
Graciela Hernández restriega una camisa negra, le pone jabón y la deja sobre el lavadero mientras toma agua con una jícara, que después deja caer sobre la prenda. Cada ocho días, acude a lavar a los lavaderos públicos del barrio de Tequicorral, un lugar conocido como Los Túneles.
Para ella y muchas personas, los lavaderos son una alternativa en esta temporada de sequía, cuando el agua es más escasa en Chilpancingo, la capital de Guerrero.
Va desde la colonia Margarita Viguri para lavar su ropa. “Ahorita vengo, tiene 15 días que no venía; como mis hijos apenas regresaron a la escuela, ya se me van a juntar los uniformes”, comenta.
Frente a Graciela hay otra mujer. Mientras lavan, platican de sus hijos, de sus vecinos y de otros aspectos de su vida.
Este lavadero tiene una capacidad para que 20 personas laven ropa de manera simultánea, aunque Graciela acepta que por la pandemia de COVID-19 la afluencia de gente en los lavaderos bajó mucho.
“Antes eran espacios para saludarnos entre vecinos, platicar, aquí nos juntábamos todos, pero hoy ya es muy poca la gente que viene”, cuenta.
La historia de este lavadero comenzó hace 36 años y está ligada a una mujer: Ofelia Rodríguez Jiménez.

Ofelia se dedicaba a lavar ropa ajena, principalmente la de sus vecinos, y los lavaderos de la barranca Pezuapa fueron su centro de trabajo; día con día, iba a lavar ropa.
En ese entonces, la barranca Pezuapa era eso. Por ella bajaba el agua de los cerros del oriente de Chilpancingo.
El hijo de Ofelia, Fabián Ramírez Rodríguez, hoy encargado de los lavaderos, recuerda cómo era esa barranca hace casi 40 años.
Fue durante la administración del gobernador Alejandro Cervantes Delgado (1981-1987) que se creó el parque conocido como Los Túneles y las autoridades locales remodelaron los lavaderos.
Los vecinos del lugar sabían que Ofelia estaba a diario en los lavaderos; entonces, la propusieron como encargada del lugar.
Cervantes Delgado aceptó la propuesta y por 35 años Ofelia fue responsable de los lavaderos. Falleció a los 93 años, en 2015; a partir de ahí, su hijo Fabián ha sido el encargado.
“Cuando mi mamá venía a lavar y nos juntábamos muchos niños, jugábamos en el pequeño río que había, me acuerdo que a su lado había unos árboles enormes, por lo que recuerdo eran amates, guamúchiles y cazahuates, y hasta había sapos, ranas y algunos peces”, recuerda Fabián.
Fue debajo de esos enormes árboles que se construyeron los lavaderos públicos que eran alimentados con el agua de un manantial cercano.
“Jugaba a hacer presas con piedras, barcos de papel que iban se los llevaba la corriente”, recuerda Fabián.
Conforme la capital creció, la barranca fue canalizada y embovedada “y se convirtió en el parque que hoy conocemos”.
Historias de lavaderos en la ciudad hay muchas; este tipo de instalaciones son muy comunes, sobre todo en las zonas donde Chilpancingo comenzó a poblarse.
Hay un lavadero público en el barrio de San Mateo, a un costado de la Preparatoria Número 33 de la Universidad Autónoma de Guerrero (Uagro), donde también había una barranca.
Existe otro conocido como Las Cuevitas, al oriente de Chilpancingo, donde todavía emana agua. La dinámica es la misma: personas acuden con sus cubetas y bolsas de ropa y pagan por el tiempo que lavarán.
Los lavaderos públicos en la capital son alternativa para las personas que sufren el desabasto de agua en la ciudad; también fungen como una medida para cuidar el agua: las personas prefieren pagar 15 pesos por estos espacios públicos que gastar por agua en pipas.
De acuerdo con datos consultados, las pipas cuestan entre 300 y 400 pesos la chica (con mil litros), y de 700 a mil pesos la grande (con 10 mil litros). Cada tinaco tiene un costo de 120 pesos. Los costos también varían entre más apartadas del centro estén las colonias o los asentamientos.
Este texto se publicó originalmente en el sitio Amapola Periodismo.

El anuncio de Trump tiene como objetivo cortar los ingresos del gobierno de Nicolás Maduro, pero algunos analistas advierten que la medida podría profundizar la crisis económica en Venezuela y generar consecuencias negativas para Washington.
Para Venezuela, el petróleo no es simplemente un bien de exportación. Constituye el eje central de su economía y la principal fuente de ingresos y de divisas con las que el país importa alimentos, medicinas y otros bienes esenciales.
Por ello, el bloqueo “total y completo” contra los buques petroleros sancionados que entren o salgan de Venezuela —anunciado el martes por el presidente de EU, Donald Trump— no solo podría afectar al gobierno de Nicolás Maduro, sino también a amplios sectores de la población venezolana.
Varios expertos advierten que una medida de este alcance también puede resultar contraproducente para Washington.
Trump dio a conocer la decisión a través de sus redes sociales, donde acusó al gobierno de Maduro de utilizar petróleo “robado” para financiarse y para sostener el “narcoterrorismo, tráfico de personas, asesinatos y secuestros”.
Sus declaraciones se producen una semana después de que Washington incautara un buque petrolero frente a las costas venezolanas, una acción que Caracas denunció como “un robo descarado” y “un acto de piratería”.
El mandatario estadounidense también afirmó este martes en Truth Social que Venezuela está “completamente rodeada por la mayor armada jamás reunida en la historia de Sudamérica”, y añadió que esta presencia militar “seguiría creciendo” y que sería “algo como nunca antes se había visto”.
