Aparentemente el trabajo de los Comités de Evaluación de los Poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial dentro del Proceso Electoral Extraordinario concluyó el 12 de febrero en medio de diversas críticas y señalamientos. Sus trabajos, de acuerdo a lo definido en la reforma, terminaban con la entrega del Senado al INE de los listados de las personas candidatas que, tras un proceso de evaluación y uno de insaculación, consideraron idóneas y que serán las personas que aparecerán en las boletas.
Sin embargo, desde el Laboratorio no podríamos asegurar que su labor ha finalizado, pues es tiempo de enmendar, dentro de lo posible, el desorden. Cabe señalar que el resultado del proceso de selección de las candidaturas judiciales ha sido muy cuestionable: por la parcialidad con la que se condujeron los Comités; el cambio constante de reglas; los errores en los procedimientos, y la carencia de una metodología sólida y rigurosa en la que se basara su labor. Sin mencionar los oídos sordos que se hicieron desde y hacia varios frentes ante las críticas al proceso.
Aunque jurídicamente se consideraba como finalizada esta etapa del proceso, la realidad es que aún existe mucha incertidumbre por las múltiples versiones que existen de las listas y los vacíos legales para subsanarlas. El propio INE ha señalado que las listas traen fuertes problemas: nombres duplicados, datos incompletos, personas que están postuladas a dos cargos distintos, personas que no se inscribieron, otras que se desistieron, y un larguísimo etcétera de inconsistencias y errores, todos ellos producto del desaseo en los procesos de selección.
Se han presentado algunos casos en los que, bajo el supuesto de estar “en funciones” o tener “pase directo”, muchas personas aparecieron en los listados sin querer buscar el cargo y a lo que sucedieron diversas renuncias. En otros casos, se encuentran nombres duplicados en más de una lista, condición que está prohibida por la legislación y que da muestra del poco cuidado que se tuvo durante la confección del listado final remitido por el Senado de la República.
Al recibir los listados, el INE hizo evidente que la información de las candidaturas que le había sido proporcionada no era suficiente para mantener una comunicación directa con ellas para efectos, entre otras cosas, de la difusión de su perfil y trayectoria en la plataforma Conóceles, o para las cuestiones de fiscalización, por lo que dio un plazo de 48 horas al Senado para subsanar esa omisión. Todo lo anterior a pesar de que la reforma judicial constitucional marcaba el 12 de febrero como fecha límite y que la reforma de supremacía constitucional impedía a terceros hacer ningún tipo de excepción o interpretación al texto constitucional.
El plazo fue aprovechado para, además, incluir a las ministras Batres, Esquivel y Ortiz que, por omisión, no habían sido inscritas en el primer listado integrado. Todo lo anterior, de nuevo, a pesar de la fecha límite marcada en la Constitución.
El Senado determinó que 6 de los actuales integrantes del Consejo de la Judicatura Federal (CJF) accedieran a las candidaturas a las magistraturas del Tribunal de Disciplina Judicial (TDJ) por estar “En Funciones”. Esto a pesar de que el CJF es un órgano de carácter administrativo sancionador, pero no de naturaleza jurisdiccional como lo será el TDJ una vez que se instale.
Por todo lo anterior, el INE tuvo que subsanar bastantes errores por su cuenta, pues el Senado desoyó prácticamente todas las solicitudes de corrección, y avanzar con la aprobación de las listas de candidaturas para cubrir los apretados tiempos que tiene que cumplir para imprimir las boletas electorales y distribuirlas. La batalla contrarreloj es uno de los criterios que ha definido la organización de esta elección, ante una autoridad electoral que se ha visto en la situación de improvisar -sujeto también errores- en su intento por estar a la altura de sus propios estándares.
Si rezas por amor en Izumo, hay muchas posibilidades de que seas escuchado, dicen los lugareños. Cada año, ocho millones de dioses se reúnen en esta ciudad costera para decidir el destino de las relaciones humanas.
La palabra enmusubi abarca muchas de las relaciones que forman parte de la vida, como las que se tienen con la familia, los amigos y el trabajo, pero la mayoría de las veces hace referencia a las relaciones románticas.
