
Esta navidad recibí a 32 personas en mi casa para celebrar Navidad. Cada uno trajo algo –comida, bebida, postres, luces de bengala– y los niños intercambiaron regalos. Locura total.
Para mí, la magia de las navidades de mi infancia era ir de casa en casa y encontrar siempre un espacio preparado. No solo el espacio físico, con las decoraciones y la comida, sino la atmósfera y condiciones para todos se sintieran bienvenidos. Ahora yo soy la adulta responsable (¡plop!), intento hacer lo mismo para los míos.
Crear espacios, sean formales o informales, en el campo personal o profesional, implica cosas parecidas. Hay que decidir quién participa, qué rol tiene, cómo es la dinámica y cuál es el resultado esperado. A partir de ahí, el organizador distribuye tareas, facilita y crea las condiciones.
Mucho de mi trabajo en WWF consiste precisamente en crear espacios de intercambio y aprendizaje. A veces entre actores de distintos sectores y el gobierno local de una ciudad con algún fin común, otras veces para agrupar actores para que usen su poder colectivo y movilice alguna una agenda específica.
También he participado en la creación de espacios donde actores en posiciones similares intercambian experiencias; en los que grupos distintos enfrentados a una problemática común se unen para buscar soluciones, o en los que expertos en un tema aportan su visión y experiencia a procesos de formulación de políticas públicas.
En todos estos casos, la planeación y coordinación del proceso formal es muy importante, pues garantiza que todas las partes y sus intereses sean reconocidos, que los participantes conozcan sus responsabilidades y se involucren activamente en el proceso. Pero en el camino he descubierto también la importancia de crear otros espacios, adicionales a los espacios de participación formal. Estos espacios informales o alternos –como la casita de Bad Bunny– sirven para nivelar el piso, crear confianza y reconocernos como personas.
En el caso de la Navidad familiar, mis espacios no oficiales van desde los subgrupos de chat donde solo algunos participan en la planeación del intercambio o las actividades, hasta las pláticas en la cocina mientras se preparan las botanas o más tarde durante los viajes exprés al Oxxo porque se terminó el hielo. Y qué decir del recalentado al día siguiente; post fiesta, post Santa y con mucho qué comentar. En el argot profesional, el defrief.
En mi trabajo en WWF, los espacios más recientes que me tocó crear fueron los intercambios planeados e improvisados con alcaldes y líderes locales de Latinoamérica y Sudáfrica en el Foro de Líderes Locales, que congregó en Rio de Janeiro en noviembre a casi 3,000 líderes subnacionales de todo el mundo para mostrar cómo la acción local impulsa el progreso climático global. Ahí, una vez más pude ver cómo los pares se reconocen, intercambian y comparten orgánicamente. En español, inglés, portuñol, entre risas y gestos universales.
Desde hace años, WWF fortalece la participación de líderes de gobiernos locales en las negociaciones formales entre los países que son parte del Acuerdo de París, comprometiéndose a limitar el calentamiento climático. Cada año movilizamos recursos para asegurar la participación de gobernadores, alcaldes y personas directivas de empresas de países del sur global en las Conferencias de las Partes o COP de cambio climático organizadas por la Organización de Naciones Unidas.
Y tan valiosa es la participación de nuestros socios líderes locales en los eventos formales –y la posibilidad de inspirarse al escuchar en vivo a rockstars climáticos como Gavin Newsom (gobernador de California), Helder Barbalho (gobernador de Pará), Sadiq Khan (alcalde de Londres) y Anne Hidalgo (alcaldesa de París)– como lo es en las sesiones de intercambio que organizamos y los espacios de convivencia informal que surgen.
Este año nuestra delegación, conformada por alcaldes y directivos de sustentabilidad de ciudades de América Latina como Cayma (Perú), San Vicente y Buenos Aires (Argentina), Guadalajara (México) y Puerto Arenas, Vitacura y Coyhaique (Chile), entre otros, participó en mesas redondas y sesiones de intercambio con la finalidad de compartir experiencias y fortalecer la agenda climática de su localidad.