Venezuela —que posee las mayores reservas probadas de petróleo del mundo— ha condenado la orden de bloqueo como una “amenaza grotesca”, que, según el gobierno de Maduro, busca “robar” la riqueza del país.
Desde septiembre, Estados Unidos ha acumulado una importante presencia militar frente a las costas venezolanas en el Caribe, que incluye a más de 15,000 efectivos y al portaaviones más grande del mundo, el USS Gerald R. Ford.
El ejército estadounidense también ha estado realizando una serie de ataques aéreos contra embarcaciones en el Caribe y el Pacífico oriental en los que han muerto al menos 95 personas.
El presidente Trump afirma que el objetivo de esta campaña militar es combatir el narcotráfico en la región y acusa al mandatario venezolano, Nicolás Maduro, de encabezar el llamado Cartel de los Soles.
Sin embargo, diversos analistas sostienen que la estrategia podría también estar orientada a impulsar un cambio de régimen en Venezuela.
Venezuela produce actualmente cerca de 1 millón de barriles diarios de crudo, lo que representa aproximadamente el 1% de la producción mundial.
Una cifra que contrasta con los más de 3 millones de barriles diarios que el país produjo en 1998, el año previo a la llegada al poder del mentor político e ideológico de Maduro, el expresidente Hugo Chávez.
El desplome de la producción responde a una combinación de mala gestión, falta de inversión en el sector, pérdida de personal calificado, corrupción y sanciones internacionales.
Por ello, el impacto de un bloqueo petrolero sobre el mercado mundial sería limitado, al menos en el corto plazo.
Pero, para millones de venezolanos, las consecuencias podrían ser mucho más profundas y directas.
Cuando el presidente Donald Trump impuso un paquete de sanciones económicas estrictas a Venezuela en 2018, durante su primer mandato, la medida profundizó la ya grave crisis económica y humanitaria que atravesaba el país sudamericano.
Según estimaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI), solo ese año la economía venezolana se contrajo en torno al 15%, una de las caídas más pronunciadas de su historia reciente.
Christopher Sabatini, investigador principal para América Latina del centro de estudios Chatham House, con sede en Londres, afirma que el bloqueo anunciado por Trump podría tener un efecto “aún más devastador si lo mantiene y persiste”.
“Creo que la administración Trump espera poder darle un giro rápido a esta medida. Espera que el lenguaje hiperbólico e incendiario que usó en Truth Social ponga al círculo íntimo de Maduro en su contra y promueva una transición rápida“, le dice a BBC Mundo.
“Pero si eso no pasa, se prevé una gran crisis, porque un gran porcentaje de las exportaciones venezolanas viaja por este tipo de embarcaciones sancionadas”, agrega.
“Y los ingresos provenientes de esas exportaciones no sólo se usan para pagar y sobornar a burócratas, sino para comprar medicinas y alimentos, por lo que se prevé una gran escasez de ambas cosas”.
Un informe reciente de la organización Transparencia Venezuela reveló que el 41% de los buques petroleros (40) que operaron en las costas venezolanas en noviembre fueron buques sancionados, parte de la llamada flota de buques fantasma.
Por su parte, el servicio independiente de seguimiento Tanker Trackers estima que unos 37 buques incluidos en la lista de sancionados de la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) estaban operando en aguas venezolanas a principios de este mes.
El economista venezolano Francisco Monaldi, director del Programa Latinoamericano de Energía del Instituto Baker de la Universidad Rice, en Houston, señala que la medida anunciada por Trump también forzará al gobierno de Nicolás Maduro a ofrecer mayores descuentos en el petróleo que vende a través de canales informales para sortear las sanciones.
“En cualquier escenario, esto provocará una reducción de los ingresos, lo que a su vez causará una devaluación del bolívar y un aumento de la inflación. Y si la situación se prolonga, es probable que genere una caída significativa del PIB”, añade.
El FMI proyectó que la inflación en Venezuela cerrará 2025 en aproximadamente 269,9 %, según su informe World Economic Outlook publicado el 14 de octubre de 2025.
Expertos advierten que el bloqueo también podría tener consecuencias negativas tanto para la oposición venezolana como para el propio gobierno de Donald Trump.
“Si la medida no logra desalojar al gobierno de Nicolás Maduro y los venezolanos comunes comienzan a sufrir sus efectos, es posible que muchos terminen culpando a la oposición y a Trump de la crisis”, señala Sabatini.
Y una mayor pobreza en Venezuela probablemente también impulse una nueva ola migratoria hacia países de América Latina y a Estados Unidos.
Según datos de la ONU, cerca de 7.7 millones de venezolanos han abandonado el país desde el inicio de la crisis económica y política, convirtiendo la situación en una de las mayores crisis migratorias del mundo.
El economista estadounidense Mark Weisbrot, codirector del Centro de Investigación Económica y Política (CEPR), considera que el bloqueo anunciado por Trump podría terminar perjudicándolo políticamente si se mantiene en el tiempo.
“Cerca del 90% de las divisas extranjeras que obtiene Venezuela provienen de las exportaciones de petróleo, por lo que un bloqueo como el anunciado podría generar más pobreza y más migración”, le dice Weisbrot a BBC Mundo.
“Es un riesgo considerable para Trump: si la migración venezolana hacia Estados Unidos aumenta de forma significativa, es probable que sus votantes le hagan pagar el precio en las elecciones de medio mandato del próximo año”.
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