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La mentira omnipresente y la verdad en fuga
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La mentira omnipresente y la verdad en fuga

En un entorno de mentira omnipresente y con la verdad en fuga, serán las personas periodistas y el periodismo los recursos indispensables para encontrar islotes de verdad en un océano digital de mentiras profesionalmente manufacturadas y estratégicamente diseminadas. Quizás nunca fue más importante el periodismo como conocimiento experto para escuchar, investigar, comprobar y validar la verdad.
28 de enero, 2025
Por: Claudio Flores Thomas

«Todo es mentira en este mundo

Todo es mentira, la verdad

“Todo es mentira”, yo me digo

Todo es mentira, ¿por qué será?».

Manu Chao, La Mentira

 

El anuncio de Mark Zuckerberg de cambios en la política de moderación de contenidos de Meta es el banderazo de salida de la renuncia a combatir la desinformación y la mentira en las redes sociales y plataformas digitales. La renuncia de las empresas digitales a separar la mentira de la verdad se presenta además bajo la narrativa de una mayor libertad de expresión y la eliminación de la “censura” de contenidos en el nuevo ciclo Trumpista. La alternativa que se propone desde estas plataformas es darle el control a las personas usuarias para que identifiquen la desinformación con notas de la comunidad, como ya lo hace X. Esto quiere decir darle la responsabilidad a las y los internautas para señalar cuando un contenido o posteo es falso o desinforma.

La renuncia de las plataformas digitales y redes sociales a separar la verdad de la mentira está generando la tormenta perfecta para el crecimiento exponencial de la desinformación en los ecosistemas digitales. Estos territorios virtuales son fértiles -y ahora lo serán más- para la manipulación y el engaño en la que jugadores interesados en crear percepciones, operar filias y fobias político-electorales o influir políticas públicas desde agendas interesadas, tendrán amplia libertad para alterar la opinión pública a través de estrategias de desinformación o “fake news”. Además permitirán, bajo el argumento de proteger la libertad de expresión de todos y todas, la difusión de contenidos homofóbicos, misóginos, racistas, clasistas, etc. Es decir, la expresión de lo peor de nuestras intolerancias en ese espacio para multiplicar la polarización, la fractura del tejido social y el contenido tóxico que ha caracterizado la conversación digital en años recientes.

Es una tormenta perfecta porque esta renuncia a combatir la desinformación y la mentira se conjuga con tres fenómenos sociales o tecnológicos contemporáneos relacionados con nuestras formas de consumir y producir información y contenidos digitales.

Era narrativa

El narratólogo francés Christian Salmón acuñó este término para definir un momento en el que las historias y los relatos son más importantes que los hechos y los datos en la percepción de las personas. Un periodo histórico en el que las sociedades a nivel mundial son más sensibles a una narrativa o storytelling y a las emociones de una historia que a la verdad de los hechos racionales y fácticos. Cuando discutíamos en clases si Elon Musk hizo un saludo nazi o no en el evento de toma de protesta de Donald Trump en Estados Unidos, uno de mis alumnos de comunicación en la Universidad Iberoamericana recordó la famosa frase de George Orwell en 1984: “El Partido te dijo que rechazaras la evidencia de tus ojos y oídos. Fue su última y más esencial orden”. La discusión del grupo de Cartografías de la comunicación 3 -que impartimos con Gabriela Warkentin y Jorge Badillo- se enfocó en los relatos que negaban ese gesto repetido por Musk como un saludo nazi y que presentaban la historia alternativa de ser un gesto de celebración inocuo y fruto de la neurodivergencia de Musk. Vimos ese gesto dos veces durante su participación en la toma de protesta de Trump, pero la negación narrativa sobre el suceso parece sugerirnos rechazar la evidencia de ojos, oídos y hasta grabaciones. Abrazar la mentira si está mejor contada y me emociona más.