Esta connotación está en el aire al bajar del avión y pasar por delante de la estatua de un dios jovial llamado Okuninushi, conocido como el “gran casamentero”, y un estante de ema (placas de madera con oraciones) inscritas con los deseos románticos de los viajeros.
Puede parecer que los turistas que vienen aquí tienen el amor en mente. Eso es porque si rezas por lograr el amor en Izumo, hay una buena posibilidad de que se escuchen tus plegarias.
Ubicada a orillas del mar de Japón en Shimane, la segunda prefectura menos poblada de Japón y, en 2023, la menos visitada, Izumo está lejos de la vía del tren bala Shinkansen, lo que la convierte en una de las pocas ciudades de Japón a las que es mejor llegar en avión.
La ciudad alberga el santuario Izumo Taisha, que se considera el más antiguo del país y está dedicado a Okuninushi, a quien se venera como el creador de Japón y el dios del enmusubi en la religión sintoísta de Japón.
“Es el dios que gobierna las cosas que los humanos no pueden ver”, como el destino, explicó el guía local Minori Maeda. “Se podría decir que es el dios de la búsqueda de pareja. Es el que une a las personas, tiene un poder tremendo”.
Por eso, Izumo Taisha se ha hecho popular como uno de los “lugares de poder” de Japón, un término que surgió en la década de 1990 para describir lugares, generalmente rodeados de naturaleza, que se cree que tienen poderes especiales para generar buena suerte, mejor salud o, en este caso, amor.
Aunque la filosofía de los “lugares de poder” es una mezcla difusa de sintoísmo, espiritualidad new wave, feng shui y marketing, su popularidad en las últimas décadas ha aumentado el turismo a lugares como Izumo.
Más de siete millones de personas visitaron el santuario en 2023, según datos de la ciudad, incluidas alrededor de 350 parejas que se casaron allí.
Sin duda, no todo el que visita Izumo lo hace en busca del amor, pero la cantidad de actividades relacionadas con la búsqueda de pareja que se realizan aquí sugiere que un buen número de turistas sí lo hace.
Con esto en mente, los servicios de turismo han recopilado itinerarios turísticos centrados en lugares románticos de Izumo y la región de San’in en general.
Abarcan desde el santuario Yaegaki, donde un estanque predice el resultado de las relaciones, hasta un barco de recreo cuya campana de bronce para “buscar pareja” invoca a los dioses, e incluso una estación de tren pintada de rosa y adornada con corazones.
Menos promocionado es el santuario Umi de Izumo, que la gente visita para rezar por el enriki, la ruptura de los lazos, la otra cara de la moneda del enmusubi.
Izumo, un lugar romántico por naturaleza, está situado junto a un mar a menudo tempestuoso y ofrece puestas de sol tan impresionantes que están certificadas por el Patrimonio de Japón como un importante bien cultural.
Pero ningún otro lugar ejerce una atracción tan poderosa como Izumo Taisha. Los solteros lo visitan para pedirle a Okuninushi que les encuentre una pareja, mientras que las parejas le piden que bendiga su relación. Muchos escriben sus deseos en un ema con la fe de que Okuninushi los recibirá directamente.
Algunos, tal vez en busca de un público más amplio, programan su viaje para el décimo mes del antiguo calendario lunar japonés (normalmente noviembre), porque es cuando los ocho millones de kami (dioses y espíritus) japoneses viajan desde todo el país para reunirse en la ciudad.
En todo Japón, este mes se conoce como Kan-na-dzuki (el mes sin dioses), pero en Izumo se llama Kami-ari-dzuki (el mes con dioses).
El motivo de esta reunión junto al mar es que los dioses tienen un trabajo que hacer: están allí para decidir el destino de las relaciones de los humanos en el año entrante.
La reunión de los dioses, que dura siete días (del 11 al 17 de noviembre de 2025), es un espectáculo en sí misma. Comienza en la playa de Inasa-no-Hama con una ceremonia de bienvenida a los kami.
Justo después del atardecer, se encienden hogueras y los sacerdotes del santuario escoltan a los kami hasta Izumo Taisha, protegiéndolos de la vista del público reunido con sábanas blancas. No todo es trabajo y nada de diversión, dijo Maeda.
