El Diálogo Nacional por la Paz fue un espacio de encuentro impulsado por la Compañía de Jesús, la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) y la Conferencia de Superiores Mayores de Religiosos de México AR, en donde se reflexionó la Agenda de Paz. En él, más de mil personas participaron activamente, compartiendo sus experiencias, preocupaciones y propuestas para construir un México más pacífico y justo. Este proceso incluyó 50 foros y más de mil conversatorios en todo el país, dando voz a 18 mil personas.
En el contexto del Diálogo Nacional, que se celebró en la ciudad de Puebla del 21 al 23 de septiembre, se creó la Red Nacional por la Paz. Esta iniciativa, impulsada por organizaciones católicas, y de otros credos, civiles, empresariales, académicas, autoridades, pueblos indígenas, familiares de víctimas de desaparición y migrantes, y autoridades se convertirá en un pilar para trabajar la hoja de ruta que contiene 14 acciones claves para avanzar hacia la paz.
La Red es un espacio que nos recuerda que la paz es una responsabilidad compartida, que involucra a cada uno de nosotros y nosotras, desde las familias hasta las instituciones. Es un llamado a la unidad y la reconciliación hacia la reconstrucción del tejido social.
Las 14 acciones clave para la paz que se presentaron son:
1. Empatía y solidaridad. Fomentar la empatía y solidaridad hacia las víctimas de la violencia, para que sientan el apoyo de una nación que se preocupa.
2. Diálogo y mediación. Crear espacios de diálogo interinstitucional y mediación para resolver conflictos de manera constructiva.
3. Sanación familiar y comunitaria. Acompañar procesos de sanación familiar y comunitaria, enfrentando las cicatrices de la violencia con compasión y apoyo.
4. Educación para la paz. Promover una educación para la paz en las escuelas, cultivando una convivencia social armoniosa desde temprano.
5. Espacios públicos. Recuperar los espacios públicos como lugares de encuentro y fortalecer la organización comunitaria para abordar las necesidades colectivas.
6. Mejora laboral y calidad de vida. Impulsar acuerdos laborales que mejoren las condiciones de trabajo y calidad de vida de los trabajadores.
7. Participación activa. Fomentar la participación activa de comunidades comprometidas con el cuidado y la corresponsabilidad en su entorno.
8. Cultura de la hospitalidad. Fortalecer la cultura de la hospitalidad hacia migrantes, refugiados y desplazados, mostrando la solidaridad mexicana.
9. Prevención y atención de adicciones. Implementar programas de prevención y atención de adicciones, abordando un problema que afecta a muchas familias.
10. Cuidado del medio ambiente. Tomar acciones concretas para cuidar nuestro medio ambiente, preservando el legado para las generaciones futuras.
11. Participación ciudadana en seguridad. Promover la participación ciudadana en el diseño e implementación de políticas de seguridad, para lograr una colaboración efectiva.
12. Justicia restaurativa. Reforzar los procedimientos de justicia restaurativa y mecanismos alternativos de solución de conflictos, buscando una justicia más equitativa.
13. Dignificación policial. Reconocer, dignificar y revitalizar el liderazgo de las policías municipales y comunitarias, fortaleciendo la seguridad en nuestras comunidades.
14. Evaluación y rediseño. Convocar a expertos para evaluar y rediseñar el sistema de seguridad, justicia y cárceles de México, con el objetivo de hacerlo más eficaz y justo.
Abrazamos a las familias de víctimas de desaparición, así como a personas migrantes e indígenas que nos acompañaron a caminar en este Diálogo. Desde el dolor de las víctimas, que hacemos propio, queremos expresar que no están solas, que en México hay suficiente energía, generosidad e inteligencia para transformar nuestra realidad y superar esta oscura etapa que ya nos ha hecho suficiente daño a todos y todas.
La Iglesia no busca promover la confrontación ni la venganza, sino la unidad y la reconciliación del país, para que todos podamos ser protagonistas en la construcción de la paz y la justicia. Nadie debe sentirse fuera, participando las familias, las comunidades, los pueblos, las ciudades, las instituciones, las fuerzas políticas, la nación entera.
Oficialmente no existe como una entidad jurídica, pero eso no impidió que el Tribunal Supremo de Rusia declarara como una organización extremista al “movimiento público internacional LGTB”.
Además, prohibió cualquiera de sus actividades en todo el país a raíz de un proceso impulsado por una moción del Ministerio de Justicia.
La audiencia se celebró a puerta cerrada sin la presencia de “la parte de demandada”, aunque sí se permitió la entrada de periodistas para escuchar la decisión del tribunal.