Posverdad

La palabra del año anunciada por el Diccionario de Oxford en enero de 2017 llegó para quedarse con el primer mandato de Trump. Su definición es contundente: fenómeno que se produce cuando “los hechos objetivos tienen menos influencia en definir la opinión pública que los que apelan a la emoción y a las creencias personales”. También se le ha llamado con el eufemismo “mentira emotiva”, que casi la vuelve entrañable y que refiere a un fenómeno de auto-engaño colectivo gratificante e indulgente. El poder encontró rápidamente en este fenómeno social una ventaja competitiva para vivir cómodamente en el mundo de los relatos y alejarse de la compleja y terca realidad: el debate público está asentado en las emociones, deshaciéndose de los vulgares detalles de gobernar y por ignorar olímpicamente la verdad o la ciencia. Siguiendo con 1984 de Orwell recordamos otra de sus frases: “La guerra es la paz, la libertad es la esclavitud, la ignorancia es la fuerza”, así hoy desde el poder se puede decir algo totalmente falso o contradictorio con la verdad y si se cuenta con un buen storytelling emocional habrá quien quiera creerlo: “El Tren Maya protege la selva y su fauna”, “No ha subido la gasolina en términos reales” o “La pandemia nos vino como anillo al dedo”. En tiempos de polarización y segmentaciones ideológicas, las personas están buscando información para confirmar sus prejuicios y prenociones, para verse en el espejo digital y confirmar que tienen la razón, que están en el grupo que porta la verdad y la posición política correcta, no para informarse en el sentido tradicional y mucho menos para contrastar o confrontar sus puntos de vista.

Inteligencia artificial

“Éramos muchos y parió la abuela”. La emergencia de la inteligencia artificial como un recurso accesible a más personas y la generalización de su uso nos trajo una nueva problemática: la creciente y acelerada generación de contenido audiovisual falso, pero verosímil. El dicho “hasta no ver, no creer” caducó como fuente de verificación y validación de verdad; podemos ver y creer mentiras que parecen verdades. Hoy nos enfrentamos a “deep fakes” en las que pueden hacer que cualquier persona diga o haga lo que quiera el creador de contenido. La inteligencia artificial le pone esteroides a la desinformación y al mismo tiempo se vuelve una nueva salida de crisis: “clonaron mi voz con IA, no soy yo”. Hoy sigue siendo muy complicado diferenciar el contenido creado con inteligencia artificial del contenido informativo real. Todo esto dificulta aún más el combate contra la desinformación y la mentira en plataformas digitales y redes sociales.

La renuncia a la verdad y a la identificación de la mentira en las empresas hegemónicas del ecosistema digital y la oligarquía tecnológica, combinada con era narrativa, posverdad e inteligencia artificial, nos deja en un grave contexto de mentira omnipresente: lo que más vas a ver cuando navegues por la red, te diviertas moviendo el pulgar en TikTok o pretendas informarte en X van a ser mentiras, desinformación, medias verdades o “noticias falsas”. Esas “fake news” navegan mejor en el ecosistema digital porque se manufacturan profesionalmente con estrategia y expertise para aprovecharse de nuestras filias y fobias, apelar a nuestras emociones, alterar nuestros estados de ánimo, retenernos aprovechando nuestros prejuicios y prenociones, para desinformarnos y manipular nuestras percepciones y comportamiento.

Así, el retrato del ecosistema digital se aleja de lo pulcro, transparente y honesto. Quizás siempre fue en realidad un territorio lodoso de mentiras y desinformación, buscando desesperadamente nuestra atención sin restricciones éticas o consideraciones sobre la adicción digital o podredumbre cerebral que generan. Esta última también palabra del año 2024 por el Diccionario de Oxford, brain rot es el “supuesto deterioro del estado mental o intelectual de una persona, especialmente visto como el resultado del consumo excesivo de contenido en línea considerado trivial o poco desafiante”.

Cada vez es más preocupante el problema de las adicciones digitales y la captura de nuestra atención utilizando estrategias para aprovechar las debilidades de nuestro procesamiento cerebral, mismas que ya han identificado los economistas conductuales y que están perfectamente explicadas en el libro “Batalla por la atención”, de Mario Campos. En Amazon ya puedes encontrar “cajas de bloqueo” que limitan el acceso al teléfono celular por tiempo determinado. Una tecnología que hace evidente la dificultad para mantener bajo control nuestra adicción al celular y a los contenidos de redes y plataformas digitales.

