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¿Derecho al agua? Ecatepec a cuenta gotas
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¿Derecho al agua? Ecatepec a cuenta gotas

¿Qué pasa con el acceso al agua en los municipios cercanos a la Ciudad de México? Para la periferia metropolitana la escasez de este recurso es una difícil realidad. Tal es el caso de Ecatepec, donde los y las habitantes luchan por el acceso digno al agua potable desde hace, por lo menos, 5 años.
04 de abril, 2024
Por: Katya Michel Maestro Huerta

El acceso al agua potable y al saneamiento es uno de los derechos fundamentales para que las personas tengan un desarrollo humano deseable y una vida digna, por lo que es indispensable contar con las medidas necesarias para garantizar el abastecimiento de este bien en cada región del mundo. No obstante, el acceso a este suministro es uno de los principales problemas en la agenda nacional e internacional de la defensa de los derechos humanos, debido al contexto actual que vivimos, aunado a factores como el cambio climático.

En México, esto se establece en el Artículo 4° constitucional, el cual menciona que “toda persona tiene derecho al acceso, disposición y saneamiento de agua para consumo personal y doméstico en forma suficiente, salubre, aceptable y asequible”. La periferia de la Ciudad de México y zonas conurbadas no sólo se enfrentan a problemas como la inseguridad o la falta de empleo, también atraviesan una crisis de acceso y suministro de agua potable, misma que se ha intensificado en los últimos años.

Ecatepec de Morelos, en el Estado de México, es el ejemplo claro pues además de ser uno de los municipios con mayor población en el país, sufre un grave problema con el acceso a este bien vital, el cual afecta a 1,643,623 habitantes al día. Ante la falta de agua potable en este municipio, los mexiquenses con frecuencia se enfrentan a situaciones que merman el cumplimiento de este derecho universal: entre los cortes regulares del suministro -que van desde días e incluso meses- hasta la falta total del mismo, ocasionando con ello que el gasto para aprovisionar este servicio sea excesivo debido al contrato de pipas de agua particulares. Factores como la falta de abastecimiento del sistema Cutzamala, la mala administración de los sistemas de agua en la zona y la falta de organización por parte de las autoridades para atender estas problemáticas causan el descontento de la población que exige respuestas y soluciones eficientes.

De acuerdo con los comunicados oficiales del Gobierno Municipal de Ecatepec, este fue uno de los municipios que se enfrentó a un recorte de abastecimiento del sistema Cutzamala durante la pandemia por COVID-19, argumentando que la falta de lluvias en el territorio había disminuido la capacidad del sistema; sin embargo, los registros apuntan que esta zona fue la única afectada dentro del área metropolitana durante 2020. Desde entonces, los recortes se han vuelto constantes, mismos que se han ido extendiendo a lo largo de la zona de manera paulatina; sin mencionar que en algunas comunidades la falta de agua llega a ser por meses.

Los habitantes de esta zona, incluyendo otras colonias como Tulpetlac y sus alrededores (que viven las mismas problemáticas), que se abastecen del tanque – oficial- que se encuentra ubicado en Cerro Gordo, Santa Clara, logran proveerse desde pozos autónomos que han sido sobreexplotados a pesar de la insistencia de pagar y que, aunque se insiste en que los vecinos realicen el pago por el servicio a tiempo.

Entonces, ¿qué y cuánto se necesita para subsanar esta deuda de agua en territorio mexiquense? En promedio, una persona necesita por lo menos 100 litros de agua al día para realizar sus actividades básicas. Esto quiere decir que para una familia promedio (de 5 integrantes), es necesario al menos 500 litros de agua para lograr dichas acciones, es decir, 3,500 litros de agua a la semana. Lo anterior evidencia la total desorganización de los responsables de los sistemas de agua potable, la falta de mantenimiento a las tuberías y el nulo interés de los gobiernos tanto del municipio como de muchos otros territorios, para dar soluciones prontas al respecto.

