Hace algunas semanas, mientras scrolleaba en TikTok me encontré con la gran noticia sobre la próxima llegada del nuevo anticonceptivo en gel para hombres. 1 Curiosamente, lejos de alegrarme despertó en mí una serie de cuestionamientos que giraban en torno a la envidia y a sentir que vivía una especie de injusticia.
Durante gran parte de mi vida he tenido que comprar y utilizar diferentes métodos de planificación familiar: inyecciones, píldoras y en dos ocasiones el DIU. El uso de estos productos generó diferentes reacciones en mi cuerpo y en mi psique: desajustes hormonales que llegan con cambios drásticos de humor, dolores de vientre más intensos de lo normal, sangrados prolongados e inesperados, acné, subidas y bajadas de peso, depresión, cansancio, lesiones uterinas y un largo etcétera de efectos secundarios. He sometido a mi cuerpo a una serie de intensos dolores con tal de vivir una sexualidad plena y el no forzarme a una maternidad. Es importante señalar que mi historia no es diferente a la de la gran mayoría de las mujeres de este país que se niegan a convertirse en madres de las o los hijos que Dios mande, o que solo buscan ejercer plenamente su sexualidad. Pareciera que para acceder a nuestros derechos reproductivos es necesario pagar un alto precio.
Espero que no me malentiendan. Considero que es un importante avance la llegada de este nuevo anticonceptivo masculino a nuestro país y al mundo, más si consideramos que en México tan solo el 22 % 2 de los hombres en edad reproductiva suelen tomar parte activa en el tema de planificación familiar. Descargar a las mujeres de esta responsabilidad no solo es necesario, sino también justo.
Actualmente, los hombres solo cuentan con dos opciones anticonceptivas: los preservativos (que bien usados tienen una efectividad del 85 % al 95 %), y la vasectomía (intervención quirúrgica que puede revertirse). Ante estas opciones tan limitadas, desde hace casi 25 años los Institutos Nacionales de Salud (NIH, por sus siglas en inglés) y la organización no lucrativa Population Council han desarrollado esta maravilla de gel anticonceptivo. Ambas instituciones han señalado que el principio es similar al de las píldoras anticonceptivas y se utilizan dos hormonas: acetato de segesterona (una progestina) y testosterona (la hormona sexual masculina).
La primera se encarga de suprimir la producción de testosterona en los testículos y, con ella, el desarrollo del esperma. Y pese a que existía una gran preocupación por la alteración de la testosterona, los resultados de la investigación no muestran efectos secundarios importantes: no hay depresión, pérdida de masa muscular o disminución de la libido.
Según han señalado las y los investigadores, el 86 % de los hombres alcanzaron recuentos de esperma más bajos antes de las 15 semanas, e incluso algunos tuvieron resultados en menor tiempo, suprimiendo la producción de esperma en un plazo de cuatro a ocho semanas.
Este no es el primer intento de desarrollar un anticonceptivo masculino. En 2011 la Organización Mundial de la Salud (OMS) probó inyecciones que utilizaban una combinación similar de hormonas; sin embargo, el proyecto se interrumpió pronto, pues se descubrió que las inyecciones que se encontraban desarrollando tenían demasiados efectos secundarios, incluida una depresión grave.
13 años después de aquel bache de la investigación estamos cerca de lograr acceder a anticonceptivos que les permita a los hombres tener una sexualidad activa y placentera, siendo responsables de evitar embarazos no deseados, con los mínimos efectos secundarios.
La aplicación del producto es muy sencilla y puede formar parte de la rutina matutina masculina: despertar, bañarse, lavarse los dientes y aplicarse el gel sobre los omóplatos, cerca de los hombros y ¡listo! El uso cotidiano de este gel en un lapso de entre 8 – 15 semanas disminuye la producción de espermas de manera que el riesgo de embarazo es casi nulo: sin dolores de cabeza, sin cambios de humor, sin dolor, sin objetos extraños dentro de su cuerpo. Si por accidente el individuo se olvida colocar el gel uno o dos días, el riesgo de embarazos no planeados sigue siendo mínimo, pues para recuperar el nivel normal de espermas se debe dejar de usar entre dos o tres meses, volviéndolo también un excelente anticonceptivo reversible.
