Educación. Esa herramienta tiene el potencial de detonar un mayor crecimiento económico, cambiar la vida de millones y transformar el rumbo de México. Una y otra vez se ha demostrado que invertir en ella funciona. Los cambios son lentos y el sistema es complejo. Hay actores que se resisten y estructuras obsoletas que se han convertido en un lastre para el país. Pero vale la pena insistir.
Hace unas semanas se presentó el Plan México, una estrategia del Gobierno Federal para impulsar el desarrollo económico y social. Sus objetivos incluyen atraer inversión nacional y extranjera, generar más empleo y desarrollar proyectos junto con el sector empresarial. Su éxito dependerá, en gran medida, de contar con el talento necesario y disponible para sostenerlo. Tan es así que una de sus 13 metas se enfoca en incrementar anualmente en 150 mil el número de profesionistas y técnicos, adicionalmente a los que ya se generan.
Más allá de entender por qué el número mágico es 150 mil, es importante reconocer al menos tres realidades de la educación en México. Primero, la cobertura en educación superior es baja, 35 % de los jóvenes están matriculados en este nivel educativo, de acuerdo con la SEP. Segundo, existe poca diversificación en la elección de carreras y, por lo tanto, de habilidades. La mitad de los profesionistas egresan de diez carreras, principalmente de campos tradicionales como Derecho o Administración, según Compara Carreras del IMCO. Tercero, las empresas reportan escasez de talento, sobre todo calificado, tres de cada cuatro empresas se encuentran en esa situación, según un estudio del IMCO y Coparmex.
Actualmente, México genera 777 mil profesionistas al año, de acuerdo con datos de la SEP. Aumentar este número en 150 mil implicaría un incremento de 20 %, no es poca cosa. Considerando que las licenciaturas toman en promedio entre cuatro y cinco años en completarse, el impacto se reflejaría en el penúltimo o último año de la administración actual, en el mejor escenario.
Una alternativa para acelerar el cambio pueden ser las carreras técnicas porque son más cortas, flexibles y asequibles. Del total de egresados al año, 44 mil son de carreras técnicas, es decir, menos de 6 %. Para llegar a la meta, al menos en la primera mitad del sexenio, se necesitaría casi cuadruplicar la oferta de técnicos. Las carreras técnicas son poco valoradas por el mercado laboral, ya que los técnicos tienden a percibir dos terceras partes de los ingresos que reciben los egresados de una licenciatura. Esto tiene que cambiar para que el incremento sea sostenible.
Al final del sexenio quisiéramos ver cambios tangibles, no promesas vacías o iniciativas que quedaron en buenas intenciones. Por eso, la pregunta es cómo se va a generar más talento. En cuanto a la educación superior, la presidenta de la república ha mencionado continuar con las becas (López Obrador prometió aumentar la cobertura de 34 % a 50 %, seguimos igual) y crear 330 mil plazas nuevas para 2030 (el Plan México proyecta 900 mil profesionistas y técnicos adicionales en este mismo periodo). ¿Será suficiente?
Me gustaría pensar el Plan México como una apuesta por el país, invertir en la educación de las generaciones actuales y futuras solo puede salir bien. El rendimiento es alto y el riesgo es bajo. Por eso, me llevo algunas palabras de Altagracia Gómez, titular del Consejo Asesor Empresarial: pensar y actuar en grande, trabajar en conjunto, tener una visión de largo plazo y confiar en México. Mucho que ganar y poco que perder, una gran apuesta.
* Fernanda García (@fergarciaas) es directora de Sociedad Incluyente.
La medida se produce después de que el presidente de EE.UU., Donald Trump, asegurara que quiere comprar Groenlandia, una isla autónoma con amplia autonomía pero que forma parte de Dinamarca.
Dinamarca ha anunciado que destinará 14.600 millones de coronas (US$2.050 millones) a reforzar la seguridad en la región ártica, en colaboración con sus territorios autónomos, Groenlandia y las Islas Feroe.
