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“Es como un dolor eterno”: Aranza vio morir a su mejor amiga en el choque en la Línea 3; hoy, busca honrar su memoria
“Es como un dolor eterno”: Aranza vio morir a su mejor amiga en el choque en la Línea 3; hoy, busca honrar su memoria
FOTOS: Ethan Murillo y cortesía de Aranza
7 minutos de lectura

“Es como un dolor eterno”: Aranza vio morir a su mejor amiga en el choque en la Línea 3; hoy, busca honrar su memoria

Aranza de la Cruz reconstruye el choque de trenes que hace un mes ocurrió en la Línea 3 del Metro, recuerda a Yaretzi Adriana Hernández —su mejor amiga, fallecida en el incidente— y exige que el hecho no se olvide: “La memoria colectiva es lo que nos dice quiénes fuimos, quiénes somos ahora y quiénes podríamos ser”.
07 de febrero, 2023
Por: Nayeli Roldán
@nayaroldan 

“Es una lucha muy fuerte, es todos los días. Es estar pasando por un dolor que parece eterno, que parece que nunca se va a acabar. Nunca me había dolido tanto algo como ahora. Estar cerca de la muerte en un accidente con más personas que también estuvieron cerca de la muerte, con mi mejor amiga que era como mi hermana, que la escuché sufrir, incluso los últimos momentos cuando su cuerpo se aplastó. Cuando murió la escuché gritar, la escuché agonizar”. 

Es Aranza de la Cruz, una joven de 18 años sobreviviente al choque de trenes en la Línea 3 del Metro de la Ciudad de México, ocurrido el 7 de enero. Yaretzi Adriana Hernández, la víctima mortal del hecho, era su mejor amiga y estaban juntas hasta antes del impacto. Aranza no puede explicarse cómo es que ella terminó a metros de distancia del asiento que había tomado al ingresar al vagón, lo que le salvó la vida, mientras que su amiga quedó en el mismo sitio. 

“Su cuerpo estaba prensado en el tren. Solo podía ver su tronco lleno de sangre y su cabeza ya estaba caída; sus cabellos, que eran largos, tapaban su rostro. Le empecé a gritar ‘¡Adri, Adri!’ pero no me contestaba; entonces, yo dije ‘está muerta’”. 

Apenas habían pasado unos minutos del choque entre las estaciones Potrero y La Raza. Era sábado e irían a una clase muestra de pintura en la escuela del INBAL La Esmeralda, a la que Aranza quería ingresar y Yaretzi Adriana la acompañaría. Quedaron de verse a las 8:40 de la mañana en el Metro 18 de Marzo, pero ambas llegaron tarde, y se encontraron hasta las 9:00.

“El Metro se empezó a parar, pensé que era como de costumbre, no, pero esta vez era raro porque se paraba de verdad muy fuerte, casi nos caíamos. Cuando íbamos de Potrero a La Raza, nuestro tren chocó con otro que estaba parado adelante. Nuestros vagones empezaron a hacer movimientos trepidatorios y yo me asusté mucho porque se fue la luz al instante, yo salí volando, me golpeé contra todo. Cerré los ojos y no supe qué pasó, solo escuchaba los gritos de mi amiga”. 

Eran las 9:06 de la mañana. 

“Yo le gritaba, pero ya no me contestaba. Cuando el tren finalmente se detuvo, yo estaba una puerta más adelante de donde nos habíamos sentado. Sentí que había sido un milagro que estuviera viva. Empecé a buscar con las manos a mi amiga porque todas las personas estaban tiradas por todos lados. Empecé a sentir los cabellos, los brazos de otros, y pensé que ahí estaba Adri pero no, ella sí estaba en el mismo asiento”. 

En ese momento todo era desconcierto. La otra treintena de mujeres del vagón también gritaba, lloraba, entre ellas, una madre desesperada viendo a su hija con una pierna prensada y quejándose. Aranza sentía que la cabeza le explotaría del dolor y su pierna lastimada le impedía caminar bien. Tenía las manos ensangrentadas, también la cabeza, tenía incrustados vidrios de las ventanas que se hicieron trizas tras el impacto. 

Aún sin saber qué estaba pasando, quiso buscar su celular entre los escombros. Lo encontró dentro de su bolsa que había terminado debajo de un asiento. Le marcó a su madre, Miriam Coronel. 

“¡Mamá, estoy viva, estoy viva! Yo me salvé, pero Adri murió”, le dijo. 

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El miedo a la oscuridad

Ha pasado un mes del choque y Aranza sigue asimilando lo que ocurrió. No ha sido fácil intentar retomar la vida después de ver morir a su mejor amiga, con quien tenía planes para los siguientes años. Tenían el sueño de poner una galería-café, porque el arte era una de las cosas que más las había acercado. Yaretzi Adriana dibujaba y Aranza pintaba. Querían crear un espacio de encuentro con otros artistas y apenas habían hablado de eso una tarde de diciembre, un par de semanas antes del siniestro.

