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Ambientes laborales y bioética. La necesaria promoción de justicia y respeto en las organizaciones
Una vida examinada: reflexiones bioéticas
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El Programa Universitario de Bioética (UNAM) desarrolla investigaciones interdisciplinarias, docencia y difusión que promuevan la... Continuar Leyendo
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Ambientes laborales y bioética. La necesaria promoción de justicia y respeto en las organizaciones

La bioética no se limita únicamente a la investigación científica, también abarca la toma de decisiones, la empatía, la promoción del trabajo en equipo y el reconocer que las relaciones humanas en los distintos espacios deben basarse en el respeto a la dignidad humana.
05 de marzo, 2025
Por: Rocío Fuentes Valdivieso

En la actualidad, el trabajo se ha convertido en un aspecto central en la vida, de tal manera que las realizaciones personales dependen de los éxitos laborales. Tradicionalmente, los hombres han trabajado y asumido el rol de proveedores, lo que les ha permitido interactuar en espacios públicos y, en menor medida, en los privados, como el hogar. Por su parte, las mujeres han trabajado a lo largo de la historia, pero sus aportes económicos no han sido reconocidos, ya que se ha asumido que su principal deber es el cuidado familiar, además de contribuir al incremento de la riqueza. Este desconocimiento y desigualdad persiste incluso cuando ellas hacen enormes sacrificios, tanto alimenticios como emocionales, pues algunas mujeres han llegado a privarse de alimento para poder alimentar a sus hijos.

En la actualidad, el trabajo representa para las mujeres una posibilidad de autonomía, realización personal y satisfacción económica, especialmente cuando logran cumplir o materializar sus proyectos. Desafortunadamente, este escenario no es una realidad generalizada. El camino de muchas mujeres ha sido arduo, ya que sus aportes, ideas y esfuerzos no son reconocidos y con frecuencia son minimizados. Incluso aquellas mujeres que dedican toda su vida a las labores del hogar enfrentan este menosprecio y cuando llegan a una edad avanzada se asume que deben seguir cuidando de los hijos y nietos, además de contribuir al incremento de la riqueza mediante las herencias.

El trabajo no sólo implica la interacción en la vida pública, como en la oficina, también tiene repercusiones en la vida privada, familiar y personal. Debido a estas consecuencias y a la relevancia que el trabajo ha adquirido en la vida, resulta necesario reflexionar cómo se desarrollan los liderazgos en los ambientes laborales.

Las relaciones humanas dentro de los espacios laborales suelen ser competitivas, y en ellas se entrelazan rivalidades, disputas, desencuentros e inconformidades debido a las diferencias de ideas e intereses. Además, los estilos de liderazgo, ampliamente valorados en todos los sistemas económicos, sociales y políticos son ejercidos por personas que tienen una forma particular de ser, sentir y darle significado a la vida, así como de percibir a las mujeres y a los hombres.

John C. Maxwell define el liderazgo como la capacidad de influir en otros. 1 Considera que el liderazgo no se trata de títulos o posiciones, sino de la habilidad para impactar en la vida de otras personas. Esta influencia se ejerce a través del ejemplo, los discursos, ideas y prácticas. Por ello, en los liderazgos las palabras son fundamentales, ya que suelen convencer a los demás; pero el convencimiento también se puede lograr mediante la coerción, las amenazas o llevando a las personas a situaciones de vulnerabilidad para que cedan a cualquier petición. De esta manera, los líderes pueden ganar adeptos, aunque no siempre se considera la justicia social o el bienestar de los demás. Con frecuencia, no se observan las consecuencias de lo que generan con sus discursos ni de la marginación que aplican de manera constante. Esto incluye prácticas de exclusión, como la burla hacia los grupos vulnerables o el abuso que ejercen en los ambientes laborales.

