En México hay, al menos, 20 especies en peligro de extinción; entre ellas están el ajolote, el jaguar, el lobo mexicano, el oso negro, la vaquita marina, la tortuga caguama, el guacamayo rojo, el ocelote, el manatí, el tapir, el mapache de Cozumel o mapache pigmeo, la musaraña de Los Tuxtlas, el picamaderos imperial o carpintero imperial.
Tristemente, esa lista no tiene fin. A ella se añaden más especies, como el colibrí, muy utilizado para rituales de amor, especialmente en febrero. Si reflexionamos en estos rituales poco entendemos de ellos y mucho podemos analizar de la manera en la que estas prácticas pueden perjudicar al ecosistema y a sus habitantes.
Los colibríes son aves pequeñas y coloridas pertenecientes a la familia Trochilidae, endémica del continente americano, conformada por aproximadamente 350 especies, 57 de ellas habitan en México y 13 son endémicas del país. Su peso promedio va de los cuatro a los seis gramos y miden de 10 a 13 centímetros, y son las únicas aves con la capacidad de volar en reversa y, gracias a su peculiar estructura musculoesquelética, pueden aletear hasta 200 veces por segundo y volar a una velocidad de hasta 95 km por hora.
Su relevancia cultural en México se remonta a la época prehispánica, en la que algunos sitios y emperadores aztecas reciben su nombre de estos animales (Huitzilíhuitl, también llamado Pluma de Colibrí), sin mencionar que muchos de los mantos y coronas de los tlatoanis portan con orgullo las plumas iridiscentes de estas avecillas. Para los mexicas, los colibríes guardaban relación con el dios Huitzilopochtli (colibrí azul zurdo) y las almas de los guerreros muertos en batalla y las mujeres que morían durante el parto se convertían en ellos.
Incluso, dentro de la mitología maya se menciona a los colibríes como una creación de los dioses para usarlos como sus mensajeros, de tal manera que transportaban los pensamientos y los deseos del mundo de los vivos al mundo de los muertos; de ahí el mito de que los colibríes traen buenas noticias o buena suerte.
El uso de los colibríes dentro de este misticismo romántico representa uno de los mayores daños hacia su especie, ya que por generaciones se han utilizado para rituales como “amarres”.
Hoy en día, se venden colibríes disecados en múltiples mercados de herbolaria como parte de rituales para conseguir pareja y en algunos estados del sur del país se consume el corazón del colibrí para atraer suerte en el amor; inclusive se han encontrado grandes exportaciones ilegales de estos animales a otros países, en donde se utilizan con el mismo fin.
Pero el colibrí no solamente es muy bello y atractivo visualmente, sino que también es responsable de la polinización de hasta 10,000 especies de plantas en el país, en ello recae su importancia para el ecosistema y la agricultura mexicana; sin embargo, cinco especies se encuentran en grave peligro de extinción debido a la destrucción del hábitat y a su comercialización con fines esotéricos.
Además, la reducción demográfica en las especies de colibríes es un indicador de cambio climático, debido a que una baja en el número de polinizadores menoscaba la riqueza de la flora en varios ecosistemas, y a su vez, los animales dependientes de estas plantas se ven obligados a abandonar su hábitat. Debemos recordar que esta interdependencia entre los colibríes y la biodiversidad es resultado de millones de años de evolución, por lo que acabar con estas avecillas sería menospreciar la historia natural del planeta.
Las autoridades han hecho un esfuerzo por promover la preservación de esta ave por medio de la creación de santuarios y la prohibición de la comercialización del colibrí. La Convención Internacional sobre el Tráfico de Especies Amenazadas (CITES) y la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) de México han proscrito el tráfico de muchas especies de colibríes dentro de la república desde hace más de una década y se ha tipificado como un “delito contra la biodiversidad” dentro del Código Penal Federal.
Las condenas ascienden hasta nueve años de prisión y hasta 4,000 días de multa para los casos de caza y comercialización dentro de áreas protegidas, no obstante, sigue siendo muy común encontrar estas aves en venta dentro de mercados como los mercados de Sonora y de Tulancingo, y las detenciones por la compra-venta del colibrí con fines místicos siguen resonando en las noticias. Recientemente el US Fish and Wildlife Forensic Laboratory documentó que de 2013 al 2021 lograron recuperar 905 cadáveres de colibríes ingresados de forma ilícita a Estados Unidos y provenientes de México.
Este ejemplo y estos datos solo manifiestan cómo el uso y abuso de los animales tiene su origen en el pensamiento antropocéntrico, donde el ser humano adquiere una posición central y única en torno al cual giran y suceden todas las cosas y en el que los intereses del ser humano deben recibir atención por encima de cualquier cosa, este ha sido un pensamiento que ha dañado inmensamente a los demás seres vivos con quienes compartimos el planeta.
