“Al huachinango también lo lloramos,
Sin políticas claras, lo abandonamos.
Los legisladores lo dejaron partir,
Y miles de pescadores lo van a sentir”.
En México, el Día de Muertos es un momento para recordar y honrar a quienes ya no están con nosotros. Es un día en el que celebramos la vida y enfrentamos la ausencia de los seres queridos, reconociendo el vacío que dejan en nuestros corazones y en nuestras vidas. Pero hay otras ausencias que también debemos lamentar, ausencias silenciosas y devastadoras en los mares y océanos que rodean nuestro país. La pérdida de especies pesqueras debido a la sobreexplotación, la pesca ilegal y la destrucción de ecosistemas marinos deja vacíos irreparables en la pesca de México, afectando a miles de familias y comunidades que dependen de estos recursos.
Con base en los diagnósticos desde Oceana, la organización internacional más grande del mundo dedicada a la protección de los océanos, hemos elaborado más del 34 % de las especies pesqueras en México están en un estado de deterioro. Además, la pesca ilegal, que representa hasta el 40 % de las capturas, sigue amenazando tanto a los ecosistemas marinos como a las comunidades que dependen de ellos. Cada vez que una especie se extingue o su población disminuye drásticamente, no solo estamos perdiendo una fuente de alimento, estamos perdiendo una parte esencial de nuestra biodiversidad y un vínculo vital con nuestros mares. Al igual que la ausencia de un ser querido abre un espacio irremplazable en nuestras vidas, la pérdida de una especie crea un vacío en nuestros ecosistemas y en la economía pesquera del país, un vacío que no se puede recuperar y que amenaza a las generaciones futuras, no solo en México, sino en el mundo entero.
Para los más de 240 mil pescadores ribereños y sus familias, que dependen directamente de la pesca en México, y para las más de dos millones de personas que se benefician de este sector, la pérdida de especies significa mucho más que una simple estadística. Significa menos ingresos, menos oportunidades y una creciente incertidumbre sobre el futuro. Los mares de México han sido una fuente inagotable de recursos por generaciones, pero si no actuamos pronto para restaurar las pesquerías y proteger nuestros océanos, estos vacíos seguirán creciendo, amenazando el bienestar de nuestras comunidades costeras.
Así como en el Día de Muertos recordamos y honramos a quienes ya no están, debemos reflexionar sobre las pérdidas que enfrentan nuestros mares. Es imperativo implementar políticas de conservación que protejan las especies en peligro, restauren los ecosistemas marinos y aseguren un futuro sustentable para la pesca. En Oceana, creemos que la restauración de la biodiversidad marina no es solo un deseo; es una necesidad urgente. El futuro de nuestras pesquerías y de las familias que dependen de ellas está en juego.
Este Día de Muertos, mientras recordamos a los seres queridos que han partido, también pensemos en lo que podemos hacer para evitar más ausencias en nuestros mares. Restaurar las pesquerías es una forma de honrar la vida y asegurar que nuestros océanos sigan siendo una fuente de riqueza para todos, especialmente para las generaciones futuras.
* Alma Ugarte es Enlace Legislativo de Oceana en México.
Mahdy Krira es un artista palestino en Gaza que con sus títeres entretiene, educa y ofrece apoyo psicológico a un pueblo agobiado por una guerra implacable.
“Todo alrededor tuyo evoca desesperación. La muerte está por todos lados, junto al desplazamiento, la falta de vivienda, la enfermedad, el hambre, la sed y la pérdida. Pero hay fragmentos sueltos en tu ser que instan a la esperanza y la acción”.
Así es como Mahdy Krira, un artista palestino en Gaza, describe su impulso por desarrollar su arte en medio de un incesante bombardeo y llevarlo a su pueblo agobiado por la guerra, para animarlo, entretenerlo y educarlo.
Su arte actual son los títeres que, así como esos “fragmentos sueltos” que lo inspiran, los construye de los escombrosde la guerra: latas, pedazos de madera destrozada, retazos de tela y basura.
Krira dio sus primeros pasos artísticos dentro de la dramaturgia y el teatro, pero hace 18 años decidió dedicarse a los títeres, un arte que no existía en Gaza, a pesar de estar presente en muchos países vecinos, le contó a BBC News Mundo a través de un intérprete.