De acuerdo con testimonios de habitantes de Ecatepec de Morelos, los abusos y precios desmedidos que ofrece el servicio de pipas particulares causan que el acceso a este bien vital sea selectivo, pues cobran hasta 300 pesos por llenar un tambo de plástico de 200 litros, lo que representa dentro de los hogares, la imposibilidad de  realizar actividades básicas de higiene, cuidados y labores domésticas.

¿Cómo ha actuado el gobierno del Estado de México frente a la crisis del agua (al menos en Ecatepec)? A pesar de que el gobierno municipal ha gestionado la repartición de agua potable mediante pipas de agua potable sin ningún costo, estas han resultado ser insuficientes para la alta demanda del territorio. Esto debido a la repartición vecinal y por cuadras dentro de las colonias, sin contar las zonas de difícil acceso que merman e imposibilitan la distribución, como aquellas viviendas ubicadas en la parte alta de los cerros. Con esto, sumamos el factor infraestructura como determinante para garantizar un abastecimiento justo en el municipio.

Aún con los constantes bloqueos en las avenidas principales que buscan visibilizar la crisis de agua y su acrecentamiento, las soluciones paliativas que el Gobierno Municipal de Ecatepec de Morelos, el Sistema de Agua Potable Alcantarillado y Saneamiento del Municipio de Ecatepec (SAPASE) y la Comisión del Agua del Estado de México (CAEM) han puesto en marcha, no han resuelto el problema. El acceso al agua potable se ha vuelto más que un derecho, un privilegio para los habitantes de la zona, quienes han puesto en práctica métodos como el reciclaje del agua de ducha o la captación de lluvia para lograr cumplir sus actividades diarias, en espera de la repartición de agua de acuerdo a la disponibilidad de pipas.

Para los habitantes de Ecatepec y demás zonas conurbadas en la periferia de la Ciudad de México, el presente se encuentra acompañado de una preocupación por la crisis de agua (potable y de uso humano), de una lucha constante por el acceso a una vida digna y de una búsqueda incansable hacia la visibilización de las consecuencias que tiene el desabasto de agua. Aunque se han acostumbrado a vivir limitados, la falta de acceso a agua potable representa un problema grave para el desarrollo humano. Derivado del cambio climático y demás factores socioambientales, la crisis del agua es inminente y ha comenzado a expandirse no solo en áreas conurbadas como la Ciudad de México y la zona metropolitana, sino a lo largo del país.

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Imagen BBC
“Paga por tus desperdicios”: cómo logra Corea del Sur reciclar el 97 % de sus residuos de alimentos
9 minutos de lectura

“Es un enfoque integral, que combina incentivos financieros con educación pública y regulaciones estrictas”, le dice un experto surcoreano a BBC Mundo.

29 de septiembre, 2024
Por: BBC News Mundo
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Joven comiendo en un mercado
Getty Images
El sistema coreano se basa en un principio básico: “paga a medida que tiras tus restos de comida”.

“Estoy acostumbrada. Para mí es un hábito”.

Yuna Ku es periodista del Servicio Coreano de la BBC y vive en Seúl. La joven paga por reciclar sus restos de comida, que coloca en máquinas con sensores ubicadas en distintos puntos del complejo de 2.000 apartamentos donde reside.

El reciclaje de residuos de alimentos en Corea del Sur puede parecer complejo a primera vista, pero ha transformado al país en un ejemplo para otras naciones.

Jae-Cheol Jang es profesor del Instituto de Agricultura de la Universidad Nacional de Gyeongsang, en el sur del país, y es coautor de un reciente estudio sobre el sistema coreano de reciclar residuos alimentarios.

“Según los datos más recientes que tenemos del Sistema Nacional de Manejo de Residuos, de 2022, en Corea del Sur se procesan cada año cerca de 4,56 millones de toneladas de restos de alimentos (de hogares, restaurantes y negocios menores)”, le dice Jang a BBC Mundo.

