
La Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA) define el bienestar animal como el estado físico y mental de un animal con relación a la forma en la que vive y muere. Mientras que el concepto “una salud” se refiere a la sanidad animal, la salud de los seres humanos y de las plantas son interdependientes y se vinculan con los ecosistemas donde viven. Se trata de un concepto que ha sido elaborado y aplicado con el enfoque de colaboración entre la sociedad y los gobiernos, para comprender, anticipar y abordar los riesgos para la salud mundial. Es importante enfatizar que el bienestar animal, al contrario de lo que se ha pensado en otros tiempos, es un concepto científico. Si bien contiene aspectos subjetivos como el estado mental, característica poco cuantificable, diversos estudios han demostrado que se pueden utilizar parámetros e indicadores como el comportamiento y las respuestas fisiológicas al estrés y al dolor como bioindicadores de la respuesta y adaptación de los animales al ambiente.
La relación humano-animal ha existido desde tiempos remotos; sin embargo, la reciente pandemia del SARS CoV-2 evidenció, a partir de las enfermedades infecciosas, en particular las que son transmisibles a los seres humanos, la necesidad de atender y cuidar la salud animal, la biodiversidad de la fauna silvestre y la producción de alimentos seguros para el consumo humano, pues la economía, el bienestar social y el bienestar animal, y los servicios ambientales están estrechamente interrelacionados y en absoluta sinergia.
La producción pecuaria es un ejemplo del porqué el concepto de salud nos compete a todos y necesita de la participación multidisciplinaria para lograr acuerdos, normas y legislaciones nacionales e internacionales que ayuden a mantener un protocolo sobre el cuidado de animales en actividades humanas.
Sabemos que la población mundial aumentará, lo que implicará mayor uso de recursos naturales, incluyendo el acceso a proteínas de origen animal. La producción de alimentos por el aumento de las producciones intensivas y el uso de mayores extensiones de tierra, y el procesamiento de productos animales afectarán más el medio ambiente. Además de los animales de granja, se deben considerar otros ámbitos donde los animales son pilares fundamentales para el desarrollo y el avance científicos, mediante la investigación y experimentación con animales de laboratorio; animales de compañía y de terapia; animales utilizados en el deporte y recreación, y la fauna silvestre en resguardo para su conservación, protección, cinegética, ornato y otras actividades.
Estas relaciones han hecho que la sociedad, en general, y los especialistas tengan un mayor interés por salvaguardar el bienestar animal y considerar los beneficios para la salud humana, de los propios animales y del ambiente. La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) señaló que “la seguridad de la cadena alimentaria está directamente relacionada con el bienestar de los animales, en particular los animales criados para la producción de alimentos, ya que existe un estrecho vínculo entre el bienestar animal, la salud animal y las enfermedades transmitidas por los alimentos”.
Han sido muchos los intentos por tener una regulación internacional que promueva la protección de los animales a nivel jurídico; sin embargo, no se ha logrado una ley vinculante que garantice el bienestar y la salud de los animales a nivel de jurisprudencia con aplicación mundial. El principal problema para un vínculo legal entre estos campos (el bienestar y la salud animal) es el nivel de protección para los animales, con base en legislación, que varía mucho entre las diferentes jurisdicciones; esto puede cambiar por cultura, historia, economía e incluso, en un mismo país, por entidad, provincia o institución. Otra limitante es que, a pesar de los esfuerzos por llegar a un acuerdo, muchas veces hay problemas en la aplicación, ya que se carece de los conocimientos e instrumentos jurídicos para ejecutar en las diferentes especies animales o en los diferentes contextos en los que se pueden encontrar. Las recientes pandemias han ejercido una mayor presión sobre las organizaciones mundiales para que intensifiquen sus esfuerzos para abordar la salud animal como un problema global. Las organizaciones internacionales son muy conscientes de la amenaza que representan las enfermedades infecciosas emergentes para los seres humanos, los animales domésticos y la vida silvestre, y para la seguridad sanitaria mundial.