El deseo de alcanzar el poder por parte de individuos cuyos liderazgos son grupales, suele estar enfocado únicamente en sus propios intereses, dejando de lado los de los demás integrantes de una organización. En estos casos, las relaciones amables son condicionadas a precios y recompensas, siempre y cuando se exija subordinación hacia los grupos de poder. Así, en diversas ocasiones parece no haber interés en la construcción de ambientes inclusivos ni en el respeto a la dignidad humana. Para estos liderazgos, a menudo existe un desconocimiento de los derechos humanos y del respeto a la dignidad, lo que se ve reflejado incluso en expresiones de risa que ridiculizan o minimizan estos temas. Algunos consideran que los derechos humanos son un asunto exclusivo de las humanidades y las ciencias sociales, o los ven como argumentos lejanos e irrelevantes para su práctica cotidiana. Pero ¿cómo sería el liderazgo de una persona que no ha reflexionado sobre la diversidad de temas que ponen en riesgo a la humanidad? ¿Cómo puede alguien desempeñar un liderazgo auténtico si no respeta la dignidad humana?

La bioética desempeña un papel fundamental en todas las áreas de la vida, no se limita únicamente a la medicina o a los experimentos científicos; también abarca la toma de decisiones, la empatía, la promoción del trabajo en equipo y el reconocer que las relaciones humanas en los distintos espacios deben basarse en el respeto a la dignidad humana; es decir, se debe considerar el valor intrínseco de las personas, así como ser tratados de manera igualitaria y tener la libertad en la toma de decisiones, sin dejar de lado la protección jurídica. Asimismo, implica aceptar que existen diferencias, pero que lo que nos hace humanos es la convivencia, junto con la cultura, la educación y los derechos inherentes por el simple hecho de ser personas. La bioética también está vinculada al cuidado de las relaciones interpersonales y a la protección del medio ambiente.

Los ambientes laborales forman parte importante del entorno. Por lo tanto, si los espacios de trabajo y el empleo son trascendentales, y en ellos se desarrollan liderazgos tóxicos, existen múltiples posibilidades de que esto genere alteraciones en la salud. La violencia laboral contribuye significativamente a dichas alteraciones, favoreciendo trastornos como la ansiedad, la hipersensibilidad, el insomnio y un estado constante de alerta. Vivir bajo condiciones de violencia, a corto y largo plazo, puede provocar cambios en el cuerpo, afectando el sistema nervioso, además de ocasionar repercusiones emocionales que se manifiestan tanto en la vida privada como en la pública. Estas alteraciones emocionales pueden impedir a las personas socializar, debido al conjunto de heridas emocionales que dejan una profunda huella en la salud mental. Datos etnográficos han demostrado que trabajar bajo liderazgos tóxicos tiene serias repercusiones en la salud de los trabajadores e incluso de sus familias, ya que los estados emocionales alterados suelen trasladarse al hogar, como en el caso de la violencia doméstica.

Cuando se tiene jefes o jefas egoístas o que actúan bajo las exigencias de un modelo patriarcal (entendiéndose esto como la idea de que los hombres detentan el poder en cualquier circunstancia), se está hablando de formas autoritarias que tienden a minimizar los aportes de las mujeres. Además, en estos casos, prevalecen la envidia y la negación de oportunidades, incluso cuando son personas sobresalientes, pero que son percibidas como una amenaza. El modelo patriarcal también puede ser reproducido por mujeres, ya que representa una de las formas más aceptadas y aprendidas de ejercer la autoridad. Por ello, es fundamental buscar alternativas para liderar, basadas en una bioética que promueva el cuidado de los demás y la justicia social. De esta manera, se puede evitar causar daño no sólo a quienes están cerca, sino también a las personas con las que se interactúa fuera del entorno laboral.