El acuerdo, con el que buscan “mejorar las capacidades de vigilancia y mantener la soberanía en la región”, incluye tres nuevos buques para el Ártico, más drones de largo alcance con capacidad avanzada de adquisición de imágenes y una mayor cobertura por satélite.
“Debemos afrontar el hecho de que existen serios desafíos en materia de seguridad y defensa en el Ártico y el Atlántico Norte”, declaró el ministro de Defensa de Dinamarca, Troels Lund Poulsen.
La medida llega después de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, haya dicho en repetidas ocasiones que quiere adquirir Groenlandia, una isla que goza de amplia autonomía pero que sigue formando parte de Dinamarca.
Trump ha dicho que no puede descartar el uso de la fuerza militar o económica para perseguir su deseo de apoderarse del territorio.
La tensión desatada por la ambición expansionista de Trump sobre la isla llegó a su momento álgido la semana pasada en una explosiva llamada telefónica que mantuvo con la primera ministra danesa, Mette Frederiksen.
Ambos mandatarios conversaron durante unos 45 minutos, en los que Frederiksen dejó claro que Groenlandia no estaba en venta, aunque ofreció una mayor cooperación en defensa y en la explotación de los recursos naturales de la isla.
A pesar de ello, Trump estuvo “agresivo” y “confrontacional”, y la charla acabó mal, según dijeron funcionarios europeos que fueron informados de la conversación al Financial Times.
“(Trump) fue muy firme. Fue una ducha fría. Antes era difícil tomárselo en serio. Pero creo que es grave y potencialmente muy peligroso”, dijo uno de ellos al diario británico. Otro calificó la conversación de “horrorosa”.
Frederiksen ha pedido desde entonces a sus socios europeos que no inflamen más los ánimos, pero ha iniciado una gira por las capitales europeas para recabar apoyos.
Groenlandia, el territorio menos poblado del mundo, tiene unos 56.000 habitantes, en su mayoría indígenas inuit.
Estados Unidos mantiene desde hace tiempo un vínculo de seguridad con Groenlandia. Después de que la Alemania nazi ocupara Dinamarca continental durante la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos invadió Groenlandia y estableció estaciones militares y de radio en todo el territorio. Desde entonces ha mantenido su presencia en la región.
Groenlandia se encuentra en la ruta más corta entre Norteamérica y Europa, lo que le confiere una importancia estratégica para Estados Unidos.
En los últimos años, ha aumentado el interés por los recursos naturales de Groenlandia, incluida la extracción de minerales de tierras raras, uranio y hierro.
“Groenlandia está entrando en una época de amenazas cambiantes”, declaró Vivian Motzfeldt, ministra de Independencia y Asuntos Exteriores de Groenlandia, en un comunicado en el que anunciaba el nuevo gasto en defensa.
“Me complace que con este acuerdo parcial hayamos dado el primer paso para reforzar la seguridad en Groenlandia y sus alrededores”.
Se espera que en el primer semestre de este año se anuncien nuevos fondos.
La nueva inversión se produce después de que Dinamarca anunciara por separado en diciembre que iba a destinar casi US$1.500 millones a la defensa de Groenlandia, incluida la compra de nuevos buques, aviones no tripulados de largo alcance y equipos adicionales de trineos tirados por perros.
Poulsen describió el momento del anuncio como una “ironía del destino”, justo después de que Trump dijera que la propiedad y el control de Groenlandia eran una “necesidad absoluta” para Estados Unidos.
El primer ministro de Groenlandia ha dicho que el territorio no está en venta, añadiendo que «Groenlandia pertenece al pueblo de Groenlandia».
Por su parte, la primera ministra danesa ha dicho a Trump que corresponde a Groenlandia decidir su propio futuro.
Trump ha redoblado sus intenciones desde entonces, a pesar de las advertencias de los países europeos de que no amenace a Groenlandia.
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