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Reforma judicial: contrahecha y reprobada
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Reforma judicial: contrahecha y reprobada

Aun cuando pueda haber coincidencia en que hay que reformar al Poder Judicial para procurar un mejor acceso a la justicia, no hay argumentos convincentes de que eso se obtenga cancelando la carrera judicial e incentivando la popularidad de los impartidores de justicia.
03 de septiembre, 2024
Por: Rodrigo Morales M.

El pasado domingo hubo diversas manifestaciones de rechazo a la reforma al Poder Judicial, con un común denominador novedoso y esperanzador: la juventud. Las diversas concentraciones de este año y el anterior se habían caracterizado por un mayor promedio de edad de los concurrentes; ahora parece que se asoma un relevo generacional. La petición es muy simple y a la vez muy profunda: diálogo.

Los estudiantes de derecho de muchas universidades coinciden en que el dictamen de la reforma al Poder Judicial tiene muchas disposiciones que atentan contra la integridad de la impartición de justicia. Pero por el otro lado, el titular del ejecutivo, la presidenta electa y los legisladores oficialistas insisten en apurar la aprobación de su iniciativa.

Para ellos, los foros de consulta fueron suficientes para oír voces críticas; para un conjunto no menor de actores -academia, empresarios, mercados financieros, embajadas y, por supuesto, el propio Poder Judicial- no ha existido un espacio para deliberar y perfeccionar una iniciativa tan trascendente como la que hoy se somete a consideración del legislativo.

Aun cuando pueda haber coincidencia en que hay que reformar al Poder Judicial para procurar un mejor acceso a la justicia, no hay argumentos convincentes de que eso se obtenga cancelando la carrera judicial e incentivando la popularidad de los impartidores de justicia. El daño que se le haría el Poder Judicial si la iniciativa se aprueba en sus términos es estructural: la pérdida de autonomía de los juzgadores, los riesgos de captura por parte de la delincuencia, en fin, el listado de potenciales retrocesos es nutrido.

Pero además se trata de una pieza legislativa extremadamente endeble, por lo que hace a las previsiones procedimentales. Para empezar, el inicio del proceso electivo se marca con la publicación del decreto, y se le otorgan 90 días al poder legislativo para emitir las leyes secundarias que soporten la reforma. Es decir, se inicia el proceso sin ley secundaria, lo que en los hechos hace que el consejo general del INE se vuelva legislador e intérprete de la Constitución. La incertidumbre que ello genera en el desarrollo del proceso es inédita: los posibles aspirantes se inscribirían a jugar en un juego en el que aún no definen las reglas ni las faltas.

Las campañas de los aspirantes, asume el dictamen, tendrán acceso a los tiempos de radio y televisión, pero no habrá financiamiento ni público ni privado y, por supuesto, no se señala nada en materia de rendición de cuentas o fiscalización. Curioso concepto de lo que es hacer una campaña: no hay financiamiento público ni privado, la producción de los spots para los tiempos de radio y TV sale de la nada, los traslados o actos de contacto con los electores son gratuitos. Vamos. no se incurre en ningún gasto, por tanto no se rinden cuentas.

Eso sin contar con la multitud de tómbolas que habrá que operar para ir discriminando listas. El azar y la “voluntad popular” como fórmula para suplir la meritocracia de la carrera judicial. Y en el colmo del exceso legislativo, se pretende, en una reforma constitucional, plasmar lo que será el diseño de la boleta electoral. Y por supuesto que no hay inocencia, se trata de hacer explícito para el elector cuál es el poder que postula a cada uno de los aspirantes y distinguir además a los jueces o magistrados en funciones que aspiran a ser electos. La desventaja con la que concurren los aspirantes del Poder Judicial es evidente.

En fin, es frente a estos despropósitos que la iniciativa ha despertado muchas inconformidades. Por lo pronto, hoy tenemos a uno de nuestros tres poderes en rebeldía. Eso está lejos de una convivencia civilizada, es imperativo que en las próximas horas se encuentren caminos para volver a la normalidad.

* Rodrigo Morales M. (@rodmoralmanz) fue consejero electoral en el Instituto Electoral del Distrito Federal y en el Instituto Federal Electoral. Actualmente es consultor internacional en materia electoral.