Tuvimos cuatro sesiones interesantes y exitosas sobre alineación de compromisos nacionales (NDC) y planes locales, integridad climática, contaminación plástica y participación subnacional en la conservación de ecosistemas clave en Latinoamérica. Pero lo que siempre me marca es lo que sucede al margen. En los huecos del Uber compartido, la fila de espera, el café de la mañana, la cerveza de la tarde. Cuando la alcaldesa y el director son personas que comparten sus historias y frustraciones. No las que contaron sobre el pódium hace un rato, sino las que los marcaron, las que hicieron la diferencia y en las que otros se reconocen.
Ahí conectamos y trazamos la ruta. No la ideal, sino la posible. Logramos, por ejemplo, acordar una meta colectiva para las cinco ciudades –Ixtlahuacán de los Membrillos (México), Renca (Chile), Cayma (Perú), La Paz (México) y Puerto Barrios (Guatemala)– que se han comprometido a reducir la contaminación plástica y su fuga al medio ambiente antes del 2030. Carita mata Zoom. Lo que no habíamos logrado en varias reuniones virtuales, lo zanjamos en una sentada.
Mi rol en estos contextos lo he visto traducido en inglés como pastoreo (shepherding) y así lo tomo: guío, espero y arreo según sea necesario. Tiene toques glamorosos porque a veces puedo viajar y conocer gente importante, pero para crear espacios también hay que ser guerrera y hacer mucha talacha: escribir programas, mandar recordatorios, perseguir gente, revisar que la cafetera esté prendida y la computadora conectada al proyector, tomar notas, moderar la discusión y cuidar el tiempo.
Pero la friega y el estrés valen la pena. Como en las navidades, todos acabamos cansados y empachados, pero nos vamos con algo nuevo y algo inesperado. El mundo se nos hace más grande, pero también más claro cuando nos reconocemos en los otros, sean los primos, los colegas o los alcaldes del fin del mundo.
* Luli Pesqueira es coordinadora senior de Acción Climática en WWF México.

Entre los primeros documentos publicados por el Departamento de Justicia de EU Aparecen figuras como el expresidente estadounidense Bill Clinton, Andrew Mountbatten-Windsor y músicos como Mick Jagger y Michael Jackson.
El Departamento de Justicia de Estados Unidos publicó una primera tanda de documentos relacionados con Jeffrey Epstein.
La publicación de los documentos, que incluyen fotos, videos y documentos de investigación, era muy esperada después de que el Congreso aprobara una ley que obligaba a publicar los archivos en su totalidad antes del viernes.
Sin embargo, los demócratas y algunos republicanos acusaron al Departamento de Justicia (DOJ, por sus siglas en inglés) de violar sus obligaciones legales después de que este anunciara que no podría publicar todos los documentos antes de la fecha límite. Muchos detalles de los miles de archivos también han sido en gran medida censurados.
En el primer lote de archivos aparecen varios rostros famosos, entre ellos el expresidente estadounidense Bill Clinton, Andrew Mountbatten-Windsor y los músicos Mick Jagger y Michael Jackson.
Aparecer en las fotografías o ser citado en los documentos no implica haber cometido actos ilícitos y algunas de las figuras públicas que aparecen en los nuevos archivos difundidos negaron en el pasado haber cometido ningún delito ni tener conocimiento de los de Epstein.
Varias de las imágenes publicadas incluyen al expresidente estadounidense Bill Clinton.
Una foto lo muestra nadando en una piscina y otra lo muestra recostado boca arriba con las manos detrás de la cabeza en lo que parece ser un jacuzzi.
Clinton fue fotografiado con Epstein varias veces durante la década de 1990 y principios de la de 2000, antes de que el financiero caído en desgracia fuera arrestado por primera vez. Él nunca ha sido acusado de ningún delito por las víctimas de los abusos de Epstein y él ha negado tener conocimiento de sus delitos sexuales.
Un portavoz de Clinton comentó sobre las nuevas fotos diciendo que tenían décadas de antigüedad.