“De esa cantidad, 4,44 millones de toneladas son recicladas para otros usos. Eso significa que se recicla en torno al 97,5 % de los residuos de comida“.

El porcentaje es extraordinario.

Si lo comparamos con el caso de Estados Unidos, por ejemplo, la Agencia Ambiental de ese país estima que de los 66 millones de toneladas de residuos de comida generados en 2019 por restaurantes, hogares y supermercados, cerca del 60 % acabó en vertederos.

Naciones Unidas calcula que en 2019 el desperdicio de alimentos en viviendas, establecimientos de venta al por menor y restaurantes ascendió a nivel global a 931 millones de toneladas.

Y destaca este problema cada 29 de septiembre en el Día Internacional de Concienciación sobre la Pérdida (en la cadena de producción) y el Desperdicio (en hogares y restaurantes) de Alimentos.

¿Cómo logra Corea del Sur reciclar sus residuos alimentarios en forma tan eficiente? ¿Y qué pueden aprender otros países?

Personas comiendo en mercado en Corea del Sur
Getty Images
En 1996 Corea del Sur reciclaba menos del 3% de sus residuos alimentarios.

Campañas y protestas

El sistema coreano es fruto de un esfuerzo de décadas.

En 1996 Corea del Sur reciclaba solo el 2,6 % de sus residuos de alimentos, pero esto cambió durante la rápida transformación de la economía que venía de los años 80.

“La década de los 80 fue un período fundamental para el desarrollo económico de Corea del Sur”, señala el profesor Jang.

Con la industrialización y urbanización también surgieron problemas sociales, y uno de ellos fue el manejo de residuos“.

Corea del Sur, un país de más de 50 millones de habitantes, también tiene una alta densidad de población, de más de 530 personas por km cuadrado.

En Perú, por ejemplo, la densidad es menor de 30 habitantes por km cuadrado.

Los cambios económicos en Corea del Sur significaron un aumento de vertederos, algunos cercanos a zonas pobladas, y esto generó protestas.

Gente entrando al metro en Seúl
Getty Images
Estación de metro en Seúl. Corea del Sur experimentó un rápido proceso de industrialización y urbanización en la década de los 80.

Los restos de comida mezclados con otros tipos de basura no solo causan mal olor y producen efluentes líquidos, sino que contribuyen al cambio climático.

Los residuos de alimentos, cuando se descomponen, son una fuente de metano, un gas de efecto invernadero aún más potente que el dióxido de carbono.

Campañas ciudadanas exigieron una respuesta al problema de los vertederos.

“Había un fuerte sentido de comunidad destinado a abordar los problemas sociales juntos, y las políticas de gestión de residuos del gobierno combinadas con esfuerzos a nivel nacional nos llevaron a donde estamos hoy”, afirma Jang.

En 1995 se aprobó un sistema de pago por el volumen de residuos generado, sin separar aún restos alimentarios de la basura en general.

En 2005 se prohibió por ley tirar restos de comida en vertederos. Y en 2013 se implementó el actual sistema de Pago por Peso de Residuos de Comida, Weight Based Food Waste Fee o Wbfwf por sus siglas en inglés.

El sistema sigue evolucionando a medida que avanza la tecnología, pero se basa en un principio básico: “debes pagar cada vez que tiras tus restos de comida“.

Bolsas, calcomanías y radiofrecuencia: qué se hace en la práctica

El sistema de pago por residuos de alimentos varía según la región o distrito, e incluso entre diferentes bloques de apartamentos.

Pero en general hay tres opciones.

1. Comprar bolsas autorizadas

Bolsa para residuos de alimentos
Gentileza Yuna Ku
Una bolsa de tres litros cuesta 300 won surcoreanos, que equivalen a aproximadamente 20 centavos de dólar.

En caso de usar bolsas para tirar restos de comida, es obligatorio hacerlo en las bolsas autorizadas.

“En el caso de mis padres, que viven en una casa, ellos compran las bolsas y cuando están llenas las colocan en el jardín por el olor. Las bolsas son recogidas una vez por semana por el servicio municipal”, le dice Yuna a BBC Mundo.

