Construyendo un país habitable y un futuro posible
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De qué hablamos cuando hablamos de paz

Sin un referente común de verdad, la confianza en las instituciones se erosiona, la manipulación se vuelve norma y la democracia se tambalea poniéndose en entredicho.
03 de febrero, 2025
Por: Ana Paula Hernández Romano

“Los hechos son el tejido de la realidad; negarlos destruye el mundo en el que vivimos”.

Hannah Arendt

 

En un contexto en el que cualquier cosa parece poder significar paz, desde un fertilizante hasta la militarización de la seguridad, es crucial construir un lenguaje común que acote las palabras, que limite las ocurrencias, que nos permita no desviarnos del futuro posible y deseable que buscamos construir.

Definir quiere decir poner límites: poner límites al lenguaje, trazar la frontera entre lo que cabe y  lo que debe quedar fuera. En el lenguaje público se define, a veces con demasiada holgura, quién es migrante y quién no, quién de izquierda y quién no, quien está conmigo, quién en contra, quién merece que sus derechos sean respetados y quién no. Esto se define, muchas veces, al margen de la verdad. En unos tiempos y unas sociedades en los que parece que la verdad no ha caído en desuso, pero se ha vuelto irrelevante, ¿por qué habría de importarnos la verdad cuando lo relevante son los votos y otras formas sociales de reforzar lo que creemos que somos?

Ver una película, leer una novela, implican un pacto lector. Quien lee ficción decide poner entre paréntesis el reclamo de verdad. Nos aproximamos al texto sabiendo que seremos engañados y vamos gozosos al encuentro con lo inverosímil. Sabemos que no es relevante si el Barón Rampante vivió tales o cuales años entre las copas de los árboles, le creemos a Werther el desconsuelo que lo llevó a partir, no importa si llovieron flores amarillas o naranjas cuando murió José Arcadio, ni si ochenta días fueron suficientes para dar la vuelta al mundo o si ronda entre nosotros una liebre torturada por un reloj de bolsillo.

Aceptamos el pacto. Y, al cerrar el libro, sabemos que las liebres, las copas de los árboles, las flores amarillas quedarán atrapadas ahí.

El problema es cuando la ficción se empeña en invadir la realidad, porque deja de ser ficción para convertirse en una manipulación premeditada, con sus formas y fines específicos, que trasciende las palabras y los textos que la contienen e inunda la realidad. No hay entonces libro que se pueda cerrar para mantenernos a salvo de la mentira.

Para Hannah Arendt, cuando la verdad se diluye en cientos de mentiras que se repiten sin parar, la sociedad corre el riesgo de caer en el totalitarismo. Sin un referente común de verdad, la confianza en las instituciones se erosiona, la manipulación se vuelve norma y la democracia se tambalea poniéndose en entredicho. Así, la lucha por la verdad es una lucha por la libertad: libertad de expresión, de pensamiento, de acción, de creencias. En la lucha por la verdad van de por medio la libertad, las garantías de poder seguir siendo lo que somos o, con suerte, un poco mejores de lo que somos. Sin verdad, tenemos que estar dispuestos a renunciar también a la libertad y con ella a la justicia.

Definir limita, o debería limitar, no solo el lenguaje, sino también la realidad. Es decidir qué estamos dispuestos a creer. Es evaluar cuál sería el costo de no poner límites al lenguaje, a las acciones, a los discursos, a las políticas. Definir es tener un marco común de pensamiento y acción contra el cual sea posible contrarrestar cualquier ficción.

Con esta intención de acotar palabras y acciones, en el Diálogo Nacional por la Paz nos dimos a la tarea de hacer un glosario mínimo de la paz y sus alrededores –De qué hablamos cuando hablamos de paz-, que define qué es dialogar, qué son las violencias, cómo se definen la justicia transicional, punitiva, cívica, restaurativa y que acota, a partir de estas definiciones, los planes y propuestas que pretenden construir la paz. El glosario da unos cuantos criterios elementales para juzgar si los programas abonan o no a la construcción de paz, por ejemplo: partir de necesidades detectadas por la propia comunidad (diagnóstico); estar alineados con la Agenda Nacional de Paz (cuyo diagnóstico viene de un amplio diálogo a lo largo y ancho del territorio nacional); crear autonomía y capacidades locales (y no relaciones de dependencia y vulnerabilidad hacia quien implementa el proyecto); sumar a distintos sectores que forman parte de una comunidad (sociedad civil, iglesias, empresas, gobiernos, academia, etc.); ser apartidistas, al margen de filias y fobias políticas, y tener mecanismos de evaluación y rendición de cuentas.

Ojalá que las definiciones puedan servir como un marco de referencia que acote lenguajes y realidades, como un norte que contraste las palabras con los hechos. Decía Voltaire que aquellos que pueden hacernos creer cosas absurdas, pueden hacernos cometer atrocidades. Habría que preguntarnos qué estamos dispuestos a creer y si, con la verdad, estamos dispuestos a renunciar también a la libertad y a la justicia.