Como humanidad hemos construido esta visión, a lo largo de muchos años, pero debemos cambiar. Es importante tener consideración moral con los demás seres vivos, respetar su vida, su integridad y bienestar, y concebirlos como un fin en sí mismos y tratarlos como tales.
En la reflexión valdría la pena preguntarnos por qué mantenemos relaciones que tienden a ser perjudiciales para los demás animales 1 y en la acción debemos llevar a cabo campañas informativas o alzar la voz para respetar la vida de los animales.
Un ejemplo de ello es lo realizado por la doctora María del Coro Arizmendi Arriaga, ornitóloga y directora de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala, quien ha invitado en múltiples ocasiones a la población general a formar parte activa de la conservación del colibrí mediante la plantación de flores rojas o con colores llamativos (morado, rosa, amarillo) y de hojas péndulas (como el toloache), la creación de “jardines para colibríes” y, por obvias razones, evitando ser partícipe de la cadena de tráfico del ave. Pequeñas acciones como estas benefician a las especies, sus colonias y su desarrollo.
Podríamos empezar por informar a la población y educarla en relación con el bienestar animal, el cuidado y el respeto a otros seres vivos. Se pueden realizar acciones que favorezcan las condiciones de algunas especies animales y dejar atrás nuestros pensamientos económicos, que siempre están en función y en beneficio de los humanos, para respetar a los animales y valorar su vida.
Los rituales y la suerte depositada en los animales debe ser considerada una cosa del pasado. Somos artífices de nuestro destino y nuestras acciones tienen consecuencias; los animales no son culpables, pero tampoco son depositarios de nuestra mala o buena suerte.
* Blanca Rocío Muciño Ramírez es maestra en Diseño y Producción Editorial por la Universidad Autónoma Metropolitana, unidad Xochimilco, donde obtuvo la Medalla al Mérito Universitario, y licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la unam. Ha actualizado sus conocimientos con cinco diplomados y más de 150 cursos de Bioética, trabajo editorial y comunicación. Actualmente se desempeña como secretaria técnica y responsable de edición y gestión de publicaciones en el Programa Universitario de Bioética (PUB). Itzel Martínez Castro y Abril Ivanna Álvarez Molina son médicas pasantes del Servicio Social por la Facultad de Medicina en el PUB.
Las opiniones publicadas en este blog son responsabilidad únicamente de sus autores. No expresan una opinión de consenso de los seminarios ni tampoco una posición institucional del PUB-UNAM. Todo comentario, réplica o crítica es bienvenido.
1 Rivero, P, Zooética una mirada filosófica a los animales, México, FCE/UNAM, 2019, p. 187.
Las llamas han dejado al menos cinco personas muertas, más 130.000 evacuados y la destrucción de 2.000 edificaciones. Unos vientos particulares, la falta de agua y el cambio climático son las causas de la ferocidad del fuego.
Al menos cinco incendios forestales están azotando la ciudad de Los Ángeles, en la costa oeste de Estados Unidos, de los cuales tres han sido descritos por las autoridades de socorro como “incontrolables”.
De acuerdo con varios organismos locales, los incendios han causado la muerte de cinco personas y decenas de heridos, así como la destrucción de más de 2.000 viviendas y edificios.
Cerca de 130.000 personas han tenido que evacuar sus hogares y se estima que las pérdidas económicas podrían alcanzar los US$10 mil millones.
Los damnificados por los feroces incendios van desde famosos actores de Hollywood como Billy Cristal y James Wood y personalidades como Paris Hilton hasta habitantes de la zona costera y los barrios más al oeste de la ciudad.
Los jefes de bomberos que están liderando las labores de control de fuego han señalado que, dada la dimensión de las llamas en algunas zonas – como por ejemplo Hollywood Hills, donde está ubicado el famoso cartel de Hollywood-, existe “cero posibilidades” de contener el desastre.
De acuerdo con Anthony Marrone, uno de los principales coordinadores de bomberos, la baja humedad de la zona, los llamados vientos de Santa Ana – con velocidades cercanas a las de un huracán- y la falta de infraestructura han sido las principales causas para la enorme devastación.
“No tenemos suficientes bomberos para atender cuatro incendios de esta dimensión a la vez. Tal vez uno o dos incendios forestales medianos, pero no esto”, explicó.
En BBC Mundo te explicamos tres claves que han hecho que los incendios en Los Ángeles estén siendo considerados como los más destructivos en la historia de la ciudad.
Tal vez la principal razón por las que los bomberos no han podido contener el fuego en Los Ángeles tiene nombre de santa: los vientos de Santa Ana, que de acuerdo con las autoridades han alcanzado hasta 161 kilómetros por hora en las zonas de los incendios.
Y esto tiene dos efectos que multiplican la fuerza de las llamas.
