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¿Qué debe seguir para Pemex? Gobernanza, finanzas y transparencia
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¿Qué debe seguir para Pemex? Gobernanza, finanzas y transparencia

Está claro que Pemex no puede seguir operando sin tener acceso al crédito con costos razonables. Hay un enorme interés por parte de los capitales privados de apoyar al nuevo gobierno a lograr sus metas y colaborar con Pemex. Solo faltan las reglas, y esas corresponden al gobierno entrante.
24 de septiembre, 2024
Por: Rosanety Barrios

Para hablar de las finanzas de Pemex, es indispensable iniciar desde la gobernanza. El primer objetivo de la gobernanza es definir el propósito de una entidad para, posteriormente, establecer el sistema requerido para que dicho propósito se alcance a través de un sistema de reglas y procedimientos que permitan medir de manera constante el avance.

Es así que la primera pregunta que hay que resolver, idealmente de manera conjunta con la sociedad, es: ¿cuál es el gran objetivo de la empresa petrolera en el siglo XXI? Para responderla, es conveniente atender a sus circunstancias actuales.

Planteando un punto de partida, la producción de crudo no ha dejado de caer. El objetivo de 1.8 millones de pies cúbicos diarios (mmpcd) es -digamos- adecuado, en el sentido de que no es una señal de que no buscamos mucho más petróleo. Sin embargo, no deja de ser un objetivo que no está sostenido por la realidad geológica, operativa y financiera de la empresa. En las circunstancias de Pemex, la objetividad es indispensable. Se requiere una gobernanza que conozca a profundidad la problemática de la empresa y plantee soluciones realistas, congruentes con la realidad nacional y con la enorme necesidad de avance en la transición energética.

Considero que el nuevo gobierno tiene tres ventajas: 1) Por primera vez en su historia, las dos empresas de energía del Estado deberán alinearse a la visión de la Secretaría de Energía, la cual sabemos tiene muy clara la necesidad de la transición energética. 2) El equipo directivo está conformado por profesionales que además cuentan con una historia personal muy arraigada a Pemex. Es decir, tienen la oportunidad de ejercer un liderazgo que maximice el conocimiento y experiencia internos para encontrar la ruta de salida. Y 3) La dependencia de los ingresos petroleros está en mínimos históricos, lo cual, lejos de ser una debilidad, representa la enorme oportunidad para transformar de manera definitiva la codependencia de las finanzas públicas.

Toca hablar de la transparencia

La transparencia es una poderosa herramienta de la gobernanza. Permite, entre otras cosas, combatir la corrupción, alcanzar eficiencias, construir cultura corporativa y sobre todo, rendir cuentas a los mexicanos.

Sabemos que los sistemas de administración y control de la empresa más grande de México nunca han sido suficientes y que la muy posible (prácticamente segura) desaparición de organismos reguladores, autónomos y coordinados amenaza con dejarnos sin mecanismos externos para exigir transparencia. Pensar que la autoregulación surtirá efectos, solo tiene por fundamento la esperanza. En este sentido, esperamos que la nueva gobernanza de la empresa establezca objetivos claros de transparencia y mecanismos para cumplirla.

Ahora sí, entremos a las finanzas

Todos hemos escuchado, leído y también se ha documentado el enorme problema financiero que Pemex enfrenta. Personalmente no comparto la idea de que el problema más grande que tiene Pemex es su deuda. Para mí, la enorme deuda financiera, la deuda a proveedores y la deuda laboral, con la que nadie se siente cómodo de mencionar, son un resultado y no el origen del problema.

Está claro que Pemex no puede seguir operando sin tener acceso al crédito con costos razonables. Que esto solo se logrará con una estrategia que le permita ir construyendo condiciones para generar efectivo y para ello, como traté de explicarlo en el tema de la gobernanza, la buena noticia es que cuenta con recursos humanos y materiales de extraordinaria calidad.

Solo que es indispensable ubicar que el negocio petrolero del sXXI no es el mismo que en el sXX.  En el sXXI la crisis climática exige que las petroleras se alineen a criterios ESG (Environmental, Social and Governance). Para que Pemex regrese al mercado de deuda no será suficiente que el soberano absorba una parte, sino que requiere urgentemente modificar su modelo operativo para disminuir de manera acelerada su huella de carbono, combatir corrupción, adoptar tecnología, incorporar nuevas actividades y, muy probablemente, dejar de realizar algunas otras. Y cada una de estas decisiones deberá ser medida y transparentada.

