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Necesitamos evaluación educativa que abone por el derecho a la educación
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Necesitamos evaluación educativa que abone por el derecho a la educación

Hacemos un llamado a la Presidencia y a la SEP para que se integre un área de evaluación educativa que abone a valorar adecuadamente el esfuerzo de cada escuela y entidad, y a articular y ajustar la política pública para que se puedan proponer metas viables, siempre susceptibles de monitoreo. 
25 de noviembre, 2024
Por: Pronunciamiento de especialistas en educación
  • La evaluación educativa es un componente sustantivo del derecho a la educación. En virtud de ello, y ante la desaparición de la Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación y del Consejo Nacional para la Evaluación de la Política de Desarrollo Social, solicitamos a la Secretaría de Educación Pública que, en el corto plazo, presente un Plan Nacional para la integración de las tareas de evaluación para la mejora, verificadas con la máxima responsabilidad por lo logrado y con el máximo profesionalismo para servir a niñas y niños.
  • La niñez, adolescentes y jóvenes, así como sus familias y la sociedad en su conjunto tenemos derecho a contar con un diagnóstico profesional y oportuno de los avances educativos, no menos que con respecto de su salud, que además, posibilite el que estudiantes sean acompañados a partir de programas e intervenciones educativas que les ayuden a desplegar su capacidad de aprender y su potencial en forma sistemática, y no casual ni fortuita.
  • El derecho a aprender requiere de una política de Estado que articule distintos instrumentos de política educativa, incluida una evaluación ágil, pertinente, respetuosa y orientada a alcanzar la zona próxima de desarrollo de cada persona estudiante. Es importante entender y apuntalar a la evaluación como un insumo fundamental de la mejora continua.
  • Los actores educativos y la ciudadanía debemos contar con información transparente, oportuna y sistemática sobre las condiciones de acceso, contexto, permanencia y logro educativo de las y los estudiantes, así como de las necesidades y retos que enfrentan los distintos actores del Sistema Educativo Nacional, y cómo es que se están atendiendo.

La aprobación, por parte del Legislativo, de las reformas del marco jurídico sobre la evaluación educativa plantea un reto muy importante en el presente para que este cambio de estructuras y atribuciones no se traduzca en un empobrecimiento en la producción de la información del sistema educativo o en la falta de confiabilidad de los procesos e instrumentos para medir y evaluar la educación.

Derivado de una demanda social de la ciudadanía, magisterio, especialistas y organizaciones civiles involucradas en la educación, se emprendió la construcción de un sistema de evaluación sólido, confiable, oportuno y transparente, que lograra brindar credibilidad a los reportes de avances y resultados del Sistema Educativo Nacional. Dicho proceso tomó más de dos décadas. Preocupa por ello que la decisión de trasladar estas funciones a la SEP no garantice ni la eficiencia ni la eficacia en el manejo de los recursos, pero tampoco la solidez  técnica y pedagógica en la elaboración de instrumentos de medición y evaluación. Además, la transparencia y pertinencia cultural en la diversidad del país y del ritmo y estilo de aprendizaje de niñas y niños, requiere de una serie de acuerdos y acciones concertadas y decididas para avanzar un paso adelante.

Por todo esto, hacemos un llamado a la Presidencia de la República y a la Secretaría de Educación Pública para que se integre un área de evaluación educativa que abone a valorar adecuadamente el esfuerzo de cada escuela y entidad, y a articular y ajustar la política pública para que se puedan proponer metas viables, siempre susceptibles de monitoreo.

La evaluación educativa es un instrumento de gobierno que puede convocar voluntades y marcar rumbo. Las personas, organizaciones y colectivos firmantes nos pronunciamos de una forma crítica y propositiva por:

  1. El rediseño en la SEP de una Dirección de Evaluación con los perfiles técnicos y alcance adecuados, austero, pero no subfinanciado, y donde se combine el rigor con la cercanía a las situaciones reales de aula y territorio.
  2. Que se haga una convocatoria desde la SEP para que distintas instituciones de educación superior, de la academia, colegios de especialistas, organizaciones de sociedad civil, docentes y familias, opinen y se involucren, como áreas consultivas y consejos, en las tareas de diseño e implementación de la evaluación educativa, sin conformar una asamblea masiva y decorativa, sino una auténtica fuerza que apoye continuamente al gobierno federal.
  3. Que en las nuevas definiciones para la evaluación educativa se incorpore plenamente a todas las entidades federativas y los distintos tipos y modalidades educativas, para recuperar, resguardar y potenciar sus sistemas y experiencias de evaluación.
  4. Reconocer que el sentido de evaluación es apuntalar el derecho a aprender de niñas, niños y adolescentes, lo que implica contemplar como parte imprescindible para esta nueva etapa la inclusión de la voz y opinión de las y los alumnos mismos.

