El Comité de Fechado de los Ciclos de la Economía de México encontró que, de 1980 a 2000, ocurrieron cinco ciclos económicos completos y seis recesiones. Cada una de esas recesiones ha significado enorme sufrimiento para las personas de a pie que han pagado esos episodios con empobrecimiento, inseguridad laboral, pérdida de negocios y el deterioro del tejido social. La última de esas recesiones ocurrió entre septiembre de 2019 y mayo de 2020, mezclándose con algunos de los momentos iniciales de la pandemia por la Covid-19. Así, a partir de junio de 2020 inició una fase expansiva cuyo fin señalará el inicio de la siguiente recesión.
Las cifras del PIB al tercer trimestre de 2024, con +1.1 % trimestral y +1.6 % anual, ligeramente por encima de lo que indicaba la estimación oportuna, invitan a pensar que el dinamismo económico de México se fortalece, implicando que el fin de la etapa ascendente todavía está lejos. Sin embargo, algunos indicadores especializados en ciclos económicos y otros diseñados para dar señales muy oportunas sugieren que la expansión habría terminado en algún momento del tercer trimestre de 2023. Si bien hoy es aún temprano para determinar si la expansión iniciada a mediados de 2020 ya terminó o no, sí es posible realizar análisis exploratorios para valorar si existen meses que resulten candidatos a puntos de giro, entendiendo por punto de giro el momento en el que termina la fase expansiva (o recesiva) del ciclo.
Para ello conviene comenzar por apoyarnos en un recurso estadístico específicamente diseñado para monitorear los ciclos económicos. Se trata del Sistema de Indicadores Cíclicos (SIC) que produce el INEGI a partir de la adaptación de una metodología desarrollada por la OCDE que, al construirse desde la perspectiva de “enfoque de crecimiento”, permite identificar por separado el componente cíclico de la serie de tiempo para contrastarlo contra su tendencia de largo plazo.
El uso del “enfoque de crecimiento” tiene ventajas y desventajas. Entre las desventajas se encuentra el que hay más de una manera de extraer la componente cíclica y que esa componente no necesariamente refleja el ciclo de la economía, tal como es entendido por la mayoría de los economistas. Sin embargo, entre las ventajas se tiene el que ayuda a una extracción de señales más fina para marcar el inicio de una recesión al evitar, por ejemplo, que la dirección decreciente del ciclo se cancele con la dirección ascendente de la tendencia, como ocurre con los indicadores inspirados en el ciclo clásico, que no permiten distinguir entre el componente cíclico y la tendencia de la serie de tiempo del indicador coincidente.
El SIC está integrado por un Indicador Coincidente que busca reflejar al componente cíclico, tal como ocurre a lo largo del tiempo, y un Indicador Adelantado que existe para dar señales oportunas de posibles cambios en la dirección del indicador coincidente. A su vez, el Indicador Coincidente está elaborado a partir de los componentes cíclicos de seis variables, que son: 1) Indicador global de la actividad económica (IGAE), 2) Indicador de la actividad industrial, 3) Ventas al por menor, 4) Asegurados permanentes en el IMSS, 5) Tasa de desocupación urbana y 6) Importaciones. Por su parte, el Indicador Adelantado se construye con información proveniente de los componentes cíclicos de otras seis variables: 1) Tendencia del empleo en las manufacturas, 2) Confianza empresarial respecto de si es momento adecuado para invertir, 3) Índice de Precios y Cotizaciones de la Bolsa Mexicana de Valores, 4) Tipo de cambio real bilateral México-EEUU, 5) Tasa de Interés Interbancaria de Equilibrio (TIIE) y 6) Índice Standard & Poor’s 500.
Al mes de septiembre de 2024, el Indicador Coincidente se ubica en 100.11 puntos, es decir, apenas por encima del umbral de “recesión de crecimiento”, como se conoce a la línea de tendencia de largo plazo, estandarizada en un valor de 100.00. Luego de haber reportado su valor más bajo de los últimos catorce meses (11.07) en junio y julio del año en curso, ha repuntado marginalmente a 11.09 en agosto y 100.11 en septiembre, deteniendo así la caída de once meses al hilo que ocurrió a partir de julio de 2023, cuando registró 100.73 puntos. Por supuesto, no sabemos si la interrupción en la caída es una simple pausa en un el camino a la profundización de una fase descendente que, habiendo comenzado en julio de 2023, pudiera convertirse en recesión o no.
