Este 12 y 13 de diciembre, organizaciones de la sociedad civil de México y Europa participamos en el Diálogo Político de Alto Nivel entre México y la Unión Europea (UE), que es parte de los compromisos de la asociación estratégica bilateral, con el fin de intercambiar perspectivas sobre temas de interés común e identificar prioridades en la agenda bilateral, regional y multilateral. En esta edición en Bruselas uno de los temas prioritarios de la agenda es el de Empresas y Derechos Humanos.
Recientemente, la Unión Europea aprobó la Directiva de Debida Diligencia sobre Sostenibilidad Corporativa (CSDDD) como un marco para regular la responsabilidad de las empresas de prevenir impactos negativos a los derechos humanos y el medio ambiente en sus operaciones y sus cadenas de valor. Por ello, aunque su implementación se encuentra en proceso de armonización nacional, es un avance importante en los compromisos de la Unión Europea para regular la debida diligencia en derechos humanos por parte de las empresas. Como parte de este enfoque, las empresas deben prestar especial atención a cualquier efecto adverso en las personas que puedan estar expuestas a un mayor riesgo debido a su condición de vulnerabilidad.
En ese diálogo, ambas partes podrán establecer líneas de trabajo en común, por lo que esta directiva puede ser el inicio de un camino en el cual priorizar la homologación de los marcos normativos para la empresas que cuenten con operaciones en ambas jurisdicciones.
Por lo anterior, la UE tiene una experiencia normativa que puede compartir con México como buena práctica y analizar estratégicamente para evaluar cómo podrían armonizarse las regulaciones a ambos lados del Atlántico a partir de la implementación de la citada directiva.
Terminando el diálogo en Bruselas, se llevarán a cabo en Ginebra el décimo periodo de sesiones del Grupo de trabajo intergubernamental de composición abierta sobre las empresas transnacionales y otras empresas comerciales con respecto a los derechos humanos, que tiene como objetivo desarrollar un instrumento internacional legalmente vinculante en la materia. Cabe destacar que esas sesiones estaban programadas para octubre de este año; sin embargo fueron pospuestas para realizarse del 16 al 20 de diciembre.
México, al igual que otros estados de diferentes regiones, ha participado activamente en este proceso a lo largo de los años; no obstante, aún existen grandes retos para contar con mecanismos que permitan que las comunidades afectadas en todo el mundo puedan tener acceso y participación activa en esas discusiones.
A lo largo de los diez años de negociaciones, las organizaciones de la sociedad civil hemos sido muy enfáticas en señalar los retos y también las oportunidades para tener procesos incluyentes y que atiendan los abusos a derechos humanos por la actividades empresarial en los territorios, pues es un compromiso internacional que emana de otros tratados internacionales.
México a nivel internacional, cierra este año en espacios donde deberá refrendar su compromiso con el respeto a los derechos humanos, particularmente de las comunidades indígenas, campesinas y afromexicanas; sin embargo, ese compromiso internacional deberá reafirmarlo a inicios del siguiente año con un trabajo amplio y constructivo a favor de la creación de marcos jurídicos vinculantes en temas de derechos humanos y empresas. En específico, avanzando hacía una regulación sobre la debida diligencia con perspectiva de derechos humanos, género y medio ambiente.
Las organizaciones de la sociedad civil nos mantendremos en la línea; todas las acciones del Estado mexicano deberán concretarse con la participación activa de las comunidades en el centro. Sólo así avanzaremos hacia un país más justo, que brinde protecciones efectivas a las personas históricamente más vulneradas.
*Zúe Valenzuela es licenciada en Derecho por la Universidad de Guadalajara y maestra en Derecho Constitucional y Derechos Humanos por la Universidad Panamericana, actualmente se desempeña como Oficial de Vinculación Estratégica e Incidencia en PODER.
El grupo islamista que lideró la ofensiva que derrocó al régimen de Al Assad, HTS, utiliza una bandera muy similar a la que usan los talibanes en Afganistán desde hace décadas.
El nuevo primer ministro interino sirio, Mohamed al Bashir, presidió el martes su primera reunión en Damasco.
Detrás de Al Bashir ondeaban dos banderas: la “bandera de la revolución” siria, que es verde, blanca y negra con tres estrellas rojas en el centro, y una bandera blanca con el juramento musulmán de fe transcrito en negro.
Esta segunda bandera, que es la que utiliza oficialmente el grupo islamista Hayat Tahrir al Sham (HTS), que controla partes de Siria, se parece a la bandera de los talibanes, que fue reinstaurada en Afganistán cuando el grupo islamista retomó el control del país en 2021.