Los dos principios fundamentales que se reconocen como base del bienestar animal son los siguientes:
1. Los cinco dominios. Ante la inoperatividad y nulo efecto de las cinco libertades (hambre, sufrimiento, enfermedad, conducta normal y estrés) propuestas en 1968 para mejorar las condiciones de los animales de granja, en 2021 la Unión Europea propuso pasar a los cinco dominios que se enlistan a continuación:
2. El segundo principio fundamental en lo referente a los animales de laboratorio es el de las tres erres (3Rs). Este principio desarrollado a fines de los años 50 es aceptado mundialmente y está presente en todas las legislaciones internacionales y nacionales de los países que desarrollan investigación experimental, docencia y desarrollo tecnológico e industrial, con base en estudios en animales. Las 3Rs son las siguientes:
El control de las enfermedades y su prevención, tanto de las humanas como de los animales, tienen beneficios significativos para la salud de la población, como la reducción de costos y el mejoramiento de la productividad. Para cambiar la tendencia hacia la mejora del bienestar animal a nivel mundial se requieren avances en la legislación y la participación de la sociedad. Existe consenso en que la mejora del bienestar animal requiere cooperación con la industria que utiliza animales, la producción de alimentos basada en la ganadería agrícola, la industria farmacéutica, la investigación universitaria e industrial, el comercio de vida silvestre, la cría de mascotas y los deportes con animales. Si los políticos enfatizaran los impactos globales en el bienestar animal y en el mundo empresarial, se podrían adoptar y poner en marcha, de manera efectiva, prácticas globales de bienestar animal, y podrían incorporarse a las operaciones comerciales y reforzarse a nivel político.
Existe relación entre el bienestar animal, el medio ambiente y el desarrollo sostenible. Actualmente sabemos que la destrucción del hábitat, la ganadería industrial y el comercio ilegal con fauna silvestre contribuyen a la propagación de enfermedades infecciosas. La ganadería es un importante consumidor de agua y tierra, y principal protagonista en cuanto a pérdida de biodiversidad y cambio climático. Sabemos que el cambio total en el consumo de proteína de origen animal a una dieta a base de plantas es irreal, pero se tienen datos suficientes para asegurar que la reducción del consumo de carne beneficia a la economía, la seguridad alimentaria y al cuidado ambiental. El gran desafío de la sostenibilidad pecuaria es buscar el equilibrio para el productor y el consumidor con el bienestar animal y el medio ambiente.
Una forma directa, de amplio y fuerte impacto es proporcionar más información y transparencia en torno al bienestar animal en los etiquetados y certificación de productos de origen animal, no sólo de los alimentos, sino también de muebles, ropa, maquinaria, productos de limpieza, cosméticos, etc.; aumentar el apoyo a alternativas saludables, sostenibles y compasivas. ¡Que los países adopten normas que integren evaluaciones de impacto ambiental para políticas o intervenciones que afectarán significativamente a los animales! Que se formulen políticas internacionales, nacionales y locales, así como en el sector privado y las organizaciones de sociedad civil, y se establezcan campañas para educar a la población sobre la importancia de la interrelación de la salud-bienestar humano-animal-ambiente.
En conclusión, es tiempo de pedir, con urgencia, una convención jurídicamente vinculante, bajo el paraguas de las Naciones Unidas, que tenga en cuenta el bienestar animal y establezca un vínculo con la salud humana. El bienestar animal mundial sólo puede mejorar y avanzar con paso firme con la participación de todas las partes.
* Mara Pamela Flores Rangel es estudiante de Medicina y Zootecnia de Animales de Laboratorio, en la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia (FMVyZ) de la UNAM. Rafael Hernández González es médico veterinario zootecnista por la FMVyZ, profesor tanto en la FMVyZ como en la Facultad de Medicina de la UNAM, maestro en Ciencia de los Animales de Laboratorio por el Colegio Real de Médicos Veterinarios de la Universidad de Londres y doctor en Ciencias de la Educación por la Universidad La Salle, los dos últimos grados con mención honorífica. Está certificado en Medicina de Animales de Laboratorio por el Colegio Veterinario de Ontario, de la Universidad de Guelph, y certificado en Ciencia de Animales de Laboratorio por el Consejo Nacional de Certificación de la Medicina Veterinaria. Asimismo, es Emérito de la Academia Veterinaria Mexicana.