El hecho es que estamos a casi nada de que la brecha se torne negativa, lo que ocurriría si las cifras del indicador coincidente del SIC para agosto y septiembre fueran solo un breve receso en la fase aparentemente iniciada en julio de 2023. Una brecha negativa implica una “recesión de crecimiento” y que la economía, definida en los términos multivariados del indicador coincidente, operaría por debajo de su potencial. Para darnos una idea de qué tan razonable es pensar que la fase descendente se siga profundizando o no en los próximos meses, conviene apoyarnos en algunos indicadores más oportunos que el SIC. Veamos:
Esto, aún sin considerar los efectos negativos sobre la actividad económica que se pudieran derivar de eventos ocurridos en noviembre, que incluyen:
Estos eventos, que tienen en común un potencial efecto detrimental en el entorno de negocios en México, hacen más probable que el indicador coincidente del SIC continúe ampliando su brecha negativa respecto de la tendencia de largo plazo cuando menos durante octubre y noviembre, con lo que este indicador probablemente se deslizaría a la zona de recesión de crecimiento, es decir, por debajo de su línea de tendencia de largo plazo.
Dicho esto, es importante señalar que las componentes cíclicas de las variables que integran el Indicador Coincidente al mes de septiembre de 2024 reportan trayectorias aún divergentes, algunas de las cuales confirmarían la hipótesis de que ya habría terminado la fase expansiva que viene de 2020 y otras que sugieren que esta continúa. Entre las que confirman la hipótesis tenemos:
Finalmente, debilitando la idea de que la economía estaría iniciando un proceso recesivo, tenemos:
Será necesario esperar a ver si las dinámicas actuales se consolidan en la definición clara de un punto de giro, así como valorar otros criterios en adición al Indicador Coincidente del SIC. Uno de ellos es el Indicador Coincidente del Sistema de Indicadores Cíclicos: Coincidente y Adelantado (SICCA), también del INEGI, que no solamente usa un enfoque de ciclos distinto, conocido como “ciclo clásico”, sino que además se produce mediante un conjunto distinto de variables, lo que nos remite a una versión operacionalmente diferente del ciclo económico. Pues bien, ésta alcanzó su máximo local más reciente en octubre de 2023, a pesar de lo cual la dirección combinada de los componentes tendencia y ciclo de la serie reporta un movimiento esencialmente lateral, sin acusar todavía una bajada notable. Así las cosas, del SIC surge julio como el mes candidato a punto de giro, mientras que del SICCA sería en octubre, ambos de 2023.
En todo caso, el fechado definitivo de los puntos será establecido en su momento por el Comité de Fechado de Ciclos de la Economía de México, el cual toma en cuenta información de los indicadores cíclicos del INEGI, pero no se limita a ellos. Dicho comité hace sus determinaciones sólo hasta que cuenta con información suficiente y definitiva, por lo que habrá que ser pacientes.
Mientras tanto, mantengamos presente que el SIC muestra una tendencia a la baja desde mediados de 2023, aunque el análisis de sus componentes arroja señales contradictorias. Destacadamente las variables relacionadas con los componentes cíclicos de la actividad económica en su conjunto y de la actividad industrial no parecen haber alcanzado aún algún máximo a partir del cual inicien su fase descendente. Recordemos también que el SIC se enfoca en el componente cíclico de las series y no necesariamente expresa el comportamiento del ciclo económico en términos más intuitivos, además de que considera otras variables en adición a la actividad económica agregada.
De esta manera, si bien no podemos descartar que la reducción en el indicador coincidente del SIC se revierta o que no resulte lo suficientemente grande como para contrarrestar el empuje al crecimiento positivo del componente de tendencia, o si no es lo suficientemente profunda o generalizada entre las distintas actividades económicas como para que se pueda confirmar como parte inicial de una nueva recesión, lo cierto es que la información más oportuna de que disponemos invita a considerar la posibilidad de que la primera expansión postpandemia haya terminado o esté por hacerlo. En este sentido, tenemos a la vista señales discordantes que marcan algunos focos amarillos, de manera que bien harán los tomadores de decisiones si incorporan los posibles puntos de giro aquí señalados como parte de sus escenarios de riesgos, sobre todo considerando que los signos ominosos y las malas noticias se acumulan de manera acelerada.
