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Superar las disrupciones: el rostro de la desigualdad del VIH en México
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Superar las disrupciones: el rostro de la desigualdad del VIH en México

El VIH en 2025 ya no es mortal; la desigualdad sí. Hoy vivimos una paradoja dolorosa: la ciencia nos ha dado herramientas para controlar el virus, pero esas herramientas no siempre están al alcance de todas las personas. La distancia entre lo posible y lo real se mide en kilómetros, en idioma, en ingreso, en estigma.
15 de diciembre, 2025
Por: José Noé Rizo Amézquita / Conferencia Interamericana de Seguridad Social

Desde 1988, cada 1° de diciembre el mundo conmemora el Día Mundial de la Lucha contra el VIH, una fecha establecida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y ONUSIDA (Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/SIDA) para recordar que la meta global de poner fin al VIH avanzado en 2030 sigue vigente. El lema de este año, “Superar las disrupciones, transformar la respuesta al sida”, no habla solo de cadenas de suministro o innovación biomédica. Habla de las brechas estructurales que determinan quién accede al tratamiento y quién queda rezagado.

Para entenderlo, basta mirar historias como la de Naylea, una mujer tsotsil de 34 años que vive en una comunidad de Los Altos de Chiapas. Viuda desde hace dos años, desconoce su estatus serológico hasta que los síntomas la obligan a buscar atención fuera de su comunidad.

Ahí comienzan las disrupciones reales: Naylea no domina el español. Al llegar al centro de salud, no hay intérpretes interculturales. La barrera del idioma se convierte en un muro de silencio. El personal de salud, a menudo rotatorio y saturado, le entrega recetas e instrucciones que ella no comprende del todo. Pero el problema es más profundo: el estigma. En su comunidad, el VIH se asocia erróneamente con la inmoralidad, lo que la obliga a ocultar su diagnóstico por miedo a ser expulsada de su tierra.

Para Naylea, acceder al tratamiento antirretroviral no es cuestión de voluntad, sino de capacidad económica y geográfica. El viaje al establecimiento de salud para su atención más cercana implica cuatro horas de camino y un costo en transporte que compite con la comida de sus hijos. A menudo, cuando llega, el medicamento no ha llegado o el sistema está saturado. Naylea representa a ese sector de la población donde la determinante social (ser mujer, indígena, pobre y no hispanohablante) es más letal que el virus mismo. Ahí, la respuesta al VIH Avanzado (sida) no se ha transformado, se ha estancado.

Al otro extremo del país, Roberto, trabajador afiliado al IMSS en una zona urbana, recibe diagnóstico oportuno gracias a una campaña laboral. Accede sin interrupciones a antirretrovirales de última generación basados en inhibidores de integrasa, cuenta con un equipo multidisciplinario y, en seis meses, alcanza la indetectabilidad. “I = I”: indetectable es igual a intransmisible.

Ese logro, respaldado por evidencia científica, le permite vivir plenamente y sin miedo. La experiencia de Roberto demuestra que México tiene capacidad técnica, infraestructura y personal especializado para garantizar tratamientos efectivos cuando las condiciones de acceso están dadas.

La pregunta no es por qué Roberto vive bien con VIH; la pregunta es cómo lograr que esa sea la realidad de todas las personas, sin importar su origen o su código postal.

El panorama nacional y regional

En 2025, México registrará aproximadamente 15 mil 500 nuevos casos, alcanzando un acumulado nacional, según el Sistema de Vigilancia Epidemiológica, de 180 mil 319 casos. Se estima que alrededor de 80 mil personas viven con VIH sin saberlo, concentradas principalmente en Chiapas, Yucatán y Veracruz.

Las entidades con mayores tasas de incidencia —como Quintana Roo y Baja California Sur— muestran dinámicas sociales particulares: migración, turismo y movilidad constante.

La comparación de la incidencia y prevalencia con el resto de América Latina para 2025, de acuerdo con el informe de ONUSIDA, subraya un estancamiento regional en la lucha contra el sida. El organismo alertó que la región de América Latina, a diferencia del Caribe, registró un preocupante aumento del 13 % en las nuevas infecciones por VIH entre 2010 y 2024, ascendiendo a unas 120,000 infecciones anuales.