Los ambientes laborales tóxicos se caracterizan por la presencia de jefes autoritarios, ambivalentes en sus discursos o que emplean frases denigrantes, no sólo hacia las mujeres, también hacia los hombres. Lamentablemente, estas conductas suelen pasar desapercibidas o no se reconocen como problemáticas porque nadie las señala y tampoco se implementan medidas efectivas para regularlas. Aunque existan normativas para abordar estos comportamientos, no siempre se aplican adecuadamente. Las palabras que emplean los líderes tienen un impacto significativo en las relaciones interpersonales, ya que a través de ellas pueden ejercer poder y subestimar a quienes ocupan posiciones de menor jerarquía. Estos líderes son resistentes al cambio y mantienen ideas preconcebidas, como la creencia de que los hombres son superiores. Por ello, cuando ven a una mujer, ya sea con mayor o menor nivel educativo, tienden a subestimarla o ridiculizarla. Este tipo de conductas es común en entornos laborales donde prevalece la competencia individual y la envidia, especialmente de hombres hacia mujeres. Sin embargo, estas dinámicas dificultan la construcción de ambientes laborales inclusivos, no sólo en términos de diversidad sexual, también etaria. Es decir, se excluye a las personas de diferentes edades que, aunque no siempre posean las mismas destrezas tecnológicas, pueden aprender y desarrollar habilidades que les permitan mantenerse en sus empleos y contribuir al éxito.

La bioética aporta un marco esencial para reflexionar sobre la justicia, 2 el respeto, la responsabilidad y la autonomía de las personas. En los ambientes laborales, la justicia debe existir como un marco regulatorio basado tanto en la normatividad nacional como en los acuerdos internacionales que México ha firmado. Sin embargo, también debe ser reconocida y aplicada por los líderes, quienes en muchos casos carecen de una noción clara del concepto de justicia. El principal aporte de la bioética es proporcionar un marco ético y reflexivo para abordar dilemas complejos relacionados con la vida, la salud, la tecnología y el medio ambiente, equilibrando el avance científico con el respeto a la dignidad humana, la justicia y el bienestar colectivo. Este marco facilita la toma de decisiones responsables en contextos donde los valores, intereses y derechos pueden entrar en conflicto.

La bioética se fundamenta en principios como la beneficencia, la no maleficencia, la autonomía y la justicia, que son aplicables a decisiones en medicina, investigación, política y liderazgo. Asimismo, se encuentra vinculada con disciplinas como la filosofía, la biología, la antropología, el derecho y las ciencias sociales, promoviendo un análisis integral de los problemas éticos.

La bioética, en este sentido, no sólo enfrenta dilemas contemporáneos, también se orienta hacia un futuro más justo, humano y sostenible. Es fundamental respetar los derechos humanos y garantizar un trabajo digno, libre de vulneraciones constantes con frases discriminatorias, excluyentes o xenófobas. Para ello, es necesario sensibilizar a líderes sobre la importancia de la ética. La indiferencia debe ser reemplazada por la responsabilidad, de manera que quienes asuman roles de liderazgo, ya sea en puestos directivos, ascensos o sectores como la salud y la educación, comprendan el papel central que juega la ética en la vida de los líderes, funcionarios e investigadores. Esto es esencial para prevenir prácticas abusivas asociadas al ejercicio del poder. Cuando un director, jefe, jefa o líder promueve la competencia desleal o es indiferente a las quejas y opiniones de trabajadores, el ambiente laboral se ve afectado negativamente. En estas circunstancias, surgen la disminución de la productividad y las rivalidades se incrementan a través de la persuasión, la discrecionalidad y la intriga.

El conjunto de conductas y emociones de los jefes incide profundamente en la organización. Por ello, el líder tiene el deber ético de fomentar ambientes laborales respetuosos y colaborativos. Cuando este deber no se cumple, se trabaja en entornos laborales precarios que inhabilitan el desarrollo personal y profesional, eternizando la pobreza. Las instituciones y organizaciones deben impulsar liderazgos adecuados que promuevan una participación respetuosa de los derechos humanos, afable y efectiva en la realización de tareas diversas que contribuyan al bienestar emocional, el cual se refleje, a su vez, en una sociedad con justicia social y más igualitaria.