Por una parte, de acuerdo con el meteorólogo Simon King, presentador del tiempo de la BBC, se trata de vientos secos que eliminan la humedad de la vegetación y facilitan que se inicien los fuegos y se propaguen más rápidamente.
Y una vez que empiezan, los mismos vientos ayudan a que se propaguen fácilmente.
Además, según Marrone, esto obliga a que la estrategia para apagar un incendio de esta magnitud solo se pueda basar en los hidrantes que tiene la ciudad, ya que no se pueden utilizar aviones y helicópteros debido a la fuerza de los vientos.
Los vientos de Santa Ana ocurren cuando una gran área de alta presión se establece sobre el oeste de EE.UU., alrededor de la Gran Cuenca, un área que incluye gran parte de Nevada y Utah, Idaho y el sureste de Oregón, explica Matt Taylor, meteorólogo de la BBC.
Por su parte, una publicación del Servicio Nacional de Meteorología (SNM) estadounidense anota que estas regiones son generalmente secas y desérticas, lo que significa que allí se generan vientos secos que fluyen de este a oeste y llegan a California carentes de humedad.
Este fenómeno ocurre numerosas veces durante el año.
“Un evento de Santa Ana generalmente surge durante los meses más fríos, desde fines de septiembre hasta mayo, y dura solo un par de días. Pero en raras ocasiones puede continuar hasta una semana”, agrega Taylor.
Uno de los problemas que han señalado los bomberos que luchan contra las llamas ha sido el sistema de suministro de agua.
Debido a que no hay apoyo aéreo por los vientos y el humo, los bomberos se han visto obligados a apoyarse únicamente con el sistema de hidrantes urbanos para controlar el avance de las llamas.
Y aunque las autoridades de la ciudad han aceptado que el sistema de acueducto del que hacen parte los hidrantes funciona adecuadamente para el ámbito urbano, no son los más aptos para luchar contra incendios forestales.
“Un combate contra incendios con múltiples hidrantes extrayendo agua del acueducto durante varias horas es insostenible”, explicó en rueda de prensa Mark Pestrella, director de Obras Públicas del condado de Los Ángeles.
Y puso como ejemplo la lucha contra los incendios en la zona de Palisades.
Esta parte de la ciudad tiene tres tanques para surtir los hidrantes. El martes, cuando comenzaron los incendios, el primer tanque se vació a las 16, hora local. El segundo cuatro horas más tarde y el tercero, a las tres de la madrugada del miércoles.
A esa hora los bomberos se quedaron sin agua debido a que el consumo era mucho mayor que la velocidad con la que se podía reabastecer el tanque. Y el fuego seguía imparable.
El profesor de ingeniería ambiental de la Universidad de California Jay Lund añade que los tanques de agua en Los Ángeles están diseñados para combatir incendios localizados en casas, no en espacios abiertos.
“No es un problema de que no haya suficiente agua en el sur de California, es un problema de que no hay suficiente agua en esa zona particular del sur de California en las pocas horas que se necesita para combatir los incendios”, le explicó Lund a la agencia de noticias Reuters.
Pestrella recuerda que los incendios forestales se controlan con descargas aéreas, que en este caso no se pueden utilizar.
“El apoyo aéreo es crítico para combatir el fuego y, lamentablemente, el viento y la visibilidad aérea lo impiden”, dijo.
Según el corresponsal de la BBC para temas ambientales Matt McGrath, una de las razones detrás de la ferocidad de los incendios en Los Ángeles está relacionada con lo que los científicos denominan “latigazo meteorológico”.
“Si bien los poderosos vientos de Santa Ana son el componente clave en el impulso de los incendios, las condiciones extremadamente secas han hecho que la vegetación local sea muy vulnerable a la ignición”, señala McGrath.
Y cita un estudio de la Universidad de California, que afirma que el calentamiento global ha hecho que la oscilación de las condiciones climáticas en esta región tenga como efecto un aumento en la intensidad de los incendios forestales.
El estudio anota que esto está relacionado con episodios cada vez más frecuentes del “latigazo meteorológico”, en el que se produce un cambio súbito entre condiciones extremadamente húmedas y extremadamente secas.
Por lo tanto, después de décadas de sequía en California, hubo un par de años de lluvias extremadamente intensas, y luego volvieron a producirse condiciones muy secas en los últimos meses.
Eso hizo que la vegetación creciera rápidamente en los años húmedos, pero ahora esta vegetación abundante está seca y es más proclive a quemarse.
Los autores afirman que el cambio climático ha aumentado este tipo de condiciones de “latigazo” a nivel mundial entre un 31% y un 66% desde mediados del siglo XX.
“Con el planeta calentándose, esto significa que el ritmo de aumento de este latigazo se está acelerando en muchas regiones del mundo, no solo en California”, agregan.
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