* Gerardo Leyva (@GerardoLeyva14) es economista independiente, especializado en bienestar, pobreza y crecimiento económico. Dirigió el área de investigación del INEGI durante 15 años y también estuvo a cargo de los censos, encuestas y registros administrativos de carácter económico que produce dicho Instituto.
La presidenta Claudia Sheinbaum presentó uno de los programas industriales más grandes en años, que pretende poner a México entre las 10 primeras economías del mundo. Te contamos de qué se trata.
La presidenta Claudia Sheinbaum presentó uno de los planes de desarrollo económico más ambiciosos de México en años, justamente en un momento de gran incertidumbre para su país por la llegada del nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
A una semana del cambio de poder en Washington, desde Ciudad de México los altos funcionarios y los principales directivos empresariales del país se reunieron el lunes para escuchar los objetivos y estrategias que Sheinbaum presentó en una ceremonia especial.
Entre sus más grandes metas está que la economía de México sea la décima del mundo, producir en el país 50 % del consumo de productos interno, crear 100 parques industriales para emplear a miles de obreros y que el país se posicione en el top 5 de los destinos turísticos del mundo.
“Que cada uno de los mexicanos y mexicanas sepa que hay plan, que hay desarrollo. Que frente a cualquier incertidumbre que venga en el futuro próximo, México tiene un plan y está unido hacia adelante”, dijo Sheinbaum con optimismo, pero sin mencionar directamente a Trump.
El secretario de Economía, Marcelo Ebrard, definió el plan como una “carta de navegación de México para la nueva era que vamos a enfrentar”.
“De los 42 años que llevo yo en el servicio público, es el único instrumento que he visto así”, destacó. “Hay incertidumbres en el futuro inmediato, pero si estamos cohesionados y tenemos una dirección nacional como la que tenemos vamos a salir adelante”.
Los analistas económicos del país celebraron el plan por tener objetivos y formas claras de llegar a ellos, cuando menos en su presentación. Otros, sin embargo, hicieron notar la falta de voz y reconocimiento al sector obrero y sindical.
Para Mario Campa, un analista económico formado en el Instituto Tecnológico Autónomo de México, “al menos en el papel, es la política industrial más audaz de las últimas cuatro o cinco décadas en México”, dice a BBC Mundo.
Por otro lado, el académico Carlos Pérez Ricart, del Centro de Investigación y Docencia Económicas, destaca que es “es una buena respuesta ante el clima de incertidumbre que vive el país”, aunque considera que falta por precisar cómo lograrlo.
“Es una estrategia a mediano y largo plazo de desarrollo económico que pretende hacer frente a una situación muy compleja, entre decisiones propias, como la reforma judicial, y por la elección de Donald Trump”, dice.
Pero ambos coinciden en que genera buenas expectativas para el futuro inminente y a mediano plazo del país.
En su presentación del Plan México, la presidenta enumeró 13 grandes metas y puso algunos plazos y acciones de gobierno para lograrlas.
Sheinbaum también presentó una lista de 15 fechas clave inmediatas para la implementación de las nuevas acciones entre enero y abril de este año. “Pasamos de un periodo en donde la planeación no necesariamente era el eje de una visión”, destacó.
Parte del equilibrio que busca para el desarrollo general del país, contrario al enfoque en la región fronteriza en Estados Unidos, es la conformación de 12 “Polos de Bienestar”, unas áreas estratégicas en las que se cree industria conforme a los recursos locales.
“El objetivo (…) es incorporarnos todos a esta visión de nuestro país, que sea parte, cada uno de los mexicanos y mexicanas, por más diferencias que tengamos, en una visión de largo plazo de nuestro país, a eso es a lo que los estamos invitando”, dijo.
Como el principal socio comercial de Estados Unidos, la estrategia de industrialización de Sheinbaum es mantener al país como el proveedor del gran mercado norteamericano.
Pero uno de los principales enfoques del Plan México es volver a fabricar cosas en México que en décadas anteriores se traían del exterior, principalmente China. A lo largo de las últimas décadas, el país dejó de producir lo que consumía para importarlo desde Asia.
Hoy el 10 % de las exportaciones chinas tienen como destino México, expuso el secretario de Hacienda mexicano Rogelio Ramírez.
“Esta pérdida de participación nos costó, sobre todo, a México y Estados Unidos, Canadá menos, pero nos costó a los dos países con mayor población mucha industria, muchos empleos, mucha pérdida de actividad, sobre todo, sectores completos de la economía fueron perdidos“, señaló.