En cuanto a la prevalencia, se estima que 2.8 millones de personas vivían con VIH en América Latina y el Caribe en 2024, y aproximadamente el 14 % de ellas aún desconocía su diagnóstico. El lema 2025 del Día Mundial del Sida, se vuelve una exigencia de justicia social, reconociendo que la respuesta mundial ha sufrido su revés más significativo en décadas por la crisis de financiación.

La desagregación de los casos en la población indígena de México es fundamental para dimensionar la problemática, la cual es esencialmente de inequidad y no solo biológica. Aunque los datos epidemiológicos desagregados por etnicidad son insuficientes en los reportes oficiales, la experiencia de Naylea, una mujer tsotsil, ilustra las disrupciones estructurales: la ausencia de intérpretes interculturales, el profundo estigma que conduce al ocultamiento del diagnóstico, y los costos económicos y geográficos del acceso al tratamiento. Es imperativo que el tratamiento viaje a los pacientes para garantizar que la indetectabilidad no sea un privilegio de la seguridad social, sino una garantía de humanidad.

La disparidad entre Naylea y Roberto es la definición de inequidad en salud. “Superar las disrupciones” significa entender que la seguridad social no debe ser un privilegio laboral, sino un derecho humano accesible para todas las personas, independientemente de su código postal o su etnia. Desde la CISS, destacamos tres líneas estratégicas para avanzar hacia 2030:

  1. Interculturalidad real, servicios de salud que cuenten con facilitadores comunitarios, personal bilingüe y estrategias de acompañamiento culturalmente pertinentes.
  2. Tratamiento que viajen a las personas, modelos de entrega comunitaria, telemedicina, descentralización del primer nivel, y esquemas móviles que reduzcan las distancias como barrera.
  3. Combate al estigma y sensibilización institucional, capacitación continua para personal de salud, campañas comunitarias y protocolos que garanticen atención sin discriminación.

México cuenta con avances relevantes, capacidades técnicas consolidadas y una red de seguridad social que ha demostrado ser eficaz. El desafío no es falta de conocimiento; es convertir esa capacidad en acceso universal y equitativo.

Superar las disrupciones significa que el tratamiento y la prevención lleguen a las zonas rurales, urbanas, indígenas y migrantes con la misma fuerza. Significa que la lengua, la geografía o el ingreso no determinen la vida de una persona.

Que la indetectabilidad no sea un privilegio exclusivo de la seguridad social, sino una garantía de humanidad. Porque mientras haya una sola persona perdiendo la vida por no hablar español o por miedo al rechazo, todos, como sociedad, seguimos estando enfermos.

* José Noé Rizo es investigador en Salud Pública y Seguridad Social de la Conferencia Interamericana de Seguridad Social. Docente del Departamento de Salud Pública de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México; Secretario General Electo (2026-2027) de la Sociedad Mexicana de Salud Pública.

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Imagen BBC
Un jugo de naranja al día y sus efectos positivos en el corazón
5 minutos de lectura

Aunque se ha dicho muchas veces que es mejor consumir la fruta entera y no su jugo por el aporte de fibras, no faltan estudios que le encuentran virtudes. interesantes a esta bebida.

13 de diciembre, 2025
Por: BBC News Mundo
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Aunque llevamos ya algunos años escuchando que es preferible desayunar fruta que jugo de naranja, porque esta bebida solo aporta azúcares libres que aumentan el riesgo de obesidad, no faltan estudios que le encuentran virtudes interesantes.

En concreto, una investigación reciente ha demostrado que el consumo regular de jugo de naranja puede influir en la actividad de miles de genes dentro de nuestras células inmunitarias.

Muchos de estos genes ayudan a controlar la presión arterial, calmar la inflamación y regular la forma en que el cuerpo procesa el azúcar, lo que contribuye a mejorar la salud cardíaca a largo plazo.

Los investigadores realizaron un seguimiento a adultos que bebieron 500 ml de jugo de naranja pasteurizado puro cada día durante dos meses. Después de 60 días, muchos genes asociados con la inflamación y la hipertensión arterial se habían vuelto menos activos.

Entre ellos, NAMPT, IL6, IL1B y NLRP3, que suelen ponerse en marcha cuando el cuerpo está sometido a estrés.

Otro gen conocido como SGK1, que afecta a la capacidad de los riñones para retener sodio (sal), también redujo su actividad.

Estos cambios coinciden con hallazgos previos que indican que beber jugo de naranja a diario puede reducir la presión arterial en adultos jóvenes.

