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Derechos humanos en el nuevo sexenio
La lucha cotidiana de los derechos humanos
La lucha cotidiana de los derechos humanos
El Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez (Centro Prodh) es una organización civil... Continuar Leyendo
4 minutos de lectura

Derechos humanos en el nuevo sexenio

La administración de Sheinbaum inicia con retos urgentes en derechos humanos, cuya prioridad debiera estar en tomar decisiones basadas en evidencia, reconocer la realidad y tender puentes con la sociedad civil.
01 de octubre, 2024
Por: Centro Prodh

El sexenio que termina no deja un buen saldo en derechos humanos. Los avances registrados en derechos sociales —la reforma laboral, el incremento al salario mínimo, la reducción de la pobreza (sin revertir por cierto en pobreza extrema), y el énfasis en la desigualdad— contrastan con los retrocesos en derechos civiles y políticos.

Y es que en este ámbito, no pueden pasarse por alto la persistencia de la impunidad en casos como Ayotzinapa, la continuidad de tasas altísimas de homicidios, el aumento de las desapariciones pese a los intentos de manipular las cifras, el crecimiento del rezago forense en la identificación de cuerpos, la nociva reforma judicial que no toca a las fiscalías y que ya está generando una crisis severa, la captura política de las instituciones ombudsperson, la amenaza de suprimir órganos de transparencia y medición de la pobreza y la creciente militarización sin controles civiles externos. Además, desde la tribuna presidencial se estigmatizó con injusticia y desproporción a los colectivos de víctimas, a las organizaciones civiles de defensa y al periodismo crítico que da seguimiento a estos temas, lo que experimentamos directamente tanto Animal Político como el Centro Prodh.

En estas condiciones, no exageran las voces que alertan sobre la deriva política dibujada por el conjunto de reformas constitucionales que están en el horizonte: las aprobadas, respecto del poder judicial y el poder militar, y las anunciadas, respecto de la eliminación de órganos autónomos, la prisión preventiva oficiosa y la modificación de las reglas electorales. De aprobarse todo este paquete, el llamado Plan C, el escenario es justificadamente alarmante.

Frente a este escenario, la administración que inicia enfrenta retos urgentes en derechos humanos. En el más reciente número de nuestra revista periódica Defondho, además de seguir conmemorando el 35 aniversario del Centro Prodh, proponemos algunas acciones y propuestas para construir y reconstruir la ruta de los derechos humanos. Entre otras cuestiones, destacamos:

  1. Frente a la permanencia de la violencia, y las contribuciones de la academia y desarticular, mediante la acción de la justicia, las redes macrocriminales que han avanzado en el control territorial de amplias regiones.
  2. Ante la continuidad de las desapariciones, reconocer la crisis y dejar la manipulación de cifras, volviendo a impulsar mecanismos extraordinarios para enfrentar el rezago forense y avanzar en la identificación humana.
  3. Respecto de la profundización de la militarización, impulsar controles civiles externos extraordinarios para que el sector castrense tenga los contrapesos que hoy no tiene.
  4. En cuanto a la permanencia de la impunidad, que no revertirá la nociva reforma judicial aprobada, transformar y depurar a las fiscalías y asumir las recomendaciones del Mecanismo de Esclarecimiento Histórico sobre la llamada “Guerra Sucia”.
  5. Frente al debilitamiento de los órganos constitucionales autónomos, evitar la reelección del actual liderazgo de la CNDH y no suprimir al INAI y al CONEVAL.
  6. Sobre la insuficiente protección de personas periodistas y defensoras de derechos humanos, fortalecer el mecanismo de protección y dejar de lado la retórica agresiva contra el espacio cívico que caracterizó la comunicación presidencial estos años.
  7. En cuanto a la política migratoria, priorizar las alternativas a la retención y privación de la libertad de las personas migrantes.
  8. Ante el abandono en que se encuentra el Sistema Nacional de Atención a Víctimas, rearticular a las instancias de atención victimal y asegurar su suficiencia presupuestaria, restituyendo el mínimo anual que disponía la Ley General de Víctimas.
  9. Respecto de la violencia contra las mujeres, revisar los casos pendientes de tortura sexual, como el de Keren Selsy Ordoñez quien sigue injustamente presa en Tlaxcala, y
  10. Sobre la protección de territorios indígenas y la crisis climática, garantizar los derechos al territorio y a la consulta antes de decidir cualquier megaproyecto de desarrollo, preservando la Casa Común con políticas energéticas verdes.

