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La estrategia de seguridad de Sheinbaum: una tenue voluntad de cambio restringida por el verde olivo
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La estrategia de seguridad de Sheinbaum: una tenue voluntad de cambio restringida por el verde olivo

Apostar a lo focalizado, a la inteligencia y a la investigación para la construcción de paz es un buen cambio en la estrategia de seguridad de Sheinbaum. Sin embargo, el gobierno entrante arrastra un legado absolutamente incompatible con ese objetivo: la militarización y el discurso ambiguo sobre el combate al crimen organizado.
24 de octubre, 2024
Por: Alejandro Ravelo Sierra

A cuatro semanas del inicio de la presidencia de Claudia Sheinbaum la realidad agobiante de un México presa de la violencia se ha impuesto, con Sinaloa y Chiapas como sus epicentros más visibles. Desde su campaña, Sheinbaum se había mostrado ambigua sobre su propuesta de seguridad, recurriendo constantemente a la promesa de dar continuidad a la Guardia Nacional y reforzar las capacidades de inteligencia e investigación de los cuerpos de seguridad pública para controlar la violencia, en concordancia con la estrategia que aplicó como jefa de Gobierno en la capital del país.

Apenas este 8 de octubre, ella y su gabinete presentaron la Estrategia Nacional de Seguridad que, a grandes rasgos, plantea los objetivos de reducir la incidencia de delitos de alto impacto; terminar con las redes de actores generadores de violencia, y fortalecer las capacidades de proximidad y prevención de policías locales.

Para lograrlo, entre otras cosas, proponen crear una Subsecretaría de Inteligencia e Investigación Policial, adscrita a la SSPC, así como un Sistema Nacional de Inteligencia, coordinado por la SSPC y corporaciones castrenses. La estrategia también promete que habrá más coordinación con gobiernos locales y una mayor focalización de las autoridades en zonas con los más altos índices de homicidios.

Esta nueva estrategia presenta varios aspectos que vale la pena reconocer. Para empezar, tiene un enfoque focalizado, que busca concentrar recursos y esfuerzos en las regiones que más sufren por la violencia, un enfoque mucho más realista que el del sexenio anterior que, con ambiguos criterios -que se tornaron más bien como decisiones arbitrarias-, escogió 100 municipios para desplegar a la Guardia Nacional.

De la nueva estrategia también es positivo que la focalización no se centre exclusivamente en homicidios, sino también en otros delitos de alto impacto, como la extorsión y el secuestro. A esto se suma la intención de hacer uso de la inteligencia para coordinar los esfuerzos de los distintos niveles de gobierno y contribuir a que se desarrollen investigaciones. En su presentación, la presidenta también mencionó que habría programas con los que trabajadores estatales se acercarían a las zonas más vulnerables para identificar y atender necesidades, especialmente de las personas más jóvenes. Promete pues, enfoque mucho más dirigido y una asignación más racional de los recursos que acompañe a los programas sociales de la administración anterior.

Pero la estrategia presenta también importantes problemas en su planteamiento. El más grande, sin duda, es el legado al que Claudia Sheinbaum no va a renunciar: la profundización del proceso de militarización de la seguridad pública, hoy consumado gracias a la Reforma de Guardia Nacional (GN) que, de una vez por todas, convirtió en militar la conducción y operación de la seguridad federal, garantizando, entre otras cosas, fuero militar para guardias nacionales, quienes ahora podrían quedar impunes al cometer violaciones a derechos humanos.

Esta presencia militar continúa planteando preguntas que no debemos olvidar: ¿la Guardia Nacional militar en verdad se someterá a las órdenes de un civil? ¿Cómo se fiscalizarán las acciones de los elementos militares de la GN, bajo mando militar, para que cumplan eficientemente tareas originalmente civiles, tanto policiales como de investigación? En MUCD hemos advertido que la permanencia de mandos y direcciones verdaderamente civiles hoy es un reto, por el nivel de poder y autonomía que ya se le ha garantizado a las Fuerzas Armadas.

Otra debilidad de la estrategia la encontramos en el Modelo Nacional Policial, que pretende ser más estandarizado pero, a la vez, no profundiza sobre el fortalecimiento de las policías estatales. El mero aumento de la influencia de la SSPC en la evaluación de las policías estatales no mejorará su desempeño si la estrategia no contempla aumentar los apoyos que les dé la federación. Al contrario, esto conducirá a que el gobierno siga presentando a las policías como incapaces, y utilice esta excusa para darle más poder y participación a la Guardia Nacional militar.

Respecto del tema de inteligencia, ejecutarla de forma coordinada y con cooperación entre mandos civiles y militares será difícil por el poder preponderante de las Fuerzas Armadas. Bajo la situación actual, la SEDENA estaría a cargo de todas las corporaciones que hacen labores de seguridad a nivel federal y podría ser selectiva sobre qué información decide o no transmitir, volviendo a esta estrategia, a grandes rasgos, inoperable.

