“Existe una tentación reiterada de renovar a los poderes judiciales que resultan incómodos para el ejercicio del resto de los Poderes estatales. Sin embargo, existe también una respuesta reiterada ante estas prácticas: la resistencia constitucional y la condena ante los abusos del poder y el quebrantamiento del régimen democrático”, dice el proyecto elaborado por la ponencia del ministro de la Suprema Corte, Juan Luis González Alcántara, dentro de la Acción de Inconstitucionalidad 164/2024.
Sobre el proyecto se han dicho muchas cosas en los últimos días, no pocas han sido falsas.
Es falso que el proyecto carezca de sustento jurídico. Realiza un planteo constitucional sólido, fundado además en el derecho internacional de los derechos humanos. Desarrolla su premisa considerando que, por sus efectos, la reforma judicial es equiparable a una modificación de una norma general en materia electoral y puede, por ello, ser impugnada en vía de acción de inconstitucionalidad, excepcionalmente.
Es falso que el proyecto ignore la jurisprudencia reciente de la propia Suprema Corte. En realidad, la cuestión del control de las reformas constitucionales que violan derechos humanos o que atentan contra la estructura básica de una constitución, respecto de la forma o el fondo, a la luz de la trascendente reforma de derechos humanos de 2011, no estaba plena y cabalmente resuelta en México.
Es falso que lo que se propone sea inusitado en el derecho comparado. Los ejemplos de reformas constitucionales revisadas por las altas Cortes son abundantes a nivel internacional, sobre todo en contextos recientes de erosión democrática, y el proyecto enumera casos como los de Taiwán, Alemania, Turquía, Colombia, India, Perú o Belice, acudiendo también al valioso Amicus Curiae de reconocidas y reconocidos juristas.
Es falso que el proyecto viole el artículo 135 de la Constitución al ignorar la relevancia del poder constituyente permanente. En realidad, la idea de que existe un “constituyente permanente” obedece a un desarrollo de la doctrina más añeja y autoritaria. Hoy se entiende que el Poder Reformador de la Constitución tiene límites.
Es falso que el proyecto conduzca a un estadio en el que la Constitución no pueda ser reformable o que abra paso al gobierno de los jueces. El proyecto expresamente afirma que el control sobre las reformas constitucionales sólo puede ocurrir de forma excepcionalísima y con “máxima deferencia” al Poder Reformador de la Constitución.
Es falso que el proyecto parta de una interpretación subjetiva o coyuntural sobre cuáles son las cláusulas inmodificables de la Constitución mexicana. Más bien elabora un recuento pormenorizado y erudito de la historia constitucional mexicana y encuentra unos cuantos principios que deben ser respetados, contenido en el artículo 40 constitucional, leídos a la luz del artículo 1.
Es falso que el proyecto sea sorpresivo proviniendo del Ministro González Alcántara. En su propia comparecencia en el Senado, durante la auscultación previa a ser electo, el jurista sostuvo esta misma posición que hoy mantiene con congruencia ejemplar.
Es falso que el proyecto propone anular toda la reforma judicial. Lo que se propone es mantener la elección para la SCJN, crear un tribunal de disciplina judicial (acotando sus funciones), suprimir los fideicomisos judiciales y eliminar la elección de personas juzgadoras y la adopción de este modelo en los estados.
Es falso que la discusión del proyecto sea imposible a partir de la atribulada reforma de pretendida “supremacía constitucional”. Ello equivaldría a dar a esta precipitada modificación una aplicación retroactiva.
La verdad es, como suele ocurrir, compleja y tiene matices: el proyecto, en sus más de 300 páginas, propone entender que la división de poderes es un principio esencial de la democracia constitucional mexicana, que –se argumenta– queda en riesgo con el modelo de elección por voto popular de todas las personas juzgadoras del país. Esto lo evidencia el proyecto con ejemplos como el siguiente: “[…] consideremos las candidaturas que competirán en el Primer Circuito judicial federal […] el electorado de la Ciudad de México tendrá que evaluar el perfil de hasta 1,155 candidaturas que compiten para ocupar los diferentes cargos a elegir a nivel federal […] la elección prevista por el sistema de listas de personas juzgadoras en México es realmente masiva y no encuentra un símil en otros procesos electorales. Esa masividad vuelve extremadamente improbable que una persona pueda realizar una valoración significativa o razonablemente profunda de las propuestas, trayectoria o perfil de cada una […] El diseño constitucional propuesto tiene un efecto antidemocrático al establecer un sistema que por sus características intrínsecas no permite votar de manera informada” (párrafos 505 a 511).
Así, el argumento central se resume con claridad en el párrafo 179: “En síntesis, la efectiva división de poderes defendida por la democracia constitucional es la consecuencia necesaria de la adecuada garantía y protección de los derechos humanos. Estos derechos, a su vez, constituyen una serie de precondiciones esenciales de las democracias contemporáneas y, en particular, de la democracia mexicana. Por lo tanto, diluir la efectiva división de poderes constituye el abandono de la protección a los derechos humanos que erigen nuestro propio sistema democrático. Sin una protección a tales precondiciones, entonces, cabe la posibilidad de una dilución de nuestros arreglos democráticos”.
En esencia, esto es lo que el martes se discutirá.
El galardón por interpretar a Elizabeth Sparkle en la brutal sátira sobre el culto a la belleza y la juventud colocan a Moore como una de las favoritas en la carrera hacia los Oscar.
“Estoy en shock. Llevo mucho tiempo haciendo esto, más de 45 años, y esta es la primera vez que gano algo como actriz”.
Con esa frase recibió Demi Moore este domingo el galardón de mejor intérprete femenina de una película musical o de comedia en la 82.ª edición de los Globos de Oro.