En este contexto hay dos actividades que se vuelven más importantes que nunca: el periodismo y la verificación. En un entorno de mentira omnipresente y con la verdad en fuga, serán las personas periodistas y el periodismo como actividad profesional los recursos indispensables para encontrar islotes o burbujas de verdad en un océano digital de mentiras profesionalmente manufacturadas y estratégicamente diseminadas. Quizás nunca fue más importante el periodismo como conocimiento experto para escuchar, investigar, comprobar y validar la verdad.

La verificación o fact checking es hoy el gran recurso para combatir la desinformación. Esfuerzos como #Verificado2018 y #ElSabueso de Animal Político son valiosísimos como contrincantes de la desinformación y la mentira omnipresente. Se convierten en asideros para permanecer de pie en un piso confuso e inestable, saturado y manipulador, lleno de mentiras y que pretende atrapar nuestra atención y apropiarse de nuestros datos personales.

En su pronóstico de marketing 2025, la consultora WGSN concluye que la pregunta clave en los próximos dos años para equipos de marketing y para los públicos y audiencias de medios y redes sociales es ¿qué es real? Esa pregunta es la que tenemos que hacernos cada vez que interactuemos con los contenidos de redes sociales y plataformas digitales, porque todo puede ser falso. Cuando navegues y busques información es clave portar esa pregunta todo el tiempo, como espada y como escudo, ya que nos quedamos solas y solos, tu y yo, nosotr@s, como filtros finales de la verdad en un ecosistema digital de mentiras omnipresentes.

* Claudio Flores Thomas (X/TT @ClaudioFloresT – IG @ClaudioFloresThomas) es #polímata y narratólogo, investigador de mercados, consultor en comunicación, analista en diversos medios de comunicación, profesor del departamento de comunicación de la Ibero y productor de vino y mezcal.

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Imagen BBC
Quién es Stephen Miller, el arquitecto de la dura política migratoria de Trump en EU
8 minutos de lectura

El arquitecto de las políticas más radicales sobre migración del nuevo presidente de Estados Unidos también ha diseñado la estrategia para aplicarlas con eficacia y sin concesiones.

24 de enero, 2025
Por: BBC News Mundo
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Si hay un cerebro principal detrás de las políticas migratorias más radicales del presidente Donald Trump, es Stephen Miller.

A sus 39 años, este republicano de ideología ultraconservadora que ya diseñó algunas de las medidas más extremas del primer gobierno de Trump -como la separación de familias migrantes- ahora ha aumentado su poder e influencia en la Casa Blanca con los cargos de subdirector de políticas y asesor de seguridad nacional.

El mismo día en que asumió su segundo mandato, Trump firmó órdenes ejecutivas que llevan la marca de Miller, como la eliminación de la ciudadanía por nacimiento o la declaración de la emergencia nacional en la frontera sur.

Estas medidas reflejan el enfoque nacionalista de línea dura que ha promovido desde los inicios del trumpismo este “halcón” republicano, muy activo a la hora de defender sus propuestas en medios de comunicación.

“Usaremos todo el poder de las fuerzas federales bajo el mando y dirección del presidente Trump para salvar a este país de esta ocupación”, declaró este miércoles a la cadena Fox News.

Te contamos quién es Stephen Miller, considerado una de las figuras más radicales, temidas e influyentes de la Casa Blanca.

Su escalada al poder

Stephen Miller y Katie Waldman
Getty Images
Stephen Miller está casado con Katie Waldman, exsecretaria de prensa del exvicepresidente Mike Pence, y tienen dos hijos.

Nacido en 1985 en el seno de una familia judía de Santa Mónica (California), Miller mostró desde muy joven un marcado interés por la política, influenciado por figuras y medios con posiciones conservadoras.

A los 16 años escribió una carta a un periódico local criticando la falta de patriotismo en su instituto, posicionándose como un activista conservador que, entre otras cosas, exigía a los estudiantes latinos que hablasen solo inglés en clase.