HTS y otros grupos armados de la oposición tomaron el control de Siria cuando el régimen de Bashar al Assad cayó el 8 de diciembre.
El grupo había avanzado hacia el sur desde su bastión en la provincia de Idlib, en el noroeste de Siria, a fines de noviembre.
Desde entonces, el líder del grupo, Abu Mohammed al Jolani (ahora conocido como Ahmed al Sharaa), ha estado tratando de tranquilizar a los sirios diciendo que habrá un gobierno unificado que represente a todas las diversas facciones minoritarias dentro del país, y que ningún grupo será perseguido.
También ha estado tratando de tranquilizar a la gente diciéndoles que no deben temer a un sistema de gobierno islámico.
Sin embargo, la aparición de esta bandera blanca ha suscitado un debate entre los sirios sobre qué mensaje envía sobre el futuro político de Siria.
El incidente “dejó a mucha gente en estado de shock”, informa el corresponsal especial del Servicio Árabe de la BBC, Feras Kilani, desde Siria.
“Esto sugiere que el nuevo gobierno podría seguir el modelo talibán y crear un Estado islámico gobernado por la ley sharía”, dice Kilani.
La sharía es el sistema legal islámico que, en su conjunto, es un código de conducta que determina todos los aspectos de la vida de los musulmanes.
Algunas personas expresaron su “decepción” por la aparición de la bandera en las redes sociales.
El activista político y periodista sirio Rami Jarrah dijo que la exhibición de una bandera islámica detrás de Al Bashir cuando se dirigía a los sirios es “un insulto”.
“Se supone que este hombre representa a los sirios de todos los orígenes religiosos, esto es un insulto escandaloso para todos nosotros”, escribió en X.
Otros han expresado su oposición a que se enarbole “cualquier bandera junto a la bandera de la revolución” en las instituciones gubernamentales.
“Hemos terminado con el partido Baaz y no queremos entrar en otro ciclo de agitación”, afirmó el periodista Nedal al Amari en X.
Pero otros sirios no tienen ningún problema con la bandera blanca, pues creen que no significa necesariamente que el gobierno talibán vaya a ser el modelo a seguir en Siria.
Algunos dicen que podría considerarse como la bandera de su partido, “siempre que permitan que otros partidos políticos estén representados” en Siria.
Los talibanes en Afganistán siguen una ideología sunita y yihadista extrema.
El grupo ha estado usando la bandera blanca con el juramento musulmán de fe escrito en negro desde que llegó al poder por primera vez en Afganistán en 1996.
HTS también ha estado usando esta misma bandera durante algún tiempo, y aparece en instituciones civiles que brindan servicios en la ciudad de Idlib.
Si bien la bandera de HTS y los talibanes es similar, un alto funcionario del gobierno talibán le dijo a la BBC que los dos grupos “no la han copiado el uno del otro”.
El gobierno talibán en Afganistán ha estado celebrando los logros políticos y militares de HTS en Siria, y expresó la esperanza de que esto conduzca al establecimiento de un “gobierno islámico” en el país.
Los partidarios de los talibanes y algunos de sus aliados distribuyeron dulces en reuniones en muchas provincias para celebrar la salida de Al Assad del poder.
La “conexión ideológica” entre los talibanes y HTS es una de las razones por las que los primeros se identifican con los segundos en Siria.
Un alto funcionario talibán, que trabaja en la oficina presidencial, escribió en su cuenta X: “La historia de Kabul y Damasco es la misma, ambas cayeron un domingo, ambas fueron capturadas en 11 días y los líderes de ambos países huyeron”.
Esa misma bandera apareció detrás de Al Jolani en su entrevista con CNN la semana pasada, junto a la “bandera de la revolución”.
Durante la entrevista, dijo que la gente no debería temer a un sistema de gobierno islámico, asegurando que todas las diversas facciones de la sociedad siria estarían representadas.
El experto en grupos islamistas en Siria, incluido el llamado Estado Islámico (EI), Aymenn al Tamimi, le dice a la BBC que el uso de la bandera muestra que HTS quiere representar “un proyecto de gobierno islámico” en Siria.
“Esta bandera es coherente con la posición de larga data [de HTS], mostrándose como representante de los sunitas de Siria”, añade.
Sin embargo, Al Tamimi explica que “sería muy difícil para HTS imponer el mismo modelo de gobierno que los talibanes, ya que la sociedad [siria] en general no aceptaría restricciones como privar a las niñas de la educación superior o el establecimiento de un gobierno autoritario que impida las elecciones populares”.
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