Este 14 de febrero podría ser la primera vez que muchas mujeres en México consuman una sustancia psicoactiva (SPA). No es que esta fecha marque un pico estadístico del inicio de los consumos, pero sí nos permite hablar de una tendencia: para muchas mujeres, el primer acercamiento a las SPA ocurre a través de sus parejas, y si bien esto no es una experiencia universal, sí puede explicarse por razones relacionadas al género.
En México no se conoce la proporción de mujeres que usan SPA, sino solo la demanda de mujeres que solicitan tratamiento por su consumo. Gracias a este registro puede inferirse que, de manera general, las tendencias de consumo de SPA de las mujeres se mantienen relativamente estables, y en el caso del alcohol y los estimulantes de tipo anfetamínico, van en aumento. 1
Sin embargo, aunque el consumo de las mujeres no parece haber cambiado a través del tiempo, y en algunas sustancias incluso ha incrementado, aún enfrentamos un gran estigma por consumir sustancias. Mientras que a los hombres se les permite —e incluso celebra— explorar los límites de sus consumos, aún a niveles riesgosos, a las mujeres se les cuestiona el uso de cualquier SPA. Más aún, si se relaciona con el goce o el placer personal, o se trata del consumo de madres o cuidadoras, éste es señalado como un acto de irresponsabilidad, egoísmo o descontrol, y ello empuja a buscar privacidad para consumir.
Así que, lo que para muchos hombres ha representado una experiencia social, para muchas mujeres se ha convertido en una actividad compartida solo con sus parejas o círculos muy cercanos. Este acercamiento no siempre es negativo, pues para algunas parejas el consumo también representa una experiencia de intimidad y conexión emocional.
Hay mujeres que usan SPA para relajarse, potenciar sus sentidos, sentir más energía o tener una perspectiva diferente sobre situaciones y personas. Incluso con fines terapéuticos y como complemento de otras acciones para mejorar la salud. Sin embargo, en contextos de cercanía, los consumos no están exentos de riesgo. Hay otro tipo de situaciones de vulnerabilidad, como el consumo no consentido, o la presión para seguir consumiendo.
Estas dinámicas de poder pueden iniciar consumos problemáticos, al involucrar manipulación, relaciones abusivas o representar un factor de vulnerabilidad si no se cuenta con información o consentimiento del uso de las SPA. Pero no son riesgos inherentes a las SPA en sí mismas, sino provenientes de personas que perpetúan actos de violencia o dinámicas dañinas y que reflejan desigualdades de género existentes.
El amor romántico, 2 al igual que el consumo de SPA, puede ser una experiencia tan transformadora como riesgosa. Aunque no son problemas que existan en el vacío. En el país existe una falta social importante de recursos accesibles de atención a la salud mental, que se refleja en las experiencias de algunas personas jóvenes, que recurren a las SPA para sobrellevar rupturas o sentimientos de desamor, muchas veces sin información y en un contexto social que no prioriza la provisión de información para la toma de decisiones responsables.
En este sentido, el acceso a orientación y servicios de reducción de riesgos y daños ante el consumo de cualquier SPA debería ser la normalidad para toda la población. Pues el riesgo –tanto del amor romántico como del consumo de sustancias– aumenta si no tenemos herramientas.
Así que si planeas consumir algo este San Valentín, busca informarte lo más que puedas y procura hacerlo en un lugar seguro, con alguien que te cuide, no te abandone y te lleve al médico si algo sale mal. Es importante que priorices tu autocuidado y tengas en mente que…
A lo largo del año, desde el Instituto RIA publicaremos una serie de artículos relacionados con temas coyunturales y de interés, sobre consumo y políticas de drogas. Así que te invitamos a que te mantengas al tanto de nuestros canales de comunicación y gracias por ser parte de esta gran comunidad.
* Julia Anguiano Rosas es licenciada en Políticas Públicas por el CIDE y está interesada en la comprensión del uso de sustancias psicoactivas desde una perspectiva de género, clase y de derechos humanos. Actualmente es responsable de investigación del Instituto RIA.
1 En ausencia de datos provenientes de encuestas nacionales, la demanda de tratamiento por consumo de SPA representa un acercamiento de la situación del país, respecto a las sustancias más usadas.
2 Es un tipo de relación afectiva intensa, que se caracteriza por la pasión, la intimidad emocional y el compromiso. Se idealiza en la cultura popular como una fuerza transformadora, que proviene de encontrar una pareja de por vida, pero no se trata de un sentimiento. Es un estándar influenciado por expectativas culturales y dinámicas de poder.
Es la iniciativa que el gobierno de Xi Jinping lanzó en 2013 y desde entonces se han sumado más de un centenar de países, pero Panamá decidió ahora retirarse.
Panamá no renovará el acuerdo entendimiento que firmó con China en 2017 en el marco de la llamada Ruta de la Seda.