Su formación política se consolidó en la Universidad de Duke, donde se graduó en Ciencias Políticas en 2007 y protagonizó un episodio que, según expertos, daría un temprano impulso a su carrera.

Miller se erigió como un vocal defensor de un grupo de jugadores del equipo universitario de lacrosse acusados de violación que finalmente probaron su inocencia, en un caso que alcanzó cierta relevancia mediática.

Fue en este periodo cuando empezó a vincularse con figuras controvertidas como Richard Spencer, un conocido supremacista blanco, si bien el asesor republicano negó que tuvieran una relación cercana.

Tras graduarse, trabajó como asesor de comunicaciones para congresistas republicanos y en 2009 se puso al servicio del entonces senador Jeff Sessions, conocido por sus posturas de línea dura en inmigración.

Bajo la tutela de Sessions, Miller jugó un rol clave en la oposición al proyecto de reforma migratoria bipartidista en 2013, consolidando su reputación como detractor de las políticas de fronteras abiertas.

En 2016 se unió a la campaña presidencial de Donald Trump como asesor de políticas y redactor de discursos.

Se atribuye a Miller el tono nacionalista y antiinmigración de las alocuciones de Trump, como el discurso inaugural de 2017, así como el diseño de dos de las medidas más polémicas de su primer gobierno: el veto migratorio a países de mayoría musulmana y la separación de familias de migrantes irregulares.

Trump firmando órdenes en 2017
Getty Images
En el primer mandato de Trump (2017-21) Miller participó activamente en la redacción de sus discursos y de las medidas migratorias más duras.

Según el periódico especializado Politico, fue su capacidad para interpretar y amplificar la visión de Trump lo que lo consolidó como una figura indispensable dentro de su primer gobierno entre 2017 y 2021.

Desde entonces, Miller es conocido por su enfoque radical sobre inmigración y su habilidad para transformar ideas extremas en políticas concretas.

Según The New York Times, el asesor republicano ha perfeccionado su estrategia operando con secretismo y evitando oposiciones internas, lo que le ha permitido aplicar con éxito algunas de las medidas más radicales del trumpismo.

Su estrategia

Para su segundo mandato, Donald Trump ha confiado a Stephen Miller un poder más amplio sobre la agenda migratoria, convirtiéndolo en la principal figura decisoria junto al nuevo “zar de la frontera”, Tom Homan.

Desde su puesto como subdirector de política y asesor de seguridad nacional, Miller ha liderado la redacción de una avalancha de órdenes ejecutivas para poner en marcha la agenda migratoria de Trump, que prometió acabar con el flujo de inmigrantes irregulares y deportar a aquellos que ya estén en suelo estadounidense.

Trump muestra una de sus órdenes ejecutivas firmada
Getty Images
Trump firmó decenas de órdenes ejecutivas el 20 de enero en su primer día como presidente, entre ellas las relativas a migración diseñadas por Stephen Miller.

Una de estas órdenes fue eliminar la ciudadanía por nacimiento, una medida que niega un derecho histórico garantizado por la 14ª Enmienda de la Constitución y que ya ha sido impugnada en los tribunales.

También reinstauró el Título 42, que permite cerrar la frontera con México en nombre de la salud pública, y declaró la emergencia nacional en la frontera sur, según expertos para justificar una militarización sin precedentes de los operativos de deportación.

Anuló, además, solicitudes de asilo pendientes, denegó la entrada al país a más refugiados e incluyó la designación de los carteles de droga como organizaciones terroristas extranjeras.

Miller es el cerebro de lo que algunos expertos han llamado una “estrategia de saturación”: inundar a la oposición y a los medios con un flujo constante de acciones ejecutivas y medidas para desbordar la capacidad de respuesta y maximizar su efectividad.

Politico destaca que el asesor ha trabajado con abogados externos, sin recurrir al Departamento de Justicia como suele ser habitual en su cargo, para blindar las nuevas políticas y garantizar que se lleven a la práctica con el menor número posible de obstáculos legales.

Este enfoque reflejaría las lecciones que Miller aprendió durante el primer mandato de Trump, cuando medidas como el veto migratorio enfrentaron bloqueos judiciales.