“Pueden publicar todas las fotos borrosas de hace más de 20 años que quieran, pero esto no tiene nada que ver con Bill Clinton. Nunca lo ha tenido y nunca lo tendrá”, escribió Ángel Ureña en las redes sociales.
“Hay dos tipos de personas aquí. El primer grupo no sabía nada y rompió con Epstein antes de que sus delitos salieran a la luz. El segundo grupo continuó su relación con él después”.
“Nosotros estamos en el primero. Por mucho que lo intenten, las personas del segundo grupo no cambiarán eso”.
“Todo el mundo, especialmente MAGA, espera respuestas, no chivos expiatorios”.
El presidente de EE.UU. también aparece mencionado en la serie de documentos publicados por el Departamento de Justicia.
Los documentos judiciales detallan que Epstein supuestamente presentó a una niña de 14 años a Trump en su complejo Mar-a-Lago, en Florida.
Durante el supuesto encuentro en la década de 1990, Epstein le dio un codazo a Trump y “le preguntó en tono jocoso”, en referencia a la niña: “Esta es buena, ¿verdad?”, según el documento.
Trump sonrió y asintió con la cabeza, según la demanda presentada contra el patrimonio de Epstein y Ghislaine Maxwell en 2020.
El documento dice que “ambos se rieron” y que la niña se sintió incómoda, pero “en ese momento era demasiado joven para entender por qué”.
La víctima alega que Epstein la preparó y abusó de ella durante muchos años. En la demanda judicial, no formula ninguna acusación contra Trump.
La BBC se ha puesto en contacto con la Casa Blanca para solicitar sus comentarios.
El supuesto episodio es una de las pocas menciones al presidente en los miles de archivos publicados el viernes.
El presidente aparece en varias fotos, pero su presencia es mínima en el mejor de los casos.
Trump War Room, la cuenta oficial de X para la operación política del presidente, publicó en cambio fotografías de Clinton tras la publicación.
La secretaria de prensa de Trump también volvió a publicar imágenes de Clinton, diciendo “¡Oh, Dios mío!”.
Sin embargo, aún quedan páginas por publicar.
El fiscal general adjunto Todd Blanche dijo que “varios cientos de miles” de páginas de documentos aún están siendo revisadas y aún no se han hecho públicas.
El presidente de EE.UU. declaró anteriormente que fue amigo de Epstein durante años, pero que se distanciaron alrededor de 2004, años antes de que Epstein fuera arrestado por primera vez.
Trump ha negado sistemáticamente cualquier irregularidad en relación con Epstein.
Una foto de los archivos publicados parece mostrar a Andrew Mountbatten-Windsor recostado sobre cinco personas, cuyos rostros han sido ocultados.
En la imagen se ve a Ghislaine Maxwell, cómplice condenada de Epstein, de pie detrás de ellos.
Andrew ha sido objeto de años de escrutinio por su antigua amistad con Epstein, que no aparece en la foto.
Él ha negado repetidamente cualquier irregularidad en relación con Epstein y ha afirmado que no “vio, presenció ni sospechó ningún comportamiento del tipo que posteriormente condujo a su detención y condena”.
Los documentos recién publicados incluyen la mayor variedad de celebridades que hemos visto en un archivo de Epstein hasta la fecha.
El exfinanciero era conocido por sus conexiones en el mundo del espectáculo, la política y los negocios.
Algunas imágenes publicadas por el Departamento de Justicia lo muestran con estrellas como Michael Jackson, Mick Jagger y Diana Ross.
No está claro dónde ni cuándo se tomaron las fotos, ni en qué contexto. Tampoco está claro si Epstein tenía relación con todas estas figuras o si asistió a estos eventos. Fotos previamente publicadas del patrimonio de Epstein incluyen fotos que él no tomó, de eventos a los que no asistió.
En una de las fotos recién publicadas, Epstein aparece con Michael Jackson. El ídolo del pop viste traje y Epstein aparece con una sudadera con capucha y cremallera.
Otra imagen de Jackson lo muestra con el expresidente estadounidense Bill Clinton y Diana Ross. Posan juntos en un espacio reducido y se han omitido varios rostros.
