Las enfermedades infecciosas nos han acompañado desde que las primeras sociedades humanas comenzaron a formarse. La transición de una vida nómada a asentamientos permanentes facilitó la propagación de enfermedades, ya que las personas comenzaron a estar en contacto más cercano y frecuente entre sí, así como con animales domesticados, lo que permitió el intercambio de patógenos en la interfaz humano-animal-medioambiental.
La invención de la escritura permitió registrar signos y síntomas asociados a las enfermedades infecciosas. Desde sus inicios, las civilizaciones más antiguas documentaron infecciones y epidemias, sus intentos de comprenderlas y mitigarlas, generalmente dentro de un marco mágico-religioso.
A finales del Periodo Predinástico (6000-3100 a.C.), los egipcios comenzaron a usar símbolos y pictogramas primitivos para representar conceptos. Aunque la escritura surgió principalmente para el comercio, las primeras evidencias provienen de listas de ofrendas en tumbas del Periodo Arcaico (3100-2686 a.C.).
Los papiros médicos egipcios son una serie de textos que ofrecen una visión detallada de sus prácticas médicas, combinando conocimientos sobre enfermedades, diagnósticos y tratamientos que incluían hierbas, cirugía y hechizos mágicos. La medicina egipcia temprana se basaba en la creencia de que las enfermedades tenían un origen sobrenatural, por lo que los tratamientos comenzaban con rituales y amuletos antes de aplicar remedios físicos.
Las instrucciones para estos rituales fueron registradas en rollos de papiro por los sacerdotes que los llevaban a cabo. Muchos de estos papiros se han perdido con el tiempo, pero el estudio más completo hasta la fecha, Medizin der alten Ägypter, fue realizado por la Universidad de Berlín. La mayoría datan del Segundo Periodo Intermedio y el Imperio Nuevo (c. 1800-1100 a.C.).
También existen inscripciones y diversos textos mesopotámicos en tablillas cuneiformes (2000-1000 a.C.). En los escritos médicos de Babilonia, se mencionan enfermedades con características de epidemias, interpretadas como castigos divinos. Un ejemplo es la Epopeya de Gilgameš, que presenta el sufrimiento humano y la muerte desde una perspectiva sobrenatural. Con un enfoque mitológico y espiritual, esta epopeya incluye referencias a enfermedades y dolencias que afectan a la ciudad de Uruk (y a la humanidad en general).
El Poema de la Plaga de Mari, una tablilla de alrededor del siglo XVIII a.C., describe una epidemia que arrasó con la población. El poema ofrece una visión única de cómo las enfermedades infecciosas y las epidemias fueron percibidas y narradas en la literatura de la época. La colección de Tablillas de diagnóstico de Esagil-kin-apli (c. 1067-1046 a.C.), describe fiebres, erupciones cutáneas y epidemias, interpretadas en un contexto religioso o astrológico.
La medicina de la época mesopotámica no tenía un enfoque claro en el tratamiento de enfermedades infecciosas como lo entendemos hoy, pero las epidemias y las enfermedades eran vistas como castigos de los dioses, como una parte inevitable del ciclo de la vida y la muerte. Los remedios a estas enfermedades a menudo implicaban ritos religiosos o invocaciones a los dioses, prácticas de curación y sacrificio.
Las civilizaciones proximorientales de la Edad Antigua empezaron a redactar regulaciones que vinculaban la salud colectiva con la justicia y la moralidad mediante códigos, leyes y normas (c. 2100-600 a.C.); influyendo en sistemas legales y sanitarios posteriores.
El Papiro de Edwin Smith (c. 1600 a.C.), basado en conocimientos anteriores (posiblemente del Imperio Antiguo, alrededor de 2600 a.C.), es el documento conocido más antiguo que hace referencia a enfermedades infecciosas. Aunque su enfoque principal es la cirugía y el tratamiento de heridas traumáticas, ofrece una visión importante sobre la medicina egipcia, incluyendo referencias a infecciones en heridas y síntomas asociados a enfermedades sistémicas.
Este documento refleja ya un conocimiento empírico de las infecciones bacterianas y su impacto en la salud, y describe tratamientos como la miel y el pan mohoso por sus propiedades antimicrobianas. También describe síntomas como fiebre en casos de heridas graves, posiblemente vinculada a infecciones secundarias, tratadas con métodos mágicos y prácticos. Aunque los egipcios no conocían la teoría microbiana de la enfermedad, algunos textos del papiro sugieren que reconocían la transmisión de ciertas enfermedades y aplicaban medidas de aislamiento en casos graves.
