Segalmex es el escándalo de corrupción más importante de su sexenio, así lo admitió la semana pasada el presidente de la República. El desvío en este caso va de los 9 mil 500 a los 15 mil millones de pesos. Pese a que los primeros señalamientos de irregularidades comenzaron en 2020, el Ejecutivo ha pedido esperar el resultado de las investigaciones. Sin embargo, la Fiscalía General de la República (FGR) ha tenido un rol bastante deficiente en resolver los grandes casos de corrupción del pasado, por lo cual Segalmex podría sumarse a la larga la lista de casos y de altos y altas funcionarias sin investigar y que están impunes. Y con ello, se perderá la oportunidad de otorgar justicia pronta y expedita, particularmente a quienes afectaron estos actos de corrupción.
Seguridad Alimentaria Mexicana (Segalmex) tiene la misión de promover la seguridad alimentaria y la nutrición, mediante programas de apoyo a pequeñas y pequeños productores, así como garantizar el acopio y distribución de alimentos básicos, con el fin de generar bienestar en la población más vulnerable del país. La canasta alimentaria de 2022 a 2023 aumentó su costo en 9% en lugares como Puebla, por ejemplo, 45.6% de la población que labora tiene un ingreso inferior al costo de la canasta alimentaria. UNICEF señala que 1 de cada 8 niños y niñas sufre desnutrición crónica.
Ante este contexto las acciones de Segalmex son clave para revertir la pobreza alimentaria del país.
No obstante, desde sus inicios esta institución comenzó a utilizar distintos esquemas y modus operandi irregulares, como el denominado “recepción jurídica”, que permite a las empresas proveedoras recibir la totalidad de los montos contratados y conservar los productos hasta que Segalmex los solicite. A su vez, se eliminaron de los contratos las cláusulas de devolución y fianzas a los proveedores por incumplimiento, ocasionando que éstos no entregaran el 100 % de los productos estipulados. Además, la institución firmó contratos por 73 millones de pesos para el abastecimiento de carne, de los cuales la paraestatal solo obtuvo productos por 60 millones de pesos. De igual manera, se ha documentado que, el organismo firmó contratos con empresas para la obtención de envases de plástico por cerca de 100 millones de pesos de los cuales recibió solo un tercio. Esto mismo sucedió con la compra de 7. 8 toneladas de azúcar por 142 millones de pesos que, según la FGR, Segalmex no recibió. Así como la venta de pilas –con logotipos de Segalmex– en Polonia y otros países, sin que se haya aclarado la situación. Pese a la falta de entrega del total de productos, por años, la institución continuó firmando contratos con varios entes proveedores que incumplieron las entregas.
Otras irregularidades ocurrieron cuando el titular a cargo de su administración de 2019 a 2022 autorizó la compra de bonos bursátiles, una actividad ilegal, por 950 millones de pesos y la desaparición de los rendimientos de dichos bonos por más de 10 millones de pesos.
Fue dos años después de la detección de las primeras irregularidades, vía investigaciones periodísticas y de instancias de fiscalización, que se creó una comisión intersecretarial formada por instituciones anticorrupción para investigar. Hasta el momento las instancias y medios de comunicación han informado el cúmulo de acciones que han realizado para resolver el caso. Entre las más detectadas se encuentran:
Si bien estas instancias reportan la realización de diversas acciones, el cuello de botella al parecer estar en la búsqueda de justicia, la aplicación de sanciones a todas las personas del servicio público y particulares involucradas, la generación de condiciones que prevengan la repetición de estos hechos de corrupción y, sobre todo, la reparación de sus efectos. Al día de hoy, el ex titular de Segalmex no sólo no ha sido investigado, sino que sigue ocupando un cargo de alto nivel en el gobierno federal y es cercano al presidente. En este contexto, es importante recordar que la corrupción en la gestión de recursos públicos reduce la capacidad de los gobiernos para cumplir con sus obligaciones en materia de derechos humanos, lo que tiende a impactar mucho más a grupos en situación de vulnerabilidad porque impide que accedan a bienes y servicios públicos. En este caso, la corrupción dificulta la compra de alimentos y otros insumos para venderlos a precios más bajos a las personas que lo requieren y reduce el número de personas que pueden ser beneficiarias de estas políticas, que buscan garantizar el derecho a la alimentación y nutrición.