Llegamos por lo tanto al punto en donde es necesario considerar la participación de la IP

Si los mexicanos nos vamos a hacer cargo al menos de una parte de la deuda de Pemex, la pregunta es ¿a cambio de qué? Y la respuesta es a cambio de una operación exitosa, limpia y transparente. Es posible lograrlo con el esfuerzo de todas y todos. Es decir, sumando la capacidad de la sociedad civil, la academia y, sin duda, la de la industria. Y aquí entro de manera directa al último punto, la participación del capital privado.

¿Qué puedo decir al respecto? Pues para empezar, lo evidente: que las necesidades de inversión de Pemex para llegar al lugar que traté de describir, superan ampliamente sus capacidades actuales y las de las propias finanzas públicas, particularmente para el ejercicio 2025, en virtud a la meta puesta por la presidenta electa de disminuir el déficit fiscal para regresar a la meta del 3 % del PIB.

¿A cuánto ascienden las necesidades de inversión de Pemex? Pues todo va a depender de ese gran objetivo pendiente de definir, pero podemos asegurar que, cualquiera que sea la meta, serán varios puntos del PIB. En un ejercicio muy grueso, yo calculé que las inversiones necesarias para pagar parte de la deuda e invertir tanto en las actividades de E&P (Exploración y Producción) e iniciar la transformación industrial, es decir, si se quiere hacer TODO sin ajustar el plan de  negocios, las necesidades de flujo en 6 años podrían llegar a 3 billones de pesos, o el 11 % del PIB.

Hay un enorme interés por parte de los capitales privados de apoyar al nuevo gobierno a lograr sus metas y colaborar con Pemex. Solo faltan las reglas, y esas corresponden al gobierno entrante. Solo quisiera agregar que mientras más clara, estable y certera la regla, mayor probabilidad habrá de éxito.

*Rosanety Barrios (@RosanetyBarrios) es Analista del Sector Energético, Consejera Fundadora del grupo Voz Experta, miembro del Consejo Directivo de la Asociación Nacional de Energía Solar (ANES) y experta México, ¿cómo vamos?

 

Nota: Este texto fue escrito por la autora para su participación en el evento Desbloqueando la transición energética en MX: el rol de Pemex y CFE del 18 de septiembre de 2024 organizado por Sostenibilidad Global.

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Imagen BBC
Cómo los debates moldearon la carrera de Kamala Harris y qué se juega en el duelo con Trump de este martes
8 minutos de lectura

Harris ha demostrado ser buena en los debates. Pero ahora se enfrentará a Donald Trump, que suele ser un reto formidable incluso para los políticos más experimentados

10 de septiembre, 2024
Por: BBC News Mundo
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Durante un debate crucial de las elecciones presidenciales estadounidenses de 2020, uno de los candidatos pareció dominar el escenario. Interrumpió a sus rivales en momentos estratégicos, a veces hablando por encima de ellos.

Se enfrentó directamente a un oponente, Joe Biden, generando titulares durante días y haciendo que algunos se preguntaran si había violado algún tipo de decoro político tácito.

Ese candidato, sin embargo, no era Donald Trump. Era Kamala Harris.

Este martes Harris se subirá de nuevo al escenario de un debate. Pero esta vez, habiendo dado un paso más allá al convertirse en la candidata demócrata a la presidencia, se enfrentará a Trump en un duelo que le plantea el reto más difícil de su campaña hasta el momento.

Los debates han desempeñado un papel fundamental en la carrera política de Harris, desde su candidatura a fiscal general de California hasta su ascenso a la vicepresidencia. Al volver a ver cuatro de sus debates clave, queda claro que Harris sabe cuándo acaparar el centro de atención, pero también cuándo mantenerse al margen mientras un rival se autoinflige un golpe.

Harris confía en utilizar estos instintos contra Trump, quien es notoriamente combativo. Su campaña también querrá disipar las preocupaciones de larga data sobre sus habilidades para hablarle al público que comenzaron con su fallida candidatura a la Casa Blanca de 2020, y sólo se agudizaron por su torpeza en algunas entrevistas en los últimos años.

No hay margen para el error, dado que estos eventos se definen por clips virales, por lo que es tan importante para la campaña de Harris que esta evite tropezar como que logre darle un golpe destacado a su rival.