Es uno de los papiros médicos más famosos y completos, que cubre una amplia gama de temas, como el diagnóstico y tratamiento de enfermedades, así como el uso de hierbas, remedios naturales y magia en la medicina.
El Papiro Ebers se considera una de las fuentes más valiosas sobre la medicina egipcia antigua. El texto contiene referencias a diversas condiciones patológicas que podrían haber sido infecciosas o epidémicas. Menciona diversas enfermedades, incluyendo fiebre de origen infeccioso sin especificar su causa, úlceras y abscesos tratados con ungüentos y emplastos, lo que sugiere un conocimiento rudimentario de la higiene. También describe cuadros gastrointestinales como dolor abdominal, diarrea y sangre en la orina, atribuidas a parásitos como lombrices y tenias, y posiblemente a la esquistosomiasis; incluso detalla la extracción del Dracunculus medinensis enrollándolo en un palo (práctica representada en relieves egipcios), la evidencia más antigua de infección parasitaria.
En cuanto a enfermedades de la piel, se mencionan erupciones, inflamaciones y descamaciones que podrían corresponder a lepra, eczema o dermatitis (destacando su impacto estético y funcional); tratadas con ungüentos a base de grasa animal, miel y hierbas para aliviar el dolor y reducir la inflamación. Para enfermedades respiratorias, el papiro describe tos, congestión y dificultad para respirar; tratadas con hierbas, miel, leche, inhalaciones de vapores medicinales, emplastos aplicados en el pecho y fórmulas para calmar la tos.
El papiro de Ebers demuestra un entendimiento avanzado de las enfermedades infecciosas, abordando sus síntomas y tratamientos mediante un enfoque que combina conocimientos empíricos, prácticas mágicas, creencias en fuerzas sobrenaturales y nociones básicas de higiene para prevenir infecciones.
Además de los dos ya mencionados, otros papiros médicos egipcios describen enfermedades infecciosas y posibles epidemias. El Papiro de Kahun menciona enfermedades ginecológicas e infecciones posparto. El Papiro de Londres y el Papiro de Berlín también contienen referencias a síntomas y tratamientos de enfermedades transmisibles. El Papiro Hearst contiene fórmulas para tratar enfermedades urinarias, digestivas e inflamaciones. El Papiro de Chester Beatty se centra en dolencias proctológicas y enfermedades parasitarias intestinales. El Papiro de Carlsberg describe enfermedades oftalmológicas, algunas de ellas posiblemente causadas por infecciones bacterianas o parasitarias, y sugiere tratamientos con sustancias antimicrobianas. El Papiro de Brooklyn contiene referencias a mordeduras de serpientes e infecciones derivadas de heridas en la piel.
Los papiros médicos demuestran cómo los egipcios combinaban conocimientos empíricos con prácticas religiosas para curar enfermedades, algunas de las cuales parecen corresponder a infecciones bacterianas, parasitarias o virales.
La Epopeya de Gilgameš o Gilgamesh es la gran obra poética sumeria/babilónica, escrita aproximadamente en el siglo XVIII a.C. durante la dinastía Isin en Mesopotamia. La versión más completa y conocida fue compilada y transcrita en cuneiforme en el siglo VII a.C. bajo el reinado del rey asirio Ashurbanipal, quien preservó muchas de las tablillas originales en la biblioteca de Nínive.
Esta épica, escrita en babilonio estándar (dialecto del acadio que solo se usaba con fines literarios), es una recopilación de historias orales y fragmentos más antiguos unificados a lo largo del tiempo, con raíces narrativas que datan posiblemente del 2000 a.C. o incluso antes, encontrando versiones tempranas en textos sumerios. El texto revela un gran conocimiento de la psicología del ser humano. El concepto de inmortalidad presente en la epopeya hace referencia a una cualidad divina reservada solo a los dioses mesopotámicos:
“Cuando los dioses crearon a los hombres decretaron que estaban destinados a morir, y han conservado la inmortalidad en sus manos.”; (Tablilla X, Columna III)
En la Epopeya de Gilgamesh el sufrimiento físico, las enfermedades mortales y la muerte son temas centrales, siempre vinculados a la intervención divina o a la inevitabilidad de la condición humana:
Enfermedad de Enkidu. Enkidu, el amigo de Gilgamesh, enferma gravemente tras recibir un castigo de los dioses por su participación en la muerte del Toro del Cielo y del monstruo Humbaba. El sufrimiento de Enkidu refleja la concepción de la enfermedad como un castigo divino, una idea común en la antigua Mesopotamia.
La enfermedad como castigo divino. El poema expresa la visión de que las enfermedades y la muerte son castigos de los dioses. Las enfermedades, por lo tanto, se vinculan con la moralidad humana y las relaciones con los dioses.
