
La desigualdad generada por la división sexual del trabajo y los roles de género impuestos socialmente afectan de manera desproporcionada a las mujeres, niñas y adolescentes. En ellas recaen las responsabilidades relacionadas al trabajo de cuidados y doméstico no remunerado. Esto tiene como consecuencia que su tiempo, calidad de vida, y en general el acceso igualitario a oportunidades de desarrollo personal y profesional se vean limitados. Sin embargo, los hombres también se ven afectados por los estereotipos de género que les despojan de su derecho a cuidar.
Desde GIRE se ha apostado por exigir que el Estado reconozca la importancia del trabajo de cuidados en la medida en que es esencial para el sostenimiento de la vida y, por lo tanto, de la sociedad. Y para ello debe garantizar que no signifique una carga desproporcionada para un sector de la población; por el contrario, que sea una corresponsabilidad entre personas, familias y sociedad, así como las empresas y el Estado. También debe garantizar que las condiciones en las que se brindan y reciben los cuidados sean adecuadas para todas las partes.
Para lograr una sociedad del cuidado corresponsable se requieren reformas legislativas y políticas públicas que desfeminicen y desfamiliaricen los cuidados, es decir, transitar de la idea de que las mujeres son las únicas que pueden cuidar y se debe comenzar a incluir a los hombres en esta agenda. En este sentido, las licencias de maternidad y paternidad son un instrumento de política pública que permite democratizar el tiempo destinado a la crianza y los cuidados.
Sin embargo, en México aún nos falta un largo camino por recorrer; por ejemplo, fue hasta 2020 que se reformó la Ley del Seguro Social para que los hombres derechohabientes del IMSS pudieran acceder a estancias infantiles. Los casos acompañados por GIRE (algunos discutidos en la SCJN) tuvieron un papel fundamental para incidir en este cambio tan importante para la igualdad de género en México.
Ahora, en 2024, con una Ley del Seguro Social reformada y con la promesa de creación de un sistema de cuidados por parte de la nueva presidenta, será necesario continuar con la armonización legislativa que nos permita avanzar hacia la universalidad del disfrute de días para cuidar y promover una justa división de las tareas de cuidado dentro de las familias. Se fomenta así un piso parejo para hombres y mujeres en el desarrollo profesional y se rompen estereotipos de género, según los cuales las mujeres son las principales cuidadoras, además de considerar que existe una diversidad de familias y todas deberían tener acceso a licencias, prestaciones y protección del empleo.
Sin embargo, recientemente se publicó una primera iniciativa —presentada por la presidenta Claudia Sheinbaum— para reformar la Ley Federal de los Trabajadores al Servicio del Estado (LFTSE) que propone otorgar un permiso de seis semanas a las mujeres trabajadoras que adopten a un infante, a partir de su recepción. En la ley se reconocería la prestación únicamente en beneficio de las madres, dejando fuera a los padres y haciendo este permiso exclusivo de las mujeres. Además, no hay que olvidar que sigue pendiente de discusión en el Senado de la República la reforma a la propia LFTSE así como a la Ley Federal de Trabajo, que permitiría ampliar las licencias de paternidad de cinco a 20 días con goce de sueldo, y una extensión de 10 días si hubiera complicaciones en el parto.
Resulta necesario señalar dos cosas sobre la iniciativa presentada por la presidenta: 1) se está proponiendo ampliar las licencias parentales para las madres trabajadoras al servicio del Estado, antes de siquiera contemplar las licencias para los padres de familia en la Ley Federal de los Trabajadores al Servicio del Estado, y 2) la propuesta para incluir los permisos de adopción no aclara si esas seis semanas serán con goce de sueldo o no.
Es importante recordar que la diferencia entre permiso y licencia radica en que los permisos son pagados por los empleadores, lo que podría llevar a que se ejerza discriminación laboral en su contra, mientras que las licencias son obligatorias, intransferibles y financiadas por la institución de seguridad social en la que se encuentre asegurada la persona trabajadora. Por lo tanto, los permisos de paternidad deberían ser licencias para lograr que se distribuyan las tareas de cuidado de forma más equitativa. Esto, además de beneficiar al infante, ayudaría a que las mujeres tuvieran más tiempo para desarrollarse profesionalmente, disfrutar de actividades de ocio, descansar o el autocuidado.