Las opiniones publicadas en este blog son responsabilidad exclusiva de sus autores. No expresan una opinión de consenso de los seminarios ni tampoco una posición institucional del PUB-UNAM. Todo comentario, réplica o crítica es bienvenido.

Un análisis de los detalles clave de la nueva estrategia de seguridad nacional del gobierno de Trump y sus implicaciones para Europa, América Latina y el mundo.
La Estrategia de Seguridad Nacional del gobierno de Donald Trump ha generado alarma entre los aliados más cercanos de Estados Unidos y marca un alejamiento dramático de los principios fundamentales de la política exterior estadounidense de décadas.
El documento de 33 páginas, divulgado por el gobierno hace unos días, presenta el mundo primordialmente como un escenario económico, resaltando los acuerdos bilaterales y el nacionalismo económico por encima del multilateralismo y la promoción de la democracia.
La estrategia refleja las “cepas más ideológicas” del gobierno de Trump, comentó el corresponsal de BBC News en el Departamento de Estado, Tom Bateman, en el podcast The Global Story del Servicio Mundial de la BBC.
Esta también tiene implicaciones para América Latina, tanto en cómo se relaciona Washington con los cada vez más numerosos gobiernos de derecha, hasta la nueva versión de la Doctrina Monroe, que reafirma a la región como el “patio trasero” de EE.UU.
Igualmente impactante es lo que el documento omite, sin casi una sola crítica hacia adversarios tradicionales como Rusia y China.
En cambio, reserva el lenguaje más cargado para con Europa, lo que dio pie a la preocupación a lo largo de las capitales europeas.
Mientras que anteriores estrategias de seguridad nacional tendían a reafirmar los valores y prioridades compartidos de EE.UU. con los países europeos, este documento toma un giro diferente.
Europa será “irreconocible en 20 años a menos”, declara, por la acogida del continente a las instituciones multilaterales y sus políticas migratorias, que se han convertido en una influencia corruptora de la “identidad occidental”.
En esa sección, la estrategia crudamente declara que los estados de Europa enfrentan lo que llama la “eliminación civilizacional”.
Los líderes europeos han quedado, por lo menos en privado, “horrorizados” por el documento, dijo al podcast nuestro corresponsal en el Departamento de Estado.
“No están sorprendidos de que esta sea la postura ideológica de algunas partes del gobierno, pero verlo articulado dentro de un documento formal de política es bastante preocupante para ellos”, expresó.
La reacción en Europa de lado y lado del espectro político no se ha hecho esperar.
El diario francés de izquierda Le Monde catalogó el quiebre como un “divorcio”, señalando que marca una ruptura histórica con la era posterior al final de la Segunda Guerra Mundial
“El divorcio está finalizado, pendiente de la división de bienes”, escribe el diario en su artículo.
Más diciente aún en términos de la prensa francesa, indica el corresponsal Tom Bateman, es el comentario del diario conservador Le Figaro sobre la aparente contradicción de lo que afirma el documento sobre lo que llama la “pretensión del no intervencionismo” por un lado y, por el otro, el intervencionismo explícito en el caso de los países europeos.
La estrategia textualmente indica la intención de EE.UU. de cultivar la resistencia de los partidos de oposición en los países europeos. Eso implica apoyo a partidos de extrema derecha como el AfD en Alemania, el Partido Reforma en Reino Unido, y la Agrupación Nacional de Marine Le Pen en Francia, entro otros.
Es un apoyo explícito a los movimientos políticos en Europa que abogan por un nacionalismo económico y una oposición férrea a la migración, que el documento tilda de “partidos patrióticos”.
La estrategia hacia Europa sería una repetición de cómo ha accionado el gobierno de Trump en relación con América Latina, opina el corresponsal de la BBC.
En Argentina, por ejemplo, menciona el rescate económico que Trump aprobó para el gobierno de Javier Milei días antes de que su partido enfrentara elecciones legislativas que definirían el futuro de su proyecto político.
“Eso fue interpretado por los opositores (de Milei) como una evidente interferencia por Estados Unidos”, expresó Tom Bateman.
Ese apoyo se repitió antes de las recientes elecciones en Honduras, cuando Trump indultó al expresidente Juan Orlando Hernández, que cumplía una condena de 45 años en EE.UU. por narcotráfico, al tiempo que manifestó su apoyo al candidato de derecha Nasry “Tito” Asfura.