Hay bolsas de distintos tamaños. Una de tres litros cuesta 300 won surcoreanos, unos 20 centavos de dólar. Una de 20 litros cuesta US$1,5.

2. Comprar calcomanías

Trabajadora en un restaurante colocando una pegatina en un recipiente con residuos
BBC
Algunos restaurantes usan calcomanías, o stickers, que colocan en recipientes con restos de comida según el peso.

Los negocios de comida suelen usar calcomanías o stickers que deben comprar previamente. Las calcomanías necesarias son luego colocadas en cada recipiente de residuos según el peso.

Los restos de comida sin consumir en casas y restaurantes pueden ser considerables en Corea del Sur debido a una tradición culinaria del país, el banchan, una gran variedad de platillos que acompañan al plato principal.

3. Usar máquinas con identificación por radiofrecuencia

Yuna tirando residuos de comida en una máquina
Gentileza Yuna Ku
En el complejo de apartamentos de Yuna hay varias máquinas con sensores que pesan los residuos y calculan cuánto hay que pagar.

Hasta junio de este año Yuna compraba bolsas, pero su bloque de apartamentos pasó a un sistema automatizado.

La joven coloca sus residuos en máquinas con identificación por radiofrecuencia, RFID por sus siglas en inglés, que permite la transmisión de datos por ondas de radio a un centro remoto.

“Cada día pongo los residuos en un pequeño recipiente de acero. Y cada tanto lo llevo hasta la máquina, que está cerrada. La máquina se abre cuando coloco mi dirección, o la toco con una de las tarjetas que me dieron al mudarme aquí y que identifican cada apartamento”.

La máquina automáticamente pesa los residuos de comida. En algunos casos el costo es deducido en ese momento de la tarjeta de crédito del usuario. En otros, como en el caso de Yuna, la máquina computa cada uso y el costo se agrega a la factura mensual de servicios públicos como el agua.

“Lo que pagas por mes depende de cuántos residuos tiras”.

La joven, que vive sola, paga por tirar sus residuos de comida menos de US$5 al mes.

“Siento que las máquinas con RFID son más intuitivas que las bolsas”, dice Yuna.

“Personalmente creo que este sistema hace que la gente sea más cuidadosa con sus desperdicios, porque ves el peso exacto cada vez que los tiras“.

Además de las máquinas en edificios de apartamentos, en algunos distritos hay camiones equipados con RFID que pesan los recipientes grandes al recolectarlos y calculan el costo.

Poster que recuerda a la población usar las máquinas con radiofrecuencia
Korea Environment Corporation
Frecuentes campañas de información recuerdan a la población cómo reciclar sus residuos de alimentos.

Las multas

Yuna señala que en general la población cumple con el sistema de reciclaje, que además de reglamentos para restos de comida, incluye normas y recipientes diferentes para aluminio, plástico, papel y otros materiales.

Si alguien bota residuos de comida en forma no autorizada debe pagar multas. La infracción puede verificarse en el caso de negocios por la baja cantidad de residuos computados, o por cámaras de seguridad.

“En mi edificio hubo una advertencia, por ejemplo, con este mensaje: ‘recientemente alguien tiró residuos de alimentos en forma no permitida. Tenemos cámaras de seguridad y estamos observándote. Así que si sigues haciendo esto deberás pagar una multa'”.

En el caso de los hogares las multas pueden superar los US$70, dependiendo de la frecuencia de la infracción.

En el caso de empresas, dice Jang, las multas pueden superar 10 millones de won surcoreanos, que equivalen a más de US$7.000.

Platillos de banchan en torno a una barbacoa en el centro de una mesa
Getty Images
Los restos de comida sin consumir pueden ser considerables en Corea del Sur debido a la tradición culinaria del banchan, una gran variedad de platillos que acompañan al plato principal.

Qué se hace con los residuos

Los restos se reciclan con diferentes fines.