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Imagen BBC
¿Te has preguntado por qué el cielo es azul? El científico John Tyndall lo descubrió
6 minutos de lectura

El científico irlandés comenzó a explorar los colores del cielo y, sin proponérselo, terminó descubriendo los orígenes de las enfermedades transmitidas por el aire.

07 de septiembre, 2024
Por: BBC News Mundo
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A lo largo de la historia, muchos científicos han buscado comprender cómo funciona la naturaleza.

En su forma más pura, se trata solo de eso: el deseo de entender, sin tener en cuenta cuán útiles o rentables puedan ser los descubrimientos.

Algunos llaman a ese enfoque de la ciencia como “investigación impulsada por la curiosidad” o “investigación sin límites”.

Uno de los mejores ejemplos de los practicantes de esta forma pura de descubrimiento es el físico irlandés John Tyndall (1820-1893).

Se trata de un investigador que hizo enormes contribuciones a la ciencia, como probar los orígenes de las enfermedades transmitidas por el aire y demostrar que un respirador de algodón podía filtrar gérmenes.

Hoy el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) califica la contaminación del aire como “la mayor amenaza ambiental para la salud pública a nivel mundial”, calculando que provoca la muerte prematura de hasta 7 millones de personas en todo el mundo.

Su trabajo es particularmente importante en este Día Internacional del Aire Limpio por un Cielo Azul.

“El cielo en una caja”

Además de ser un erudito, Tyndall era un romántico.

Practicaba el montañismo y pasaba mucho tiempo en los Alpes. A menudo hacía una pausa al atardecer pues las puestas de Sol y su magnífica gama de colores lo dejaban extasiado.

Fue por eso que se propuso comprenderlas y, con ello, logró inspirar a generaciones de científicos a realizar investigaciones fundamentales.

Ilustración John Tyndall
Getty Images
Hay quienes definen a Tyndall como uno de los cofundadores de la ciencia del clima.

Su ilimitada curiosidad y su interés por la naturaleza lo llevaron a explorar una amplia gama de temas y a hacer muchos descubrimientos clave para la ciencia.

Fue él, por ejemplo, quien demostró por primera vez que los gases en la atmósfera absorben calor en grados muy diferentes, descubriendo así la base molecular del efecto invernadero.

De hecho, algunos consideran a Tyndall como uno de los cofundadores de la ciencia del clima.

Para encontrar respuestas a sus diversas preguntas, inventó experimentos para los que construyó varios aparatos, algunos muy sofisticados, que requerían, además, de una profunda comprensión teórica y una tremenda destreza.

Pero cuando quiso saber por qué el cielo se ve azul en el día y rojo al atardecer, los instrumentos que usó fueron sencillos.

Armó un simple tubo de vidrio para simular el cielo y usó una luz blanca en un extremo para simular la luz del Sol.

Descubrió que cuando llenaba gradualmente el tubo de humo, el haz de luz parecía ser azul desde un costado pero rojo desde el otro extremo.

Se dio cuenta de que el color del cielo es el resultado de la luz del Sol dispersándose por las partículas en la atmósfera superior, en lo que ahora se conoce como el “efecto Tyndall”.

Frasco de vidrio con agua
BBC
Primero tomas un recipiente de vidrio, le echas agua y unas gotas de leche.
Linterna iluminando un extremo de un frasco de vidrio con agua y un poco de leche. A través del líquido, se ve una luz azulada.
BBC
Después, solo necesitas una linterna para ver los tonos azules cerca de la fuente de luz.

Otro de sus aparatos fue aún más simple.

Se trataba de un tanque de vidrio lleno de agua, al que le agregaba unas gotas de leche.

Lo que hacía la leche era introducir algunas partículas en el líquido.

Una vez lista la sencilla receta, Tyndall encendió una luz blanca al lado de un extremo del tanque.

Inmediatamente vio que el tanque se iluminaba con diferentes colores.

A Tyndall le fascinaba el experimento. En su estilo típicamente poético, lo describió como “el cielo en una caja”.

Y es que a un lado del tanque, la solución era azul. Pero a medida que viajaba hacia el otro lado, se iba tornando más amarilla, hasta volverse anaranjada y hasta roja, como el atardecer.

