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Felices 18 años de aborto legal CDMX
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Por: Gire
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3 minutos de lectura

Felices 18 años de aborto legal CDMX

A 18 años de la implementación del aborto legal en Ciudad de México, 22 entidades se han pintado de verde en todo el país, pero está pendiente que —conforme a lo ordenado por la SCJN— se derogue el delito de aborto del Código Penal Federal y se garanticen los derechos reproductivos de acuerdo con los estándares más altos de protección a los derechos humanos.
28 de abril, 2025
Por: Gire

Han transcurrido 18 años desde aquel momento histórico en el que el entonces Distrito Federal se convirtió en la primera entidad del país en despenalizar el aborto durante las primeras 12 semanas de gestación, marcando un antes y un después en la lucha por los derechos reproductivos en México y América Latina.

Este avance legislativo ha tenido un impacto no sólo para quienes habitan en la Ciudad de México, pues ha permitido el acceso al aborto a quienes se encuentran en entidades donde el derecho a decidir aún está restringido. De abril 2007 a junio de 2024 se han registrado 277 mil 268 procedimientos de aborto legal, seguro y gratuito en las clínicas de Interrupción Legal del Embarazo CDMX, cifra que representa las historias de quienes encontraron en esta ciudad un espacio para el ejercicio de la autonomía reproductiva: mujeres, niñas, adolescentes y personas con capacidad de gestar se han trasladado para hacer efectivos sus derechos y continuar con sus proyectos de vida.

Y no sólo eso, el programa ILE de la Ciudad de México —el único que contempla un seguimiento estadístico de los servicios prestados— ha permitido también analizar tanto la calidad en la atención del aborto como el perfil sociodemográfico de las personas usuarias. La información sistematizada y pública de los servicios de salud de la entidad se actualiza de forma periódica en un resumen estadístico en la página Interrupción Legal del Embarazo y como datos abiertos.

A 18 años de la reforma, la CDMX es referente en la defensa de los derechos reproductivos, demostrando que la despenalización del aborto no solo es una cuestión de justicia social, sino también de salud pública. Sin embargo —y reconociendo el gran paso que esto ha significado— aún enfrentamos desafíos para garantizar la prestación de servicios de aborto legal, seguro y gratuito para todas las personas.

La despenalización del aborto es fundamental para avanzar hacia una sociedad más justa, en la que se reconozca que todas las mujeres y personas con capacidad de gestar tienen derecho a decidir sobre su futuro reproductivo. La experiencia de la Ciudad de México muestra que el aborto seguro no solo salva vidas: transforma las condiciones de vida de las personas.

El referente establecido por la capital del país ha sido motor para el avance en el reconocimiento del derecho a decidir en dos tercios de México; hasta ahora 22 entidades se han pintado de verde, pero está pendiente que —conforme a lo ordenado por la Suprema Corte de Justicia de la Nación— se derogue el delito de aborto del Código Penal Federal y se garanticen los derechos reproductivos de acuerdo con los estándares más altos de protección a los derechos humanos.

Hoy, la Ciudad de México tiene la oportunidad de dar el siguiente paso: eliminar cualquier posibilidad de criminalización del derecho a decidir y abandonar el uso del derecho penal para determinar quién, cuándo y cómo puede acceder a un aborto. Es momento de reconocer al aborto como un evento más que puede ocurrir en la vida reproductiva y como un servicio de salud esencial al que pueden tener acceso todas las personas que lo requieran.

Celebramos 18 años de aborto legal en la Ciudad de México y, con satisfacción y orgullo por todo lo que se ha logrado durante décadas de lucha feminista, miramos al futuro sabiendo que aún falta camino por recorrer para que el ejercicio de la autonomía reproductiva sea una realidad para todas las mujeres y personas con capacidad de gestar a lo largo y ancho del país.

De la mano de organizaciones, colectivas y aliadas diversas seguiremos ondeando el pañuelo verde por cada rincón de México hasta que el derecho a decidir sea garantizado y el acceso al aborto seguro, libre y gratuito sea efectivo para todas y todes.

¡Felices 18 años de aborto legal!

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Imagen BBC
India lanza ataque con misiles contra Pakistán: 3 preguntas para entender el conflicto entre las dos potencias nucleares
7 minutos de lectura

El conflicto entre India y Pakistán tiene sus orígenes en la independencia del imperio británico. Te contamos cómo se forjó la enemistad histórica entre estos dos países poseedores de armas nucleares y qué papel tiene la disputada región de Cachemira.

06 de mayo, 2025
Por: BBC News Mundo
0

El ataque con misiles de India contra Pakistán ocurrido en la madrugada de este 7 de mayo es el episodio más reciente de un largo conflicto, cuyas raíces se extienden por más de siete décadas.

