispo no puede ejercer su autoridad por razones de enfermedad, exilio o cualquier otra circunstancia, y el mando pasa a manos de un obispo auxiliar o vicario general.
Sin embargo, al no haber una disposición equivalente para el Papa, queda abierta la pregunta sobre quién debería asumir su rol en caso de incapacidad.
En teoría, si un Papa no pudiera continuar en su cargo por motivos de salud, la única solución sería su renuncia.
Esto ocurrió en 2013 con Benedicto XVI, quien dimitió alegando que su deterioro físico ya no le permitía ejercer su labor.
Francisco, consciente de esta posibilidad, confirmó en 2022 que había dejado escrita una carta de renuncia para ser utilizada en caso de incapacidad médica.
Sin embargo, existe la incógnita de cómo se activaría esta renuncia si el Papa ya no estuviera en condiciones de manifestar su voluntad, ya que el derecho canónico establece que una dimisión papal debe ser “libre y manifiesta”.
En el caso de Benedicto XVI (2005-2013) él mismo anunció públicamente su renuncia; pero, si Francisco quedara en coma o sufriera una demencia avanzada, se plantea la duda de quién decidiría si su dimisión redactada con anterioridad es válida.
“Si el Papa tuviera Alzheimer y llegara un momento en el que ya no pudiera tomar la decisión por sí mismo, alguien de la Secretaría de Estado debería hacer pública la carta y presentar un informe médico”, considera Domingues.
“No conocemos los detalles de la carta, pero se mencionó algún tipo de incapacidad. Supongo que se necesitaría una declaración médica que confirmara que la situación será prolongada y que probablemente no podrá recuperarse”, agrega.
Y, si por algún motivo se descarta esta opción, “la Iglesia simplemente continúa hasta que termine el pontificado, lo que sucede cuando el Papa fallece. Así que hay que seguir adelante. No es lo ideal, pero ha ocurrido antes en la historia”, apunta el experto.
Existen precedentes históricos de cartas de renuncia papales, como la de Pablo VI, quien redactó un documento para pedir que se aceptara su dimisión si enfermaba gravemente.
Sin embargo, su misiva nunca se utilizó y Pablo VI permaneció en el cargo desde 1963 hasta su fallecimiento en 1978.
Ante la falta de normas claras sobre la incapacidad papal, algunos especialistas en derecho canónico han propuesto reformas.
En 2021 un grupo de expertos sugirió que, en caso de que un Papa quedara completamente incapacitado, el Colegio de Cardenales debería asumir la gestión de la Iglesia y designar una comisión para evaluar periódicamente su estado de salud.
Esta propuesta implicaría que un comité médico revisara su estado de salud cada seis meses y, si se determinara que no puede seguir en su cargo, el Colegio de Cardenales podría activar un proceso para la elección de un sucesor.
Sin embargo, hasta ahora el Vaticano no ha aplicado ninguna de estas ideas, lo que significa que la Iglesia sigue sin un mecanismo formal para abordar la incapacidad prolongada de un Pontífice.
Preguntado sobre si existe debate dentro del Vaticano para reformar el derecho canónico en este sentido, Filipe Domingues dice “no haber escuchado nada al respecto”.
“No creo que haya planes en ese sentido, porque siempre existe la posibilidad de renuncia, y sigue siendo una opción”. afirma el director del Centro Laico.
Y agrega: “Por ahora estamos en una situación en la que él está consciente. Cada día informan de que está lúcido y al tanto de lo que le sucede a él y a la Iglesia. Todavía no hemos llegado a ese otro escenario”.
Haz clic aquí para leer más historias de BBC News Mundo.
Suscríbete aquí a nuestro nuevo newsletter para recibir cada viernes una selección de nuestro mejor contenido de la semana.
También puedes seguirnos en YouTube, Instagram, TikTok, X, Facebook y en nuestro nuevo canal de WhatsApp.
Y recuerda que puedes recibir notificaciones en nuestra app. Descarga la última versión y actívalas.