* Rocío Fuentes Valdivieso cursó el seminario postdoctoral en Estudios de Género por la Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales, en Buenos Aires, Argentina. Es doctora en Antropología, egresada del Instituto de Investigaciones Antropológicas y de la Facultad de Filosofía y Letras, ambos de la UNAM; es maestra en Antropología Social por la Universidad Iberoamericana y licenciada en Antropología Social por la Escuela Nacional de Antropología e Historia. Actualmente es profesora e investigadora del Instituto Politécnico Nacional, en la Escuela Superior de Medicina.

 

Las opiniones publicadas en este blog son responsabilidad exclusiva de sus autores. No expresan una opinión de consenso de los seminarios ni tampoco una posición institucional del PUB-UNAM. Todo comentario, réplica o crítica es bienvenido.

 

1 Maxwell, J. C. Las 21 leyes irrefutables del liderazgo: Siga estas leyes y la gente lo seguirá. Grupo Nelson, 2007.

2 Pereda, C., J. Marcone, M. T. Muñoz y S. Ortiz. Diccionario de justicia. Siglo XXI Editores, 2017.

 

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Imagen BBC
“No abra la puerta”: qué dice la tarjeta roja en 19 idiomas que ayuda a los migrantes en riesgo de deportación en EU
8 minutos de lectura

Del tamaño de un carnet de identidad, lleva casi 20 años en circulación, pero su demanda se ha disparado desde que Trump asumió la presidencia.

05 de marzo, 2025
Por: BBC News Mundo
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“Llevándola encima me siento más segura”.

Así dice Verónica Velásquez, una inmigrante indocumentada originaria de Filipinas y residente en Los Ángeles, de una tarjeta roja del tamaño de un carnet de identidad que mantiene siempre en su cartera.

Llamada también know-your-rights card (tarjeta conozca sus derechos) o simplemente “la tarjeta roja”, recuerda a quien la tiene entre manos algunos de sus derechos constitucionales y le resume los pasos a seguir a la hora de interactuar con agentes del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés).

Disponible en 19 idiomas e ideada por la organización Immigrant Legal Resource Center (ILRC), lleva en circulación casi dos décadas.

Aunque su uso y demanda se han disparado desde que Donald Trump asumió la presidencia de Estados Unidos el pasado 20 de enero, con la promesa, entre otras, de llevar a cabo “la mayor deportación de la historia del país”.

Lista de derechos e instrucciones

Todo el que se encuentre en Estados Unidos, independientemente de su condición migratoria, tiene ciertos derechos garantizados por la Constitución.

La tarjeta roja enumera algunos de los más relevantes para alguien que no tenga el permiso legal para residir en el país y corra el riesgo de ser deportado, como el derecho a permanecer en silencio recogido en la Quinta Enmienda o a no dejar entrar a la casa a un agente que no porte una orden firmada por un juez, tal como especifica la Cuarta Enmienda.

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BBC
Manos sosteniendo tarjetas rojas en varios idiomas.
Cortesía
La tarjeta roja está disponible en 19 idiomas.

Usted tiene derechos constitucionales:

• No abra la puerta si un agente de inmigración está tocando la puerta.

• No conteste ninguna pregunta de un agente de inmigración si trata de hablar con usted. Usted tiene el derecho a guardar silencio.

• No firme nada sin antes hablar con un abogado. Usted tiene el derecho de hablar con un abogado.

• Si usted está fuera de su casa, pregúntele al agente si tiene la libertad de irse y si le dice que sí, váyase con tranquilidad.

• Entréguele esta tarjeta al agente. Si usted está dentro de su casa, muestre la tarjeta por la ventana o pásela debajo de la puerta.

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BBC

Su formato es una referencia a las tarjetas rojas que usan los árbitros en los partidos de fútbol para expulsar a los jugadores.

Y la idea de crearlas surgió en 2007, a raíz de una serie de redadas llevadas a cabo en entornos laborales que “aterrorizaron a la comunidad”, explican desde ILRC, que tiene su sede en la ciudad californiana de San Francisco.