Resulta curioso que los anticonceptivos femeninos, aún sabiendo la larga lista de efectos secundarios que producen (incluyendo la depresión grave) no han sido suficientes para dar paso a tratamientos menos agresivos y más efectivos. Es en este contexto que las mujeres debemos desarrollar una rutina muy disciplinada para no olvidar nuestras píldoras, atenernos al bombardeo hormonal a través de inyecciones e implantes, o a introducir un extraño objeto de cobre que parece querer enterrarse en nuestras entrañas si queremos vivir plenamente nuestra sexualidad y evitar embarazos no deseados.
Estos anticonceptivos fueron creados entre las décadas de 1960-1970 y a partir de entonces no han dejado de usarse y comercializarse. No cabe duda que su aparición y el acceso al que tuvieron las mujeres cambió por completo el control de la natalidad y la percepción sobre los derechos reproductivos de las mujeres. Estos avances médicos fueron fundamentales para la liberación sexual femenina, son fundamentales en la historia misma del feminismo. Desgraciadamente, desde entonces los esfuerzos y avances por crear anticonceptivos innovadores, seguros y amables con el cuerpo de las mujeres son muy pocos.
Es difícil no sentir envidia. Históricamente las mujeres hemos tenido la responsabilidad de evitar los embarazos, pues somos quienes literalmente ponemos el cuerpo. En este contexto, el uso de anticonceptivos es más una necesidad que un deseo, y por ello adquirimos lo que hay en el mercado independientemente de sus efectos secundarios. Es una injusticia que a lo largo de los siglos esta carga haya estado principalmente del lado femenino, y al menos, hasta que llegue el 2025 y se apruebe la venta de este producto, a nosotras nos toca hacer los sacrificios.
Cuando se escribe desde un cuerpo que se reconoce como femenino, que ha pasado por múltiples estrategias para vivir una vida sexual plena y sin riesgos, un cuerpo que escribe desde un país que en pleno siglo XXI aún debate si se le debe conceder a las mujeres plena decisión sobre sus derechos reproductivos, donde la educación sexual es limitada, y donde hay un estancamiento en investigación sobre métodos anticonceptivos femeninos que no generen esa larga lista de efectos secundarios, ¡es imposible no sentir envidia por un método con las características de este maravilloso gel!
Ante este panorama, no me queda más que cuestionar a la investigación médica y la industria farmacéutica en general. ¿Por qué las mujeres debemos continuar adquiriendo anticonceptivos sin perspectiva de género? ¿Por qué debemos seguir padeciendo los efectos secundarios de las bombas hormonales? ¿Por qué anteriormente no se abrió la posibilidad de comercializar anticonceptivos masculinos aún con síntomas secundarios que vivimos las mujeres? Es claro que no basta con incluir los discursos en favor de las mujeres si la realidad nos somete a productos que atentan contra nuestra salud física y psicológica; urgen investigaciones y productos con perspectiva de género real.
En Lexia hemos realizado diversos estudios sobre salud reproductiva, métodos anticonceptivos y sobre el ejercicio pleno de la sexualidad con perspectiva de género. Porque no basta tomar los discursos de moda sin acciones contundentes comprometidas con una verdadera búsqueda de la justicia social.
* Eréndira Martínez Almonte (@ErendiraTecpatl) es estratega cualitativa en Lexia, Etnohistoriadora de medio tiempo y Antropóloga de tiempo completo.
Aunque no se han revelado muchos detalles sobre la nueva agencia, un repaso a la trayectoria del fundador de Tesla puede dar algunas pistas.
Donald Trump le ha encargado a Elon Musk, el hombre más rico del mundo, la dirección del nuevo Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE, por sus siglas en inglés).
Trump afirmó en redes sociales que Musk y Vivek Ramaswamy, excandidato en las primarias del Partido Republicano, “desmantelarán la burocracia gubernamental, reducirán las regulaciones excesivas, recortarán los gastos innecesarios y reestructurarán las agencias federales”.