Por ello, es necesario que las irregularidades en las políticas y programas que son destinados a la atención de la población con menos recursos como salud, alimentación o nutrición funcionen adecuadamente para lograr garantizar derechos. Y, en caso de que haya irregularidades o corrupción, éstas sean investigadas y sancionadas de manera ágil, abarcando también a las más altas esferas de las instituciones, de modo que, se envié un mensaje claro que desincentive la malversación de fondos públicos y sus afectaciones a los derechos humanos de la población más vulnerable.
* Anaid García Tobón es investigadora en el programa de Rendición de Cuentas y Combate a la Corrupción de @FundarMexico.
La educación singapurense recuperó su sitial como la mejor del mundo y lo hizo con contundencia.
Los estudiantes de la pequeña ciudad-estado asiática obtuvieron los mejores resultados en las pruebas del Programa para la Evaluación Internacional de los Alumnos (PISA, por sus siglas en inglés), que cada tres años realiza la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), con el propósito de medir las habilidades y conocimientos de los estudiantes de 15 años en lectura, matemáticas y ciencias.
Las mediciones de los colegiales de Singapur fueron muy superiores a las de sus más cercanos competidores: los estudiantes japoneses. En el caso de matemáticas la brecha entre el primer y segundo lugar fue de 39 puntos, se lee en el reporte publicado este martes.
Otros países que consiguieron buenas puntuaciones entre los 81 estados y regiones evaluadas fueron el enclave chino de Macao, Taiwán, Japón, Corea del Sur y Estonia. Todos ellos se ubicaron entre los diez primeros en cada una de las tres categorías principales.
Ninguno de los 14 países latinoamericanos evaluados superó el promedio de la OCDE.
Los resultados cosechados por los estudiantes de Singapur son casi una excepción en el mundo.
El reporte registró una caída global de 15 puntos, hasta 472, en el promedio de matemáticas de los estudiantes de los países y regiones evaluadas, en comparación con los anteriores exámenes realizados en 2018 y cuyos resultados se publicaron en 2019.
La pandemia del covid-19 y las medidas que las autoridades impusieron para hacerle frente, en particular los confinamientos, son la explicación que desde la OCDE dan para este retroceso sin precedentes.
En el reporte también se extrajeron lecciones para abordar crisis futuras.
“Cierres de escuelas más breves, menos obstáculos para el aprendizaje remoto y la continuidad en el apoyo de los docentes y padres”, fueron las razones que se dieron en el informe para los 31 países que lograron avanzar o al menos mantener sus resultados de hace cuatro años.
Como viene ocurriendo desde hace casi una década Chile volvió a figurar como el país mejor evaluado de América Latina, al ubicarse en el puesto 37 entre los 81 examinados.
Uruguay, en el lugar 53 del ranking, es el segundo de la región, mientras que México, que terminó en el puesto 57, está en el tercero.
Perú (59), Costa Rica (63), Colombia (64), Brasil (65), Argentina (66), Panamá (74), Guatemala (77), El Salvador (78), República Dominicana (79) y Paraguay (80) completaron la lista.
Pese a que Paraguay se ubicó apenas por encima del último calificado, Camboya (81), en el reporte se destacaron los esfuerzos realizados en la última década por este país para “universalizar la educación secundaria”.
Un reconocimiento que también recibieron Colombia y Costa Rica.
Los resultados también arrojaron que todos los países de la región están mejor posicionados en lectura que en matemáticas y ciencias.
Tres de cada cuatro estudiantes tienen bajo desempeño en matemáticas. Eso significa que no alcanzan las competencias básicas en esta asignatura. Por su parte, en los países de la OCDE este porcentaje es del 31%.
Asimismo, PISA confirmó la alta inequidad en los aprendizajes. En promedio, el 88% de los estudiantes más pobres de la región tienen bajo desempeño en matemáticas, comparado con el 55% entre los más ricos.
