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Historias tras las rejas
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Legítima defensa con perspectiva de género

El sistema de justicia no toma en cuenta el contexto que viven las mujeres a la hora de analizar homicidios que ocurren en legítima defensa.
18 de julio, 2023
Por: Raquel Aguirre

Hace algunos años, en un centro penitenciario del Estado de México, comencé a platicar con una mujer de nombre Carmen. Supe que ya estaba sentenciada porque vestía de beige, color con el que por regla general se identifica a quienes ya han sido juzgadas. Carmen me pareció muy activa y alegre; conforme iba avanzando la plática me di cuenta que también era muy inteligente; me costaba mucho imaginar que alguien como ella pudiera cometer un delito.

Al final de nuestra conversación, cuando estábamos prácticamente despidiéndonos, no me pude contener y le pregunté por qué estaba ahí; ella me respondió: “estoy aquí por un homicidio que sí cometí y que volvería a cometer”.

Sus palabras me causaron intriga y le pedí que me contara por qué me decía eso con tanta seguridad, ella me platicó que fue sentenciada por haber asesinado a su esposo después de haber estado con él por más de 20 años en un matrimonio arreglado.

Carmen sufría todos los días de abusos, agresiones y violencia por parte de su marido. Escuché comentarios como: “me violaba por deporte”, “me iba mucho peor cuando estaba borracho”, “yo no valía nada para él”.

Continuó con la historia y me dijo que un día no aguantó más. No podía soportar que la violara una vez más, tampoco que la golpeara de nuevo. Lo escuchó entrar, estaba borracho, lo conocía perfecto; conocía qué iba a pasar. Ella estaba apanicada, escondida y pensando en lo que le esperaría. “Prefería morir que seguir viviendo así”, me dijo Carmen.

Su esposo la atacó; ella logró escapar y tomó un cuchillo de la cocina, no era la primera vez que lo amenazaba con clavárselo si se acercaba; en algunas ocasiones había funcionado y su esposo se alejaba, en otras parecía que no existía el cuchillo y ella no tenía el valor de encajárselo por miedo.

“Ese día no sé de dónde saqué valor, pero con toda la fuerza le clavé el cuchillo una y otra vez hasta que se desvaneció en el piso”. 

Ella no pensó que lo hubiese matado porque era un hombre grande y fuerte.

Carmen salió huyendo de la casa y días después fue detenida por el delito de homicidio calificado; posteriormente fue reclasificado a homicidio cometido con exceso en legítima defensa; el juez determinó que con una puñalada hubiera bastado para defenderse.

En México, la legítima defensa, coloquialmente conocida como defensa propia, es una causa para justificar un delito, pues lo hace por defenderse, por lo tanto, se entenderá que hubo justificación y el Estado no lo perseguirá como tal. 

Para que la legítima defensa exista, ésta debe ser proporcional al ataque, es decir, el que se defiende debe hacerlo de manera similar que el ataque que recibe, pues si se excede o es desproporcional, el Estado sí lo procesará, ya que habrá cometido el delito con exceso en la legítima defensa, pero imponiéndose una pena menor de la que hubiera correspondido.

El caso de Carmen fue un ejemplo de lo anterior. El juez que tuvo en sus manos el expediente, consideró que existió exceso en la legítima defensa pues “con una puñalada hubiera bastado”. 

Ni el juez ni las autoridades encargadas de investigar tomaron en cuenta el contexto en el que ella vivía, en donde todos los días, por más de 20 años, fue víctima de violencia de género. Cuando Carmen quiso explicar este contexto al juez, éste cuestionó el por qué no había denunciado las agresiones antes. Parece absurdo, pero ninguna de las autoridades pensó que de haberlo realizado probablemente no estaría viva contando su historia. 

El sistema de justicia continúa sin tomar en cuenta el contexto que viven las mujeres, pese a conocer que el 70% de ellas, mayores de 15 años, son víctimas de violencia de género y que se matan a 10 por día.

Por eso es necesario que como sociedad exijamos un cambio, en el que de verdad se juzgue con perspectiva de género, sobre todo en los casos de legítima defensa. 