El sufrimiento físico y la mortalidad. A lo largo de la obra, el sufrimiento humano y la muerte son temas centrales. El mismo Gilgamesh, al enfrentarse a la muerte de Enkidu, busca escapar de ella. Esto evidencia una preocupación por la fragilidad humana frente a las enfermedades y otros factores de mortalidad.
El Poema de la Plaga de Mari es una obra literaria del siglo XVIII a.C. que describe una epidemia en la ciudad de Mari, ubicada en la región del Éufrates. Este texto ofrece una perspectiva singular sobre la percepción y narración de las enfermedades infecciosas en la época, detallando los efectos de la enfermedad y su interpretación desde los ámbitos religioso y médico. Aunque carece de un diagnóstico preciso en términos modernos, las referencias a los síntomas y la propagación de la epidemia permiten plantear hipótesis sobre las posibles enfermedades que afectaron a la población de Mari:
Síntomas y efectos de la plaga. El poema menciona la propagación de la enfermedad a través de la ciudad y las consecuencias mortales que tuvo para la población. Se habla de personas que enferman rápidamente, mostrando síntomas graves como fiebre, debilidad y en muchos casos, la muerte súbita.
Fiebre y dolor. El poema menciona como las personas afectadas se sumían en una fiebre intensa y un dolor insoportable, indicativo de enfermedades infecciosas graves (como peste, malaria, fiebre tifoidea, o incluso infecciones virales).
Causas sobrenaturales. Al igual que en otras obras mesopotámicas, la plaga en el poema es interpretada como un castigo divino o un fenómeno sobrenatural. Se considera que la enfermedad es un medio para la ira de los dioses, y se hace un llamado a la intervención divina para detener la epidemia. El enfoque refleja la visión religiosa que dominaba las explicaciones sobre enfermedades en la antigüedad.
Epidemia y contagio. El poema hace alusión a la rápida expansión de la plaga entre la población, lo que indica que la enfermedad podría haber sido altamente transmisible. Esto es característico de enfermedades epidémicas, que se propagan rápidamente en poblaciones densamente pobladas.
Desesperación social y económica. A medida que la plaga se desata, el poema describe el caos y la desesperación que se apodera de la ciudad. La economía se ve afectada, y las funciones sociales se interrumpen. Este retrato de la disrupción social es similar a los efectos que las epidemias recientes tienen en las sociedades actuales, tanto en términos de la salud pública como en la estructura social.
El Poema de la Plaga de Mari refleja la profunda preocupación de las civilizaciones mesopotámicas por las epidemias, abordándolas no solo desde una perspectiva médica, sino también religiosa y cultural, en un contexto de miedo e impotencia. La falta de transcripciones detalladas limita la comprensión precisa de su contenido, pero su existencia resalta la importancia que las sociedades antiguas daban a las enfermedades y su impacto en la comunidad.
El tratado médico Sa-gig es una de las compilaciones más antiguas de textos médicos de la antigua Mesopotamia, atribuida a Esagil-kin-apli, famoso médico babilónico. Su nombre, que en acadio significa “dolor de cabeza”, refleja su enfoque en la identificación y diagnóstico de enfermedades.
Este tratado está compuesto por 40 tablillas de arcilla escritas en cuneiforme, organizadas en series que describen síntomas, diagnósticos y pronósticos para diversas afecciones. Los “médicos” babilónicos observaban cuidadosamente los signos físicos y comportamientos de los pacientes. Algunos síndromes descritos podrían corresponder a enfermedades infecciosas, como fiebre, erupciones cutáneas o trastornos respiratorios. La medicina de la época combinaba la observación clínica con rituales y exorcismos, mostrando una visión holística de la salud.
Algunas tablillas del Sa-gig han sido traducidas y permiten conocer cómo se describían ciertas enfermedades en la antigua Mesopotamia. Ejemplos de enfermedades y síndromes descritos, su descripción y posible interpretación:
Ictericia (posible hepatitis o enfermedad hepática)
“Si un hombre tiene un color amarillento en su piel y sus ojos son como cobre, la mano del dios Shamash lo ha tocado.” [Este pasaje sugiere que la ictericia (piel y ojos amarillos) se consideraba un castigo divino, probablemente atribuido a Shamash, el dios del sol y la justicia.]
Epilepsia o Trastornos Neurológicos
“Si un hombre cae al suelo, su boca se retuerce, sus manos y pies se agitan sin control, y su mirada está perdida, entonces la ‘enfermedad de Bennu’ lo ha tomado.”[Esta descripción es compatible con un ataque epiléptico. La “enfermedad de Bennu” podría referirse a una entidad demoníaca responsable de los trastornos neurológicos.]
