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Un habitante de ‘progreburgo’
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Un habitante de ‘progreburgo’

Somos habitantes de progreburgo aquellas personas que, aunque defendemos los derechos humanos, no experimentamos en carne propia las luchas de clases, la racialización o los cuestionamientos sobre nuestra relación con el género, el tono de piel, la discapacidad, el trabajo de cuidados y muchos otros privilegios. Hablar y reconocer los privilegios implica incomodarnos y exigirnos congruencia.
03 de febrero, 2025
Por: Mauricio Ariza

El término “progreburgo” alude a personas que realizan actividades en favor de los derechos humanos, pero que no han experimentado alguna forma de discriminación y cuyo activismo en ocasiones se nubla por el privilegio de clase y tonalidad de piel. La palabra se adoptó  del poema “The White Man’s Burden” (La carga del hombre blanco), escrito por Rudyard Kipling en 1899, que desde una narrativa colonial impone la “misión civilizadora” de las personas blancas y europeas, cuyo activismo se nubla por el privilegio de su clase y tonalidad de piel.

No fue sino hasta hace un par de años que entendí, y tuve que reconocer, que durante mucho tiempo hablé públicamente de fenómenos como el racismo, la xenofobia y la aporofobia desde el privilegio de la comodidad de de un café en una colonia que probablemente hoy se encuentre en bullicio por su gentrificación y rentas impagables. Un habitante más de progreburgo.

Somos habitantes de progreburgo aquellas personas que, aunque defendemos los derechos humanos, no experimentamos en carne propia las luchas de clases, la racialización o los cuestionamientos sobre nuestra relación con el género, el tono de piel, la discapacidad, el trabajo de cuidados y muchos otros privilegios. Hablar y reconocer los privilegios implica incomodarnos y exigirnos congruencia.

Esto no significa que las personas blancas o en blanquitud no podamos hablar de desigualdades estructurales, pero sí resulta imperativo reflexionar desde dónde lo estamos haciendo y, sobre todo, preguntarnos si nos estamos apropiando de narrativas y experiencias que no nos impactan directamente.

En el ejercicio de reconocer los privilegios es importante hablar del fenómeno del “salvador blanco” o “white savior”, ya que muchas personas seguimos reproduciendo esta parcialidad sin tomar en cuenta las experiencias individuales de las personas que viven racismo, transfobia, clasismo o capacitismo.

Entre las críticas que se pueden realizar a las personas que actúan como salvadores blancos (y a riesgo de hacer lo mismo en este breve texto) destacan el paternalismo, una supuesta superioridad moral, la condescendencia y el acaparamiento de diferentes frentes.

Por fortuna, poco a poco se cuestiona cada vez más ver mayoritariamente a personas con privilegios en diferentes frentes, incluyendo la academia, los medios de comunicación y los foros internacionales, entre otros. La defensa de los derechos humanos tiene que ser una obligación intrínseca de cada persona y por ende también se debe reflexionar desde dónde lo estamos haciendo.

Dentro de estos movimientos tenemos también que discutir sobre el término “aliado”, el cual en la lucha antirracista y en otras exigencias sociales no está exento de críticas, ya que centra la atención en la persona aliada y lo sitúa en un elemento de performatividad y protagonismo. No obstante, en ocasiones y para muchas personas es el primer paso necesario para incomodarnos, indignarnos y trabajar de manera colectiva por la demanda de sociedades más justas.

Por ello es prioritario enfatizar que adoptar conductas antirracistas y anticolonialistas implica cambiar y revisar ¿dónde consumimos? ¿Qué consumimos? ¿Cómo nos relacionamos con el mercado? ¿Cómo nos relacionamos con nuestros entornos? ¿Qué narrativa decidimos utilizar?

La lucha por la equidad y la justicia social no debe ser monopolizada por quienes históricamente han ocupado espacios de poder y visibilidad, sino que debe incluir y amplificar las voces de aquellos directamente afectados por la discriminación. Adoptar una perspectiva antirracista y anticolonialista implica un compromiso constante con la autoevaluación y la acción consciente y congruente en todos los aspectos de nuestra vida.

* Mauricio Ariza (@Mau_Ariza) es especialista en Inclusión Laboral y presidente del Consejo Consultivo GENDES A. C.

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Imagen BBC
Trump llama a Gaza un “sitio de demolición”; busca que Jordania y Egipto reciban a palestinos “temporalmente o a largo plazo”
5 minutos de lectura

La propuesta del presidente de EE.UU., que quiere que Egipto y Jordania acojan a los palestinos que huyeron de sus hogares por la guerra, fue rechazada en Gaza.

26 de enero, 2025
Por: BBC News Mundo
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Una mujer y una niña en medio de un grupo de desplazados palestinos
Reuters

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dijo que quiere que Egipto y Jordania acojan a los palestinos de Gaza, área que describió como un “sitio de demolición”.

Trump señaló que en una llamada telefónica este fin de semana le había dicho al rey Abdalá de Jordania: “Me encantaría que aceptaras más, porque estoy mirando toda la Franja de Gaza en este momento y es un desastre, es un verdadero desastre”.

El mandatario indicó que planeaba hacer una solicitud similar al presidente de Egipto, el domingo.

La medida “podría ser temporal” o “podría ser a largo plazo”, añadió.

Hamas ha prometido oponerse a cualquier acción de ese tipo, y los comentarios de Trump probablemente indignarán a los palestinos en Gaza, que ven el territorio como su hogar ancestral.