La medida fue anunciada el domingo por el presidente José Raúl Mulino horas después de reunirse con el secretario de Estado de EE.UU. Marco Rubio.
Rubio había exigido “cambios inmediatos” sobre el Canal de Panamá, ante lo que dijo era “la influencia y el control del Partido Comunista Chino”.
El Canal de Panamá es una ruta comercial vital que maneja el 6% de todo el tráfico marítimo mundial.
La visita de Rubio a Panamá se produce tras más de un mes de tensiones diplomáticas después de que el presidente Trump manifestara su intención de recuperar el control del Canal.
Tras su reunión con Rubio el presidente Mulino no hizo mención a su decisión de no renovar el acuerdo con China.
“Fue un encuentro muy tranquilo y respetuoso”, dijo, y agregó: “Queremos trabajar con Estados Unidos como siempre lo hemos hecho”.
El llamado memorándum de entendimiento de la Ruta de la Seda fue firmado entre Panamá y China en noviembre de 2017, bajo el gobierno del presidente Juan Carlos Varela (2014-2019).
Panamá se convirtió así en el primer país latinoamericano que se incorporaba a la iniciativa, que es emblema del gobierno de Xi Jinping, y que consiste en una ola de fondos chinos para grandes proyectos de infraestructura en todo el mundo.
Al igual que la antigua ruta comercial marítima, la Nueva Ruta de la Seda tiene como objetivo vincular a China con Europa, Medio Oriente, África y América Latina.
Xi lanzó la iniciativa en 2013, y desde entonces se han sumado más de un centenar de países.
Y el conocimiento y dinero chinos se han esparcido por el mundo, principalmente en la construcción de puentes, carreteras, puertos comerciales, centrales eléctricas y proyectos de telecomunicaciones.
Al comienzo, América Latina quedó fuera del mapa oficial de la iniciativa, pero tras el acuerdo alcanzado con Panamá varios países de la región se fueron sumando a la misma mediante memorandos de entendimiento.
Hasta ahora 21 países latinoamericanos se han unido a la Ruta de la Seda, incluidos incluidos Uruguay, Ecuador, Venezuela, Chile, Uruguay, Bolivia, Costa Rica, Cuba, Perú, Nicaragua y Argentina.
Los memorandos ya se tradujeron en proyectos e infraestructuras concretas en la región.
En Ecuador, la reconstrucción del aeropuerto internacional “Eloy Alfaro”, en la ciudad de Manta -que se vio afectado por el terremoto de magnitud 7,8 en abril de 2016- se llevó a cabo con capital chino.
Ecuador recibió un crédito por US$20,7 millones de un banco chino, y un aporte del Estado ecuatoriano de US$4,5 millones, según la agencia china Xinhua.
Un consorcio chino también construye dos puentes en las localidades de Canuto y Pimpiguasí, todas ellas en la provincia de Manabí, en el occidente del país.
En Perú el propio presidente Xi Jinping asistió a la inauguración del megapuerto de Chancay en 2024.
El complejo portuario, a unos 70 kilómetros al norte de Lima, se inauguró con grandes expectativas de los gobiernos peruano y chino y de los sectores económicos potencialmente beneficiados.
Se trata de un gigantesco proyecto liderado por Cosco Shipping Company, empresa estatal china dedicada al transporte marítimo, con una inversión total prevista de US$3.400 millones, para construir un complejo de 15 muelles, oficinas, servicios logísticos y un túnel de 2 kilómetros de largo para dar salida a la carga.
Cabe destacar, sin embargo, que aún sin la Ruta de la Seda, China lleva más de una década siendo un actor protagonista en las inversiones América Latina, donde sus bancos de desarrollo han prestado más de US$150.000 millones en los últimos 15 años.
El objetivo de China con su iniciativa es acelerar la llegada de sus productos a mercados más lejanos.
China ya ha financiado trenes, carreteras y puertos, y las empresas de construcción chinas han obtenido contratos lucrativos para conectar puertos y ciudades, financiados por préstamos de bancos chinos.
Se espera que la iniciativa implique un total de US$1 billón en inversiones.
Pero para los críticos, la Nueva Ruta de la Seda no solo representa un audaz aumento de la influencia geopolítica y estratégica de China, sino también el endeudamiento de los países receptores.
Desde 2023, el derroche sin precedentes de infraestructura de China ha inyectado dinero a casi 150 países de todo el mundo.
Los resultados no siempre han sido beneficiosos: muchos proyectos quedaron sin terminar y muchos países en desarrollo que se adhirieron a la generosidad de Beijing se encontraron agobiados por la deuda.
Ahora, igual que el resto del mundo, América Latina se prepara para cuatro años difíciles, y si Estados Unidos y China inician una guerra comercial de gran escala, la región corre el riesgo de quedar atrapada en el fuego cruzado.
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