Para que estas cuestiones sean atendidas, será esencial que el nuevo gobierno defina su propio estilo y sus propias políticas. Esto sólo ocurrirá si a partir de este 1 de octubre se prioriza la toma de decisiones con base en evidencia; si se tienden puentes a los aportes de la academia y las organizaciones civiles —más aún, a la pluralidad de visiones que hay en el país—; si se reconoce la realidad incluso en sus aspectos dolorosos abandonando la retórica triunfalista —y poco empática hacia las víctimas— frente a la persistente violencia, y si se abandonan visiones excesivamente nacionalistas que cierran el camino a la asistencia técnica internacional y a la revisión de las mejores prácticas globales. Si en áreas clave como SEGOB y FGR sólo se sigue inercialmente lo que ha prevalecido en los últimos años, no habrá razones para pensar que hay cambio.

Desde la defensa real y concreta de los derechos humanos, llamar a que esto ocurra y anhelar que así sea no es una posición que quepa dejar de lado, por oscuro que luzca el panorama. No podemos permitirnos el desaliento o desánimo, porque diariamente acompañamos las luchas de personas que en las más adversas condiciones no se dan por vencidas y porque detener el deterioro democrático también depende de lo que desde el espacio cívico hagamos o dejemos de hacer. Desde el Centro Prodh, deseando siempre que vengan años buenos para México, seguiremos impulsando estas luchas y esta agenda, ¡hasta que la dignidad se haga costumbre!

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Imagen BBC
Qué son las Divine 9 y qué papel están jugando para que Kamala Harris pueda ganar las elecciones de EU
8 minutos de lectura

Consideran a la vicepresidenta una de las suyas, y cuando Biden la respaldó para que lo sustituyera en la carrera hacia la presidencia, no tardaron en unir fuerzas.

26 de septiembre, 2024
Por: BBC News Mundo
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“Hermanas, este es un tema serio”, advirtió Kamala Harris en aquella reunión del 10 de julio en Dallas, Texas.

“Durante 116 años hemos estado en primera línea para hacer realidad la promesa que encarna Estados Unidos. Permítanme que este año continúe con esa labor”.

Vestidas de rosa y verde, la escuchaban atentas más de 20.000 mujeres pertenecientes a la hermandad afroestadounidense Alpha Kappa Alpha (AKA).

Poco después, el día en que el presidente Joe Biden anunció su decisión de no aspirar a la reelección e impulsó la candidatura de Harris en su lugar, las líderes de AKA y del resto de asociaciones estudiantiles negras históricas, conocidas como Divine 9 y agrupadas en un ente paraguas llamado el Consejo Nacional Panhelénico, proclamaron que unían fuerzas.

“Activaremos los miles de capítulos y miembros de nuestras respectivas organizaciones para asegurar una alta participación de los votantes en las comunidades a las que servimos”, anunciaron el 22 de julio en la red social X, acompañándolo con el hashtag #D9StrongerTogether.

Como organismos no partidistas que son, no citaron en su comunicado a la aspirante presidencial demócrata.

Dejaron, sin embargo, pocas dudas sobre a quién pretenden favorecer con un esfuerzo que ellas mismas llamaron “sin precedentes”.

Una de las suyas

Las hermandades y fraternidades son organizaciones sociales para estudiantes universitarios, cuyo origen se remonta a finales del siglo XVIII y que hoy siguen siendo parte integral de la vida en los campus, sobre todo en EE.UU.

Bautizadas con letras griegas, suelen ser de membresía cerrada.

Y a principios del siglo pasado, cuando debido a la segregación los alumnos afroestadounidenses no tenían acceso a ellas, estos formaron unas organizaciones exclusivamente negras. Son las que hoy se conocen como Divine 9.

A lo largo de los años estas últimas jugaron un rol relevante en el movimiento por los derechos civiles, desafiando la discriminación y ayudando a transformar el sistema legal estadounidense, el acceso a la salud y la educación y a remodelar la economía a nivel local.

A ellas pertenecieron líderes negros como Martin Luther King (Alpha Phi Alpha); John Lewis (Phi Beta Sigma), quien encabezó en 1963 la marcha en Selma, Alabama, que desembocó en el Domingo Sangriento; o Dorothy Height (Delta Sigma Theta), condecorada en 2004 con la medalla de oro del Congreso de EE.UU. por su lucha contra la discriminación racial.

