Durante los últimos años, la violencia en México se ha exacerbado hasta alcanzar el nivel de violencia letal más alto de las últimas décadas. Esta nueva ola de violencia ha traído consigo una serie de episodios emblemáticos que se han convertido en referentes de la crisis de seguridad que hoy vivimos.
Lo que sucedió en Culiacán, Sinaloa, el pasado 17 de octubre es un claro ejemplo. Después de cinco horas de enfrentamientos dispersos, un operativo fallido, una fuga de reos y cientos de imágenes documentando los hechos en redes sociales, se reportó un saldo de por lo menos ocho personas fallecidas y 16 heridas.
La cobertura mediática y los aterradores videos difundidos en redes sociales conseguirán que los episodios en Culiacán queden plasmados en nuestra memoria como un punto de inflexión y como una de las semanas con mayor violencia en los últimos años. No obstante, ¿qué tan atípicos fueron realmente los niveles de violencia registrados entre el lunes 14 y el domingo 20 de octubre en contraste con lo que se ha reportado para otras semanas similares? En Data Cívica nos dimos a la tarea de averiguarlo.
De 400 a 600 homicidios semanales en los últimos diez años
Si bien aún no sabemos exactamente a cuánta gente mataron del 14 al 20 de octubre, de entrada podemos saber que para que esta semana fuera atípica en términos de violencia, más de 600 personas tendrían que haber sido asesinadas en el transcurso de esos siete días .
Lo anterior se debe a que, de acuerdo con las estadísticas de defunción publicadas por el INEGI -las cuales especifican el día, mes y año en el que cada homicidio ocurrió-, en la mayoría de las 523 semanas transcurridas entre 2008 y 2017 se acumularon entre 400 y 600 homicidios semanales. De hecho, no hubo una sola semana en este periodo que transcurriera sin un homicidio, ya que en cada una se registraron por lo menos 180 homicidios a nivel nacional.
Cabe mencionar que estas cifras son tomando en cuenta todos los años de 2008 a 2017, ya que al desagregar esta distribución por año, veremos que conforme los años han transcurrido, las semanas se han tornado más violentas. Desde luego, este comportamiento concuerda con la evolución de los niveles de violencia a nivel nacional, ya que, de acuerdo con las cifras del propio INEGI, la tasa nacional de homicidio aumentó de manera constante de 2008 a 2011 y de 2015 a 2017.
Sin embargo, independientemente del incremento en los niveles de violencia, la concentración semanal de homicidios ha mostrado una distribución semi-normal para cada uno de los años mencionados; los niveles semanales de homicidio son relativamente constantes a lo largo de un mismo año.
Una semana significativamente violenta en un año es una semana común del año siguiente
Si bien dentro de un mismo año los niveles semanales de homicidio son relativamente constantes, también es cierto que existen semanas que destacan sobre el resto. Estas semanas “atípicas” son aquellas que concentran un número de homicidios significativamente mayor al de otras semanas de un mismo año. No obstante, durante los últimos años la concentración semanal de homicidios se ha exacerbado de manera tan precipitada que lo que en un año era considerado una semana atípica puede ser fácilmente superado por las semanas de años posteriores.
Debido a lo anterior, si comparamos los niveles reportados en las semanas atípicas del 2008 con los niveles de las semanas atípicas del 2009, podemos apreciar que los primeros no tan solo no clasificarían como una semana atípica del 2009, sino que de hecho estarían entre las semanas promedio de dicho año. Lo mismo sucedería si comparamos las semanas atípicas del 2009 con las del 2010, o las del 2010 con las del 2017.
De esta serie de comparaciones, tal vez la más valiosa sea la que podemos realizar entre las semanas atípicas del 2011 y las del 2017: los dos años más violentos de acuerdo con los datos del INEGI. La diferencia entre ambos años es que, mientras que en el 2011 las semanas atípicas oscilaban entre los 583 y 638 homicidios semanales, las semanas atípicas del 2017 llegaron a acumular entre 658 y 704 homicidios. Esto significa que lo que en 2011 nos pudo haber parecido una semana violenta, en 2017 esa misma semana hubiera sido solo una más del promedio.
Las regularidades e irregularidades de la violencia a nivel municipal
Si bien la distribución semanal de la violencia a nivel nacional presenta una serie de patrones identificables, cuando observamos esta distribución por estados, encontramos que existen cifras completamente dispares entre las 32 entidades de la república. Por un lado, existen estados como Querétaro y Quintana Roo en donde la mayoría de las semanas transcurridas entre 2008 y 2017 acumularon 5 homicidios o menos, mientras que al mismo tiempo existan otras entidades como Chihuahua, en donde la mayoría de las semanas acumulan 50 homicidios o más.