Siempre conviene recordar cómo en diversos países del mundo se han adoptado políticas progresistas de licencias parentales para padres adoptivos. Suecia, Noruega y Dinamarca, por ejemplo, están a la vanguardia en ofrecer períodos amplios de licencia por adopción. En Suecia, los padres (incluye familias monoparentales y parejas de la comunidad LGBTQ+) tienen derecho a 480 días de licencia pagada para cuidar a su hijx, sea biológicx o adoptivx, además los días pueden ser transferibles a amigxs o familiares que puedan hacerse cargo del infante. Dicha política se basa en un concepto más amplio de la composición de las familias y redistribuye los cuidados.
Por su parte, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en su Recomendación 191 establece que los derechos de los padres adoptivos deben ser equivalentes a los de los padres biológicos. Esto incluye el acceso a licencias remuneradas y la garantía de que los sistemas de seguridad social cubran a las familias adoptivas durante el tiempo necesario para adaptarse a su nueva dinámica.
Desde una perspectiva de derechos laborales y familiares, otorgar permisos por adopción únicamente a las mujeres es una política discriminatoria que perpetúa desigualdades estructurales en la sociedad. No solo obstaculiza la oportunidad de que los hombres se conviertan en cuidadores plenos, sino que también priva a lxs niñxs de recibir un cuidado equitativo de ambas figuras parentales. Tanto los hombres como las mujeres deben tener acceso a licencias parentales que contemplen la adopción y garanticen su derecho a cuidar.
* Anahí Rodríguez (@anahirgzm) es Oficial de Incidencia Política y Fernanda Castro (@Fer_Cass) es Oficial de Incidencia Social en @GIRE_mx.

Es esa zona gris entre el sueño y la vigilia, cuando nos quedamos somnolientos en un estado semiconsciente, experimentando vívidas imágenes y sonidos mentales.
La canción de los Beatles, “Yesterday”, fue escrita en lo que los psicólogos llaman “estado hipnagógico”. Es esa zona gris entre el sueño y la vigilia, cuando nos quedamos somnolientos en un estado semiconsciente, experimentando vívidas imágenes y sonidos mentales.
Al despertar una mañana a principios de 1965, Paul McCartney percibió una larga y compleja melodía sonando en su cabeza. Saltó de la cama, se sentó al piano y empezó a tocar la melodía.
Rápidamente encontró los acordes que acompañaban a la melodía y creó algunas frases de acompañamiento (como las llaman los compositores, antes de escribir la letra propiamente dicha) que encajaban con la música.
Le costaba creer que un sonido tan hermoso pudiera surgir espontáneamente, McCartney sospechó que estaba plagiando inconscientemente otra composición.
“Durante aproximadamente un mes fui a ver a gente del mundo de la música y les pregunté si la habían escuchado antes… Pensé que si nadie la reclamaba después de unas semanas, podría quedármela”, recordó. Pero resultó ser original.
Muchos grandes descubrimientos e inventos han surgido durante el estado hipnagógico.
El físico Niels Bohr ganó el Premio Nobel porque estando semiconsciente soñó que veía el núcleo del átomo, con los electrones girando a su alrededor, al igual que el sistema solar con el sol y los planetas, y así “descubrió” la estructura del átomo.
Las investigaciones han demostrado que el estado hipnagógico es un punto óptimo para la creatividad. Por ejemplo, en un estudio de 2021, los participantes en estado hipnagógico tenían tres veces más probabilidades de descubrir la “regla oculta” que podía resolver un problema matemático.
Los psicólogos asocian la creatividad con cualidades como la apertura a la experiencia y la flexibilidad cognitiva.
Otros han sugerido que la creatividad surge de la coordinación entre la red de control cognitivo del cerebro (que se encarga de la planificación y la resolución de problemas) y la red neuronal por defecto (que se asocia con la ensoñación y la divagación mental).