Hoy “son organizaciones no partidistas, pero, si somos sinceros, el trabajo que están haciendo es en gran parte para captar la atención de los votantes y que apoyen a Harris”, le dice a BBC Mundo Mindy Romero, directora del Centro para la Democracia Inclusiva (CID) de la Escuela Price de Políticas Públicas de la Universidad del Sur de California (USC).

Con esa claridad se han manifestado también algunos de los que pertenecen a estas hermandades y fraternidades.

“Es todo lo que necesitaban decir. El miembro promedio entenderá la tarea, que consiste en lograr que Kamala Harris sea electa”, le aseguró a Axios Gregory Parks, profesor de Derecho, afiliado a Alpha Phi Alpha y coautor de A Pledge With Purpose: Black Sororities and Fraternities and the Fight for Equality (“Un compromiso con propósito: las hermandades y fraternidades negras y la lucha por la igualdad”).

“El cometido nos quedó claro”, le reafirmó a Politico la demócrata Sydney Kamlager-Dove, quien ostenta un escaño por California en la Cámara de Representantes y pertenece a Zeta Phi Beta.

“Tenemos menos de 100 días y hay que impulsar a esta hermana“.

Miembros de la hermandad Alpha Kappa Alpha escuchan a la vicepresidenta estadounidense, Kamala Harris, en el Centro de Convenciones Kay Bailey Hutchison el 10 de julio de 2024 en Dallas, Texas.
Getty Images
Se calcula que entre las organizaciones que conforman las Divine 9 suman 2,5 millones de miembros.

Es que Harris es, efectivamente, una de las suyas.

Se unió a Alpha Kappa Alpha en 1986, mientras estudiaba Ciencias Políticas y Economía en la Universidad de Howard, en Washington DC.

Y el vínculo no acabó con su graduación, sino que sigue teniendo hoy un gran peso en su perfil público.

Así, la vicepresidenta hace referencias frecuentes a su hermandad en las redes sociales, en julio fue la oradora principal en las reuniones de AKA y de Sigma Gamma Rho en Dallas y Houston (Texas), y se dirigió a los miembros de Zeta Phi Beta en Indianápolis (Indiana).

También les hizo una alusión velada en su discurso de aceptación de la candidatura, al mencionar a Thurgood Marshall (Alpha Phi Alpha), el primer juez afroestadounidense de la Corte Suprema, y a Constance Baker Motley, la primera mujer negra en ser juez federal y miembro de AKA como ella.

Entre el enardecido público del United Center de Chicago aquel 22 de agosto, la última jornada de la Convención Nacional Demócrata, se encontraban los nueve líderes de las Divine 9.

A la semana, su hermandad creó un comité de acción política y Delta Sigma Theta emitió un anuncio de TV en el que animaba a acudir a las urnas.

En la misma línea, Alpha Phi Alpha puso en marcha un programa de subvenciones de US$100.000 para que sus capítulos locales promovieran el voto en Georgia, Carolina del Norte, Wisconsin, Michigan y Pensilvania.

Junto a Arizona y Nevada, son los siete estados bisagra o péndulo (swing states), aquellos que se prevé decidirán quién se impone en los comicios del 5 de noviembre.

Los fondos que las Divine 9 destinan a estos esfuerzos palidecen si se comparan con los millones de dólares con los que otros grupos impulsan las campañas electorales.

Pero es posible que, con los 2,5 millones de miembros que suman, no tengan rival en cuanto a la capacidad de ir puerta a puerta a pedir el voto.

Capacidad de movilización de voto

La elección presidencial se presenta muy disputada.

Hoy por hoy las encuestas de intención de voto a nivel nacional muestran en promedio una ligera ventaja de Harris frente a su rival, el republicano Donald Trump.

“En este contexto tan increíblemente reñido, en el que toda la atención está puesta en los votantes indecisos de los estados en disputa, es más importante que nunca conseguir el favor de grupos que puedan movilizar votos”, le dice a BBC Mundo Romero, directora del CID.

“Harris va a necesitar todo el apoyo que pueda conseguir, lo mismo que Trump”, subraya.

“Y parece que las Divine 9 están especialmente preparadas para trabajar muy duro en el terreno y explicarle a la gente cuán importante es esta elección y quién es Harris, además de tener la capacidad de atraer a la prensa y de generar ese momentum alrededor de ella“.