La organización las distribuye directamente a otras entidades, que a su vez las reparten en escuelas, iglesias, clínicas o bancos de alimentos, y a abogados que trabajan con migrantes y solicitantes de asilo.

También ofrece la posibilidad de descargar el diseño a través de su página web, para que quien las quiera pueda imprimirlas y montarlas por su cuenta.

“Desde las elecciones (presidenciales del 5 de noviembre) nos han llegado pedidos para un total de nueve millones de tarjetas, más que el total de los 17 años anteriores”, informa la organización.

En una cara llevan la información en inglés, y en la otra la traducción a uno de los 19 idiomas disponibles, desde el español y el portugués, pasando por el árabe, el creole, el ruso y el ucraniano, hasta el vietnamita y el chino, como muestra del diverso origen de los inmigrantes que hoy por hoy están en riesgo de deportación en EE.UU.

Según un análisis del Centro de Investigación Pew en base a los datos más recientes disponibles, en 2022 había 11 millones de personas indocumentadas en EE.UU., el 23% de los inmigrantes y un 3,3% del total de la población.

En torno a cuatro millones eran originarias de México, 1,9 millones nacieron en el llamado Triángulo Norte de Centroamérica – El Salvador, Honduras y Guatemala, y los provenientes de Venezuela pasaron de ser 55.000 en 2007 a más de 270.000 en 2022.

Y también hay amplias comunidades originarias de otros continentes, como por ejemplo 750.000 residentes no autorizados que nacieron en India.

“Sencilla, pero de alto impacto”

Para muchos de estos inmigrantes sin papeles, hacer valer los derechos que recoge la tarjeta roja podría marcar la diferencia entre quedarse en el país o ser deportado, advierten activistas y abogados.

Por ello, organizaciones como TODEC, con sede en tres municipios de zonas rurales de California donde un alto porcentaje de trabajadores agrícolas son indocumentados, ha repartido hasta 500.000.

“Asegúrate de que portas siempre la tarjeta roja, para explicar y hacer cumplir tus derechos si llega a detenerte un agente migración”, dice la hoja informativa que suele repartir en comunidades con población en riesgo de ser deportada.

“Es una herramienta sencilla pero puede tener un alto impacto”, subraya Dalia Zetina, del Dream Project Center de la Universidad Coastline de Newport Beach, California.

“Además ayuda a quien lo lleva a sentirse más seguro a la hora de salir de casa o para ir al trabajo”, le dice a BBC Mundo.

“Probablemente te pongas nervioso si un agente te para. Así que solo tienes que agarrar la tarjeta y leerla, o entregársela directamente”, explica.

El centro para el que trabaja ha distribuído 700 unidades en la comunidad, en español, tagalo y vietnamita.

A la semana de la toma de posesión de Trump y en vista de las primeras redadas, María Fernanda García Castillo, nacida en EE.UU. de padres inmigrantes, decidió imprimir tarjetas y repartirlas en su entorno en Charlotte, Carolina del Norte.

“Supe de gente que no estaba yendo al trabajo porque vivían en un área con alta población latina y laboraban en sectores que están en el punto de mira de las autoridades migratorias, como la construcción”, le contó al medio local WCNC.

“Se me acabaron pronto y me di cuenta que la gente tenía muchas preguntas acerca de cuáles eran sus derechos”, así que decidió fundar Project Red Cards, para distribuir todas las que pudiera en tiendas, restaurantes, clínicas, lavanderías y otros puntos de su municipio y en localidades aledañas.

Voluntarios reparten papeles informativos sobre los derechos que tienen las personas inmigrantes en Estados Unidos en un evento de La Colaborativa en Chelsea, Massachusetts, Estados Unidos, el 29 de enero de 2025. REUTERS/Brian Snyder
Reuters

A kilómetros de allí, en el estado de Maryland, Marlon A. Cruz, un ingeniero de 23 años hijo de inmigrantes guatemaltecos, organizó este martes un taller para imprimir y montar 400 tarjetas rojas en 10 idiomas distintos.