Existen algunos precedentes relevantes en los últimos años que si bien no son el ejemplo perfecto sirven para visibilizar que se logró hacer justicia. Uno de ellos es el de Yakiri Rubio (2013), una joven que mató a su violador.

Pasó 3 años en proceso acusada por homicidio calificado y posteriormente fue reclasificado a homicidio cometido con exceso en la legítima defensa; no fue sino hasta 2016 que fue absuelta por considerar que, efectivamente, actuó  en legítima defensa.

Se escucha esperanzador que fue absuelta por considerar que actuó en legítima defensa, pero la pregunta que nos debemos seguir haciendo es ¿por qué tuvo que pisar la cárcel por luchar por su vida, por defenderse? ¿Por qué no analizaron el contexto de violencia que rodeaba los hechos? ¿por qué las autoridades que se encargan de la procuración de justicia no la dejaron en libertad desde un inicio?

Otro de los casos es el de Roxana Ruiz, una joven de 23 años originaria de Oaxaca acusada de matar a su violador. Primero estuvo nueve meses en prisión preventiva por considerar que existió exceso en la legítima defensa. Posteriormente pudo seguir su proceso en libertad y fue condenada a 6 años de cárcel.

Dejó inconsciente a su agresor por un golpe en la cabeza y posteriormente lo asfixió por estrangulación, la juez consideró que el golpe era suficiente para contener la agresión. Desde luego no pensó en qué iba a pasarle a Roxana una vez que el agresor recobrara la conciencia.

Tras la indignación de la población, la presión de las organizaciones y el ruido en medios de comunicación, su proceso dio un giro inesperado cuando la Fiscalía General de Justicia del Estado de México, en mayo de 2023, se desistió de la acción penal y solicitó el sobreseimiento del caso al considerar que Roxana Ruiz efectivamente había actuado en legítima defensa.

En ambos casos se realizaron marchas y manifestaciones para pedir la liberación de ellas y resaltar la importancia de la legítima defensa en situaciones de violencia de género, protestas que generaron un efecto favorable al ejercer presión en el actuar de las autoridades y juzgadores.

Es sorprendente que, a pesar de existir varios años de diferencia entre estos dos últimos casos, las autoridades continúan sin estudiar el contexto que viven las mujeres frente a estas agresiones en las que, en la mayoría de los casos, es evidente que han sido víctimas de violencia de género.

¿Qué es lo que tiene que pasar para que quienes imparten justicia tomen en consideración el contexto que vivimos las mujeres?

Yakiri y Roxana tuvieron un desenlace favorable, en el que a pesar de la batalla están gozando de libertad, pero ¿qué pasa con Carmen?, quien tuvo que pagar una condena de más de seis años en prisión, cuando su único delito fue luchar por su vida y defenderse de su agresor.

Es fundamental que los juzgadores analicen el contexto en el que las mujeres viven y cómo esto puede afectar su percepción de peligro y sus respuestas defensivas. Esto implica considerar el historial de violencia de género, las amenazas previas, la relación de poder entre la víctima y el agresor, así como los efectos psicológicos y emocionales.

En Estados Unidos existe una doctrina para defender el “Síndrome de la Mujer Maltratada” o “Battered Woman Syndrome” que amplía el concepto de legítima defensa y que reconoce el contexto de violencia y abuso que mujeres han experimentado en relaciones de pareja.

Surge de reconocer que el sistema de justicia penal no protege a las mujeres del abuso, pues es probable que estas ni siquiera puedan obtener una orden de restricción, ni recibir apoyo una vez que se decide dejar al agresor.

Esta doctrina busca abordar la manera en que se defienden las mujeres que han sido víctimas de violencia doméstica y cómo esa violencia puede afectar su percepción del peligro y su reacción ante una agresión, pues generan estrategias de supervivencia como resultado de su experiencia de abuso continuo.

También explica de manera científica, a través de expertos en cada caso en particular, por qué la mujer víctima de violencia de género no terminó su relación con el agresor y por qué no denunció los abusos.