* Ana Paula Hernández Romano (@ensusmarcas) es coordinadora del Diálogo Nacional por la Paz.

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Conoce 7 formas fáciles para ser más feliz según la ciencia
7 minutos de lectura

En búsqueda de momentos de más felicidad, los amigos, los viajes y hasta una lista pueden ayudar a encontrar el camino.

25 de enero, 2025
Por: BBC News Mundo
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Algunos están destinados a ser más felices que otros, pero eso no significa que no haya caminos para poder ser más feliz.

¿Qué es la felicidad?

Es una pregunta que nos hacemos muchas veces… y para la que muchas veces no tenemos una respuesta clara.

¿Es vivir sin preocupaciones? ¿O es vivir tranquilo a pesar de los problemas que a diario nos aquejan?

Lo cierto es que algunas personas parecen predeterminadas a ser más felices que otras.

Pero seas el tipo de persona que canta en la ducha y baila bajo la lluvia, o bien tengas una personalidad más dura y un poco pesimista, esa idea de la felicidad no es algo que simplemente vaya a ocurrirnos.

Todos podemos cambiar nuestros hábitos para atraer más de ese bienestar a nuestras vidas.

Por esa razón, aquí puedes encontrar algunos consejos que quizá te sean útiles para ser más feliz en 2025

1. Abrazar la amistad a medida que vamos envejeciendo

La amistad beneficia a las personas en todas las edades, pero en la edad adulta se puede convertir en una importante fuente de felicidad.

Mientras que las personas mayores tienden a limitar sus conexiones sociales para pasar tiempo con las personas que conocen mejor, los investigadores en el tema señalan que es una buena idea estar abierto a forjar nuevas amistades, porque eso nos da un beneficio distinto a las relaciones con la familia, que pueden estar basadas en la obligación.

Como la amistad es voluntaria, las relaciones no obligatorias pueden comenzar y terminar en cualquier momento, por lo que pueden ser más divertidas y menos tensas.

Rana riéndose
Getty Images
Se cree que esperar con regularidad actividades divertidas podría darnos una perspectiva más optimista.

Aunque los adultos enfrentan obstáculos que puede hacer difícil el conocer a nuevas personas, en cierto modo debería ser más fácil hacer amigos: nuestra personalidad es más madura, hemos ganado en la capacidad de relacionarnos socialmente, nuestra perspectiva de vida se orienta más hacia la búsqueda de la alegría y tendemos a volvernos más agradables.

Y el esfuerzo de mantener amistades de calidad mientras envejecemos vale la pena, ya que los beneficios van más allá del bienestar psicológico.

Esto también mejora nuestro funcionamiento cognitivo y la salud física.

De hecho, las investigaciones señalan reiteradamente que la amistad es un factor tan importante como la familia a la hora de predecir la buena salud mental cuando envejecemos.

Y si eres el tipo de persona a la que se le dificulta hacer amigos, un consejo que puede ayudar: puede ser bueno compartir momentos que te marquen como, por ejemplo, ver un eclipse solar como el que se pudo ver el año pasado a lo largo de EE.UU., como una manera de sentirte cerca de quienes te rodean a la vez que se comparten emociones positivas.

2. Practica “confelicidad”

La compasión es un pilar bien establecido de la amistad verdadera.

La palabra, que viene del vocablo latino “dolor compartido”, nos muestra que la empatía nos ayuda a formar fuertes conexiones cuando nuestros amigos necesitan ayuda.

Pero hay un estado emocional opuesto que es menos conocido e igualmente importante: la “confelicidad”.

Esa palabra significa “felicidad compartida” y es una faceta subvalorada de las buenas relaciones que puede ser tan importante como la compasión para mantener la amistad, de acuerdo a varios estudios.

Apoyar de forma entusiasta las buenas noticias de nuestros amigos -y preguntar sobre ello- es la base de ser un buen amigo. Responder de forma pasiva o no valorar de forma activa el éxito de tu amigo puede poner en riesgo esas relaciones.

Llama negra
Getty Images
Disfrutar de la fortuna de nuestros amigos es importante para mantener buenas relaciones con ellos.

3. Hacer un voluntariado

Es casi un cliché decir que hacer algo por otra persona te puede hacer sentir mejor que darte un gusto personal. Pero entre más sabemos del altruismo, más parece que ese cliché es muy cierto.

De hecho, estudios científicos han encontrado que hacer un voluntariado puede incluso ayudar con una serie de condiciones como el dolor crónico y la depresión.

En 2002, un estudio encontró que personas voluntarias que sufrían de un dolor crónico y que fueron asignadas a ayudar a otras personas experimentaron dolor de menor intensidad mientras servían como voluntarios.