Infecciones respiratorias o asma
“Si un hombre respira con dificultad, su pecho está apretado y no puede hablar bien, la mano de un espíritu maligno está sobre él. “[Este texto describe síntomas que podrían corresponder a asma, neumonía o insuficiencia cardíaca. La explicación sobrenatural refleja la creencia de que enfermedades inexplicables eran causadas por demonios.]
Peste o fiebre infecciosa
“Si un hombre está caliente como el fuego, su piel arde y su mente está confusa, el dios Nergal lo ha marcado.” [La fiebre alta y el delirio son síntomas de enfermedades infecciosas. Nergal, el dios de la guerra y la muerte, era frecuentemente asociado con epidemias.]
Las enfermedades descritas en las tablillas de Esagil-kin-apli se relacionaban estrechamente con fenómenos como epidemias y la transmisión de enfermedades infecciosas, especialmente en períodos de alta densidad de población y condiciones sanitarias precarias. Los tratamientos que se sugerían en las tablillas iban desde mezclas de hierbas, ungüentos y rituales religiosos, hasta prácticas como la sangría, dietas y fórmulas prescritas por los médicos babilónicos para mitigar los síntomas o tratar de curar la enfermedad.
Aunque el Sa-gig tenía una base mística, las descripciones de síntomas muestran un conocimiento detallado de las enfermedades. Este enfoque de diagnóstico influyó posteriormente en la medicina griega y árabe. A pesar de su carácter místico, el Sa-gig representa un paso importante hacia la medicina basada en observación clínica.
El desarrollo de normas y códigos legales en el creciente fértil no solo estableció principios de justicia y orden social, sino que también influyó en la regulación de la salud colectiva. Las civilizaciones de la región del Próximo Oriente Antiguo, como Mesopotamia, Egipto y las sociedades hebreas, comprendieron la importancia de
la higiene, la prevención de enfermedades y la regulación de la práctica médica.
Este es uno de los primeros códigos legales conocidos. Aunque su enfoque principal era la administración de justicia y la penalización de delitos, su mención de sanciones por daños físicos indica que ya existía una noción de responsabilidad sobre la salud de los ciudadanos. Esto refleja una primitiva concepción de la medicina legal, donde los individuos eran responsables de los daños que causaban a otros.
Estas leyes mesopotámicas incluyen disposiciones sobre el control de la calidad del agua y sanciones por contaminación. Esta regulación sugiere que las sociedades antiguas comprendían la relación entre el agua insalubre y la enfermedad, estableciendo normas para proteger la salud de la comunidad.
Este código es de especial relevancia para la historia de la salud, pues es uno de los primeros documentos en regular la práctica médica. Contiene normas sobre el pago y la penalización de médicos en función de sus resultados, lo que sugiere la existencia de una estructura médica jerarquizada. También menciona medidas de higiene y control de enfermedades, lo que evidencia que la sociedad babilónica comprendía la relación entre la limpieza y la salud.
Estas leyes, recopiladas en textos bíblicos como el Levítico y el Deuteronomio, abordan la salud pública desde una perspectiva religiosa y normativa. Establecen normas para el aislamiento de personas con enfermedades contagiosas, regulaciones dietéticas y procedimientos de purificación. Muchas de estas reglas ayudaron a prevenir la propagación de enfermedades en comunidades cerradas.
Estos códigos reflejan el inicio de un enfoque normativo para la salud colectiva, donde la medicina, la higiene y la prevención de enfermedades se integraban en la ley y la administración de justicia. Con el tiempo, estos principios influyeron en las legislaciones de civilizaciones posteriores, como la romana y la islámica, que también desarrollaron regulaciones sanitarias y médicas basadas en principios de responsabilidad y prevención.
El estudio de los primeros registros históricos de enfermedades infecciosas nos permite comprender cómo las sociedades antiguas conceptualizaban y enfrentaban las epidemias. Los documentos analizados muestran que, desde las civilizaciones egipcia y mesopotámica, la medicina estaba profundamente influenciada por la religión y la magia. La creencia en enfermedades como castigos divinos refleja la necesidad humana de encontrar explicaciones a eventos catastróficos, así como los primeros intentos de controlarlas mediante rituales, amuletos y plegarias.
Sin embargo, a pesar de la falta de un conocimiento microbiológico, se pueden identificar prácticas empíricas que, en algunos casos, tenían bases en la observación clínica. La aplicación de miel y mohoen heridas, el uso de hierbas medicinales y el aislamiento de los enfermos muestran una comprensión rudimentaria de los principios de infección y prevención.