Se conocieron en el último año de preparatoria y, aunque ya estaban en diferentes escuelas, la amistad seguía intacta. Yaretzi Adriana estudiaba en la Escuela Nacional de Artes Plásticas de la UNAM, en Xochimilco, y Aranza en la Facultad de Filosofía y Letras, en Ciudad Universitaria, pero eran vecinas y las visitas se podían alargar hasta entrada la noche. 

Aranza es delgada, de cabello al hombro. Se expresa con claridad sobre lo ocurrido, sobre sus ideales y, aunque le cuesta trabajo hablar en pasado sobre Yaretzi Adriana, los ojos se le iluminan y sonríe al describirla. “Era muy talentosa. Era una artista. Sus flores favoritas eran los girasoles, le gustaba mucho el amarillo, le gustaba mucho los atardeceres. Era una persona muy cálida. Era una persona llena de amor. Le encantaba la ciudad, el Centro; por eso, ahora cualquier lugar del Centro que paso me acuerdo de ella”. 

La joven concede esta entrevista para que las personas sepan quién era Adri y honrar su memoria: “No somos una más, no somos un dígito. No solo es un cuerpo, es una vida. Es una familia, son lazos de amistades. Adri pertenecía a una comunidad, a la UNAM, a un grupo de amigos; entonces, cuando una vida termina, no queda en esa vida, sino que afecta todo”. 

Sin embargo, recordar es duro. Aún tiene pesadillas y a ratos está bien, pero en otros no puede controlar el llanto. Las noches tampoco han vuelto a ser iguales que antes. 

“A mí no me daba miedo la oscuridad, pero después del accidente no puedo estar con la luz apagada, necesito correr como una niña chiquita a prender la luz porque siento que me voy a morir o siento que algo me persigue o recuerdo el cuerpo de mi amiga o los olores, esa sensación de que estoy en peligro, de que mi vida va a terminar”. 

Mientras relata esto, Aranza tiene la mirada hacia sus manos. Tiene puesto un anillo, al que le da vueltas sobre su dedo una y otra vez. Ya avanzada la entrevista confiesa que era de Yaretzi Adriana y lo traía el día del choque; siempre lo usaba porque era regalo de su exnovia. Recuerda que, al ver su cuerpo inerte, ni siquiera intentó moverlo porque sería imposible hacerlo entre los fierros, pero en su mano sobresalía ese anillo, el dedo en el que lo usaba quedó estirado, como señalando. 

Aranza pensó en que quería rescatarlo, “como un amuleto, como lo último que tuve de ella”. Por eso es que cuando personal acudió a su rescate, le pidió a un brigadista que le diera el anillo de su amiga. Ahora lo usa especialmente en las noches, cuando tiene miedo de la oscuridad y se siente protegida. “Es como si mi amiga me cuidara”

Ha pasado un mes, y para Aranza cada día es una lucha permanente. “Han sido muchas emociones encontradas. Me duele mucho, mucho, y me hago bolita y no termino de llorar. Tengo llantos repentinos o hay días en los que la gente me vuelve a preguntar y de repente me encuentro con sensaciones nuevas, especialmente negativas, con las que no me había encontrado”. 

Ninguna actividad cotidiana ha vuelto a la normalidad, explica Aranza. “Quizá salir al pan no vuelve a ser lo mismo porque me acuerdo que a mi amiga le gustaba este pan. Toda mi vida empieza a resignificarse de cierta manera”.

Este 30 de enero regresó a clases en la carrera de Desarrollo y Gestión Intercultural en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, pero volver también significará encontrar nuevas rutinas. Su camino comenzaba en la estación 18 de Marzo y concluía en la última estación, Universidad, pero aún no está lista para volver a subir a ese transporte. Solo de pensar en los túneles, en la oscuridad, “tan solo pasar por la estación Potrero me parte; entonces, no considero que esté preparada mentalmente”. Por eso, probablemente usará Metrobús, aunque haga casi dos horas de camino. 

A esto se suma el dolor físico. Su diagnóstico es policontusión, pero el daño en la pierna le impide caminar sin la ayuda de muletas. Desde el día del choque fue atendida en el hospital San Ángel Inn y ha tenido pase abierto en las semanas siguientes para revisión, pero no está recuperada del todo. Se cansa rápido y, por supuesto, no puede moverse como lo hacía.

Aun así, intenta todos los días retomar su vida, porque eso es lo que hubiera querido Adri: es la mejor manera de honrarla, dice. Además, ha tomado algunas sesiones con una tanatóloga que el Gobierno de la Ciudad de México le ofreció, y también le ofrecieron terapia psicológica, que aceptará. Sabe que necesitará trabajar en su salud mental durante más tiempo.

También busca que su testimonio abone a la memoria colectiva: “Porque la memoria colectiva es lo que nos dice quiénes fuimos, quiénes somos ahora y quiénes podríamos ser. Si uno vuelve a pasar por Potrero, quizá lo ve como una estación, si uno no recuerda que ahí murió una persona. Por eso me gustaría que hubiera un mural en el Metro donde hablemos de quién era Adri”. 