“Nuestro pueblo palestino en la Franja de Gaza aguantó la muerte y la destrucción durante 15 meses… sin abandonar su tierra. Por lo tanto, no aceptarán ninguna oferta ni solución, incluso si parecen ser buenas intenciones bajo el título de reconstrucción, como anuncian las propuestas del presidente estadounidense Trump”, le dijo a la BBC Bassem Naim, miembro de la oficina política de la organización Hamás.

“Nuestro pueblo, así como a lo largo de las décadas, ha impedido todos los planes de desplazamiento y de una patria alternativa, también frustrará esos proyectos”, agregó.

“Limpiemos todo eso”

La mayoría de los dos millones de residentes de Gaza han sido desplazados en los 15 meses de guerra con Israel, que ha arrasado gran parte de la infraestructura de Gaza.

Las Naciones Unidas estima que el 60% de las estructuras en Gaza han sido dañadas o destruidas y que podría tomar décadas reconstruirlas.

Civiles caminan por una zona devastada
AITHAM IMAD/EPA
Quince meses de guerra ha dejado devastación en Gaza.

Trump hizo sus comentarios mientras hablaba con un grupo de periodistas a bordo del avión presidencial Air Force One.

“Estamos hablando de probablemente un millón y medio de personas, y simplemente limpiemos todo eso”, dijo.

“Casi todo está demolido y la gente está muriendo allí. Así que preferiría involucrarme con algunas de las naciones árabes y construir viviendas en una ubicación diferente, donde quizás puedan vivir en paz alguna vez”.

Trump no dio más detalles de la propuesta, y no se hizo referencia al tema en la lectura oficial sobre la llamada de la Casa Blanca.

Una perspectiva diferente

Cuando se le preguntó sobre los comentarios de Trump, Abu Yahya Rashid, un hombre desplazado en la ciudad sureña de Jan Yunis, dijo:

“Somos nosotros los que decidimos nuestro destino y lo que queremos. Esta tierra es nuestra y propiedad de nuestros antepasados a lo largo de la historia. No la dejaremos excepto como cadáveres”.

Una madre le da tetero a su bebé en medio de un grupo de desplazados
REUTERS/Mohammed Salem
Desplazados palestinos, que tuvieron que abandonar sus hogares por la guerra, esperan que Israel les deje volver al norte de Gaza.

Décadas de política exterior estadounidense se han comprometido con la creación de un estado palestino, con Gaza como una parte fundamental. Pero eso es algo que el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, rechaza.

Estados Unidos ha mantenido que se opone a cualquier desplazamiento forzado de palestinos de Gaza o de los territorios ocupados de Cisjordania.

“No se les puede ni se les debe presionar para que abandonen Gaza”, dijo en enero del año pasado el secretario de Estado del gobierno de Joe Biden, Antony Blinken.

Según las Naciones Unidas, en Jordania viven más de dos millones de refugiados palestinos, a la mayoría de los cuales se les ha otorgado la ciudadanía.

Son descendientes de algunos de los aproximadamente 750.000 palestinos que huyeron o se vieron obligados a abandonar sus hogares en los conflictos que rodearon la formación de Israel.

Miles de palestinos han huido a Egipto desde que comenzó la guerra con Israel, pero allí no se les reconoce como refugiados.

En octubre de 2023, el presidente egipcio, Abdel Fattah al-Sisi, dijo que rechazaba cualquier desplazamiento forzado de palestinos a la península del Sinaí y que la única solución era un Estado independiente para los palestinos.

Eco en Israel

Algunos miembros de la extrema derecha de Israel quieren regresar a Gaza y establecer allí asentamientos.

Israel ordenó una retirada unilateral en 2005, con 21 asentamientos desmantelados y unos 9.000 colonos evacuados por el ejército.

El exministro de seguridad nacional, Itamar Ben-Gvir, un político de extrema derecha, dijo que elogiaba a Trump “por la iniciativa de transferir residentes de Gaza a Jordania y Egipto”.

Donald Trumpo, presidente de EE.UU., rodeado de un grupo de periodistas
Getty Images
El presidente Trump le ofreció sus comentarios a un grupo de periodistas a bordo del Air Force One.

“Una de nuestras solicitudes al primer ministro Benjamin Netanyahu es promover la emigración voluntaria”, escribió en la red social X.

Los comentarios de Trump se producen en momentos en que los palestinos desplazados por la guerra no han podido regresar a sus hogares en el norte de Gaza, debido a las acusaciones formuladas por Israel de que Hamás violó los términos de un acuerdo de alto el fuego, que entró en vigencia el domingo pasado.

“No hay nada allí, no hay vida, todo está demolido. Pero aún así, regresar a tu tierra, a tu hogar, es una gran alegría”, le dijo a la BBC un hombre que esperaba ansiosamente que lo dejaran pasar.

Aliado

En comentarios separados, también realizados en el Air Force One, Trump dijo que había puesto fin a la suspensión impuesta por Biden frenaba el suministro de bombas a Israel.

“Pagaron por ellas y llevan mucho tiempo esperándolas”, indicó a los periodistas en el Air Force One.

Estados Unidos es el mayor proveedor de armas a Israel, al que ha ayudado en la construcción de uno de los ejércitos tecnológicamente más sofisticados del mundo.

Pero la guerra en Gaza dio lugar a nuevos llamados para que Estados Unidos redujera o pusiera fin a los envíos de armas a Israel, debido al nivel de destrucción causado por las armas estadounidenses en el territorio.

Raya gris
BBC

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