El jugo reduce la inflamación y relaja los vasos sanguíneos

El hallazgo ofrece una posible explicación a por qué el jugo de naranja se ha relacionado con una mejor salud cardíaca en varios ensayos.

El nuevo trabajo muestra que, a la vez que eleva el azúcar en sangre, esta bebida cítrica desencadena pequeños cambios en los sistemas reguladores del cuerpo que reducen la inflamación y ayudan a relajar los vasos sanguíneos.

Tiene sentido si pensamos que los compuestos naturales de las naranjas, en particular la hesperidina, un flavonoide cítrico conocido por sus efectos antioxidantes y antiinflamatorios, pueden influir en los procesos relacionados con la hipertensión arterial, el equilibrio del colesterol y la forma en que el cuerpo procesa el azúcar.

La respuesta varió en función del tamaño corporal: las personas con más peso tendían a mostrar mayores cambios en los genes implicados en el metabolismo de las grasas, mientras que los voluntarios más delgados mostraban efectos más fuertes sobre la inflamación.

Una revisión sistemática de ensayos controlados en la que participaron 639 personas de 15 estudios descubrió que el consumo regular de jugo de naranja reducía la resistencia a la insulina y los niveles de colesterol en sangre. La resistencia a la insulina es una característica clave de la prediabetes, y el colesterol alto es un factor de riesgo establecido para las enfermedades cardíacas.

Otro análisis centrado en adultos con sobrepeso y obesidad encontró pequeñas reducciones en la presión arterial sistólica y aumentos en las lipoproteínas de alta densidad (HDL), a menudo denominadas colesterol bueno, tras varias semanas de consumo diario de jugo de naranja.

Persona preparando un jugo de naranja.
Getty Images
Prepararlo es muy sencillo.

Aunque estos cambios son modestos, incluso las mejoras leves en la presión arterial y el colesterol pueden marcar una diferencia significativa si se mantienen durante años.

A esto se le suma que, según una revisión reciente, el jugo de naranja influye en las vías relacionadas con el uso de energía, la comunicación entre las células y la inflamación. También puede afectar a la microbiota intestinal, que cada vez se considera más importante para la salud cardíaca.

Si nos decantamos por jugo de naranja sanguina, basta consumirlo durante un mes para que aumente el número de bacterias intestinales que producen ácidos grasos de cadena corta. Estos compuestos ayudan a mantener una presión arterial saludable y a reducir la inflamación.

Las personas con síndrome metabólico son las que más pueden salir ganando. Una investigacion con 68 participantes obesos demostró que el consumo diario de jugo de naranja mejoraba el funcionamiento del revestimiento de los vasos sanguíneos (función endotelial), esto es, la capacidad de los vasos sanguíneos para relajarse y dilatarse.

Y eso se asocia directamente con un menor riesgo de ataques cardíacos.

Algunos estudios contradictorios

Otro estudio, realizado con 129 trabajadores de una fábrica de jugo de naranja en Brasil, reveló concentraciones sanguíneas más bajas de apolipoproteína B, o apo-B, un marcador que refleja el número de partículas portadoras de colesterol relacionadas con el riesgo de sufrir un infarto.

Mujer leyendo la etiqueta de un jugo de naranja en un supermercado.
Getty Images
Si no quieres prepararlo, puedes comprarlo envasado.

Sin embargo, un análisis más amplio de las concentraciones de grasas en sangre reveló que, aunque los niveles de lipoproteínas de baja densidad (LDL) –colesterol malo– suelen descender, otras mediciones lipídicas, como los triglicéridos y el HDL, no varían significativamente.

En cualquier caso, parece que beber jugo de naranja no solo aporta azúcar: aunque la fruta entera sigue siendo la mejor opción debido a su fibra, un vaso diario de jugo de naranja puro podría tener efectos beneficiosos para la salud que se acumulan con el tiempo.

Estos incluyen aliviar la inflamación, favorecer un flujo sanguíneo más saludable y mejorar varios marcadores sanguíneos relacionados con la salud cardíaca a largo plazo.

*Este artículo fue publicado en The Conversation y reproducido aquí bajo la licencia creative commons. Haz clic aquí para leer la versión original.

*David C. Gaze es profesor de Patología Química de la Universidad de Westminster, en Reino Unido.

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