Un último aspecto preocupante de la estrategia, revelado en un documento público que versa sobre las acciones para los primeros 100 días, es que hace un énfasis muy preocupante en las organizaciones criminales y los llamados “homicidios vinculados a la delincuencia organizada” (HVDO), una categoría que creó el nuevo gobierno. Aunque es cierto que la violencia asociada con estas redes existen, la categoría de HVDO no está definida, lo que fácilmente puede permitir que el gobierno tienda a clasificar homicidios bajo esta categoría y estigmatice a las víctimas, sugiriendo que “en algo estaban metidas” para no esclarecer los casos y bajo la excusa de ser un “problema entre los cárteles”, tal como ocurrió en el sexenio de Felipe Calderón.

En suma, se puede ver como positivo que haya algunos cambios en la estrategia: apostar a lo focalizado, a la inteligencia y a la investigación para la construcción de paz. Sin embargo, el gobierno entrante arrastra un legado  absolutamente incompatible con ese objetivo: la militarización y el discurso ambiguo sobre el combate al crimen organizado. Es necesario que el gobierno detenga la militarización, fortalezca a las policías locales y se replantee objetivos específicos a corto y mediano plazo con base en la evidencia y la ayuda de la inteligencia con enfoque civil. De otra manera, la apuesta se reducirá a la misma  y vieja fórmula que dará los mismos resultados.

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Imagen BBC
Qué gana Elon Musk, el hombre más rico del mundo, al dar su apoyo a Donald Trump
7 minutos de lectura

El magnate de origen sudafricano parece estar interesado en respaldar a un gobierno que le garantice bajas regulaciones a la innovación.

22 de octubre, 2024
Por: BBC News Mundo
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Zander Mundy estaba en medio de un día corriente en su oficina cuando escuchó la noticia: el multimillonario tecnológico Elon Musk estaba hablando en una escuela cercana en la localidad de Folsom, en el estado de Pensilvania.

“¿Cuándo viene a la ciudad el hombre más rico del mundo?”, recuerda haber pensado.

Con una población de poco menos de 9.000 personas, Folsom es un lugar tranquilo. Sus residentes evitan hablar abiertamente sobre política y los carteles de propaganda en los jardines son escasos y espaciados.

Mundy, de 21 años y quien trabaja como agente inmobiliario en un complejo de apartamentos, admite que no tenía previsto votar en las elecciones de noviembre.

Sin embargo, una vez que vio que al acto de Folsom acudía tanta gente, decidió ir también para conocer a Musk.

Mundy se inclina más por Donald Trump que por Kamala Harris para las elecciones del 5 de noviembre.

“[Si] alguien así te dice que estas son las elecciones que van a decidir nuestro futuro, no sólo debido a quién será el presidente durante los próximos cuatro años, sino por cómo será el mundo, creo que eso es enorme”, dijo a la BBC.

“Eso importa, es significativo”.

Musk, quien antes cultivaba una imagen de genio tecnológico excéntrico que estaba al margen de la política, ahora promete lealtad absoluta a Trump.

A plena vista del público estadounidense, el magnate sudafricano de 53 años ha invertido su tiempo, sus conocimientos operativos y su amplio bolsillo en intentar que el republicano sea elegido, una rareza entre la élite empresarial de Estados Unidos, que tradicionalmente prefiere influir en la política detrás de bastidores.

Es un enfoque radicalmente diferente al de los directores ejecutivos tradicionales, muchos de los cuales han sido más conocidos por celebrar cenas costosas y exclusivas para recaudar fondos o recibir a donantes potenciales en casas lujosas.

Por ello, la estrategia de Musk ha llevado a los analistas a hacer preguntas sobre sus motivaciones.

Cheques de un US$1 millón

El enfoque político tradicional de los ejecutivos es “no estar en el centro de atención del público”, explica Erik Gordon, presidente del departamento de emprendimiento de la Escuela de Negocios Ross de la Universidad de Michigan.

“Musk lo hace en voz alta y con orgullo, y, por lo tanto, tal vez se convierte en un pararrayos”, añade.

America PAC, el comité de acción política de Musk que apoya a Trump, ya ha invertido más de US$119 millones en esta campaña electoral, según la organización sin fines de lucro Open Secrets.

Evento de America PAC
Getty Images
America PAC otorga US$1 millón por día a un votante que firme una petición respaldada por Musk.

Además, sus contribuciones convierten a Musk en uno de los mayores donantes individuales en la carrera presidencial. Estos aportes cumplen un papel vital en la campaña puerta a puerta de Trump en estados indecisos claves, donde la campaña busca movilizar a los votantes.

Steve Davis, un lugarteniente de Musk que ha trabajado para sus empresas, incluidas X, SpaceX y Boring Company, ha sido reclutado para ayudar en ese esfuerzo.

La inversión personal de Musk en la campaña es algo que Mundy notó rápidamente.

“Eso fue impactante para mí, que alguien realmente gaste tanto tiempo y dinero para influir en los votantes. Eso significa que lo hace por una razón”.

Algunos demócratas, como el senador de Pensilvania John Fetterman, llaman a su partido a no ignorar la amenaza que plantea Musk antes de las elecciones.