Otra foto entre los miles de archivos muestra a la leyenda de los Rolling Stones, Jagger, posando con Clinton y una mujer cuyo rostro está omitido. Todos llevan atuendo de cóctel.
Varias fotos incluyen al actor Chris Tucker. Una lo muestra posando sentado junto a Clinton en una mesa de comedor. Otra lo muestra en la pista de un avión con Ghislaine Maxwell, la convicta cómplice de Epstein.
La BBC se ha puesto en contacto con Jagger, Tucker y Ross para solicitarles comentarios. Clinton ha negado previamente tener conocimiento de los delitos sexuales de Epstein y un portavoz afirmó el viernes que se trataba de fotos de hace décadas.
Otra foto incluida en el documento publicado ayer muestra a Ghislaine Maxwell posando frente al número 10 de Downing Street (la residencia oficial y oficina de trabajo del primer ministro de Reino Unido).
Está sola y no se proporciona contexto en la foto sobre su presencia ni cuándo se tomó.
Desconocemos quién era el primer ministro en el momento de la foto ni en qué función se encontraba Maxwell visitando Downing Street.
Una de las primeras personas en denunciar a Epstein aparece en los archivos.
Maria Farmer, una artista que trabajó para Epstein, declaró al FBI en un informe de 1996 que este le había robado fotos personales que ella tomó de sus hermanas de 12 y 16 años.
En una denuncia, declaró que creía que él había vendido las fotos a posibles compradores y que la amenazó con incendiar su casa si se lo contaba a alguien.
Su nombre está omitido en los archivos, pero Farmer confirmó que el relato era suyo.
En el informe, señala que Epstein supuestamente le había pedido que tomara fotos de niñas en piscinas para él.
“Epstein ahora amenaza [censurado] con que si le cuenta a alguien sobre las fotos, le incendiará la casa”, afirma el informe.
Farmer afirmó sentirse reivindicada después de casi 30 años.
“Me siento redimida”, afirmó.
Entre los documentos publicados el viernes se encuentran muchos censurados, incluyendo declaraciones policiales, informes de investigación y fotos.
Más de 550 páginas de los archivos publicados el viernes fueron completamente censuradas, según CBS, socio estadounidense de la BBC. Estas incluyen un documento relacionado con una investigación del gran jurado, en el que 100 páginas fueron cubiertas en negro.
Como lo estipula la ley, los funcionarios podían censurar materiales para proteger la identidad de las víctimas o cualquier información relacionada con una investigación criminal activa, pero estaban obligados por ley a explicar la razón, lo cual aún no se ha hecho.
Las miles de páginas publicadas el viernes son solo una pequeña parte de lo que está por venir, según el Departamento de Justicia.
El Fiscal General Adjunto Todd Blanche afirmó que el departamento publicaría “varios cientos de miles de páginas” el viernes y que esperaba que se publicaran “varios cientos de miles más” en las próximas semanas.
Blanche declaró a Fox & Friends que el departamento estaba examinando exhaustivamente cada página del material para garantizar que “cada víctima —su nombre, su identidad, su historia, en la medida en que deba protegerse— esté completamente protegida”. Argumentó que este es un proceso que lleva tiempo.
Se desconoce cuándo se publicará más material, y legisladores de ambos partidos han expresado su frustración.
Los demócratas, incluido el congresista Ro Khanna, han amenazado con tomar medidas contra miembros del Departamento de Justicia, incluyendo un juicio político o un posible procesamiento por la demora.
Khanna, junto con el congresista republicano Thomas Massie, lideró la campaña para forzar una votación sobre la Ley de Transparencia de los Archivos Epstein, desafiando al presidente estadounidense Donald Trump, quien inicialmente instó a su partido a votar en contra de la medida.
“La filtración de cientos de miles de páginas de documentos por parte del Departamento de Justicia incumplió la ley”, declaró en redes sociales, añadiendo en un video que todas las opciones estaban sobre la mesa y que él y Massie las estaban considerando.
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