Los kami también disfrutan de los festines y de las grandes cantidades de sake que ofrecen las cervecerías locales. Un puñado de esos ocho millones de kami disfrutan del sake local con demasiado entusiasmo y se quedan mucho más allá de la fecha oficial de su partida.
“Hay una diosa que es conocida por su capacidad de persuasión”, dijo Maeda. “Al final tiene que realizar una ceremonia para decirles que tienen que volver a casa”.
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Visité Izumo unos días después de la partida de (la mayoría de) los kamis a finales de noviembre del año pasado. No había llegado en busca del amor, sino para beber sake en el lugar que se dice que es su cuna espiritual y explorar los acantilados y cuevas de la escarpada costa.
Pero, aun así, me sentí obligada a visitar el santuario de Izumo Taisha. Al acercarme al altar bajo una enorme shimenawa (cuerda), dejé caer una moneda de cinco yenes en la caja de ofrendas; se cree que cinco yenes (go-en) traen buena suerte.
Luego aplaudí cuatro veces, dos veces por mí y dos veces por mi pareja, una costumbre distinta a la de otros santuarios sintoístas donde los fieles aplauden sólo dos veces. Después de pedir mi propio deseo en silencio, miré los amuletos que estaban a la venta.
Maeda dijo que el amuleto rojo y blanco es particularmente conocido “por unir a las personas en el amor”. Luego miré algunos de los deseos escritos a mano en los ema que cuelgan a lo largo de los senderos del santuario.
“Se dice que escribir tus deseos en un ema garantizará que lleguen directamente a los dioses”, dijo Maeda. Algunos de esos deseos escritos pedían simplemente encontrar el amor. Otros eran más específicos y solicitaban “casarse en tres años”.
El entusiasmo de los visitantes por casarse parecía un contrapunto a la muy publicitada caída de las tasas de matrimonio en Japón. En el mismo mes en que visité Izumo, el gobierno de Tokio, en un esfuerzo por impulsar los matrimonios y frenar la caída de la tasa de natalidad de la ciudad, lanzó una aplicación de búsqueda de pareja, acertadamente llamada Tokyo Enmusubi.
Pero yo acababa de leer sobre la tendencia que apunta a que la gente está cansada de buscar el amor online. Me pregunté si es posible ignorar las aplicaciones y mirar al cielo en su lugar y, de ser así, ¿es necesario un cierto grado de creencia en poderes superiores?
“No importa si lo creen o no”, dijo la autora Hiroko Yoda, residente en Tokio, cuyo libro sobre la espiritualidad japonesa, “Ocho millones de maneras de ser felices: sabiduría para inspirar y sanar desde el corazón de Japón”, se publicará en diciembre de 2025.
“A diferencia de Occidente, la ‘creencia’ o la ‘incredulidad’ no son factores importantes en la espiritualidad japonesa”, explicó. “La gente va a Izumo Taisha porque es famosa o porque sienten una necesidad personal, o simplemente porque quieren ir a verla. No hay reclutamiento ni evangelización ni pretensiones de poder”.
En cuanto a elegir entre rezar para encontrar el amor o descargar una aplicación de búsqueda de pareja, se pueden hacer ambas cosas, añadió Yoda.
“La espiritualidad japonesa acoge en lugar de rechazar”.
Yoda considera que la imagen de Izumo Taisha como un lugar sagrado para encontrar pareja es en gran medida el producto del marketing turístico.
“Cuando oigo la palabra ‘lugar de poder’, siempre pongo los ojos en blanco”, afirma. Pero también cree que hay un “aspecto espiritualmente lúdico” en su promoción, que permite la flexibilidad e inclusividad de la espiritualidad japonesa. “En Japón, las religiones no se basan en dogmas. Coexisten con la sociedad moderna”, afirma.
Ve a Izumo a rezar por una pareja, pero hazlo con la conciencia de que “la oferta de conexión de Izumo Taisha va mucho más allá de encontrar a tu media naranja”, dice Yoda, reforzando el significado ampliamente inclusivo de enmusubi.
“Se trata de la red invisible de hilos metafóricos que nos unen para todo tipo de cosas, en todas las esferas de la vida, de maneras impredecibles e inesperadas, maravillosas y fantásticas”.
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