Los principales usos según datos de 2022 son ración para animales (49 %), abono (25 %) y producción de biogás (14 %), explica Jang.

El sistema de reciclaje en Corea del Sur aún enfrenta desafíos.

Uno de ellos es el posible riesgo para la salud animal, ya que las raciones con restos de comida no procesados correctamente pueden transmitir enfermedades.

“Actualmente en la mayoría de los países industrializados se prohíbe o limita el uso de restos de comida en raciones para animales”, le dice a BBC Mundo Rosa Rolle, experta en pérdida y desperdicios de alimentos de la FAO.

En 2019 varios países asiáticos incluyendo Corea del Sur padecieron un grave brote de fiebre porcina africana, una enfermedad viral letal que causa fiebre hemorrágica en cerdos.

El brote llevó a que el gobierno surcoreano prohibiera temporalmente en granjas porcinas el uso de raciones elaboradas a partir de restos de alimentos.

Trabajadores con trajes especiales imponiendo una cuarentena en una granja porcina en Corea del Sur en 2019
Getty Images
El brote de fiebre porcina en 2019 llevó a prohibir el uso de raciones animales elaboradas a partir de restos de comida.

Rolle aclara, sin embargo, que “hay estudios según los cuales, si se usan los métodos correctos de procesamiento, las raciones elaboradas a partir de restos de alimentos son seguras…La industria porcina en Corea del Sur no se ha visto afectada negativamente por el uso de estas raciones”.

Jang afirma que Corea del Sur tiene un sistema estrictamente regulado de procesamiento de residuos de comida para raciones animales a través de métodos como el calentamiento y la fermentación.

Otros desafíos del reciclaje en Corea del Sur son el alto contenido de sal de las comidas típicas (el exceso de sal puede ser nocivo para los animales) y la necesidad de mejorar la tecnología para hacer más eficiente la producción de biogás.

Las lecciones de Corea del Sur

Un secreto del éxito del sistema coreano es que tiene numerosos pilares, como el pago por peso de residuos, las multas, y las campañas frecuentes que enseñan cómo separar residuos y el impacto ambiental de no hacerlo.

Es un enfoque integral, que combina incentivos financieros con educación pública y regulaciones estrictas“, le explica el profesor Jang a BBC Mundo.

“El sistema ha demostrado ser eficaz para reducir el desperdicio de alimentos y podría servir como un modelo valioso para otros países que buscan mejorar su propio sistema de gestión de residuos”.

Otro factor clave es la aceptación por parte de la población.

“En general, los coreanos tienden a cumplir las reglas y tienen un fuerte estándar moral”, dice Yuna.

“Claro que no todos, pero en general. Y además, comparado con el salario promedio en Corea del Sur, el costo mensual de reciclar tus restos de comida no es tan alto”.

Un hombre y una mujer en Corea del Sur sentados a la mesa comiendo en su hogar
Getty Images
“En general, los coreanos tienden a cumplir las reglas”, afirma Yuna.

El ingreso neto mensual promedio en Corea del Sur es superior a los US$2000.

¿Funcionaría un sistema de “paga por tus restos de comida” en países con ingresos mucho menores?

Rosa Rolle señala que políticas como la surcoreana son muy eficaces para sensibilizar a los consumidores sobre sus hábitos de eliminación de residuos, cambiar comportamientos y promover el reciclaje.

Pero agrega que en países con inseguridad alimentaria, como es el caso de naciones en Latinoamérica, el énfasis debería ponerse en maximizar el uso de los alimentos mediante reducción de pérdidas y donación de alimentos, entre otras medidas.

Los sistemas de cada país “deben basarse en datos sólidos y una comprensión de dónde, por qué y en qué cantidad se producen la pérdida y desperdicio de alimentos. Las soluciones deben basarse en la evidencia científica y ser apropiadas al contexto“.

Para la experta de la FAO, “no hay una talla única que sirva para todos”.

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BBC

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