Después de todo esto, Aranza solo pide que cualquier ciudadano esté seguro al usar un transporte público. “No pedimos un lujo al viajar en el Metro, solo pedimos un transporte digno”, que cada uno de los funcionarios públicos redignifiquen su trabajo y que sepan que “su trabajo no solo repercute en ellos, sino que repercute en miles de personas”. 

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Imagen BBC
“Una horrible y devastadora pérdida”, hijos de Rob Reiner rompen su silencio tras asesinato del director de cine y su esposa
4 minutos de lectura

Jake y Romy Reiner emitieron un comunicado en el que hablan de la muerte de sus padres, Rob y Michele, y de la acusación por el doble asesinato contra su hermano Nick.

17 de diciembre, 2025
Por: BBC News Mundo
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Dos de los hijos del actor y director de cine Rob Reiner y su esposa Michele Singer Reiner, asesinados el domingo en Los Ángeles, rompieron su silencio tras el doble asesinato y la posterior acusación contra su hermano Nick.

Jake y Romy Reiner aseguraron en un comunicado este miércoles que están sufriendo un “dolor inimaginable” tras la “horrible y devastadora pérdida” en su familia.

Pidieron privacidad y respeto, y que “las especulaciones se moderen con compasión y humanidad”, sin abordar directamente la implicación de Nick Reiner.

“La horrible y devastadora pérdida de nuestros padres, Rob y Michele Reiner, es algo que nadie debería experimentar jamás“, dijeron Romy y Jake Reiner en un comunicado proporcionado a CBS News, cadena socia de la BBC. “No eran solo nuestros padres, eran nuestros mejores amigos”.

“Agradecemos las numerosas condolencias, muestras de amabilidad y apoyo que hemos recibido no solo de familiares y amigos, sino también de personas de todos los ámbitos”, añadieron.

Los hermanos también pidieron que se recuerde a sus padres “por las increíbles vidas que vivieron y el amor que dieron”.

Los representantes de la familia no respondieron inmediatamente a la solicitud de comentarios de la BBC.

Nick Reiner, de 32 años, compareció este miércoles ante el tribunal por primera vez y renunció a su derecho a declararse culpable o inocente de dos cargos de asesinato en primer grado.

Rob Reiner y su esposa fueron encontrados sin vida el domingo en su residencia en un exclusivo barrio del oeste de Los Ángeles. Pocas horas después, Nick Reiner fue detenido, siendo acusado este martes del parricidio.

Familia Reiner
Getty Images
La familia Reiner en 2016.

El proceso contra el hijo

En la audiencia celebrada el miércoles en un tribunal del centro de Los Ángeles, la fiscalía y los abogados de Nick Reiner acordaron aplazar la comparecencia del acusado hasta el 7 de enero, fecha en la que volverá a tener la oportunidad de declarar.

Al hablar ante el tribunal, el joven solo respondió “Sí, señoría” cuando la jueza Theresa McGonigle le preguntó si entendía que tenía derecho a un juicio rápido.

McGonigle ordenó previamente a los medios de comunicación, que se habían reunido fuera del tribunal horas antes de la audiencia, que no filmaran al acusado, que vestía un uniforme prevención de suicidios de la cárcel.

Los medios en la sala no pudieron ver al acusado durante la breve audiencia porque estaba sentado en un rincón apartado, pero las imágenes posteriores revelaron que tenía el rostro inexpresivo y los brazos desnudos y esposados.

Inicialmente estaba previsto que compareciera ante el tribunal el martes, pero no había recibido el alta médica para hacerlo, según informaron su defensa y los fiscales.

Su abogado, Alan Jackson, dijo a los periodistas que había “cuestiones complejas y delicadas” en el caso que debían resolverse en las próximas semanas.

“Pedimos que durante este proceso se permita que el sistema avance de la forma en que fue diseñado para hacerlo”, dijo Jackson a los periodistas.

“Sin precipitarse a juzgar, sin sacar conclusiones apresuradas, sino con moderación y dignidad, y con el respeto que merecen este sistema y este proceso, y que merece la familia”, añadió.

El abogado Alan Jackson habla junto a otras dos personas en la sala del tribunal
Reuters
El abogado Alan Jackson (derecha) ha defendido a otros famosos de Hollywood.

Evaluación psiquiátrica

El retraso en la declaración de culpabilidad o inocencia de Reiner podría tener como objetivo dar tiempo para realizar una evaluación psiquiátrica, según explicó un abogado penalista a la BBC tras la audiencia.

“La evaluación psiquiátrica se suele realizar antes de la lectura de cargos para determinar si es apto para ser juzgado”, explicó Seth Zuckerman.

Hasta la próxima audiencia, el 7 de enero, Reiner permanecerá bajo custodia en el centro penitenciario Twin Towers Correctional Facility de Los Ángeles.

Los fiscales han afirmado que aún no se ha tomado ninguna decisión sobre si se solicitará la pena de muerte.

“Este caso es desgarrador y profundamente personal, no solo para la familia Reiner y sus seres queridos, sino para toda la ciudad”, declaró el jefe del Departamento de Policía de Los Ángeles, Jim McDonnell.

Con información adicional de Sakshi Venkatraman.

Línea gris
BBC

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