La evaluación sirve no sólo para las decisiones de gestión, sino fundamentalmente para que las y los docentes tengan referentes de las habilidades presentes y del potencial de sus alumnas y alumnos, y ajustar su práctica a sus necesidades actuales. La evaluación educativa también permite que las autoridades y actores educativos emprendan las propuestas, correcciones y decisiones que fortalezcan el derecho a la educación. Las familias puedan involucrarse y apoyar el proceso de sus hijas e hijos según su etapa de desarrollo y madurez. La niñez y adolescencia misma tomen protagonismo y autoeficacia en su trayectoria escolar.

Hacemos público nuestro compromiso y ánimo de colaboración para hallar soluciones y propuestas acordes al contexto del país y a la coyuntura presente.

Atentamente:

 

Uriel Amaro Ríos | Supervisor de Educación Primaria, Durango.

 

Ana Laura Barriendos | Docente de la Universidad Autónoma de Querétaro.

 

Martha Barrios | Ciudadana

 

Elisa Bonilla Rius | Bonilla + Torres H Consultoría en educación, BOTH

 

Manuel Bravo Valladolid | Cien Lenguajes del Niño AC

 

Ricardo Bucio | CEMEFI

 

David Calderón Martín del Campo | CEIDON Centro de Excelencia e Innovación para los Derechos y Oportunidades de la Niñe

 

Salvador Camacho Sandoval | Profesor Universidad Autónoma de Aguascalientes

 

Juan Pablo Correa Ortega | Universidad Autónoma de Aguascalientes

 

Carla Dávila Villegas | Ciudadano

 

Sonia Del Valle Lavín | Comunicadora Educativa y Periodista /MUxED

 

Catalina Everaert | Ciudadana.

 

Pedro Flores Crespo | UAQ

 

Patricia Ganem Alarcón | Ciudadana

 

Eugenia Garduño | Ciudadana

 

María del Rocío Hurtado Díaz | Profesora de educación primaria, Tamaulipas  

Gema Jara | Consultora en Educación

 

Virginia López Hernández | ATP de preescolar, Aguascalientes

 

Arcelia Martínez Bordón | El Faro Educativo, Universidad Iberoamericana, Ciudad de México.

 

Luz María Stella Moreno Medrano | INIDE

 

Bernardo Naranjo Piñera | Especialista en Política Educativa

 

Juan Martín Pérez | Tejiendo Redes Infancia de América Latina y Caribe

 

María Guadalupe Pérez Martínez | Universidad Autónoma de Aguascalientes

 

Theresia Pfenich | Profesora y directora, Estado de México.

 

Silvia Romero Contreras | Universidad Autónoma de San Luis Potosí

 

Lourdes Saavedra | Ciudadana

 

Rafael Sampedro Martínez | Director de Escuela Primaria, Puebla.

 

Marilú Sarmiento Chanona | Director de Escuela Primaria, Chiapas.

 

Sylvia Irene Schmelkes del Valle | Ciudadana.

 

Leslíe Serna Hernández | Ciudadana

 

Gabriela Silva Maceda | Ciudadana

 

Irma Villalpando | UNAM

 
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Imagen BBC
5 puntos para descifrar México a través de Pedro Páramo
7 minutos de lectura

Ya está en Netflix la última adaptación al cine de la famosa novela mexicana. Una obra que supo identificar elementos centrales de la vida y la idiosincrasia de los mexicanos. Acá te explicamos por qué Pedro Páramo terminó siendo tan ilustrativa de este país inabordable.

12 de noviembre, 2024
Por: BBC News Mundo
0
Hay libros para entender México y luego está Pedro Páramo, la emblemática novela del jalisciense Juan Rulfo, publicada en 1955.

Y está luego porque, si bien es una de las tres o cuatro novelas insignes mexicanas, Pedro Páramo no entra en los moldes y códigos usuales de la literatura: es compleja, ambiciosa, enigmática, intensa. Y por eso, muy mexicana.