Son prácticas que en países como México, en los que la violencia de género se presenta todos los días, en cualquier edad, contexto social, religión y raza, deberían ser adoptadas por quienes imparten justicia, contemplando de manera obligatoria el contexto que viven las mujeres al momento de evaluar si existe legítima defensa y si hubo exceso en su respuesta.

 

 

2. Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP).

3. https://www.proceso.com.mx/libros/2017/7/1/yakiri-rubio-la-agredida-que-mato-su-violador-187051.html

4. https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-65717549

5. https://www.animalpolitico.com/genero-y-diversidad/fiscalia-edomex-desiste-accion-penal-roxana-ruiz

6. https://www-ojp-gov.translate.goog/ncjrs/virtual-library/abstracts/battered-woman-syndrome-legitimate-defense-violence-opposing?_x_tr_sl=en&_x_tr_tl=es&_x_tr_hl=es&_x_tr_pto=sc

 

 

 

 

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Imagen BBC
“Canadá no está en venta”: primer ministro Mark Carney rechaza en primer encuentro con Trump que su país sea el estado 51 de EU
3 minutos de lectura

Trump y Carney se reunieron este martes en la Casa Blanca, para iniciar conversaciones tras meses de una tensa relación entre ambos.

06 de mayo, 2025
Por: BBC News Mundo
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Fue un encuentro lleno de sonrisas, pero no exento de tensión.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el primer ministro canadiense, Mark Carney, se reunieron este martes por primera vez en la Casa Blanca, para iniciar conversaciones tras meses de una tensa relación entre ambos países desde que el mandatario estadounidense le impuso aranceles a su vecino.

Carney se impuso recientemente en las elecciones de Canadá gracias, sobre todo, a su firme oposición a Trump, que desde que llegó a la presidencia habla constantemente de que quiere que Canadá se convierta en el estado número 51 de Estados Unidos.

En ese clima de tensión se celebró este martes el encuentro entre ambos líderes.

Cuando a Trump le preguntaron sobre el espinoso tema de anexar a Canadá, el presidente respondió que “se necesitan dos para bailar el tango”, y agregó que no era el momento de discutir ese tema.

Sin embargo, Trump también enumeró una larga lista de beneficios que, en su opinión, recibirían los canadienses si pasaran a formar parte de EE.UU.

“Es una frontera artificial”, advirtió, dibujando con la mano una línea en el aire.

Carney no tardó en responderle.

“Como sabe, en el sector inmobiliario hay lugares que nunca están a la venta”, dijo. “Estamos en uno ahora mismo… No está a la venta. Canadá nunca estará en venta”.

“Nunca digas nunca”, dijo Trump. “Ya veremos qué pasa con el tiempo”, apuntó el mandatario.

Relaciones tensas

Estados Unidos es un gran mercado para las empresas canadienses. Aproximadamente 75 % de las exportaciones de Canadá van hacia su vecino del sur.

Canadá, por su parte, representa un porcentaje mucho menor (el 17 %) de las exportaciones estadounidenses.

Donald Trump y Mark Carney
Getty Images
“Como saben, en el sector inmobiliario, hay lugares que nunca están a la venta”, dijo Mark Carney tras reunirse con Donald Trump.

Canadá también es el mayor proveedor extranjero de petróleo crudo de Estados Unidos. El déficit comercial estadounidense con Canadá, que se espera que sea de 45 mil millones de dólares en 2024, se debe en gran parte a la demanda energética de Estados Unidos.

Trump emprendió una guerra comercial global en la que Canadá fue uno de los primeros países blanco de los aranceles.

El mandatario impuso parcialmente un arancel del 25 % sobre varios productos canadienses, junto con impuestos de importación del 25 % sobre todas las importaciones de aluminio y acero.

Sin embargo, eximió a productos cubiertos por el Tratado entre Estados Unidos, México y Canadá (USMCA, por sus siglas en inglés).

Canadá respondió con aranceles por 42 mil millones sobre productos estadounidenses.

Las relaciones entre ambos países se han vuelto más tensas en los últimos meses, impulsadas por la retórica de Trump sobre el “estado 51” y su referencia al exprimer ministro Justin Trudeau como “gobernador”, tal como se denomina a los líderes de los estados en Estados Unidos.

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