Ahora pretende entregarlas entre la comunidad hispana del condado en el que vive, Prince George’s, en las afueras de Washington DC, le dice a BBC Mundo, y trabajar en red con organizaciones para ampliar su alcance.

Son solo unos ejemplos de los grupos, voluntarios y activistas de prácticamente todos los estados del país que llevan semanas organizándose y ofreciendo la tarjeta como parte de una serie de recursos a la población en peligro de deportación.

También organizan talleres y sesiones informativas en centros comunitarios, escuelas e iglesias bajo el título de “Conoce tus derechos”, donde insisten en que pueden retener información personal y negarse a firmar cualquier documento, reparten volantes y ofrecen asistencia legal por teléfono.

Asimismo, existe una serie de aplicaciones para celular que contienen una información similar a la de las tarjetas rojas en audio, y que permiten a sus usuarios no tener que mediar palabra con los agentes migratorios.

“Yo lo llamo ‘cómo escapar del arresto'”

Mientras, funcionarios de la administración Trump han arremetido contra la actividad de ONGs y voluntarios, subrayando que lo que hacen es “ayudar” a los inmigrantes sin residencia legal a “desafiar” a los agentes del ICE y a “esconderse”.

“Ellos le dicen ‘Conoce tus derechos’, yo lo llamo ‘Cómo escapar del arresto'”, dijo Thomas D. Homan, a quien el presidente nombró “zar de la frontera” y que está al frente de las operaciones de deportación.

También aclaró que eso no frenará las expulsiones, como ya lo ha dicho sobre las “ciudades santuario”, aquellas donde los funcionarios municipales no están obligados a colaborar con los agentes federales en materia migratoria.

“Nada impedirá que deportemos a migrantes criminales. Haremos el trabajo con su ayuda o sin ella”, aseguró en una entrevista en la cadena Fox News nada más ser elegido para el cargo, que asumió tras fungir como director interino del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE).

Un agente federal le coloca las esposas a un hombre de origen filipino en Rockville, Maryland, Estados Unidos, tras haber sido detenido en una redada el 6 de febrero de 2025. REUTERS/Leah Millis
Reuters
Muchos inmigrantes sin estatus legal viven con temor de encontrarse con un agente del ICE.

Esa fue una de las principales promesas de campaña de Trump y desde que asumió la presidencia ha ordenado redadas en todos los rincones del país, enviado aviones con deportados a Colombia o Venezuela, algunos tras haber estado detenidos en Guantánamo, y usado como países “puente” a Panamá y Costa Rica.

El nuevo gobierno ha hecho un gran despliegue mediático con las detenciones y las deportaciones.

A diario, a través de sus cuentas oficiales en las redes sociales y páginas web, la Casa Blanca, el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) y el ICE publican imágenes de personas que han sido arrestadas, a veces a punto de subirse a un vuelo, encadenados de manos y pies.

Sin embargo, y aunque la seguridad nacional sea el argumento con el que el nuevo gobierno justifica las deportaciones y Trump y Homan insistan en que se están repatriando “delincuentes”, cifras obtenidas por la cadena NBC muestran que más del 40% de los detenidos no tenía antecedentes penales.

El medio encontró que de los 4.422 arrestados por el ICE en las primeras dos semanas de febrero, 1.800 (un 41%), no tenían ninguna condena ni cargos penales pendientes.

Ante ello, el temor a encontrarse con un agente migratorio se ha extendido como la pólvora entre los inmigrantes indocumentados y las familias con estatus mixto, en las que al menos uno de los miembros no tiene la residencia legal.

“Ni voy a salir de casa”, le decía a BBC Mundo José, quien lleva más de 25 años en el país pero no ha logrado regularizar su situación por haber cruzado la frontera desde México de forma ilegal, después de que el diario LA Times, en base a la filtración de un documento oficial del DHS, informara de unas posibles redadas masivas en Los Ángeles antes de que termine febrero.

En ese contexto de miedo, una herramienta tan básica como una tarjeta roja puede marcar la diferencia.

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BBC

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