México ¿cómo vamos?
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2 minutos de lectura

No somos Dinamarca

En su último informe de gobierno, López Obrador señaló como uno de los logros más importantes de su administración que el sistema de salud en nuestro país es mejor que el de Dinamarca; sin embargo, aunque un estruendoso aplauso acompañe sus palabras desde el zócalo capitalino, no somos Dinamarca y de las migas (pizcas) no se construyen Estados de Bienestar, sólo carencias.
05 de septiembre, 2024
Por: Axel Eduardo González Gómez

En 2022 (último año para el que tenemos datos), 4 de cada 10 personas en México se encuentran en carencia por acceso a servicios de salud. De acuerdo con CONEVAL, una persona se encuentra en esta situación cuando no cuenta con adscripción o afiliación a las instituciones públicas de seguridad social (IMSS, ISSSTE federal o estatal, Pemex, Ejército o Marina), a servicios médicos privados, o bien, no se encuentra afiliado o inscrito al Seguro Popular o no reportó tener derecho a recibir los servicios que presta el Instituto de Salud para el Bienestar (INSABI).

Gráficas con el retroceso en salud en el gobierno de AMLO.

Cuando este resultado fue presentado a mediados de 2023 por CONEVAL, desde el ejecutivo se buscó minimizar, argumentando un cambio en el fraseo de una de las preguntas desde la que se construye el indicador por la desaparición del Seguro Popular y la creación del INSABI.

Gráficas con el retroceso en salud en el gobierno de AMLO.

La realidad es que, comparado con 2018, en 2020 y 2022 menos personas que presentaron problemas de salud se atendieron en instituciones públicas de salud. En 2018 la mayoría de las personas se atendió en instituciones públicas de salud, mientras que en 2020 y 2022 la mayoría lo hizo en instituciones privadas.

Gráficas con el retroceso en salud en el gobierno de AMLO.

Los lugares donde más se atendió la población en 2022 fueron los consultorios y hospitales privados (35.3 %) y los consultorios de farmacias privadas (25.5 %). Es importante destacar que, en 2018, el segundo lugar con más atención era el Seguro Social o IMSS, relegado a la tercera posición en 2020 y 2022. Como apunte final, las migas para el INSABI (en términos presupuestales y de operación) se tradujeron en que en 2020 y 2022 más personas se atendieran con curanderos, hierberos, comadronas, etc. que en la ahora desaparecida Institución pública.

Gráficas con el retroceso en salud en el gobierno de AMLO.

Además, esta transición de la atención en instituciones públicas hacia instituciones privadas es consistente con el incremento en el gasto en bolsillo en salud en todos los niveles de ingreso, con especial énfasis en los hogares de menores ingresos, donde los gastos en salud tienen mayor peso en el ingreso total que lo que se observa en los hogares de mayores ingresos.

Gráficas con el retroceso en salud en el gobierno de AMLO.

La importancia del acceso a los servicios de salud en el progreso y movilidad social de las personas está más que documentada en la literatura moderna y así como cuando era pequeño mi abuela me señalaba que “hay cosas con las que no se juegan” mientras no comía de tan buena gana mi sopa de verduras, hay cosas con las que el presidente de la República no debería tirar migas; nuestro acceso (y calidad) a la salud pública encabeza la lista.

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Imagen BBC
¿Quieres reducir tu consumo de carne? Estas son algunas fuentes alternativas para obtener proteína
4 minutos de lectura

Cada vez más personas se preocupan por el impacto en la salud y el medio ambiente se consumir carne y lácteos, pero se preguntan dónde pueden encontrar buenos sustitutos ricos en proteínas. Aquí hay unas sugerencias.

11 de septiembre, 2024
Por: BBC News Mundo
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A medida que más personas toman mayor consciencia sobre el impacto ambiental de producir y consumir alimentos y bebidas, hay un renovado interés en muchos países occidentales en las dietas vegetarianas, veganas y flexitarianas (parcialmente vegetarianas) que implican una huella de carbono menor.

Pero la carne y los lácteos siguen siendo la principal fuente de proteína para los adultos de estos países. La proteína es necesaria para el crecimiento y reparación del cuerpo.

Así que si empiezas a comer menos productos animales, necesitas asegurarte de que estás recibiendo suficiente proteína.

Muchas personas pueden creer que consumir menos carne significa simplemente comer más alimentos de carne alternativa en base a plantas, como las hamburguesas vegetarianas.