Hasta 1947, India y Pakistán eran parte de un mismo territorio sometido al dominio colonial británico.

Al declararse la independencia de India, el territorio se dividió en dos partes: una de mayoría musulmana (Pakistán) y otra de mayoría hindú (India).

Fue un proceso que desató una ola de violencia que produjo aproximadamente un millón de muertos y 15 millones de desplazados. Sus consecuencias se extienden hasta hoy.

Este miércoles, India lanzó ataques contra varios objetivos en Pakistán, según reconocieron funcionarios de ambos países. Al menos 7 personas murieron, según Pakistán.

La zona de Cachemira, donde ocurrieron parte de los bombardeos, es el corazón de la enemistad entre los dos países.

A continuación, te contamos en tres preguntas el origen de este conflicto, que preocupa especialmente al mundo por tratarse de dos países con armas nucleares.

1. Por qué se dividió el país

La India bajo control británico abarcaba 4.3 millones de kilómetros cuadrados, más del doble del tamaño de México.

Sus entonces 400 millones de habitantes se repartían en un complejo entramado de antiguos reinos con una amplia diversidad religiosa.

Los hindús conformaban aproximadamente el 65 % de la población, mientras los musulmanes eran la principal minoría con el 25 %, por delante de sijes, jainas, budistas, cristianos, parsis y judíos.

Mapa de la partición de la India
BBC

Estos colectivos coexistían con la mayoría hindú en las regiones del sur, centro y parte del norte, y con la mayoría musulmana en provincias del noreste y noroeste del país.

Con el Imperio Británico inmerso en la II Guerra Mundial (1939-45), el movimiento pacifista por la independencia de India liderado por Mohandas Karamchand Gandhi ganó protagonismo.

Una India soberana y emancipada de Londres era cuestión de tiempo. Pero, ¿cómo sería?

Además de Gandhi, dos figuras marcaron el devenir del país: Jawaharlal Nehru y Mohamed Ali Jinnah.

Nehru y Ghandi en 1946.
Getty Images
Nehru y Ghandi en 1946.

Nehru, de ascendencia hindú, aunque agnóstico declarado, era un popular líder independentista que, al igual que Gandhi, anhelaba una India unida en la que convivieran personas de distintos credos.

Jinnah, por su parte, presidía la Liga Musulmana, el partido político que demandaba una nación separada para los indios seguidores del Islam y que gozaba de un fuerte respaldo popular en las provincias donde se profesaba esa religión.

“A medida que veían más cerca la independencia, a más musulmanes indios les preocupaba vivir en un país gobernado por una mayoría hindú”, explica el académico Gareth Price, del instituto de política exterior Chatham House de Reino Unido.

Mohamed Ali Jinnah
Getty Images
Educado en Londres, donde adoptó su aspecto y costumbres occidentales, Mohamed Ali Jinnah tenía una visión moderada e idealista del Islam.

En aquellos años los colonizadores británicos acostumbraban a dividir a la población local por grupos religiosos, destaca la profesora Navtej Purewal, miembro del Consejo de Investigación de Artes y Humanidades de India.

“Por ejemplo, creaban listas separadas de votantes musulmanes e hindúes para las elecciones locales. También había escaños reservados para políticos musulmanes y para hindúes. La religión se convirtió en un factor en la política”, apunta.

Tras varios motines en sus destacamentos militares en India, en 1946 Londres accedió a abandonar el país y organizar una transición pacífica del poder a las autoridades locales en un plazo máximo de dos años.

El Imperio, urgido a zanjar el asunto cuanto antes por la creciente inestabilidad social en la colonia, decidió que la mejor opción era dividir India en dos.

“Llegar a un acuerdo sobre cómo funcionaría una India unida habría llevado mucho tiempo”, por lo que la partición “parecía ser una solución rápida y sencilla”, explica Price.

Y, para trazar las nuevas fronteras entre hindúes y musulmanes, Londres designó al abogado británico Cyril Radcliffe.

Cyril Radcliffe, Jawaharlal Nehru y Mohamed Ali Jinnah
BBC
Radcliffe (en el medio) participa en una reunión con Nehru (izquierda) y Jinnah (derecha) sobre la partición de India en dos estados.

Radcliffe, que nunca antes había estado en India y desconocía su complejo crisol cultural y religioso, viajó al país con el cometido de diseñar las líneas divisorias en solo 5 semanas.

Fue así que el 15 de agosto de 1947 nacieron India, de mayoría hindú, y Pakistán, de mayoría musulmana.