Hace tres años la Constitución rusa fue modificada para dejar claro que el matrimonio se refiere a la unión entre un hombre y una mujer.
Las relaciones entre personas del mismo sexo no están reconocidas en la Carta Magna rusa.
Antes de la sentencia, le pregunté a Sergei Troshin, diputado municipal en San Petersburgo, qué efecto tendría.
“Creo que esto significará que cualquiera que el Estado considere activista LGBT podría recibir una larga pena de prisión por ‘participar en una organización extremista'”, dijo el funcionario que se declaró homosexual el año pasado.
“Para el organizador de un grupo así, la pena de prisión será aún mayor”, agregó.
“Esto es una represión real. Hay pánico en la comunidad LGBT de Rusia. La gente está emigrando con urgencia. La palabra real que estamos utilizando es evacuación. Estamos teniendo que salir de nuestro propio país. Es terrible”, lamentó Troshin.
En los últimos años, la comunidad LGBT de Rusia se ha visto sometida a una presión cada vez mayor por parte de las autoridades. En 2013, se aprobó una ley que prohibía “la propaganda [dirigida a menores] de relaciones sexuales no tradicionales”.
El año pasado, esas restricciones se ampliaron a todos los grupos de edad en Rusia.
Las referencias al colectivo LGBT se han eliminado de libros, películas, anuncios y programas de televisión. A principios de este mes, un canal de televisión ruso decoloró un arco iris en un vídeo de una banda de kpop surcoreana para evitar ser acusado de violar la ley de “propaganda gay”.
En la Duma, la cámara baja del Parlamento ruso, Vitaly Milonov, famoso diputado del partido gobernante y que es conocido por sus posturas homófobas, afirmó que la prohibición de los grupos LGBT “no tiene que ver con las minorías sexuales ni con la vida privada de las personas”.
“Se trata más bien de la agenda política proclamada por este movimiento internacional LGBT”, me dijo.
“Tienen sus propias tareas, sus propios objetivos. Actúan como una fuerza política, una estructura política, y los objetivos de esta estructura contravienen la Constitución rusa”, aseguró.
En ese momento le aclaré que “no existe un movimiento llamado ‘Movimiento público internacional LGBT’. ¿Cómo puedes prohibir algo que no existe?”.
“Oh, es fácil”, respondió Milonov. “Podemos prohibir cualquier actividad de las organizaciones internacionales LGBT aquí en Rusia. Eso está muy bien. No las necesitamos”, dijo asegurando que todavía no había llegado al final de su lucha.
“Estoy deseando dar el siguiente paso: prohibir la bandera arco iris de seis colores. No necesitamos esta bandera. Es un símbolo de la lucha contra la familia tradicional. Espero que nadie pueda mostrar esta bandera en Rusia”, concluyó.
Desde que Vladimir Putin gobierna Rusia, el Kremlin se ha volcado en defender una ideología centrada en el pensamiento conservador y los “valores familiares tradicionales”.
Para las autoridades rusas el activismo LGBT es algo inherentemente occidental y que es hostil a las costumbres de Rusia y la presión que ejercen sobre la comunidad la presentan como un medio para defender la estructura moral del país.
Otro aspecto es la popularidad de estas medidas de cara a las elecciones presidenciales del próximo marzo.
“Creo que [la audiencia judicial] está relacionada”, opinó Sergei Troshin. “[Las autoridades] están creando un enemigo artificial”.
“Dicen: ‘Estamos luchando contra Occidente’. La batalla contra las personas LGBT encaja en esta retórica antioccidental. Luchar tanto contra Occidente como contra la comunidad LGBT es popular entre la parte conservadora y antioccidental de la sociedad. Así que este tema se impulsará en el periodo previo a las elecciones”, agregó.
Maxim Goldman, quien trabaja para una organización rusa que ofrece apoyo personas transgénero y no binarias, añade que “intentan distraer la atención de problemas más importantes, en los que las autoridades rusas no quieren que la gente piense”.
“En cuanto nos enteramos de la vista en el Tribunal Supremo, las personas que dirigen nuestra organización se dieron cuenta de que tendríamos que abandonar el país urgentemente. Se convirtió en una emergencia”, contó Goldman.
Hablé con Maxim, que se identifica como no binario, en su último día en Rusia. Había hecho una pequeña maleta y estaba a punto de dirigirse al aeropuerto.
“Me siento totalmente rechazado por mi propio país“, lamenta. “Se supone que aquí tenemos una democracia. Se supone que la gente que ponemos en el poder debe cuidar de nosotros”.
Recuerda que puedes recibir notificaciones de BBC News Mundo. Descarga nuestra app y actívalas para no perderte nuestro mejor contenido.