Por otra parte, en materia de lectura las pruebas revelaron que la mitad de los estudiantes de la región no comprenden lo que leen.
Los resultados de PISA confirmaron que los países asiáticos se han convertido en potencias en materia educativa. Así seis de los primeros diez puestos fueron ocupados por países de esa región (Singapur, Japón, Corea del Sur, Taiwán, Macao y Hong Kong).
El caso de Singapur es particular. Con un Producto Interno Bruto (PIB) per cápita de US$ 72.794, de acuerdo con el Banco Mundial; y una población de poco menos de 6 millones de habitantes, la pequeña ciudad-estado es uno de los países más ricos del mundo.
Los datos anteriores podrían indicar que el poderío económico es requisito indispensable para tener un buen sistema educativo. Y aunque en el informe se admite que lo primero contribuye a lo segundo, también se deja en claro que los recursos económicos no son imprescindibles para tener una enseñanza de calidad.
El caso de Estonia, el cual ocupa la séptima posición en matemáticas, la sexta en ciencias y también la sexta en comprensión lectora (en ese caso tiene por delante a Irlanda), corrobora esta tesis.
Finlandia, que en las anteriores ediciones de PISA aparecía como el modelo educativo del Viejo Continente, experimentó un serio descalabro que en el reporte se atribuye al aumento en el número de estudiantes de origen inmigrante.
España, por su parte, obtuvo su peor resultado en matemáticas desde que la prueba educativa, la más importante del mundo, empezó a publicarse en el 2000.
Los estudiantes españoles perdieron 8 puntos en esta asignatura y tres en comprensión lectora respecto a lo conseguido en 2018. Sin embargo, subieron dos puntos en ciencias.
El resultados de PISA también arrojaron que los niños superaron a las niñas en matemáticas por nueve puntos en 2022, pero las niñas superaron a los niños en lectura por 24 puntos en promedio.
La brecha de género en el rendimiento en matemáticas no cambió entre 2018 y 2022 en la mayoría de los países, ya que el rendimiento de ambos géneros disminuyó.
Los resultados también arrojaron que los estudiantes no inmigrantes tendieron a superar a los estudiantes inmigrantes en todas las materias evaluadas en la mayoría de los países (aunque no en todos).
Sin embargo, en el informe se recuerda que los estudiantes de origen extranjero no suelen ser tan acomodados como sus pares no inmigrantes.
Por primera vez, la OCDE también examinó, en un estudio separado, la felicidad de los estudiantes en las aulas, utilizando nueve aspectos que incluyen su compromiso con la escuela, su bienestar material, cultural y psicológico o la apertura a la diversidad.
Este baremo demostró que en Singapur, Macao y Taiwán, con los mejores resultados en matemáticas, “muchos estudiantes dijeron tener un gran miedo al fracaso y una participación limitada en actividades extracurriculares, como los deportes”.
Por el contrario, en países como España y Perú, con notas más bajas en las pruebas PISA, los investigadores a menudo encontraron “niveles más bajos de ansiedad y un mayor enfoque en los deportes” entre los estudiantes sondeados.
Casi 700.000 estudiantes participaron en la evaluación de 2022.
Durante años, Túnez fue el único país africano que participó. Pero ha estado ausente desde 2018.
La ciudad china de Shanghai participó en la evaluación por primera vez en 2009, seguida de Beijing, Jiangsu y Guangdong en 2015, y Zhejiang reemplazó a Guangdong en 2018.
La República Popular China tuvo el mejor desempeño en las tres categorías la última vez, pero no participó en la última ronda, pero si lo hicieron regiones administrativas especiales regidas por ella (Hong Kong y Macao).
Dos tercios de las preguntas de las pruebas son de opción múltiple y el restante son abiertas.
Sólo un pequeño número de alumnos de cada escuela responden al mismo conjunto de preguntas.
La razón de esto es que PISA quiere medir un conjunto completo de habilidades y destrezas, por lo que elabora más preguntas de las que un solo niño podría responder (alrededor de cuatro horas y media) y las distribuye entre diferentes exámenes.
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