Linterna iluminando un extremo de un frasco de vidrio con agua y un poco de leche. Del lado opuesto de la linterna, a través del líquido se ve una luz roja.
BBC
En el otro extremo del tanque con agua y leche, la luz de la misma linterna se ve rojiza.

Del azul a los colores del atardecer

Tyndall sabía que la luz blanca está hecha de todos los colores del arcoíris.

Así que pensó que la explicación de ese fenómeno que tanto lo cautivaba era que la luz azul tenía una mayor probabilidad de rebotar y dispersar las partículas de leche en el agua.

Ahora sabemos que esto se debe a que la luz azul tiene una longitud de onda más corta que los otros colores de luz visible.

Eso significa que la luz azul es la primera en dispersarse por todo el líquido.

Por eso, la parte más cercana a la fuente de luz se ve azul.

También es por eso que el cielo es de dicho color: porque la luz azul del Sol tiene una mayor probabilidad de dispersarse en la atmósfera.

Pero el tanque también explica los colores del atardecer.

A medida que la luz penetra más profundamente en el agua lechosa, todas las longitudes de onda más cortas de la luz se dispersan, dejando solo las longitudes de onda más largas de naranja y rojo.

Entonces, el agua se ve progresivamente más anaranjada y, si el tanque es lo suficientemente largo, roja.

Eso es lo que ocurre con el cielo.

Ilustración de John Tyndall dando una conferencia en la Royal Institution de Londres.
Getty Images
Tyndall fue una figura respetada y renombrada en su época.

A medida que el Sol se pone más bajo, su luz tiene que viajar a través de más atmósfera, por lo que las longitudes de onda azules más cortas se dispersan por completo, dejando solo la luz anaranjada y roja, haciendo que el cielo se vea de esas tonalidades al atardecer.

Hoy sabemos que la luz se dispersa principalmente en las moléculas de aire, en lugar de partículas de polvo, como pensaba Tyndall.

Pero, aunque su explicación fue incorrecta en detalles, fue absolutamente certera en su principio.

De hecho, la mala interpretación de sus resultados fue lo que llevó a Tyndall a hacer su descubrimiento más importante.

Una caja y algo de polvo

Siendo un científico curioso, Tyndall decidió proceder y llevar a cabo más experimentos.

Entonces tomó una caja de aire llena de polvo y dejó que éste se asentara por días y días y días.

Llamó a esa muestra, con todo el polvo asentado, “aire ópticamente puro”.

Luego comenzó a poner cosas en la caja para ver qué pasaba: primero puso un pedazo de carne; luego, un poco de pescado; e incluso le añadió muestras de su propia orina.

Y notó algo muy interesante. Ni la carne ni el pescado se pudrieron, y su orina no se nubló. Según dijo “siguió tan clara como un jerez fresco”.

Lo que había creado no era aire libre de polvo u ópticamente puro.

Sin darse cuenta, Tyndall lo había esterilizado. Dejó que todas las bacterias se asentaran y se pegaran al fondo de la caja.

El aire quedó libre de gérmenes.

Atardecer con el sol y un cielo de un rojo intenso.
Getty Images
Tyndall también quiso saber el porqué de los colores del ocaso.

Puede que no haya sido su intención original, pero Tyndall proporcionó evidencia decisiva para una teoría controvertida de la época: la descomposición y la enfermedad son causadas por microbios en el aire.

También demostró que una forma de filtrar el polvo era a través del algodón. Y experimentos posteriores demostraron que el proceso de filtrado era más eficaz cuando se aplicaba a la respiración humana.

Tyndall era un hombre que investigaba exclusivamente por el ansia de conocimiento, sin una focalización a priori vinculada a un problema del mundo real.

No se propuso descubrir los orígenes de las enfermedades transmitidas por el aire cuando comenzó a explorar los colores del cielo, pero eso fue exactamente lo que hizo.

De hecho, su caso hace que la otra forma en la que se le llama a este tipo de investigación guiada por la curiosidad en inglés (y que se usa en menor grado en español) suene muy apropiada: “blue-sky investigation” o “investigación de cielos azules”.

*Este artículo es una actualización de otro publicado originalmente en 2019.

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BBC

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