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El petróleo es nuestro, y la deuda de Pemex ¡también!

Pemex ya no tiene la solvencia para hacer frente de forma sostenible a su deuda financiera. Reconocer el grave problema es el primer paso para que la empresa deje de depender de rescates continuos pagados con nuestros impuestos.
20 de septiembre, 2024
Por: Ana Lilia Moreno y Miguel del Valle

La deuda de Pemex, que supera los 100 mil millones de dólares, es un reto financiero que amenaza las finanzas públicas de México. Con ingresos bajos y obligaciones crecientes, la solvencia de la petrolera está en entredicho. La agencia calificadora de deuda Fitch Ratings advierte que, sin un rescate del Gobierno federal a Pemex, la nota crediticia de México podría verse gravemente afectada. En este artículo hacemos un acercamiento al pasivo de la empresa petrolera para exponer la magnitud del desafío. Reconocer el problema es el primer paso para dejar de depender de rescates continuos —entendidos como “logros de la Cuarta Transformación”, en palabras del presidente López Obrador— que son pagados con nuestros impuestos.

Recordemos que las pérdidas anuales de las empresas estatales, como Pemex, no se esfuman, se tienen que pagar con dinero público. Esto implica un costo de oportunidad, es decir, un sacrificio de la población al recibir menos y peores servicios públicos, infraestructura, o acceso a ciertos derechos por falta de financiamiento. Situación que se agrava cuando el recurso se utiliza en rescatar empresas perdedoras que podrían ser rentables si tuvieran un mejor diseño.

Como ya lo hemos explicado desde México Evalúa, en años recientes la renta petrolera ha favorecido más a Pemex que al erario, como efecto de los apoyos gubernamentales que ha recibido. Es decir, somos los contribuyentes quienes sostenemos a Pemex, y no Pemex quien contribuye al gasto público.

Con base en información de los estados financieros de Pemex, la pérdida acumulada para el periodo 2019-2023 suma 1.3 billones de pesos. Es un hecho que la petrolera ya no tiene la solvencia para hacer frente de forma sostenible a su deuda financiera, que está compuesta, de manera no limitada, por emisiones de bonos, créditos, préstamos bancarios, arrendamientos financieros, y sus intereses.

Desde la perspectiva del patrimonio, el saldo total que la petrolera adeuda –su pasivo total— registró 3.96 billones de pesos a diciembre del 2023, cifra que representa 1.7 veces el valor de su activo, es decir, el conjunto de bienes, derechos y otros recursos de los que es propietaria una compañía, y de los cuales se espera un rendimiento o beneficio económico futuro.

A su vez, la deuda financiera representó a diciembre de 2023 un monto equivalente a 1.79 billones de pesos. Si bien ésta ha disminuido como porcentaje del total del pasivo de un 59 % en 2018 a un 45 % en 2023, el porcentaje de deuda exigible a un año ha aumentado de 9 % en 2018 a 27 % en 2023 del total de la deuda financiera.

Para entender la magnitud del problema, basta hacer el siguiente análisis: la deuda financiera pagadera a un año, registrada a diciembre 2023, era equivalente a $477 mil millones de pesos, un monto que habría sido imposible pagar con el efectivo en caja, 68.75 mil millones de pesos, registrado en ese momento. En otras palabras, la cifra por pagar en el corto plazo representaba 6.9 veces el total en caja que tenía Pemex. Además, esta deuda por pagar no incluía otras obligaciones como pagos a trabajadores y adeudos con proveedores. Es decir, el reto financiero de Pemex iría más allá de su deuda financiera, que ya de por sí es significativa. Además, a todo lo anterior habría que añadir el rubro en proveedores, equivalente al 9 % del pasivo total; la suma de ambos rubros era de $845 mil millones de pesos —esto es, 12 veces el total registrado en ‘bancos y equivalente de efectivo’— y equivalente al 85 % de lo dispuesto en el PEF 2024 para aportaciones federales para los estados y municipios del país.

La situación financiera de Pemex es un asunto que trasciende administraciones por la gravedad que implica para las finanzas públicas. Sus consonantes pérdidas, altos niveles de deuda con costo creciente y su falta de liquidez son ingredientes de un círculo vicioso insostenible.

Los apoyos gubernamentales, que no son logros, están muy lejos de resolver los problemas estructurales y financieros de la empresa. Desde México Evalúa hemos realizado un esfuerzo para estudiar alternativas al modelo de negocios y financiero de Pemex. Si aún no lo has escuchado, te invitamos a ver el webinar Pemex-Equinor: en busca de un modelo para México, y a participar con nosotros en la reflexión y conversación pública sobre este tema. El costo de oportunidad de no hacer nada cada día es mayor para todos los mexicanos.

* Ana Lilia Moreno (@analiliamoreno) es coordinadora del Programa de Competencia y Regulación de México Evalúa. Miguel del Valle es colaborador en el mismo programa.

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Imagen BBC
¿Quieres reducir tu consumo de carne? Estas son algunas fuentes alternativas para obtener proteína
4 minutos de lectura

Cada vez más personas se preocupan por el impacto en la salud y el medio ambiente se consumir carne y lácteos, pero se preguntan dónde pueden encontrar buenos sustitutos ricos en proteínas. Aquí hay unas sugerencias.