Ahora la novela, precursora del llamado “boom latinoamericano” y descrita por Jorge Luis Borges como “una de las mejores de las literaturas de lengua hispánica, y aun de la literatura”, llegó al cine.

Es la cuarta vez que se intenta una adaptación cinematográfica de la novela. Se hizo en 1966, 1978, 1981. Y la nueva es, probablemente, la más ambiciosa.

La produjo Netflix. La dirigió Rodrigo Prieto, un reputado cinematógrafo mexicano. La escribió Mateo Gil, un laureado guionista español. Y ha generado, como era de esperarse, críticas y elogios enérgicos, porque el reto es mayúsculo, casi inabordable.

Este es un libro colosal de solo 132 páginas. Propone un abordaje profundo, amplio y trascendental de México. Lo hace con innovaciones conceptuales, narrativas y visuales.

Y es tan emblemático porque expuso facetas de la mexicanidad que quizá hoy parecen obvias, pero que en los años 50 se estaban empezando a identificar, y hoy siguen vigentes.

Rulfo, en parte por su condición de huérfano, de víctima de guerras civiles, de curioso viajero, supo no solo identificar, sino mágicamente exponer cinco de las facetas de México que acá recogemos de manera breve.

Juan Rulfo
Getty Images
Juan Rulfo murió en 1987, a los 68 años. Su obra, si bien corta, es una de las más importantes de América Latina.

1. La relación con la muerte

Como le muestran al mundo cada 1 y 2 de noviembre, los mexicanos tienen una íntima relación con la muerte: la acogen, la honran, la tienen en cuenta.

Y Pedro Páramo es, sobre todo, una novela de fantasmas.

La premisa de la novela es más o menos esta: el joven Juan Preciado viaja al pueblo de Comala tras la muerte de su madre en busca de su padre, Pedro Páramo, un cacique y patriarca en tiempos de guerra civil que sufre una pena de amor.

Preciado, alucinado y confundido, se encuentra con personajes que, como el pueblo, parecen estar en tránsito hacia la muerte.

Juan Villoro, un escritor mexicano, explicó en una conferencia de 2016 sobre el tema en el Colegio Nacional mexicano: “Los fantasmas de Rulfo no son para dar miedo, sino fantasmas en pena, ánimas que están tratando de llegar al más allá, y no llegan (…) Los fantasmas de Rulfo, al ser pobres, son fantasmas de verdad”.

Preciado busca a su padre, pero en el camino se da cuenta que está en el mismo tránsito que los personajes que se topa.

“Ha atravesado —elabora Villoro— el río de la inmoralidad y pasa la historia buscando un segundo río que le conceda la muerte, la muerte como bendición (…) Los personajes esperan no solo una muerte física, sino también una muerte que los redima moralmente”.

Una muerte, pues, entendida a la mexicana.

Pedro Paramo de Netflix
Netflix
Los personajes de Pedro Páramo no están ni vivos ni muertos: están en transición.

2. Una sociedad de pobreza y exclusión

Pedro Páramo es, también, una novela sobre la realidad social de un país.

Julia Santibáñez, escritora y gestora cultural, explica: “Rulfo sufrió las consecuencias de la guerra y fue víctima de la economía que surgió de las guerras (…) La pobreza, la exclusión y la violencia no son solo temas que le importan, sino que vivió y que están en la novela de manera tentacular, en cada página”.

Los padres del escritor murieron cuando él tenía menos de 10 años en plena Guerra Cristera por las reformas liberales de una revolución que recién terminaba. Rulfo se crio en orfanatos, no fue a la universidad y trabajó en la burocracia del Estado y fundaciones, cargos que le permitieron viajar y ver el país de primer mano.

Volvemos con Villoro: “Rulfo plantea una historia de aquellos que han sido expulsados de la historia de los hechos. Son tan pobres, están tan desposeídos, que ni siquiera tienen derecho a que nada les suceda: no tienen propiedad, destino propio ni historia”.

Esta es una novela sobre los excluidos. Una obra sobre un país de pobres. Una realidad social que en 70 años ha cambiado, pero que en muchos sentidos sigue igual: hoy, uno de cada tres mexicanos es pobre y la desigualdad está entre las cinco más agudas del mundo.

La novela, según Villoro, “nos hace preguntarnos cuántos mexicanos están en la condición de expulsados de la historia”.

