Se cumplen dos años de la inundación que dejó 16 muertos y más de 35 mil damnificados en Tula de Allende, Hidalgo, cuyas casas y comercios aún no se recuperan por completo, ante la falta de apoyo de los tres órdenes de gobierno.
La madrugada del 7 de septiembre de 2021, de acuerdo con informes de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), el río Tula se desbordó debido a un excedente de 500 metros cúbicos que corrían en su cauce, el doble de su capacidad natural.
Esto ocasionó que mil 700 negocios y más de 30 mil viviendas cercanas al cuerpo de agua sufrieran daños, como los comercios de Rafael Salgado, Oswaldo Montoya y Merced Arteaga, tres habitantes de dicha demarcación que hasta ahora no han podido recuperar todo lo perdido, según contaron a Criterio.
Al caminar por las calles de la Ciudad de los Atlantes es común ver muchos negocios con cortinas abajo, pese a ser un día laboral. Otros tienen letreros de que se ofrecen en renta y algunos aún están en reparación.
La cocina económica La Terminal se encuentra en la calle Xicoténcatl, a unos metros del Hospital de Zona 5 del IMSS, donde 16 personas murieron durante la anegación. El establecimiento es administrado por Rafael Salgado y su familia, y resultó dañado en la emergencia.
En entrevista, Rafa, como lo conocen los demás locatarios, recordó que vio el trabajo de tres décadas irse con el agua hace dos años. Detalló que las pérdidas provocadas por la inundación rondaron los 100 mil pesos, además de que la estructura eléctrica quedó dañada, por lo que tardó varios meses en reabrir.
El comerciante afirmó que únicamente recibió un apoyo de 11 mil pesos por parte de los tres órdenes de gobierno, que solo sirvieron para comprar algunos electrodomésticos y no eran ni la mitad de la inversión que tuvo que hacer.
En una situación similar están Oswaldo Montoya y Merced Arteaga, dos artesanos que tienen su negocio en la Plaza de la Artesanía, ubicada en la calzada Zaragoza, una de las zonas más afectadas.
Montoya tiene tres locales. Recordó que la noche del 6 de septiembre de 2021 tuvo que ayudarle a su hermano a desalojar su casa, en la colonia 16 de Enero, por el riesgo que representaba el aumento del nivel del río.
Agregó que se enteró del estado de su negocio por redes sociales, pues la calle estaba sumergida por el agua, que alcanzó casi dos metros de altura. Tuvo que esperar a que el líquido descendiera para cuantificar los daños: pérdida total de su mercancía y materiales.
Oswaldo Montoya señaló que tuvo que pedir otro crédito para “recuperar un poco de lo perdido”, lo que representó una deuda que no ha terminado de pagar.
Por su parte, Merced Arteaga recordó que perdió todo su equipo para tallar en cantera y piedra, principales materias primas que utiliza.
Añadió que los daños de su negocio alcanzaron el medio millón de pesos, pues algunas máquinas que usaba valen más de 5 mil pesos.
Esta nota se publicó originalmente en Criterio.
La activación de un gen sería la razón por la que algunos gatos, particularmente los machos, tienen pelaje rojizo.
Ahora, científicos de dos continentes han resuelto el misterio en el ADN que da a nuestros amigos peludos, particularmente a los machos, su notable color.
Descubrieron que a los gatos pelirrojos o de color naranja les falta una sección de su código genético, lo que significa que las células responsables de su pelaje, ojos y tono de piel producen colores más claros.
El avance ha alegrado no solo a los científicos, sino también a los miles de amantes de los gatos que originalmente financiaron la investigación.
Los científicos esperan que resolver el rompecabezas también pueda ayudar a arrojar luz sobre si los gatos de color naranja corren un mayor riesgo de padecer ciertos problemas de salud.
Se sabe desde hace décadas que es la genética la que da a los gatos atigrados de color naranja su tono distintivo, pero hasta ahora los científicos no encontraban la ubicación exacta en el código genético.
Dos equipos de científicos de la Universidad de Kyushu en Japón y la Universidad de Stanford en EE.UU. revelaron el misterio en artículos simultáneos publicados este jueves.
Lo que descubrieron los equipos fue que en los melanocitos -las células responsables de dar al gato su pelaje, sus folículos pilosos y el color de sus ojos- de estos animales el gen ARHGAP36 es mucho más activo.
Los genes están formados por fragmentos de ADN que dan instrucciones a las células de un gato, como a las de otros seres vivos, sobre cómo funcionar.
Al comparar el ADN de decenas de gatos con y sin pelaje naranja, hallaron que aquellos con coloración rojiza tenían una sección del código de ADN faltante en este gen ARHGAP36.
Sin este ADN la actividad del ARHGAP36 se incrementa. Los científicos creen que el gen instruye a esos melanocitos a producir un pigmento más claro.
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Durante décadas, los científicos han observado que los gatos con coloración completamente rojiza tienen muchas más probabilidades de ser machos. Esto coincide con el hecho de que el gen se encuentra en el cromosoma X.
Los cromosomas son secciones más grandes de ADN y los gatos machos, al igual que otros mamíferos, tienen un cromosoma X y uno Y, que contienen diferentes cantidades de genes.
Como se trata de un gen que se encuentra únicamente en el cromosoma X, que en este caso controla la producción de pigmento, basta con que falte un fragmento de ADN para que un gato se vuelva completamente pelirrojo.
En comparación, las gatas tienen dos cromosomas X, por lo que sería necesario perder ADN en ambos cromosomas para aumentar la producción de pigmentos más claros en la misma medida, lo que significa que es más probable una coloración mixta.
“Estas formas rojizas y negras se deben a que, al principio del desarrollo, un cromosoma X en cada célula se intercambia aleatoriamente”, explica el profesor Hiroyuki Sasaki, genetista de la Universidad de Kyushu.
“A medida que las células se dividen, se crean áreas con diferentes genes activos de color de pelaje, lo que da lugar a manchas distintivas”.
Aunque el estudio está basado en principios científicos, originalmente comenzó como un proyecto de pasión para el profesor Sasaki.
Se había retirado de su puesto universitario, pero como amante de los gatos dijo que quería seguir trabajando para descubrir el gen del gato naranja con la esperanza de que pudiera “contribuir a la superación de las enfermedades felinas”.
Él y su equipo recaudaron 10,6 millones de yenes (US$73.000) entre miles de amantes de los gatos en Japón y el mundo a través de financiación colectiva para poder llevar a cabo el estudio.
Uno de los contribuyentes escribió: “Somos hermanos y cursamos primero y tercer grado de primaria. Donamos nuestro dinero de bolsillo. Úsenlo para investigar sobre los gatos calicó”.
El gen ARHGAP36 también está activo en muchas otras áreas del cuerpo, incluido el cerebro y las glándulas hormonales, y se cree que es importante para el desarrollo.
Los investigadores creen que es posible que la mutación del ADN en el gen pueda causar otros cambios en estas partes del cuerpo vinculados a condiciones de salud o temperamento.
El gen ARHGAP36 se encuentra en humanos y se ha relacionado con el cáncer de piel y la caída del cabello.
“Muchos dueños de gatos se dejan llevar por la idea de que los diferentes colores y patrones de pelaje están vinculados a diferentes personalidades”, afirmó el profesor Sasaki.
“Aún no hay evidencia científica que respalde esto, pero es una idea intrigante y me encantaría explorarla más a fondo”.
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