No tuvo quien lo entrenara, pero gracias a un talentoso amigo, mucha práctica autodidacta y ensayos que fluctuaron entre el fracaso y el éxito, fue adquiriendo experiencia.
“Lo que realmente te enseña son la acumulación de experiencias y reveses. Y la persistencia es la clave de la excelencia”, asegura.
Después de varios años, fundó una compañía de títeres llamada Khayyout, que significa Hilos, la primera en la Franja de Gaza.
“Los niños de mi nación necesitaban urgentemente este arte increíble y maravilloso”, expresa. “Cuando el títere aparece, empiezan los murmullos y las risas. Un niño o una niña se acerca a saludar a uno de los personajes… y todos abrazamos el cielo con alegría”.
Pero ha sido una práctica artística incompleta, señala. El histórico sitio de Gaza y la serie de conflictos armados en el territorio palestino no le han permitido una mayor exploración de las diferentes técnicas de los teatros y artistas de alrededor del mundo.
“Ciertamente hay una gran brecha entre lo que hago y lo que debería estar haciendo, o por lo menos estar al tanto de los desarrollos e innovación”.
La situación es ahora mucho más difícil, después del ataque de Hamás en territorio israelí el 7 de octubre de 2023, cuando mataron a más de 1.200 personas y secuestraron a 250, y la apabullante ofensiva militar de Israel que todavía continúa y se ha cobrado más de 42.000 vidas palestinas.
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A sus 43 años, Mahdy Krira está casado y tiene seis hijos. Según cuenta a BBC News Mundo, antes de que su casa fuera bombardeada y destruida, al igual que su taller, ya había sido forzosamente desplazado nueve veces. Huyó con su familia al sur de Gaza, pero las Fuerzas de Defensa de Israel no les permitieron llevar nada consigo y lo perdieron todo.
“Fue el inicio de una fase de agotamiento, destierro y desesperación”, explica. “El bombardeo es constante, donde quiera que vayas, con aviones volando por encima y literalmente dentro de tu mente”.
No obstante, de lo más profundo surgió una renovada pasión y decisión. “Amo el teatro y los títeres, y echaba de menos a (la compañía) los Hilos y la determinación de continuar trabajando se apoderó de todos mis sentidos”.
Aunque ya no tenía acceso a las materias primas para construir sus marionetas, ni a herramientas, ni pinturas y no había electricidad, usó lo que tenía en su entorno.
“Me di cuenta de que tenía que construir por lo menos un títere para ayudar a mis hijos y a mí a escapar el estrés de la guerra y robarle unos momentos al miedo”, manifiesta.
Latas vacías y los remanentes de la guerra como únicos materiales disponibles, sumados a una “determinación y ambición” fueron la base para crear nuevos títeres e historias que le ayudaran a registrar la experiencia de una guerra que él tilda de “genocida”.
A pesar de todas las dificultades, surgió la idea de producir estos espectáculos para más niños, construyendo escenografías y llevándolas en un teatro móvil a los campamentos de refugiados para entretener a las familias y sus hijos.
“Montamos el teatro, los títeres salen y las sonrisas aparecen”, dice, señalando que la moral se eleva y la audiencia pide más.
“Es realmente extraordinario. Imagínate crear vida entre la muerte desperdigada”, apunta.
Pero sus espectáculos cumplen más funciones que ser una mera diversión. Como el sistema educativo ha quedado completamente destruido por el conflicto, Krira también participa activamente en estrategias de aprendizaje y desarrollo educacional.
“La responsabilidad se ha vuelto mayor ahora”, relata. “Incluye entretenimiento, educación, apoyo psicológico y primeros auxilios de salud mental”.
Su teatro de títeres atrae a mujeres, ancianos, padres, hijos y proveedores de servicios, asegura Mehdy Krira.
Aspira a llevar su teatro móvil, tal vez en un camión reciclado, no sólo por toda Gaza sino el mundo. “Presentándonos en España, Egipto, Jordania, Londres, Berlín, Canadá y Brasil y decirle al mundo ‘Aquí estamos, nos bombardearon con todo, pero estamos creando alegría y buscando la vida entre los escombros”.
“La esperanza es propagar la alegría y el optimismo, que es lo primero que se ha logrado”, afirma.
“Sembramos sonrisas, sanamos nuestras almas y luego construiremos esta nación. Construiremos la humanidad sin sumisión y sin extremismo”.
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