Nehru fue primer ministro de India hasta fallecer en 1964 y Jinnah gobernó Pakistán también hasta su muerte, aunque esta ocurrió solo un año después de la independencia, en 1948.

2. Cuál fue el costo humano de la división

La nueva frontera de unos 3 mil kilómetros delimitaba dos territorios separados: el que ocupa actualmente Pakistán y Pakistán del Este, que en 1971 se desvinculó políticamente de Islamabad para convertirse en la República de Bangladesh.

Tras la partición en 1947 se produjo la mayor migración en masa de la historia, con una cifra estimada de 15 millones de desplazados.

Hindús y sijes que vivían en el territorio asignado a Pakistán emprendieron el camino hacia un futuro incierto en India, mientras musulmanes hacían el recorrido opuesto.

En muchos casos se trataba de distancias de miles de kilómetros que por lo general las mayoritarias clases bajas recorrían a pie, las clases medias en trenes y las clases acomodadas en vehículos privados y aviones.

Migración masiva entre India y Pakistán en el año de la partición
Getty Images
Los trenes en la segunda mitad de 1947 se abarrotaron de personas en busca de una nueva vida en el lado de la frontera que correspondía a su religión.

Los meses posteriores a la independencia estuvieron marcados por una radicalización del conflicto, que produjo un enorme derramamiento de sangre en medio de un ambiente de caos e impunidad.

Grupos de soldados acostumbraban atacar trenes y puntos de concentración de desplazados.

“La Liga Musulmana formó milicias, al igual que los grupos hindúes de extrema derecha”, explica Eleanor Newbigin, profesora de historia del sur de Asia de la Universidad de Londres SOAS.

“Los grupos terroristas expulsaban a la gente de sus aldeas para ganar el control para su bando”, afirma.

Gran parte de la violencia ocurrió en el estado fronterizo de Punjab, donde las turbas se ensañaron especialmente con las mujeres, que sufrieron violaciones y mutilaciones.

Solo en ese estado se estima que unas 100 mil mujeres fueron secuestradas, violadas y en muchos casos forzadas a casarse con sus captores.

Además, la casi impenetrable alambrada que separa a los dos países dejó a millones de familias divididas de forma permanente.

Las fronteras siguen siendo objeto de disputa entre India y Pakistán hasta hoy.

3. Qué consecuencias tiene aún hoy la partición

Cachemira, una región del Himalaya conocida por la belleza natural de sus paisajes y también por su diversidad étnica, ha sido el principal foco de conflicto desde la independencia hasta hoy.

Según el plan de reparto contemplado por el Acta de Independencia de India, Cachemira podía elegir libremente si ser parte de India o de Pakistán.

En 1947, el gobernante local, maharajá Hari Singh, eligió India, lo que provocó el estallido de una guerra que duró dos años.

Desde entonces India mantiene el control de aproximadamente la mitad de la región, mientras Pakistán domina algo más de un tercio en las áreas del noroeste, y China administra los territorios restantes, en el norte y noreste.

Tanto Pakistán como India reclaman la totalidad de Cachemira.

Los habitantes de la parte de Cachemira que es administrada por Pakistán relataron a la BBC cómo en los ataques de este miércoles fueron despertados por las explosiones inesperadamente.

“Antes de que pudiéramos siquiera procesar lo que estaba pasando, más misiles caían”, señaló un residente de Muzaffarabad.

Ataque de India a la Cachemira administrada por Pakistán.
Getty Images
India afirmó que los ataques fueron dirigidos a “campos terroristas”.

En 1965 y 1999, India y Pakistán ya habían protagonizado choques bélicos por la región.

India también luchó contra Pakistán en 1971, cuando intervino para apoyar la independencia de Bangladesh.

Ambos países son potencias nucleares.

Actualmente, un 14 % de la población india es musulmana, mientras solo un  2% de los pakistaníes practica el hinduismo.

“Pakistán se ha vuelto cada vez más islámico”, afirma Price. E India, “está cada vez más bajo la influencia del nacionalismo hindú”, agrega.

Las minorías en ambos países “se han vuelto más pequeñas y vulnerables”, señala Newbigin.

Para la profesora Navtej Purewal, la división del país podría haberse evitado.

“Crear una India unida pudo haber sido posible en 1947. Habría sido una federación flexible de estados, incluidos aquellos donde los musulmanes eran mayoría”, dice.

“Pero tanto Gandhi como Nehru insistieron en construir un estado unificado, controlado desde el centro. Realmente no tuvieron en cuenta cómo podría vivir una minoría musulmana en ese modelo de país”.

Esas decisiones de hace 78 años tienen todo que ver con la escalada actual del conflicto entre dos rivales armados con armas nucleares.

Línea gris
BBC

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