Las encuestas también le dan ventaja entre los votantes afroestadounidenses, aquellos en los que la acción de estas hermandades y fraternidades negras pueden influir más.

Un sondeo llevado a cabo recientemente por la Universidad de Howard entre votantes de ese origen étnico en los siete estados péndulo concluía que el 82% apostaría por Harris, mientras el 12% apoyaría a Trump.

Según otros, la delantera es menor. El realizado por Pew Research en agosto otorgaba a la candidata demócrata una intención de voto del 77% a nivel nacional entre la comunidad negra, frente al 13% del republicano.

Y el que hizo la Universidad de Suffolk ese mismo mes entre votantes negros de Pensilvania, el estado clave de más peso, mostraba un 70% frente al 9%.

Detalle del broche de una asistente a la Convención Nacional Demócrata el 22 de agosto de 2024 en Chicago, Illinois, Estados Unidos.
Getty Images
Las nueve hermandades y fraternidades históricas negras han unido fuerzas para impulsar una campaña de movilización de votos.

Por favorecedores que parezcan los porcentajes, quedan lejos del 92% del voto afroestadounidense que Biden consiguió acaparar hace cuatro años, parte de su fórmula ganadora de acuerdo a un análisis postelectoral de Pew.

Además, considerando los avances de Trump entre los votantes blancos de zonas rurales, Harris tendría que ganar a lo grande en Filadelfia, Atlanta, Detroit y otras ciudades con una amplia población negra para imponerse en las urnas.

Pero ese electorado, como el resto de las mal llamadas minorías o “votantes de color”, tiene una brecha que es, en realidad, una oportunidad.

La brecha, una oportunidad

La brecha entre los afroestadounidenses, latinos y estadounidenses de ascendencia asiática que pueden votar y aquellos que lo hacen es mayor que en el caso de sus pares blancos.

Para las elecciones de 2020 representaban el 30% de los potenciales votantes, y emitieron solo el 22% del total de votos. Mientras, los de ascendencia anglosajona conformaban el 67,6% del padrón electoral, y terminaron emitiendo el 75,1% del total de sufragios.

Así lo concluyó una investigación del Centro para la Democracia Inclusiva de la USC.

“La enorme cantidad de los que están habilitados para votar pero no lo hacen entre las comunidades racializadas en los estados péndulo presenta una oportunidad extraordinaria para la movilización de votos”, apunta Mindy Romero, la directora del CID y quien encabezó el informe.

Conseguir que estos acudan a las urnas podría ser “transformador”, asegura. “Tendría el potencial de impactar en los resultados electorales de noviembre”.

Mujeres vestidas con los colores de la hermandad de mujeres Alpha Kappa Alpha (AKA) asisten a un mitin de campaña para la candidata presidencial demócrata, la vicepresidenta estadounidense Kamala Harris, en el Georgia State Convocation Center el 30 de julio de 2024 en Atlanta, Georgia.
Getty Images
Unos 34,4 millones de afroestadounidenses están habilitados para votar el 5 de noviembre.

Para estos comicios hay 34,4 millones de votantes afroestadounidenses habilitados. En Georgia, uno de los estados clave, un tercio de los que pueden sufragar son afroestadounidenses.

De este electorado potencial, el talón de Aquiles de Harris son los hombres de 18 a 49 años. Entre ellos registra el menor porcentaje de intención de voto; o dicho de otra manera, son los que más se inclinan por su rival. Y ella lo sabe.

“Las encuestas muestran que algunos hombres negros, en particular los jóvenes, están considerando votar por Donald Trump. Lo ven como una mejor opción para la economía”, le dijo un reportero durante una reunión con la Asociación de Periodistas Negros de Filadelfia la semana pasada.

“¿Cuál es su mensaje para estos jóvenes negros que se sienten dejados de lado? ¿Cómo puede las políticas que usted plantea mejorar sus vidas?”, le preguntó.

“Aprecio el espíritu de la pregunta, pero es muy importante no asumir que alguien tiene a los hombres negros en el bolsillo”, contestó la candidata demócrata.

“Los hombres negros son como cualquier otro grupo electoral: tienes que ganarte su voto”.

La duda que queda en el aire es cuánto realmente le pueden ayudar las Divine 9 a hacerse con ese y otros apoyos.

La respuesta probablemente nos la darán los análisis postelectorales.

Separador elecciones Estados Unidos.
BBC

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