Lo mismo se ha visto en Brasil, con los ataques de Trump contra los tribunales de ese país que condenaron al expresidente de corte “trumpista” Jair Bolsonaro por su intento de golpe tras haber perdido las elecciones en 2022.
La nueva estrategia realza al continente americano, referido como el “Hemisferio Occidental”, como un principal foco de la política exterior de EE.UU.
El gobierno quiere “asegurarse… de que la región permanezca estable y suficientemente bien gobernada para evitar y desalentar la migración masiva hacia Estados Unidos”, lee el documento.
La estrategia introduce la idea de un “corolario Trump” a la doctrina Monroe, posicionando la táctica del gobierno como una secuela a la política del presidente James Monroe en el siglo XIX afirmando la primacía de EE.UU. en el continente americano y repeliendo la interferencia de los poderes coloniales europeos.
El gobierno considera esta renovada atención como necesaria para contrarrestar la influencia de China en América Latina, señala nuestro corresponsal, a pesar de que China no está mencionada directamente en el documento.
China ha logrado obtener demasiada posición económica en la región, según Trump, aunque su insinuación de que está “operando” el Canal de Panamá no es literalmente verdad.
Los recientes esfuerzos diplomáticos, incluyendo la visita del secretario de Estado, Marco Rubio, a países latinoamericanos a comienzos de año, son una señal de la intención de Washington de reafirmar su dominio tanto económico como estratégico en la región.
Aunque la estrategia no se extiende en la dimensión militar de esta política, la campaña de bombardeos aéreos contra supuestos narcotraficantes en el Caribe y la presencia de múltiples acorazados y personal militar estadounidense frente a las costas de Venezuela subraya la amenaza del uso de fuerza militar.
El deterioro de las relaciones entre EE.UU. y Europa ha sido aparente durante meses.
Una de las primeras señales de la actitud del gobierno de Trump hacia Europa se produjo en enero, cuando el vicepresidente de EE.UU., JD Vance, emitió un cáustico ataque contra las democracias europeas, en la Conferencia de Seguridad de Múnich, en el que reprendió a sus líderes por ignorar las preocupaciones de sus votantes sobre la migración y la libertad de expresión.
Pero en la práctica, esta incómoda relación se ha desarrollado en otro escenario; la guerra en Ucrania.
El documento parece sugerir que Europa no ha entendido las dinámicas de poder que están en juego y que Estados Unidos debe invertir energía diplomática para estabilizar la región.
La Unión Europea está acusada de obstaculizar los esfuerzos de Washington por termina la guerra en Urania, según el documento, y que EE.UU. deber “restablecer una estabilidad estratégica hacia Rusia”, que a su vez “estabilizaría las economías europeas”.
El mensaje central es que Ucrania debería permanecer siendo un estado viable pero eso requiere reconocer la posición dominante de Rusia.
Donald Trump está “perdiendo la paciencia” con Europa y Ucrania, señala nuestro corresponsal.
“Está claro… la presión está sobre los europeos para que asientan a una postura que los ucranianos básicamente interpretan como una capitulación”, comentó en el podcast.
La tensión en torno a Ucrania ya se manifestó en momentos de alto perfil, incluyendo la reunión en el Despacho Oval de Trump y Vance con el presidente Volodymyr Zelensky en febrero, en la que tacharon al presidente ucraniano de “irrespetuoso” y “desagradecido”.
Los líderes europeos ahora enfrentan la realidad de que EE.UU. podría presionar para lograr un resultado mucho más preferencial para Moscú que para Kyiv.
Rusia recibió con beneplácito la Estrategia de Seguridad Nacional, describiéndola como “ampliamente consistente” con su visión.
La nueva Estrategia de Seguridad Nacional ya ha reconformado los debates en Washington y a lo largo de Europa.
Sus implicaciones para Ucrania, las relaciones EE.UU.-Europa y el orden global más amplio siguen desarrollándose.
Pero el documento deja una cosa inequívocamente clara: el gobierno de Trump pretende redefinir las prioridades de la política exterior de EE.UU. y espera que sus aliados se adapten a esa nueva realidad.
*Con información adicional del podcast The Global Story del Servicio Mundial de la BBC
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