Se alzó con él por haberse puesto en la piel de Elizabeth Sparkle, una estrella televisiva en declive, en The Substance, una brutal sátira sobre el culto a la juventud y la belleza con tintes gore.
Ante el que será su último programa de fitness y por el miedo a caer en el olvido, Sparkle se decide a probar un misterioso elixir de juventud que se promociona con un eslogan que suena muy familiar: “Conseguirás la mejor versión de ti misma”.
Es una película sobre “la violencia que nosotras —las mujeres— nos infringimos a nosotras mismas”, la describió la actriz de 61 años, en uno de los discursos más potentes de la noche.
Haberla protagonizado ha supuesto para Moore, quien fuera la intérprete mejor pagada de los noventa pero que ya apenas trabajaba, prácticamente un renacer en la industria.
Su talento como actriz emerge con fuerza en la película, en la que se muestra totalmente vulnerable y desnuda.
Y su triunfo en los galardones que entrega la Asociación de Prensa Extranjera de Hollywood le allana el camino hacia las nominaciones para los Oscar, que se conocerán el 17 de enero.
“Hace 30 años un productor me dijo que era una actriz de palomitas de maíz, lo que en aquel momento no me hacía merecedora de este premio”, arrancó diciendo Moore.
“Significaba que podía hacer películas exitosas y que recaudaran mucho dinero, pero que no podía ser reconocida (por mi talento). Y yo lo creí”, prosiguió en su discurso.
“Eso me corroyó con el tiempo hasta el punto en el que hace unos años llegué a pensar que eso era todo, que quizá ya estaba completa, que tal vez había hecho ya lo que se suponía que debía hacer”, confesó.
De ese pozo la salvó la directora francesa Coralie Fargeat, admitió Moore, agradeciéndole por ello de corazón.
“Estaba en un punto muy bajo cuando recibí este guion mágico, audaz, valiente, rompedor, absolutamente loco titulado The Substance, y el universo me dijo: ‘No, aún no has acabado'”, prosiguió la actriz.
Moore quiso cerrar su discurso con un mensaje que, aseguró, trata de transmitir la cinta que protagoniza.
“En esos momentos en los que no nos creemos lo suficientemente inteligentes, bellas, delgadas o exitosas, o simplemente cuando consideramos que no somos lo suficiente, podrás ver tu valía si dejas a un lado la vara de medir“, subrayó.
“Así que hoy celebro esto (el premio) como el indicador de mi plenitud y del amor que impulsa, y del regalo que supone hacer algo que amo y que me recuerda que sí pertenezco”, zanjó.
Tras una infancia difícil en su natal Roswell (Nuevo México, Estados Unidos), Moore se fue de casa a los 16 años para trabajar de recepcionista en los estudios de la 20th Century Fox en Los Ángeles.
Y una vez allí, con el tiempo, decidió lanzarse a la interpretación y probar suerte en la industria.
Obtuvo su primer papel en 1981, con 19 años, en la película Decisión.
Aunque tendría que esperar hasta 1985 para que llegara su Jules de St. Elmo, punto de encuentro, una cinta que cimentó las bases de la llamada Generación X y que revolucionó el llamado cine adolescente.
En ella compartiría protagonismo con Andie McDowell, Emilio Estevez y Rob Lowe, miembros del llamado Brat Pack, un grupo de jóvenes intérpretes que redefinieron el cine juvenil de los 80.
Pero el filme que verdaderamente la lanzó al estrellato fue Ghost. La sobra del amor.
Rodado con un presupuesto de apenas US$22 millones, llegó a recaudar US$500 millones, convirtiéndose en el más taquillero del año.
Ghost, que se alzó con dos de los cuatro Oscar a los que aspiraba, le valió a Moore una nominación a los Globos de Oro en 1991, en la misma categoría en la que fue reconocida este domingo.
Su carrera despegó y se convirtió en la actriz mejor pagada del momento, al tiempo que acaparaba portadas también por su relación con el actor Bruce Willis.
Te interesa: Gotham tendrá que esperar más: estreno de ‘The Batman 2’ es retrasado un año hasta 2027
Con Striptease marcó otro hito. Aunque fue un fiasco para la crítica, se embolsó US$12,5 millones, consiguiendo así un sueldo que solo los intérpretes masculinos habían alcanzado hasta la fecha.
“Fue importante porque no se trataba solo de mí; se trataba de cambiar las reglas del juego para todas las mujeres”, le dijo en su momento a la revista Variety.
“Pero la narrativa rápidamente se transformó en: ‘Bueno, solo está cobrando esa cantidad porque está interpretando a una stripper‘. Me afectó mucho, pero al mismo tiempo entendí que cualquiera que se atreva a ser el primero recibirá un golpe”, añadió.
“Y eso vale para cualquiera que desafíe el statu quo“.
A aquello le siguieron fracasos de taquilla como La teniente O’Neill y su nombre empezó a asociarse en los medios cada vez menos con su trabajo actoral y de forma cada vez más recurrente con sus relaciones personales o su aspecto físico.
Cuando recibió el guión de The Substance, apenas le llegaban papeles.
Ahora, su premio por protagonizar la película cuyo elenco completan Margaret Qualley y Dennis Quaid la colocan como una de las favoritas en la carrera hacia los Oscar.
Es un regreso en toda regla.
Haz clic aquí para leer más historias de BBC News Mundo.
Suscríbete aquí a nuestro nuevo newsletter para recibir cada viernes una selección de nuestro mejor contenido de la semana.
Y recuerda que puedes recibir notificaciones en nuestra app. Descarga la última versión y actívalas.