Sin embargo, en mi opinión, una de las teorías más importantes sobre la creatividad es una de las más antiguas, propuesta por el psicólogo británico Frederic Myers en 1881. Según Myers, las ideas y las percepciones surgen como una repentina “oleada” de una mente subliminal.
Para Myers, nuestra mente consciente es solo un pequeño segmento de nuestra mente, que incluye no solo lo que Sigmund Freud llamó el inconsciente, sino también niveles de conciencia más amplios y elevados. Las ideas pueden gestarse inconscientemente durante mucho tiempo antes de emerger a la conciencia.
Por eso, a menudo sentimos que las ideas provienen de más allá de la mente, como si nos hubieran sido regaladas. Pueden provenir de más allá de nuestra mente consciente.
El estado hipnagógico es tan creativo porque, mientras oscilamos entre el sueño y la vigilia, la mente consciente apenas está activa.
Durante un breve período, nuestros límites mentales son permeables y existe la posibilidad de que percepciones e ideas creativas fluyan desde la mente subliminal.
En un sentido más general, esta es la razón por la que la creatividad suele asociarse con la relajación y la ociosidad. Cuando nos relajamos, nuestra mente consciente suele estar menos activa. A menudo, cuando estamos ocupados, nuestra mente se llena de pensamientos que parlotean, impidiendo que fluyan las ideas creativas.
Esta también es la razón por la que la meditación está fuertemente asociada con la creatividad.
Las investigaciones demuestran que la meditación promueve cualidades creativas generales, como la apertura a la experiencia y la flexibilidad cognitiva.
Pero quizás más importante aún, la meditación aquieta y suaviza la mente consciente, de modo que somos más responsables de recibir inspiración de fuera de ella.
Como señalo en mi libro “El Salto”, esta es la razón por la que existe una fuerte conexión entre el despertar espiritual y la creatividad.
Las investigaciones han descubierto que alrededor del 80% de las personas han experimentado el estado hipnagógico, y que aproximadamente una cuarta parte de la población lo experimenta con regularidad. Es ligeramente más común en mujeres que en hombres.
Es más probable que ocurra al inicio del sueño, pero también puede ocurrir al despertar o durante el día si nos entra sueño y perdemos la consciencia normal.
¿Podemos usar el estado hipnagógico para potenciar nuestra creatividad? Ciertamente es posible permanecer en él, como probablemente sepas de las noches de los domingos.
Sin embargo, una de las dificultades es captar las ideas que surgen. En la somnolencia, puede que no sintamos el impulso de recordarlas. Es tentador decirnos antes de volver a dormirnos: “Esta idea es tan buena que se me quedará grabada”. Pero cuando nos despertamos un rato después, la idea se ha ido.
No obstante, mediante el entrenamiento mental, no hay razón por la que no podamos adquirir el hábito de registrar nuestras ideas hipnagógicas.
Lo mejor es tener un bolígrafo y papel en la mesita de noche. O, para una variante más moderna, tener el teléfono junto a la cama con la aplicación de grabación abierta.
De hecho, esta es una práctica que Paul McCartney siempre ha seguido. Incluso se entrenó para escribir en la oscuridad con este fin.
También podemos usar la técnica de la “siesta consciente” para generar ideas. Siempre que el gran inventor Thomas Edison se quedaba atascado en una solución o una idea nueva, se dejaba llevar por la inconsciencia mientras sostenía una bola de metal.
Al quedarse dormido, la bola caía al suelo y lo despertaba, momento en el que a menudo descubría que había surgido una nueva perspectiva.
En términos más generales, deberíamos usar la inactividad como una forma de cultivar la creatividad.
No pienses que la siesta o el relax son una pérdida de tiempo. Lejos de ser improductivos, pueden conducir a las ideas y percepciones más inspiradoras.
*El texto original fue publicado en inglés en The Conversation. Puedes leerlo aquí.
**Steve Taylor es profesor de Psicología de la Universidad de Leeds Beckett (Reino Unido) y es autor de varios libros sobre psicología y espiritualidad.
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