Fetterman cree que Musk atrae a un grupo demográfico de personas que lo ven como “innegablemente brillante” y entre quienes los tradicionales esfuerzos demócratas de acercamiento han resultado difíciles.

Desde que respaldó por primera vez a Trump tras el intento de asesinato en Butler, Pensilvania, el 13 de julio, Musk se ha convertido en un actor habitual de la campaña electoral, en la que a menudo advierte que sólo el expresidente puede “salvar” la democracia estadounidense.

En los últimos días de la carrera, Musk recorrió Pensilvania, un estado clave tanto para Trump como para Kamala Harris.

America PAC ahora reparte US$1 millón cada día, hasta la jornada de las elecciones, a un votante de forma aleatoria y sin importar su afiliación partidista, siempre que se haya registrado para votar y firme una petición.

En eventos organizados en los ayuntamientos de Harrisburg y Pittsburgh durante el fin de semana, por ejemplo, Musk entregó cheques gigantes como los de lotería a los ganadores, con multitudes entusiastas coreando el nombre de “Elon”.

Beneficios de la relación con Trump

Sin embargo, algunos cuestionan su motivación y sugieren que Musk y sus empresas se beneficiarán de la relación con Trump.

Uno de ellos es Matt Teske, director ejecutivo de la plataforma de carga de vehículos eléctricos Chargeway. En su opinión, el cambio político de Musk, fundador de Tesla, ha sido difícil para muchos en la industria de los vehículos eléctricos, pero no sorprende después de varios años de volverse cada vez más activo en el ámbito político.

“Creo que los intereses de Musk se centran, predominantemente, en un puñado de cosas que son importantes para él relacionadas con sus negocios, y las regulaciones gubernamentales son algo sobre lo que ha mostrado su preocupación”, dice.

Tesks señala que Musk “rechazó fuertemente” las restricciones implementadas durante la pandemia en California y a partir de ahí se alejó de los demócratas y se acercó a Trump.

Lanzamiento de SpaceX
Getty Images
Elon Musk, el jefe de SpaceX, se ha mostrado preocupado por el exceso de regulaciones que puedan sofocar la innovación.

El profesor Gordon, de la Universidad de Michigan, está de acuerdo. Dice que Musk se ve a sí mismo como alguien que ha sido frenado por los reguladores y siente que la intervención del gobierno ha sofocado el desarrollo de las tecnologías en las que se centra, como la conducción autónoma.

“Quiere estar en la frontera, un empresario salvaje que pueda abrir nuevos caminos y no quedarse estancado por las regulaciones, que tienden a retrasar 5, 10, 20 años los avances tecnológicos”, advierte.

“Musk quiere ir por el otro lado”, añade. “Quiere ir a Marte”.

“Poco ético e ilegal”

Si gana en noviembre, Trump ha sugerido que Musk podría supervisar la “reducción de costos” en el gobierno estadounidense. Incluso si no hace exactamente ese trabajo, Musk estaría cerca de Trump gracias a su apoyo durante la campaña, creen los analistas, y podría tener una fuerte influencia en la toma de decisiones en su gobierno.

Musk ha dicho que estaría abierto a la idea de liderar un “departamento de eficiencia gubernamental” para poner fin al “estrangulamiento” de Estados Unidos por las leyes.

Esa posición, dicen los demócratas, podría presentar un complejo conflicto de intereses, dados los miles de millones de dólares en contratos gubernamentales que Musk ha recibido para SpaceX y Tesla.

“Eso es profundamente poco ético e ilegal”, afirma Lenny Mendonca, exasesor económico y empresarial del gobernador de California, Gavin Newsom.

Mendonca cree que aquellos con relaciones gubernamentales y regulatorias entrelazadas “pueden tener voz”, pero no deberían estar en una posición de autoridad sobre esos mismos intereses.

Lawrence Noble, antiguo asesor general de la Comisión Federal Electoral, ha cuestionado la legalidad de los premios de Musk en la campaña electoral.

Elon Musk en campaña por EE.UU.
Getty Images
Elon Musk está haciendo campaña activamente en Estados Unidos por Donald Trump.

Noble cree que esta forma de hacer campaña debería preocupar a los estadounidenses que valoran los entornos laborales seguros y la protección del consumidor.

“Sabemos lo que hacen las empresas cuando se las deja a su suerte. Ponen las ganancias y el valor para los accionistas y la compensación de los directores ejecutivos por encima de la seguridad, y de alguna manera descartan los problemas de seguridad como un costo de hacer negocios”, le dice a la BBC.

“Es peligroso tener a cargo de la seguridad a alguien que ve los negocios y al gobierno de esa manera”, añade.

Para Musk, a quien le encanta ser un agitador y un renegado, no hay duda de que sus lucrativas relaciones con el gobierno de Estados Unidos continuarán, sin importar el resultado de las elecciones de noviembre.

Pero su marca y su reputación ahora están ligadas a las de Donald Trump y él lo sabe.

Línea electoral
BBC
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