El empresario tecnológico cuenta con una larga experiencia de liderazgo corporativo para cumplir ese objetivo que lleva meses defendiendo.
Pero su rol también le otorgaría una importante influencia sobre la política gubernamental y el entorno regulatorio en el que operan sus compañías, lo que plantea dudas razonables.
De momento se conocen pocos detalles concretos sobre el próximo Departamento de Eficiencia Gubernamental, al que Trump llamó en un comunicado “el Proyecto Manhattan de nuestro tiempo”.
El presidente electo ha adelantado que el DOGE funcionará como una especie de consejo asesor que operará de forma externa mediante una asociación con la Oficina de Administración y Presupuesto de la Casa Blanca (OMB).
El departamento, anunció Trump, “brindará asesoramiento y orientación desde fuera del gobierno, y se asociará con la Casa Blanca y la Oficina de Administración y Presupuesto para impulsar una reforma estructural a gran escala y crear un enfoque empresarial para el gobierno nunca antes visto”.
“Espero que Elon y Vivek realicen cambios en la burocracia federal con miras a la eficiencia y, al mismo tiempo, para mejorar la vida de todos los estadounidenses. Es importante destacar que eliminaremos el despilfarro y el fraude masivos que existen en nuestro gasto gubernamental anual de US$6,5 billones”, agregó.
Y, en principio, no será permanente: Trump estima que el órgano completará su trabajo en 18 meses, y Musk cree que lo hará “mucho más rápido”.
Por su parte, Musk afirmó en un mitin del entonces candidato republicano en octubre que el presupuesto del gobierno estadounidense podría reducirse en “al menos” US$2 billones de un total de US$6,5 billones.
También ha sugerido con frecuencia que el número de empleados gubernamentales se puede reducir de forma significativa.
Por su parte, Ramaswamy expresó en el pasado su deseo de eliminar una serie de oficinas federales, entre ellas el Departamento de Educación, la Comisión Reguladora Nuclear, el Servicio de Impuestos Internos y el FBI.
En todo caso, la forma en la que Musk ha dirigido sus propias empresas puede dar pistas de lo que los estadounidenses pueden esperar que haga en el DOGE.
En octubre de 2022 se hizo cargo de la plataforma de redes sociales Twitter, a la que rebautizó como X, en un acuerdo de US$44.000 millones.
Musk renunció a las políticas de moderación de contenido y eliminó el veto a los usuarios considerados infractores de las reglas sobre discurso de odio y desinformación.
Uno de los usuarios a los que restituyó fue Trump, cuyo perfil había sido censurado tras el motín del Capitolio en enero de 2021 por seguir afirmando que las elecciones de 2020 habían sido amañadas en su contra.
La adquisición de Musk trajo cambios radicales a X, como la reducción de plantilla de unas 8.000 personas a 1.500.
En abril de 2023 le dijo a la BBC que su razonamiento para tomar esta medida era que “si toda la empresa se hunde, entonces nadie tendrá trabajo”.
“Su idea de eficiencia era despedir a mucha gente”, afirma Alex Waddan, profesor de política estadounidense en la Universidad de Leicester.
Como respuesta al éxodo de anunciantes por relajar las políticas de libertad de expresión de la plataforma, el empresario monetizó algunas funciones para aumentar los ingresos.
Convirtió las marcas azules, que antes indicaban que una cuenta de una figura pública era auténtica, en un modelo de suscripción y vinculó los pagos de publicidad a usuarios “verificados” con la cantidad de interacciones recibidas.
Pero estos cambios tuvieron algunas consecuencias no deseadas.
Tras un aluvión de críticas, X asignó marcas de oro o plata a las cuentas oficiales para evitar que se confundieran con falsas, lo que significa que las marcas azules solo indican que una cuenta es de pago.
Incentivar a los usuarios con una parte de los ingresos publicitarios también aportó una vía para que las llamadas “granjas de bots” ganaran dinero con interacciones a su contenido generado automáticamente. Musk ha dicho que su equipo ha eliminado de forma repetida las cuentas de bots.