Por otro lado, la evolución de los códigos legales, como el de Hammurabi o las leyes del Pentateuco, refleja un paso hacia la regulación de la práctica médica y la salubridad. La inclusión de sanciones para los médicos por errores en los tratamientos indica una preocupación por la responsabilidad profesional, mientras que las normas de higiene y aislamiento apuntan a un entendimiento incipiente sobre la transmisión de enfermedades.
Estos textos legales muestran cómo la medicina se fue institucionalizando y regulando, lo que sentó las bases para el desarrollo de la salud pública en civilizaciones posteriores. En conjunto, los registros históricos revelan una transición progresiva de la explicación mágico- religiosa hacia una visión más empírica de la enfermedad, aunque aún limitada por la falta de conocimientos científicos sobre los agentes infecciosos.
*José Alberto Díaz Quiñonez es presidente de la Sociedad Mexicana de Salud Pública A.C. (@saludpublicaac). Es Doctor en Ciencias Biomédicas por la UNAM, miembro de la Academia Mexicana de Ciencias, el Sistema Nacional de Investigadores y la Academia Nacional de Medicina de México.
Referencias:
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George, A. R. (2003). The Epic of Gilgamesh: A new translation. W.W. Norton & Company.
Vallat, F. (1994). Le Poème de la peste de Mari. Journal of Cuneiform Studies, 46(2), 142-151.
Parker, S., & Harper, K. (2020). Ancient Legal Codes and Public Health: From Mesopotamia to Rome. Oxford University Press.
Este texto forma parte de una serie sobre epidemias y pandemias:
El portavoz del Ministerio de Salud de Gaza le dijo a la agencia Reuters que los ataques han dejado al menos 200 personas muertas.
El ejército de Israel está realizando “amplios ataques” en la Franja de Gaza.
El portavoz del Ministerio de Salud de Gaza le dijo a la agencia Reuters que los ataques han dejado al menos 200 personas muertas.
Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) afirmaron que están atacando lo que denominaron “objetivos terroristas” pertenecientes a Hamás.
Esta es la mayor oleada de ataques aéreos en Gaza desde que comenzó el alto el fuego el 19 de enero.
Las conversaciones para extender el cese al fuego en Gaza no se han concretado en un acuerdo.
Tres casas fueron alcanzadas en Deir al Balah, en el centro de Gaza, un edificio en la Ciudad de Gaza y objetivos en Jan Yunis y Rafah, según informó la agencia Reuters citando a médicos y testigos.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y el ministro de Defensa, Israel Katz, ordenaron los ataques la mañana del martes, según un comunicado de la oficina del primer ministro.
“Esto se produce tras la reiterada negativa de Hamás de liberar a nuestros rehenes, así como su rechazo a todas las propuestas recibidas del enviado presidencial estadounidense, Steve Witkoff, y de los mediadores”, declaró.
“Israel, a partir de ahora, actuará contra Hamás con mayor fuerza militar”, añadió.
El plan para los ataques “fue presentado por las Fuerzas de Defensa de Israel durante el fin de semana y aprobado por los líderes políticos”, agregó.
El gobierno del presidente de EE.UU., Donald Trump, fue consultado por Israel antes de llevar a cabo los ataques, según declaró un portavoz de la Casa Blanca a Fox News.
Los negociadores han estado intentando encontrar una salida tras el fin de la primera fase de la tregua temporal el pasado 1 de marzo.
Estados Unidos propuso extender la primera fase hasta mediados de abril, incluyendo un nuevo intercambio de rehenes en poder de Hamás y prisioneros palestinos en poder de Israel.
Sin embargo, un funcionario palestino familiarizado con las conversaciones declaró a la BBC que Israel y Hamás discreparon en aspectos clave del acuerdo establecido por Witkoff en las conversaciones indirectas.
Este último conflicto entre Israel y Hamás comenzó el 7 de octubre de 2023, cuando tras un ataque de Hamás murieron 1.200 personas en el sur de Israel, en su mayoría civiles, y 251 fueron capturadas como rehenes.
El ataque desencadenó una ofensiva militar israelí que desde entonces ha causado la muerte de más de 48 mil 520 personas, la mayoría civiles, según cifras del Ministerio de Salud, utilizadas por la ONU y otros organismos.
La mayor parte de los 2.1 millones de habitantes de Gaza ha sido desplazada en múltiples ocasiones.
Se estima que el 70 % de los edificios han sido dañados o destruidos, los sistemas de atención sanitaria, agua y saneamiento han colapsado y hay escasez de alimentos, combustible, medicamentos y refugio.
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