Además de su trabajo interno, Miller ha establecido relaciones estratégicas con figuras influyentes fuera del gobierno, como el empresario Elon Musk, que recientemente ha endurecido su postura sobre la inmigración.

Miller y Elon Musk
Getty Images
Expertos señalan la influencia de Miller sobre Elon Musk.

El nuevo asesor de seguridad nacional de Trump también creó la organización de juristas conservadores America First Legal, que promueve litigios y campañas mediáticas contra instituciones y organizaciones a las que acusan de amparar o fomentar la inmigración ilegal.

Así, Stephen Miller no solo es el arquitecto de las políticas más radicales del trumpismo, sino también el estratega que ha perfeccionado las tácticas y herramientas para aplicarlas con eficacia.

Lealtad absoluta a Trump

Desde sus inicios en la campaña presidencial de 2016, Stephen Miller ha demostrado una lealtad inquebrantable a Donald Trump, convirtiéndose en uno de sus aliados más cercanos e incondicionales.

Miller se unió al equipo de Trump cuando este aún era considerado una apuesta improbable para la Casa Blanca y redactó algunos de sus primeros discursos, donde moldeó y amplificó con éxito su tono populista y nacionalista.

En el primer mandato de Trump, Miller evitó involucrarse en las disputas internas que marcaron la Casa Blanca, manteniendo buenas relaciones tanto con los elementos moderados como con los más radicales del gobierno, según The New York Times.

Sin embargo, nunca defendió a un aliado si caía en desgracia con Trump, como fue el caso de Jeff Sessions, su antiguo mentor y jefe en el Senado.

Cuando en 2017 Sessions renunció a su cargo de fiscal general tras perder el favor del entonces presidente, Miller no dudó en priorizar su lealtad al líder y se distanció del que había sido su benefactor.

Stephen Miller
Getty Images
Miller siempre se ha alineado con Trump y en su carrera no hay rastro de una sola crítica al mandatario.

Esa fidelidad absoluta también se refleja en su disposición a seguir las órdenes de Trump sin cuestionarlas, especialmente en público.

Según Politico, el estratega de 39 años nunca contradice al presidente, incluso en reuniones privadas, y se alinea rápidamente con cualquier decisión que tome Trump, lo que le ha permitido sobrevivir a múltiples cambios de gabinete durante el primer gobierno y enfrentamientos internos en el partido.

Por supuesto, Miller ha respaldado en todo momento la más que cuestionable teoría de que las elecciones que Joe Biden ganó a Trump en 2020 fueron fraudulentas.

Una figura divisiva

Las políticas diseñadas por Stephen Miller, tanto en el primer como en el segundo mandato de Donald Trump, generan fuertes divisiones en la política y la sociedad estadounidenses.

Para sus detractores, incluidos legisladores demócratas y organizaciones de derechos humanos, su agenda asesta un ataque directo a los principios fundamentales de Estados Unidos y a las comunidades más vulnerables.

Grupos como la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU por sus siglas en inglés) o el Southern Poverty Law Center las describen como extremas y discriminatorias.

Stephen Miller
Getty Images
Miller es una de las figuras más polémicas del nuevo gobierno de Trump.

Analistas consultados por The New York Times advierten que las políticas promovidas por Miller podrían transformar la manera en que Estados Unidos gestiona la inmigración, cerrando puertas históricamente abiertas a refugiados y solicitantes de asilo.

Sus críticos también creen que las posibles deportaciones y la militarización de la frontera podrían tensar las relaciones con países vecinos, como México, y generar nuevas crisis humanitarias.

Para los simpatizantes del trumpismo, sin embargo, es un estratega visionario que ha redefinido las políticas migratorias con un enfoque nacionalista y de línea dura que ayudará a proteger la seguridad y el bienestar de los estadounidenses.

A falta de conocer los efectos definitivos de su legado, millones de migrantes ya están sintiendo de una o de otra manera el impacto de las políticas diseñadas e impulsadas por Miller, que prometen seguir siendo objeto de controversia y disputas en los próximos 4 años.

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BBC

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