Los críticos sostienen que sus cambios han dado prominencia al discurso de odio y la desinformación, aunque él sostiene que la red social es políticamente neutral.
“Como ’empresario en serie’, Musk ha sido implacable en su intento de mejorar la eficiencia institucional en sus propias compañías”, evalúa Thomas Gift, profesor de Ciencias Políticas y director del Centro de Política Estadounidense en el University College de Londres.
Añade que, aunque el papel principal de Musk será “reducir la maraña de burocracia que es el gobierno federal de Estados Unidos”, su puesto también le aportará influencia en la nueva administración.
“Si bien su papel en el Departamento de Eficiencia Gubernamental será más informal, no hay duda de que Trump lo escucha, al menos por el momento”, sentencia.
Elon Musk “es extremadamente antirregulaciones y odia que el gobierno o cualquier otra persona le diga qué hacer“, describió la periodista de investigación Kristen Grind en el podcast The Daily del diario estadounidense The New York Times.
El acrónimo DOGE ideado por Musk hace referencia a un meme de un perro Shiba Inu que luego dio su nombre a la criptomoneda Dogecoin. Él ha mencionado ambos con frecuencia.
Christopher Phelps, profesor de historia política moderna de Estados Unidos, interpreta que el nombre es “un guiño a la desregulación de las criptomonedas como parte de sus planes”.
Los precios de las criptomonedas aumentaron después de la elección de Trump, lo que hace pensar que el presidente entrante creará un entorno regulatorio relajado.
Pero los llamamientos desregulatorios de Musk también pueden atribuirse en parte a las frustraciones que ha padecido con sus otras empresas comerciales: la compañía de vehículos eléctricos Tesla y la firma de cohetes SpaceX.
El gobierno de Estados Unidos ha acusado repetidamente a Tesla de intentar evitar que sus trabajadores se sindicalicen, lo que en algunos casos podría infringir la ley federal.
Musk, cuyo patrimonio neto estimado alcanza los US$290.000 millones, ha afirmado anteriormente que “no está en contra de todos los sindicatos”, pero que el sindicato de trabajadores automotrices “tiene un historial de destrucción de productividad que impide a una empresa competir”.
En septiembre, Musk amenazó con demandar a la Administración Federal de Aviación por sus planes de multar a su compañía SpaceX con US$633.000 por supuestas infracciones de licencias relacionadas con algunos de sus lanzamientos de cohetes desde Cabo Cañaveral, en Florida.
Acusó a la agencia de “extralimitación regulatoria”.
También ha dicho en repetidas ocasiones que quiere colonizar Marte, y el programa Starship de SpaceX es un intento de hacer esto posible.
Pero en septiembre escribió que esto solo era una posibilidad “siempre que no se vea sofocada por la burocracia” y afirmó que la creación del DOGE era “el único camino para extender la vida más allá de la Tierra”.
Entonces, ¿hasta qué punto su motivación para asumir el rol en el gobierno responde a sus intereses comerciales?
Musk “se beneficiará personalmente de gran parte de la desregulación que promociona”, opina el profesor Phelps.
“Creo que poner a alguien que es multimillonario y dirige grandes corporaciones a cargo de un proyecto federal de desregulación es algo, por naturaleza, lleno de conflictos de intereses“.
Por su parte, el profesor Gift apunta que “no hay duda de que Musk tiene importantes intereses creados en el panorama regulatorio de Estados Unidos como resultado de sus muchas empresas comerciales”.
Al mismo tiempo, matiza, “es difícil afirmar que este sea el único motivo que lo impulsa”.
“Musk ha asumido enormes riesgos personales y políticos al salir del armario a favor de Trump, y muchas de sus actividades y retórica parecen mostrar a un individuo ideológicamente comprometido con causas en las que cree”.
El profesor Waddan coincide con este punto de vista: “es evidente que tiene algo en juego y un interés propio, pero igualmente puede creer sinceramente que hay demasiada regulación y demasiada burocracia gubernamental”.
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