3. Esas maneras de expresarse

Hay expresiones de los personajes de Pedro Páramo que, aunque sea inventadas por Rulfo, parecen sacadas de la calle en cualquier rincón de México.

Santibáñez explica que Rulfo “puso el centro de gravedad en el lenguaje y creó un lenguaje que se parece al del campo, pero que no es estrictamente igual y podríamos morir pensando que es el lenguaje del campo”.

Y esa, según Villoro, fue la clave de la gran innovación lingüística de la novela, porque “toma elementos del habla popular, pero lo recrea de tal manera que el habla popular se convierte en algo más auténtico que lo que dicen los campesinos (…) Es algo incluso más auténtico que el mundo de los hechos”.

Qué puede parecer más mexicano, así no lo sean del todo, que adjetivos como “desconchinflado”, o arcaísmos como “si consintiera en mí”, o frases involuntariamente poéticas como “tú que tienes los oídos muchachos”, o enunciados redundantes como “esto prueba lo que te demuestra”.

Los mexicanos tienen expresiones, dialectos, formas que revelan parte de su idiosincrasia: van desde expresiones simples como “a poco” y “qué crees” hasta construcciones complejas como “de tocho morocho” y “nos cayó el chahuistle”.

Y Rulfo, más que hacer el ejercicio periodístico de reportar las expresiones más mexicanas, creó otras tan originales, tan mundanas, tan cercanas, que parecen sacadas de la boca de cualquier habitante de este país.

Pedro Paramo de Netflix
Netflix
La obra de Rulfo manifiesta un profundo conocimiento del campo mexicano.

4. Una geografía seca, recóndita, infértil

La vida de Rulfo estuvo, no precisamente por razones felices, en constante movimiento: cuando joven vivió en varias partes del diverso estado de Jalisco, pasó tiempo en Guadalajara y Ciudad de México y, ya adulto, recorrió el país como parte de sus labores como burócrata, investigador y fotógrafo aficionado.

Gracias al movimiento conoció las regiones de México, un país que tiene todo tipo de ecosistemas, pero que en su mayoría se conoce como un espacio seco, árido, caliente e inhóspito.

Dice Villoro que Comala, el pueblo donde trascurre la novela, remite el comal, esa plancha de barro sobre la cual los mexicanos han cocinado sus alimentos durante siglos, porque se trata de un lugar caliente y seco.

Famosa es esta frase de uno de los personajes: “Dicen que en Comala los que se mueren y se van al infierno regresan a Comala por su cobija”.

“Es un paisaje filtrado, indeciso, intermedio, inseguro; lo que ves está tamizado; hay nieblas, polvo, tolvaneras, humo, oscuridad, sombras que tienen eco”, explica Villoro.

Pero además de esta recreación precisa del espacio mexicano, Rulfo también hizo un análisis político sobre la tierra, que tras la revolución habría de ser distribuida equitativamente, pero la promesa se rompió.

“El reparto que hubo a consecuencia de la revolución fue terrible, porque se supone que se repartió para responder a las exigencias revolucionarias, pero luego se supo que eran arenales, tierras no cultivables como son las tierras de Comala”, señala Santibáñez.

Pedro Páramo de Netflix

Netflix

Pedro Páramo es, también, un perfil crítico del hombre mexicano.

5. El patriarca mexicano

Un quinto elemento del retrato que hace Rulfo de México tiene que ver con la figura del patriarca en una sociedad machista: Pedro Páramo, el cacique en Comala, es padre de niños que no reconoce, revolucionario que traiciona la revolución y tirano que asesina a sus adversarios impunemente.

“No es que Rulfo tuviera una preocupación por el machismo o una mentalidad feminista, sino que identificó algo central de la personalidad del mexicano”, dice Santibáñez.

Alrededor del 40% de las familias mexicanas, según datos oficiales, carecen de una figura paterna. Eso ocurre hoy, pero viene de décadas atrás.

Pedro Páramo es la figura del padre tiránico de la familia mexicana”, dice Villoro.

Y lo es por varias razones: porque abandona a sus hijos, porque administra el poder de manera arbitraria y traicionera y porque lleva el desamor de Susana San Juan de manera arrogante y arbitraria.

Una faceta que, en general, sigue vigente en la cultura mexicana, según Santibáñez: “Pedro Páramo bien le podría cantar a Susana una canción de Luis Miguel diciendo ‘tengo todo excepto a ti’”.

Línea
BBC

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