11 de septiembre, 2024
Por: BBC News Mundo
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A medida que más personas toman mayor consciencia sobre el impacto ambiental de producir y consumir alimentos y bebidas, hay un renovado interés en muchos países occidentales en las dietas vegetarianas, veganas y flexitarianas (parcialmente vegetarianas) que implican una huella de carbono menor.

Pero la carne y los lácteos siguen siendo la principal fuente de proteína para los adultos de estos países. La proteína es necesaria para el crecimiento y reparación del cuerpo.

Así que si empiezas a comer menos productos animales, necesitas asegurarte de que estás recibiendo suficiente proteína.

Muchas personas pueden creer que consumir menos carne significa simplemente comer más alimentos de carne alternativa en base a plantas, como las hamburguesas vegetarianas.

Pero mientras este tipo de productos de proteína alternativa son mejores para el medio ambiente porque utilizan menos tierra y producen menos emisiones de gases tipo invernadero, tienen sus desventajas.

Algunas carnes alternativas hechas de plantas pueden clasificarse como “ultra procesadas” y frecuentemente tienen un perfil de nutrición menos favorable, contienen más sal y menos hierro y vitamina B12 (aunque también pueden ser mas bajas en caloría y grasa). Su sabor y textura también suelen ser objeto de crítica por los consumidores.

Pero estas carnes alternativas basadas en plantas no son el único tipo de proteína no animal disponible. Hay otras cinco amplias categorías de proteínas que no provienen de animales: legumbres, algas, insectos, carne artificial, y granos como avena, trigo, cebada y otros cereales que suelen ser ignorados como proteínas de plantas ambientalmente sustentables.

Esto es lo que debes saber sobre el consumo de más de estas fuentes de proteína no animal.

Legumbres

Diferentes legumbres
Getty Images
Además de ser ricas en fibra, vitaminas y minerales, las legumbres tienen un contenido proteínico de 17% a 30%.

Legumbres, como los frijoles y garbanzos, son las semillas comestibles de las plantas leguminosas. Comparadas a otros cultivos, las legumbres no necesitan muchos fertilizantes, así que resultan en menos emisiones de gases invernadero.

Las legumbres mejoran la salud del suelo y la diversidad microbiana en la tierra de cultivo, y hay variedades que se pueden seleccionar para ser más resistentes al clima.

Su contenido proteínico va del 17% al 30%, y legumbres son ricas en fibra, vitaminas y minerales. Consumir legumbres también ayuda a prevenir contra las enfermedades crónicas como la enfermedad coronaria y la diabetes.

Algas

Las algas marinas y la espirulina son otra opción. Al igual que las legumbres, las algas son altas en vitaminas y minerales, con 50% a 60% de contenido proteínico.

Las algas pueden almacenar o capturar carbono de la atmósfera. Tienen además propiedades antioxidantes y antiinflamatorias.

Para aquellos que no están muy entusiasmados en masticar algas marinas, añadir algas a manera de ingredientes a las comidas como el pan podría ser más atractivo, para subir el contenido de proteína, aunque el color de tu comida se torne verde o deje un regusto a pescado.

Un plato de algas marinas

Getty Images

Si no te apetece mascar unas algas marinas, podrías incorporarlas como ingrediente en el pan.

Granos de cereales

Los granos de cereales como la avena y el trigo, suelen ser considerados carbohidratos. Pero también son una notable fuente de proteína con 7%-18% de contenido proteínico, y algunos pueden reducir el colesterol mejorar la salud intestinal.

En la actualidad, muchos granos de cereales son usados ineficientemente. En Irlanda, una muy alta proporción (89%) de los cereales se usan como alimento de animales, y esos animales son luego usados como fuentes de proteína.

El consumir directamente los granos de cereales en lugar de usarlos como alimento de animales reduciría las emisiones de gases invernadero.

Insectos y carne artificial

Un plato de grillos
Getty Images
En el mundo occidental, un plato de grillos no abren mucho las papilas gustativas, pero son muy altos en proteína.

Para los comensales más intrépidos, hay opciones como los insectos y la carne artificial. Aunque no son comunes en el mundo occidental, las meriendas e ingredientes de cocinas a base de insectos están disponibles.

Reino Unido se convirtió recientemente en el primer país europeo en aprobar el uso de carne artificial, aunque solo en comida para mascotas.

Los beneficios particulares incluyen el alto contenido proteínico de los insectos –la harina de grillos tiene 45%-70% de proteína– y el sabor y textura carnosa de la carne artificial.

Pero estos alimentos no son tan socialmente aceptables como las otras proteínas alternativas, por razones como el asco y la costumbre. Otras consideraciones incluyen las alergias potenciales y problemas éticos.

*Tony Benson es investigador de la Escuela de Ciencias Biológicas, Anne Nugent es estudiante de Nutrición de la Escuela de Ciencias Biológicas y Moira Dean es profesora de Psicología del Consumidor y Protección Alimentaria , todos de la Universidad Queen’s de Belfast, Irlanda. Su artículo original fue publicado en The Conversation, cuya versión en inglés puedes leer aquí.

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