Otros estudios han mostrado que el cuidado de animales puede mejorar nuestra salud y cuidar plantas nos puede aportar bienestar, especialmente en adultos mayores.

Algunos médicos ahora recetan el voluntariado como una forma efectiva de “prescripción social”: prescripciones médicas que conectan a las personas con recursos y actividades en la comunidad en la que viven.

Enviar a personas a hacer de todo, desde clases de arte a grupos de ciclismo, o incentivarlas a participar en actividades para ayudar a otras personas necesitadas han probado ser válidas intervenciones de salud que pueden, además, ayudar a reducir la presión sobre los servicios de salud.

4. Conectate con tus ancestros

Hay otra manera de que el pasado te ayude en el presente.

Varios estudios sugieren que relacionarse con nuestros ancestros puede tener profundos beneficios psicológicos.

Conocer historias de la familia sobre cómo se superó una adversidad, por ejemplo, puede ser empoderador cuando los relatos pasan de una generación a otra.

Susan M. Moore -profesora emérita de psicología en la Universidad de Swinburne, en Australia- ha encontrado que las personas que saben sobre su historia familiar tienen mayores niveles de satisfacción y bienestar mental.

Meterse en la tarea de investigar el árbol genealógico puede ayudar a tener la sensación de estar en control de la propia vida, además de favorecer un mayor entendimiento de tu lugar en el mundo.

También te puede dar un sentido de perspectiva y gratitud: saber que tu vida actual ha sido posible por las batallas y logros de tus predecesores.

Perro por la ventada de un carro.
Getty Images
El placer de conducir por un paisaje idílico.

5. Escribir una lista

Hacer un recuento de las bendiciones y favores recibidos es un viejo consejo y se sustenta en una simple pero bien probada intervención.

Sucede que cuando escribimos una lista de tres cosas que nos han pasado nos puede ayudar a mejorar nuestro humor.

Ya sea un evento que nos ha cambiado la vida, como pasar un examen importante o tener un bebé, o algo más ligero como encontrarse de casualidad con un viejo amigo o disfrutar de un momento hermoso como la luz del atardecer.

Cada vez hay más investigaciones que señalan que hacer una lista de ese tipo de cosas puede mejorar nuestro bienestar.

6. Buscar actividades divertidas

Dicen que no hay nada mejor que manejar por un escenario idílico: el viento en tu pelo, la música ideal en el radio, la libertad de la carretera delante tuyo.

Bueno, ahora sabemos que incluso las ratas pueden disfrutar en parte de este paraíso vehicular, después de que unos investigadores de la Universidad de Richmond, en Virginia, le enseñaron a un grupo de roedores a manejar pequeños automóviles de plástico en el laboratorio.

Las ratas aprendieron esta nueva habilidad y pronto comenzaron a montarse en los carros con mucho entusiasmo, como preparadas para el siguiente viaje.

Eventualmente los investigadores notaron que algunas ratas daban pequeños saltitos como muestra de excitación, por manifestar de forma anticipada el placer de ese viaje.

Esto llevó a un nuevo campo de investigación. ¿Puede que la expectativa de la diversión sea tan satisfactoria como la propia actividad?

En otro experimento, los científicos entrenaron a algunas ratas para que aguardaran por las recompensas, mientras que a otras se les daba una retribución de forma inmediata.

Más tarde, evaluaron el optimismo de las ratas y descubrieron que aquellas que habían sido entrenadas para esperar recompensas eran más optimistas.

Los investigadores especularon que esto también podría funcionar así entre los humanos: al anticipar rutinariamente actividades o eventos placenteros, podríamos reprogramar nuestros cerebros para ser más optimistas.

Foca en el suelo.
Getty Images
Hacer nada es un buen consejo para buscar la felicidad.

7. No hacer nada

Si has llegado hasta aquí en la lista, el consejo que sigue puede resultarte algo inesperado.

Pero las investigaciones sugieren que preocuparse demasiado por ser feliz puede, en realidad, ser un obstáculo para serlo.

Los experimentos que prepararon a las personas para desear una mayor felicidad antes de ver una película de tono edificante u optimista terminaron sintiéndose más decepcionados que eufóricos después del film.

La teoría es que, al aumentar sus expectativas y dedicarse a leer e informarse sobre la importancia de la felicidad, en realidad las personas pueden experimentar el efecto contrario y sentirse desanimadas.

Es posible que tú mismo hayas experimentado esto durante un gran evento o fiesta que estabas esperando con ansias y que no estuvo a la altura de esas expectativas.

Iris Mauss, psicóloga de la Universidad de California en Berkeley, ya ha demostrado que el deseo y la búsqueda de la felicidad también pueden aumentar los sentimientos de soledad y desconexión.

Ella recomienda adoptar una actitud más estoica y aceptar que la vida al fin de cuentas está hecha de altibajos.

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