“Tiene que mantenerse firme”, afirma Aimee Allison, fundadora de She The People, una organización que apoya a las mujeres minorías en política. “Y tiene que comunicar en el escenario del debate por qué está luchando”.

Harris y su olfato para las oportunidades

En sus primeras apariciones en debates, Harris tuvo éxito dejando que sus oponentes se desmontaran a sí mismos.

En un debate de 2010 para el puesto de fiscal general de California, los moderadores le preguntaron a Harris y a su oponente republicano, Steve Cooley, sobre una práctica controvertida conocida como double-dipping, que permite a un funcionario público cobrar tanto su sueldo como una pensión.

“¿Piensa usted cobrar tanto su pensión como su sueldo como fiscal general?”, preguntó un moderador a los candidatos.

“Sí”, respondió Cooley. “Me lo he ganado”.

Durante un rato, Harris no dijo nada mientras su rival defendía su postura.

“Adelante, Steve”, replicó ella. “¡Te lo has ganado!”

La campaña de Harris incluyó el momento en un anuncio en el que tachaba a Cooley de anticuado. Harris ganó las elecciones por un estrecho margen.

Y durante un debate en 2016 para un escaño en el Senado de Estados Unidos por California, la oponente de Harris inexplicablemente terminó su intervención final con un dab, un movimiento de brazos que era popular en ese momento entre los jóvenes.

Harris, que parecía desconcertada, esperó unos instantes antes de replicar: “Así que hay una clara diferencia entre las candidatas en esta carrera”.

Los votantes volvieron a apoyar a Harris.

Ambos ejemplos demuestran el olfato de Harris para las oportunidades en el escenario del debate, así como su sentido para saber cuándo es mejor dar un paso atrás.

“Creo que es alguien que utiliza el silencio increíblemente bien”, aseguró Maya Rupert, una estratega demócrata que trabajó en las campañas presidenciales de Julián Castro y Elizabeth Warren en 2020.

Kamala Harris durante el debate con el entonces vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, en 2020.
Getty Images
El debate vicepresidencial de 2020 se recuerda sobre todo por una frase que dirigió a Mike Pence cuando empezó a interrumpirla: “Señor vicepresidente, estoy hablando”.

Cuáles son sus puntos débiles

Al entrar en la escena nacional, Harris demostró ser experta en reclamar la palabra. Una de sus tácticas probadas consiste en declarar de manera abierta su intención de hablar, obligando a sus oponentes –y al público– a escuchar.

El debate vicepresidencial de 2020 se recuerda sobre todo por una frase que le dirigió a Mike Pence cuando este empezó a interrumpirla: “Señor vicepresidente, estoy hablando”.

Y hace tan sólo unas semanas –lo que ilustra que la réplica fue más que algo puntual– Harris utilizó la misma frase con los manifestantes de Gaza que interrumpieron su mitin en Detroit. “Estoy hablando ahora”, les dijo. “Si quieren que gane Donald Trump, díganlo. Si no, hablo yo”.

“Está aplicando algo que muchas mujeres negras han usado con eficacia, que es insistir en su tiempo, e insistir en ser escuchadas”, dijo Allison. “Es muy eficaz a la hora de asegurarse de que se le escucha y se le respeta“.

Pero quizá su momento de debate más memorable se produjo en 2019, cuando Harris –entonces senadora estadounidense– dejó de hablar durante el debate de las primarias demócratas en Miami para cuestionar a Biden por su postura en el pasado sobre una política conocida como bussing.

Harris criticó a Biden por trabajar con legisladores que se oponían a la política de la era de los derechos civiles de transportar a los estudiantes a escuelas en diferentes vecindarios en un esfuerzo por abordar la segregación racial.

“Había una niña en California que formaba parte de la segunda clase que se integró a sus escuelas públicas, y la llevaban en autobús todos los días”, afirmó Harris.

Hizo una pausa antes de decirle a Biden: “Y esa niña era yo”.

Nina Smith, quien en aquel entonces era la secretaria de prensa itinerante del candidato presidencial Pete Buttigieg, explicó que ese momento hizo que las campañas rivales se sentasen y prestasen atención.

“Lo que nos demostró como equipo es que si ve una oportunidad, va a ir por ella”, recordó Smith a la BBC. “Creo que eso la convirtió en una experta debatiendo. Teníamos muy en cuenta cualquier golpe inesperado que pudiera dar la senadora Harris”.

“Demostró esa capacidad de fiscal… para poner de relieve los puntos débiles de sus oponentes”, agregó.