Pero mientras este tipo de productos de proteína alternativa son mejores para el medio ambiente porque utilizan menos tierra y producen menos emisiones de gases tipo invernadero, tienen sus desventajas.

Algunas carnes alternativas hechas de plantas pueden clasificarse como “ultra procesadas” y frecuentemente tienen un perfil de nutrición menos favorable, contienen más sal y menos hierro y vitamina B12 (aunque también pueden ser mas bajas en caloría y grasa). Su sabor y textura también suelen ser objeto de crítica por los consumidores.

Pero estas carnes alternativas basadas en plantas no son el único tipo de proteína no animal disponible. Hay otras cinco amplias categorías de proteínas que no provienen de animales: legumbres, algas, insectos, carne artificial, y granos como avena, trigo, cebada y otros cereales que suelen ser ignorados como proteínas de plantas ambientalmente sustentables.

Esto es lo que debes saber sobre el consumo de más de estas fuentes de proteína no animal.

Legumbres

Diferentes legumbres
Getty Images
Además de ser ricas en fibra, vitaminas y minerales, las legumbres tienen un contenido proteínico de 17% a 30%.

Legumbres, como los frijoles y garbanzos, son las semillas comestibles de las plantas leguminosas. Comparadas a otros cultivos, las legumbres no necesitan muchos fertilizantes, así que resultan en menos emisiones de gases invernadero.

Las legumbres mejoran la salud del suelo y la diversidad microbiana en la tierra de cultivo, y hay variedades que se pueden seleccionar para ser más resistentes al clima.

Su contenido proteínico va del 17% al 30%, y legumbres son ricas en fibra, vitaminas y minerales. Consumir legumbres también ayuda a prevenir contra las enfermedades crónicas como la enfermedad coronaria y la diabetes.

Algas

Las algas marinas y la espirulina son otra opción. Al igual que las legumbres, las algas son altas en vitaminas y minerales, con 50% a 60% de contenido proteínico.

Las algas pueden almacenar o capturar carbono de la atmósfera. Tienen además propiedades antioxidantes y antiinflamatorias.

Para aquellos que no están muy entusiasmados en masticar algas marinas, añadir algas a manera de ingredientes a las comidas como el pan podría ser más atractivo, para subir el contenido de proteína, aunque el color de tu comida se torne verde o deje un regusto a pescado.

Un plato de algas marinas

Getty Images

Si no te apetece mascar unas algas marinas, podrías incorporarlas como ingrediente en el pan.

Granos de cereales

Los granos de cereales como la avena y el trigo, suelen ser considerados carbohidratos. Pero también son una notable fuente de proteína con 7%-18% de contenido proteínico, y algunos pueden reducir el colesterol mejorar la salud intestinal.

En la actualidad, muchos granos de cereales son usados ineficientemente. En Irlanda, una muy alta proporción (89%) de los cereales se usan como alimento de animales, y esos animales son luego usados como fuentes de proteína.

El consumir directamente los granos de cereales en lugar de usarlos como alimento de animales reduciría las emisiones de gases invernadero.

Insectos y carne artificial

Un plato de grillos
Getty Images
En el mundo occidental, un plato de grillos no abren mucho las papilas gustativas, pero son muy altos en proteína.

Para los comensales más intrépidos, hay opciones como los insectos y la carne artificial. Aunque no son comunes en el mundo occidental, las meriendas e ingredientes de cocinas a base de insectos están disponibles.

Reino Unido se convirtió recientemente en el primer país europeo en aprobar el uso de carne artificial, aunque solo en comida para mascotas.

Los beneficios particulares incluyen el alto contenido proteínico de los insectos –la harina de grillos tiene 45%-70% de proteína– y el sabor y textura carnosa de la carne artificial.

Pero estos alimentos no son tan socialmente aceptables como las otras proteínas alternativas, por razones como el asco y la costumbre. Otras consideraciones incluyen las alergias potenciales y problemas éticos.

*Tony Benson es investigador de la Escuela de Ciencias Biológicas, Anne Nugent es estudiante de Nutrición de la Escuela de Ciencias Biológicas y Moira Dean es profesora de Psicología del Consumidor y Protección Alimentaria , todos de la Universidad Queen’s de Belfast, Irlanda. Su artículo original fue publicado en The Conversation, cuya versión en inglés puedes leer aquí.

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