Campa explica que el nuevo plan no es una sustitución de importaciones como la del pasado, que tenía otro contexto, sino un nuevo enfoque hacia el mercado nacional. Que haya un plan integral favorece que se puedan alcanzar metas como las planteadas, explica, aunque la ejecución será clave.
“Me parece un plan comprensivo, por tocar aspectos como aranceles focalizados, un fondo de desarrollo para pequeñas y medianas empresas, inversión en energía, inversión mixta en infraestructura y logística, simplificación de trámites de inversión, elevar el número de ingenieros, la parte fiscal que facilita el nearshoring (relocalización), la construcción de polos con parques industriales y la investigación científica”, señala.
El desarrollo social que tiene que acompañar es clave, pues la mano de obra cualificada -y aspectos básicos como tener una vivienda cercana al trabajo- son clave para el buen desarrollo de polos industriales.
“Hay casos de quienes dirigen plantas de manufactura muy grande y hablan de déficit de vivienda que ocasiona rotación de personal”, señala Campa. “Y la mano de obra calificada, a veces se subestima, pero es muy importante, porque evita la rotación”.
Pérez Ricart se muestra escéptico sobre la suficiencia presupuestaria para hacer una inversión pública de la magnitud que plantea Sheinbaum.
“El plan es novedoso en cuanto a que tiene un diagnóstico y metas claras. Y formas de llegar a esto. Hay una idea de país. Pero no está claro que se vaya a invertir mucho más dinero de lo que ya se invertía en esto”, dice.
La llegada de Trump a la Casa Blanca el 20 de enero para un segundo periodo, ha generado expectativa sobre sus decisiones políticas.
A diferencia del primer periodo, explica Pérez Ricart, el republicano ya no tiene expectativas de reelección, por lo que sus políticas podrían ser más agresivas al no temer por un voto de castigo si algo sale mal.
México y Canadá, los dos socios comerciales y vecinos en Norteamérica, ya han sido objeto de amenazas arancelarias por problemas como la migración o el tráfico de drogas. La respuesta de ambos países frente a Washington ha sido también motivo de expectativa.
Para Pérez Ricart, no existe un plan que pueda tener preparado a México para lo que surja a partir del próximo lunes: “No hay una receta ni una respuesta adecuada para Donald Trump. Nadie tiene aquí la clave. La presidenta está haciendo lo mejor que puede en las circunstancias que tiene. Pero es tanta la incertidumbre en términos de tarifas e intervencionismo que nada se puede planear”.
Campa considera también que no hay ninguna garantía de que el Plan México pueda avanzar como está previsto, pero lo ve como un buen “instrumento defensivo y de negociación”, en especial los aranceles que México está pensando en imponer a ciertas manufacturas de China, tal como lo espera Trump.
“El proteccionismo de EU llegó para quedarse un buen rato y México necesita este tipo de planes, como el Plan México, como opción b de largo plazo”, concluye.
Fuera o no una respuesta a la elección de Trump, resulta inevitable entender la presentación del Plan México como eso: un llamado a la calma, un gesto de unidad nacional, un ejercicio de orden y cordura ante los tiempos convulsos que pueden venir.
Sheinbaum mostró una vez más su perfil académico, de rigurosidad y meticulosidad, en una presentación que genera consenso en su diagnóstico y soluciones, pero escepticismo en su factibilidad.
Si hay duda de que la presentación tenía como objetivo algo más que sentar las bases del futuro, sino más bien dar un golpe de opinión, hay que ver dónde y con quién se hizo: en el majestuoso patio del Museo Nacional de Antropología, una entidad que enseña la grandeza de México, y con la presencia de actores del empresariado como Carlos Slim Domit, el hijo del hombre más rico del país, Carlos Slim Helú.
“El objetivo es hacer de México el mejor país del mundo”, dijo la presidenta. Y no son pocos los mexicanos, ricos y pobres, empresarios y trabajadores, que creen que puede lograr tal cosa.
El pesimismo alarmista que se generó en 2016, con la primera elección de Trump, esta vez pasó de agache. Las mayorías, incluso ante la amenaza de los aranceles y las deportaciones trumpistas, ahora creen que el país va por buen camino. Y que está en buenas manos.
Sheinbaum goza de una popularidad inédita del 80 %. Un número envidiable para cualquier presidente que se atribuye tanto a su perfil técnico como a su costado político. El reto ahora será mantenerlo.
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