Al final, Harris había hablado más que ningún otro candidato, salvo Biden. Su campaña anunció que había recaudado US$2 millones en las 24 horas posteriores al debate.

Sin embargo, a pesar del gran avance y la consiguiente subida en las encuestas, Harris tuvo problemas para articular su propia postura sobre el transporte en autobús. Esto sólo sirvió para subrayar los problemas de su mensaje y plantear dudas sobre su capacidad para articular una posición política coherente.

El episodio fue uno de los muchos tropiezos de Harris que acabaron por hundir su primera candidatura presidencial. Su incapacidad para articular una agenda política coherente fue una de las razones más citadas, y es una cuestión que tiene que aclarar en este nuevo debate, cuando casi con toda seguridad se la presionará sobre cuestiones políticas concretas.

Foto de perfil de Kamala Harris
Getty Images

Lo que está en juego

Durante años, los republicanos han difundido fragmentos de las intervenciones públicas de Harris para ridiculizar su estilo y tacharla de inepta. Ha utilizado frases rimbombantes cuando habla de improvisto y, aunque algunos de sus giros han sido bien acogidos por sus partidarios, sus oponentes la han criticado a menudo por su falta de claridad.

En una entrevista reciente en la cadena CNN, la primera desde que se convirtió en candidata, dio una respuesta sobre el cambio climático que ilustra este asunto. “Es un asunto urgente al que debemos aplicar parámetros que incluyan el cumplimiento de plazos”, dijo Harris.

En un debate, el tiempo de uso de la palabra es limitado y la claridad del mensaje es crucial.

El debate en la cadena ABC será su mayor oportunidad para reorientar la opinión pública. Los debates anteriores demuestran que Harris suele llevar a estos eventos un conjunto de herramientas afiladas y que es capaz de asestar golpes.

Pero la presión de esos encuentros pasados era menor en comparación con lo que estará en juego cuando se enfrente cara a cara con Trump por primera vez.

Incluso para los políticos más experimentados, Trump representa un reto formidable, según coinciden los estrategas. En un debate de 2016 contra su oponente demócrata, Hillary Clinton, se hizo famoso por acosarla por el escenario, atrayendo toda la atención hacia él.

Donald Trump y Hillary Clinton durante el tercer debate presidencial en 2016.
Getty Images
Donald Trump representa un reto formidable, incluso para los políticos más experimentados.

El primer debate de Trump en 2020 contra Biden se convirtió en un tumulto ininteligible en el que el republicano no paraba de interrumpir. En un momento dado, Biden se irritó tanto que le espetó: “¿Quieres callarte, hombre?”

Donald Trump es un caso único y especial en el que nunca se sabe lo que va a pasar“, aseguró Smith, quien ha preparado a candidatos demócratas para estos eventos. “Durante la preparación, no le permitiría que se pusiera cómoda, para que desarrollara algún tipo de instinto, o insensibilidad, ante cualquier cosa que pudiera surgir”.

Harris, como exfiscal, es experta en los intercambios en el escenario del debate. Es algo que también ha demostrado durante las acaloradas audiencias del Senado, cuando ha interrogado a funcionarios de Trump y a candidatos al Tribunal Supremo.

Pero el formato del próximo debate de la cadena ABC puede limitar su capacidad para mostrar sus habilidades como fiscal, ya que los micrófonos se silenciarán cuando sea el turno de la otra persona para hablar.

Esto significa, basándonos en el debate Biden-Trump de junio que tuvo las mismas reglas, que probablemente tendrá que responder a preguntas difíciles de los moderadores en lugar de enfrentarse a Trump.

Y cuando Harris está en el extremo de las preguntas de los fiscales, ha tropezado en el pasado, como en una notoria entrevista en 2021 con Lester Holt, de NBC News, en la que tuvo problemas cuando se le presionó sobre la cuestión de la inmigración ilegal.

Un escollo que Rupert podría prever para el bando de Harris es que su candidata se vea arrastrada a un largo debate sobre los hechos con Trump. Eso podría enturbiar el encuentro para los votantes y dejar a los espectadores con la impresión de que él ha dominado la conversación.

Sugirió una tercera táctica que Harris podría añadir a su arsenal: no enjuiciar ni permanecer en silencio, sino ignorar.

“Tiene una gran oportunidad de expresar su punto de vista”, aseveró Rupert, “y no agobiarse por lo que él esté haciendo a su lado”.

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BBC

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