Este tipo disparidades también se reproducen a nivel municipal, pues si examinamos las cifras de violencia semanal a nivel municipal del 2017, podemos observar municipios que promediaron menos de 1 homicidio a la semana y municipios que promediaron 20 homicidios semanales o más. No obstante, solo unas cuantas ciudades como Tijuana, Acapulco, Juárez, Chihuahua y Culiacán reportan promedios por arriba de los 10 homicidios semanales.
Además, si cruzamos el promedio semanal de homicidios de cada municipio con sus respectivas desviaciones estándar, podemos observar que son justamente las ciudades con los promedios más altos de homicidios semanales las que simultáneamente reportan desviaciones estándar altas. Es decir, en estos municipios existen semanas con niveles de violencia moderados intercaladas con episodios de violencia intensos. Culiacán se encuentra dentro de este tipo de ciudades. Tiene sentido ya que es posible que estos picos de violencia se presenten en semanas con enfrentamientos o balaceras que disparen el saldo de homicidios semanal.
Cabe mencionar que los picos de violencia semanal no necesariamente se traducen en un incremento en la tasa municipal anual de homicidios. Como se aprecia en la siguiente gráfica, existen varios municipios con promedios semanales relativamente moderados, pero tasas de homicidios muy altas, como Madera Chihuahua o Concorida, Sinaloa. Es decir, lugares donde la tasa no es tan alta, pero los homicidios son constantes. También hay municipios donde ocurre lo contrario, como Tijuana, Baja California, o Acapulco, Guerrero. Donde el promedio semanal de homicidios es más alto, pero la tasa anual de homicidios más baja. Es decir, lugares con menos semanas violentas, pero más intensas.
La propagación de la violencia
Como mencionamos en la sección anterior, la mayoría de los municipios con homicidios promedian 1 homicidio semanal o menos. De hecho, si clasificamos a todos los municipios con al menos un homicidio según sus promedios semanales, se observa que más del 90% de estos tienen un promedio de entre 0.1 y 1 homicidio a la semana. En comparación, generalmente menos del 8% de estos municipios reportan promedios mayores a 1 homicidio semanal y solo el 1% reportan promedios mayores a los 10 homicidios semanales.
Sin embargo, una de las tendencias más importantes durante los últimos años es que los municipios con mayor promedio de homicidios semanales, que en algún momento llegaron a acumular un cuarto de los homicidios totales a nivel nacional, han ido concentrando cada vez menos homicidios con el pasar de los años. Es decir, ahora la violencia está menos concentrada. Basta con observar que los dos grupos con los promedios más altos, los cuales llegaron a acumular entre el 20% y el 25% de todos los homicidios a nivel nacional en 2010 y el 2011, pasaron a acumular menos del 15% del total de homicidios entre 2015 y 2017.
En su lugar, la mayoría de los homicidios ahora se concentran con mayor intensidad en los grupos con los promedios más bajos, los cuales -como se aprecia en la primera gráfica de esta sección- se componen de cada vez más municipios. Los homicidios que antes se concentraban en solo un puñado de ciudades, hoy se reproducen en un mayor número de lugares a lo largo del país. Esto no significa que hoy haya más ciudades con promedios de homicidios semanales altos, sino que ahora hay más ciudades con promedios semanales de homicidio moderados.
De hecho, si removiéramos a los municipios con los promedios más altos de homicidios semanales de los últimos años, la tasa nacional no sufriría cambios significativos, cosa que sí sucedía cuando este tipo de municipios eran excluidos en años como 2010 o 2011.
Lo que nos espera en 2019
La información que hoy dispone el INEGI solo nos permite hacer este análisis de temporalidades hasta el año 2017. Sin embargo, el número de carpetas de investigación abiertas por casos de homicidio doloso en 2018 y en 2019 por parte de las fiscalías generales parece indicar que la tasa de homicidios de 2017 será superada por la de estos dos años.
De ser así, lo más probable es que la violencia semanal también refleje este incremento, provocando que en cada semana se acumule un mayor número de homicidios. Suponiendo que los patrones señalados a lo largo de este análisis continúen reproduciéndose, lo anterior significaría que semanas como la transcurrida entre el lunes 14 y el domingo 20 de octubre no necesariamente serían semanas atípicas para el 2019, sino que, de hecho, podrían ser solo una muestra de los niveles cotidianos que hoy vivimos en México.